5. "Con la vida misma".
Marcelino Müller se mantiene en silencio, con su mirada fija en el horizonte mientras la noche se apodera del cielo de Berlín, dejando las calles sometidas en una tortuosa oscuridad atemorizante. Su cuerpo sigue de pie frente a la orilla del edificio, la azotea se ha sumergido en un silencio tétrico que le erizaría la piel a cualquier persona.
Yo, sin embargo, sigo sorprendido por el acontecimiento ocurrido hace unas horas. La morena frágil que arranqué de los brazos de la muerte hace dos días, resultó ser la mujer más fuerte con la que me he topado en toda la vida.
Estuvo en manos de un degenerado, soportó lo que ningún humano soportaría y luego de eso, se plantó frente a su hermano y con todo el coraje del mundo; lo sacó de su vida.
Estoy cautivado, hechizado e hipnotizado. Así me siento después de lo ocurrido.
«Mi lealtad está contigo ahora». Sus ojos marrones cubiertos por lágrimas, dándome su confianza absoluta. Nunca nadie se había detenido a unirse a mí por voluntad propia y sin ningún interés a cambio.
Ay, mi niña linda. Acabas de ofrecerme tu vida en bandeja de plata. ¿Qué debo hacer contigo ahora?
—¿Qué harás con ella? —preguntó después de lo que parecieron horas, su vista seguía al frente.
—Lo que ella decida —volví a recalcarle, entonces se giró y me observó con el entrecejo fruncido.
—Es una niña.
—Tengo ojos, Müller. Sé perfectamente que es una niña, y no, no la quiero de esa manera —«Mentira» me gritó mi subconsciente—. Simplemente quiero darle una oportunidad.
—Tú no das segundas oportunidades, Black. Eso lo sabe todo el mundo, y no dejaré que engatuses a mi hermana...
—Pero sí pudiste venderla a un viejo decrépito —reí sin una pizca de gracia—. No tengo porque darte explicaciones, Müller. Yo hago con lo mío lo que se me plazca, y tu hermana pasó a ser de mi propiedad en el momento en que Fisher dejó de existir.
—¿Tan solo no pudiste dejarla dónde la encontraste? —siseó, arqueé una ceja y lo miré como si tuviera tres ojos.
—Le salve la vida a tu hermana, tu familia. Y sí, pude dejarla ahí tirada. Pude dejarla con ese desgraciado para que continuara abusando de ella, pude dejar que la siguiera golpeando, que siguiera destrozándole la vida —cada palabra que sale de mi boca es un golpe en su rostro, mi cuerpo se endurece y mi vista se vuelve roja ante el recuerdo—. ¿Estarías contento entonces? ¿Tú consciencia estaría limpia entonces? Si ella hubiese muerto a manos de Fisher, ¿serías más feliz?
—¡Es mi hermana! —exclamó al borde de la histería, horrorizado.
—Y la vendiste —sonreí—. Ella hubiese dado su vida por ti en una situación similar, en cambio tú; la vendiste. ¿Qué tan confiable eres, Müller?
—No sabes nada —gruñó entre dientes—. Estaba entre la espada y la pared, él llegó y me obligó a lavar su sucio dinero, sabía que era tuyo... sabía que era tu puto dinero y estuve a un paso de llamarte...
—¿Y por qué no lo hiciste? —cuestioné, el moreno cerró los ojos y se pasó las manos por el cabello, suspiró y me miró otra vez—. ¿Por qué?
—Él se dio cuenta, no sé cómo... Amenazó con destruir mi empresa, mi imagen, a mi familia...
—Y lo hizo, le diste a tu hermana y destruyó su vida —me encogí de hombros, Gabriel sacó su arma y la puso en mi mano cuando se la pedí—. Diecisiete años y te mandó a la mierda. Diecisiete años y es toda una mujer. Diecisiete años y es capaz de plantarse frente a mí y ofrecerme su lealtad. Perdiste un pilar, Müller —digo con burla—. Si yo estuviera en tu lugar, la conservaría, pero ya es tarde —lo apunté con mi arma, y me divertí muchísimo viendo su rostro palidecer. Sonrío, le entrego el arma a Gabriel y este se posiciona a mi lado—. Tranquilo, no voy a matarte. Mel sufrió demasiado, no merece amargarse con tu muerte.
—Sabes que puedo denunciarte, dañar tu imagen ante los medios —eso logra llamar mi atención—. Puedo mostrarle al mundo inocente el mounstro que eres.
—¿De verdad? —frunzo el entrecejo, cruzo mis brazos—. Si sabes que tu hermana se irá conmigo, ¿verdad? —lo veo tragar forzado—. Me lo imaginé. Sal de mi vista antes de que cambie de opinión y te vuele la cabeza.
