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43. "Lo más importante"

Semanas después.

El agua caía sobre mi cuerpo, llevándose la tensión de mis hombros y obligándome a soltar un largo y pesado suspiro. Me alejé un poco de la regadera y solo me detuve a pensar en lo complicado que estaba todo. Las cosas en casa estaban extrañas, algo pasaba con Kyle, pero no quería acercarme demasiado a sus negocios. La seguridad incrementó y eso me asusta un poco, pues me confirma que algo grande y muy peligroso está sucediendo.

Luego de aquel mensaje, todo se había complicado y demasiado. Intenté no darle mente, no matarme pensando en que será y el por qué de aquello. Estoy dejándolo ir con calma, quizás Kyle solo quiere más seguridad y así estar más tranquilo. De igual manera, nuestra casa es más grande que la anterior, por lo que supongo, es necesario.

Escuché la puerta corrediza siendo abierta, luego unas grandes manos cayeron en mi cintura. Mi espalda se pegó a su pecho y su rostro descendió hasta esconderse en mi cuello.

—¿Qué haces despierta a esta hora? —pregunta.

Eran pasadas las dos de la madrugada, intenté dormir, pero fue imposible.

—No puedo dormir —confesé, viendo las pequeñas arrugas de mis dedos.

—Llevas mucho tiempo aquí, te vas a resfriar —besó la parte trasera de mi oreja. En otra ocasión, ese simple toque me hubiese estremecido, pero ahora, con todo lo que tengo en la cabeza, solo consiguió que cerrara los ojos—. ¿Qué es lo que te atormenta?

Me giré, incliné mi cabeza hacia atrás y miré sus ojos. Llevé una de mis manos a su mejilla, su rostro se inclinó hacia mi toque y cerró sus párpados unos segundos.

—Algo pasa, lo sé —susurré, me miró —. Sé que no quieres decírmelo, pero no es necesario que me mantengas a ciegas.

—No quiero que te preocupes...

—Entonces, si ocurre algo —lo descubrí, lo vi morder su labio y soltar una pesada respiración—. En todo caso, me preocupo más si no me dices nada.

—Es complicado...

—Explícame —lo interrumpo de nuevo, su mirada está cargada de exasperación.

No le gusta que lo interrumpan, ni siquiera yo que soy su esposa.

— lo que te conté sobre mi hermana? —asiento, un poco confundida—. El hombre que abusó de ella era la mano derecha de mi padre. Él y su hijo, solía ser parte importante de La Orden en ese entonces.

>> Él también tenía derecho a ser el jefe, claro que, luego de lo sucedido, no tuvo validez esa posibilidad. De igual manera, él siempre tuvo un alto rango en la mafia rusa, Bratva pudo ser suya también, pero todo derecho se le vio invalidado cuando su padre mató a Holly.

—Pero Roger tiene a Rusia ahora...

—Porque yo lo necesito ahí, es mi hermano, mi mano derecha... Ningún otro podía llenar ese puesto de tal manera como Roger lo hace.

—¿Entonces? —suspira sacudiendo la cabeza—. Kyle...

—Cuando cumplí los veinte, comencé a frecuentar a una mujer —dijo, mentiría si dijera que no sentí un pinchazo en el pecho, pero no dije nada, me mantuve en silencio a la espera de su explicación—. Ella fue importante para mí a su manera, me ayudaba a despojarme de mi estrés diario, pero sabía que no era nada formal, nunca llegamos a nada.

>> Este tipo, el hijo de Bancardi, seguía resentido por la muerte de su padre. Y, de cierta forma, no lo juzgaba. Pero optó por joderme la vida, así que buscó la manera de acabar conmigo en ese momento. La mujer que te mencioné, es parte clave de todo el asunto, pues ella siempre estuvo conmigo por mi poder.

>> En un momento que no vi venir, él la puso en mi contra. Le dijo que ambos podían matarme, quitarme todo y quedarse ellos con mi puesto. Los descubrí mucho antes de que pudieran idear un plan, ella era muy débil delante de mí, y con un par de regalos, soltó toda la información. Pude matarlos, pude acabar con el problema de raíz desde un principio, pero huyeron. No sé si lo hicieron juntos o por separado, pero se perdieron de mi radar.

—¿Y qué pasa ahora? —pregunté, mi voz suena demasiado baja, pero estaba muy concentrada en procesar toda la información que me había dado—. ¿Qué tiene que ver eso con lo que sucede?

—Cuando te secuestraron hace un año y me contaste sobre una mujer, lo primero que se me vino a la mente fueron ellos. Y no resultó ser mentira.

La respiración se me cortó.

—Ella fue la promotora de ese hecho...

—¿Cómo es su nombre?

—Maritza —responde—. Luego de eso, han estado llegando señales, paquetes. Siempre llega la misma nota, y a cada uno que he removido de su puesto por fraude, todos me dicen lo mismo: Él será tu fin.

Estaba en shock. Literalmente, mi cerebro había dejado de funcionar. Todo fue un golpe cómo si una bola de demolición chocara contra mí. Entonces, las constantes evasivas, la ampliación en el panel de seguridad. Todo cobró sentido.

—Cariño —la voz de Kyle llamó mi atención, sus manos sostuvieron mi rostro—. No dejaré que nada malo te pase.

—Lo sé —tragué el nudo en mi garganta, le sonreí débilmente a la sinceridad en sus ojos—. ¿Cómo se llama ese hombre?

—Marcus —asentí distraída—. No debes preocuparte por nada, yo voy a protegerte siempre.

Asentí, pero seguía contrariada por todo eso. Sabía que Kyle tenía sus enemigos, pero la gran mayoría de ellos, se mantenía al margen. Aún y cuando Kyle no les agradaba, él era su jefe y no podían hacer nada, más que odiarlo en silencio. Pero ahora, este sujeto, amenaza con acabar con todo, y eso nos incluye a nosotros también.

—Vamos a la cama —dice, antes de estirar su mano y cerrar la llave del agua. Busca una toalla y me envuelve en la misma, quita el cabello pegado en mi rostro y se inclina para dejar un beso en mis labios—. Si querías salir por el drenaje, la puerta de la habitación estaba abierta.

—Se veía más interesante la primera opción —le respondí a su burla, a él le encantaba burlarse de mí, y yo lo odiaba por eso—. Ahora, ¿qué haces tú despierto?

—No puedo dormir cuando no estás en la cama —dice con rapidez, mi corazón salta loquito dentro de mi pecho ante la ternura de sus palabras.

Él comienza a secarme una vez que estamos fuera del baño, pasando la toalla con suavidad por mi piel, mirándome embelesado.

—Espera aquí —dice antes de salir hacia la habitación.

—Tranquilo, hoy no me apetece caminar completamente desnuda por toda la casa —digo lo suficientemente alto como para que me escuche.

Lo veo ingresar con una de sus camisas en la mano, pero su mirada tiene ese brillo malicioso y divertido que tanto me gusta.

—Te gusta jugar conmigo, ¿cierto? —se acerca a mí y pasa la tela por mis hombros.

—Es uno de mis pasatiempos favoritos —le sonrío inocente y él sacude la cabeza. Llevo mis manos a mi cabello y recojo mi cabello en un rodete desordenado—. Mañana es navidad —recuerdo, él asiente distraído—. Podemos hacer algo divertido.

—Divertido, ¿cómo qué? —pregunta, tomando una de mis manos y me guía otra vez a la habitación.

—No lo sé, hacer una cena y así, despejar la mente un rato. ¿No te parece? —lo miro a través de mis pestañas.

—Podemos hacer lo que tú quieras, cielo —se acuesta y me invita a acurrucarme contra él, cosa que hago con rapidez. Su brazo pasa bajo mi cuerpo y mi cabeza descansa sobre su pecho—. Si eres feliz, lo demás no importa.

Sonrío con los ojos cerrados, pensando en cuanto lo amaba.

—Pero yo también quiero que seas feliz —levanto la cabeza para mirarlo.

—Donde tú estés, será mi lugar feliz, Mel —acaricia mi mejilla, me sonrojo ante su mirada. Me acomodé mejor a su lado y dejé mi mejilla sobre su pecho—. Te amo.

—Y yo te amo a ti.

Cerré los ojos y me apreté contra él, sintiéndome protegida con sus brazos alrededor de mí.

[...]

Estaba maquinado y procesando toda la información que Kyle me ofreció anoche, y, sinceramente, me sentía extraña. Todo parecía ser más complejo de lo que parece y eso me hacía pensar, que teníamos que cuidarnos más de la cuenta.

—Oye, Audrey —la llamé y sus ojos verdes se alzaron de su revista para verme—. ¿Conoces a Kyle desde hace mucho tiempo?

—Mmh sí, seis... siete años más o menos —dijo, asentí—. ¿Por qué?

—No lo sé, tú... Kyle habló conmigo anoche, me dijo el nombre de una persona.

—¿Cómo se llama?

—Maritza —respondí con rapidez.

Su ceño se frunció, me miró unos segundos y cerró su revista. Suspiró y se levantó del sofá individual para sentarse junto a mí.

—No se habló mucho de ese asunto en aquel entonces —dijo—. Pero como Héctor siempre ha sido uno de los pocos amigos cercanos de Kyle, pude enterarme de varias cosas.

>> Luego de que Kyle tomara el mando de La Orden, todo se volvió un completo caos. Él era demasiado intimidante, todos temían por su vida cuando quedó a cargo, era despiadado e impredecible. Aun así, él se vio frenado cuando Maritza Emerson llegó a su vida, todos pensaban que ella sería su reina, pero eso nunca ocurrió.

>> Si bien, Kyle no tenía relaciones formales en esa época, tampoco se esperaba que se casara con ella. La mujer al verse excluida en ese aspecto, se unió a Marcus. Este sujeto era la imitación barata de Kyle, él quería su poder y su nivel de intimidación, pero nunca lo consiguió.

>> Sin embargo, Maritza intentó acercarse a Kyle después de lo que hizo, pero él no la aceptó de vuelta. De hecho, intento matarlos, a ella y a Marcus, pero de alguna manera, se escaparon. Ella nunca fue importante para él de la manera en la que piensas, solo fue un simple pasatiempo, como yo lo fui en su vida alguna vez.

Asiento, un poco sorprendida por lo que me acaba de decir. Era extraño de vez en cuando, saber que Audrey había estado con Kyle, incluso cuando sabía que solo fueron un par de veces. Pero, en todo caso, el tema de Audrey no me preocupaba, me inquieta más el hecho de que otra mujer está detrás de nosotros, y más si busca venganza.

Me aclaré la garganta y sonreí un poco antes de decir:

—Hoy es Nochebuena, tenemos que preparar la cena.

—Iba a preguntarte eso —salta la pelirroja—. Tengo algo en mente, ven y te muestro.

Audrey tomó mi mano y me guio hasta la cocina, en dónde Azucena nos esperaba. Decidí aislar mi mente de los problemas, concentrarme en lo más importante que tengo en mi vida.

Mi familia.

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