—¿La protegerás? —pregunta en un hilo de voz cuando me doy la vuelta, me detengo unos segundos y me veo a mi mismo cuestionando.
¿Protegería a una chiquilla que no conozco?
—Aunque me cueste la vida.
[...]
—Tienes que reunirte con Calisto lo más pronto posible —dice Roger mientras hojea la agenda—. Rusia se está llenando de gente extraña y debemos sacarlos cuanto antes.
—¿Qué hay de Bancardi? —pregunto.
—El maldito sigue sin aparecer, sabe que lo matarás apenas lo veas —frunzo el ceño.
Mariano Bancardi es uno de mis principales dolores de cabeza, el muy hijo de puta traicionó mi confianza, me defraudó y de la peor manera posible. Pero ahora mismo, mi atención va dirigida exclusivamente a cierta morena que me voló la cabeza desde el primer momento en que se cruzó en mi camino.
—¿Por qué se le dificulta caminar? —pregunto cuando aquel detalle llega a mi mente, los ojos de mi mano derecha llegan a los míos.
—Tiene una cicatriz que abarca casi toda su rodilla, me dijo que fue de un accidente de años —comenta rápidamente—. Necesita un bastón de apoyo, cada vez que cojea hace una mueca.
—La has estado observando mucho, ¿no crees? —lo miro, sus ojos se achinan.
—Es difícil no hacerlo, después de todo lo que ha sufrido... temo encontrarla en alguna parte del departamento sin vida. ¿No te preocupa lo mismo? —asiento suspirando—. ¿Qué te ocurre?
—¿Qué me ocurre de qué? —lo observo.
—Estás callado, te he visto mirarla como si fuera una aparición. ¿Qué te sucede con ella, Kyle? —no respondo, porque sinceramente, no sé qué decirle—. Puedes decírmelo, soy tu hermano, ¿no?
—No lo sé, Roger —aprieto los ojos, dejando caer la cabeza en el respaldo del asiento—. Verla tan herida sobre esa cama...
—Sacó al antiguo Kyle, ¿no es así? —pregunta, cuando abro los ojos me encuentro con su sonrisa burlona—. No me digas que te has enamorado a primera vista, ¿o sí? —guardo silencio, mi subconsciente grita cosas incoherentes dentro de mi cabeza, pero simplemente callo esas voces.
—No estoy enamorado de nadie...
—Dilo varias veces hasta que termines convenciéndote a ti mismo —aprieto la mandíbula en un intento de calmarme y no lanzarme sobre él, y partirle la cara—. No está mal enamorarse, Kyle.
—Pero no en mi mundo, Roger.
—Por lo que sé, ella entró a tu mundo por voluntad propia —rodé los ojos, a veces lo odio—. No le des tantas vueltas, ¿sí? La llevarás a Rusia con nosotros, ella estará presente en tu día a día y uno nunca sabe, quizás allá pasen más cosas que aquí.
—No ayudas mucho, ¿sabes? —gruño, él se ríe.
Roger es el único hombre en el planeta que puede reírse de mí, en mi cara y no recibir un balazo en la cabeza por ello.
Roger Cavil.
Ruso y manchado de sangre.
Mi padre lo encontró en la peor de las condiciones, su padre no era más que un maldito cobarde que prefirió irse con una puta viuda para quedarse con toda su fortuna. Cuando todo se terminó, se quitó la vida como cualquier cobarde. La madre de Roger se vio obligada a vender su propio cuerpo por dinero, intentó mantener a su pequeño hijo oculto, pero todo en el mundo de la mafia se acaba sabiendo.
Uno de los tantos proxenetas que dormía con su madre lo encontró y lo golpeó hasta casi dejarlo muerto. Por suerte, mi padre lo halló antes de que la vida se le fuera entre las manos. Sin embargo, su madre no tuvo la misma suerte, pues el tipo ya la había matado a golpes.
—No le veo el problema a querer a alguien...
—¿Quién está hablando de querer? —yo no soy un hombre de sentimientos, la vida es cruel.
No hay tiempo para el amor.
—Sí, tienes razón —se pone de pie—. Le he estado observando mucho, y esa niña de allá afuera, no es un simple pasatiempo. La salvaste por algo, no puedes engañarme. Sin embargo, estaré aquí para cuando estés listo para contarme.
—No hay nada que contar, Roger —termino la conversación.
—Sí, no hay nada que contar.
¡Volver con Meyle es volver a mi lugar feliz!
Seguimos rememorando (o descubriendo) este mundo lleno sangre, mafia y mucho amor.
Espero les guste mucho esta nueva versión y para los nuevos, que les guste la historia de Kyle y Mel.
¡Voten y comenten muchooo!
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