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21. "Quiero tu corazón".

Dejo que el agua caiga sobre mis hombros, alejando la pesadez de mi cuerpo, borrando todo recuerdo de mi mente. Suspiro, observo mis dedos arrugados por la cantidad de tiempo que he estado bajo el agua, pero necesitaba una ducha reparadora.

Después de lo que vi, a esas niñas siendo víctimas de eso tipos, como se referían a ellas como si fueran mercancía barata, como si no tuvieran ningún otro derecho. No comprendo qué necesidad hay de hacer esto, no entiendo por qué buscar niñas y distribuirlas como si fueran droga. ¿Ya no es suficiente con su tráfico de armas? ¿No les basta con la innumerable cantidad de dinero? ¿Por qué hacer semejante desfachatez?

«Conozco mis reglas. Yo creé mis leyes, ¿crees que las voy a quebrantar?» Las palabras de Kyle fueron claras y concisas, demostrando lo importante que era esa ley para él. Recuerdo cómo me pidió recalcar mi edad, y supuse que yo era un buen ejemplo de espera, demostrando así que esa norma vale más que cualquier cosa.

Por eso tardó tanto tiempo en acercarse.

Rememoro y vuelvo a el tiempo a dónde él me miraba y no hacía más que eso, y ahora todo tiene sentido. Antes, sí le atraía, pero era una niña y eso era el problema. Ahora, ya tengo dieciocho... ¿Qué le impide amarme libre y totalmente?

Parpadeé, echando la cabeza hacia atrás y dejando que el agua cayera de lleno sobre mi rostro. A veces quisiera ahogarme, todo es tan confuso y me vuelve loca. Me abrazo a mí misma unos segundos más y mi mente se ilumina.

«Esta mujer que ves aquí, es mía. No es mi juguete».

«Es una buena noche para presentar a mi futura esposa».

Es como si me dieran en la cara con una bola de demolición, un estremecimiento me aborda y todo cae en su respectivo lugar dentro de mi cabeza. Soy suya. Soy completa, plena y absolutamente suya. Pero, muy en el fondo, en dónde viven todas mis dudas, está esta extraña necesidad de darle todo de mí y recibir todo lo que él esté dispuesto a entregarme.

Quiero pertenecerle por completo. En cuerpo y alma.

Salí de la ducha, después tomé una toalla para secarme con rapidez y envolverme en la misma. Caminé hacia la habitación, pero me detuve frente al espejo cuando mi reflejo llamó mi atención. Mordí mi labio inferior observándome, nunca había sido de esas chicas con baja autoestima, de hecho, me gustaba mi cuerpo. No era la súper modelo, pero tenía lo necesario en los lugares correctos.

Pero esta noche, al ver a esas mujeres tan despampanantes, tan majestuosas y al mirarme a mí, aquí y ahora, me pregunté: ¿Qué vio él en mi?

Recuerdo sus palabras con claridad, él digo; «mi futura esposa». ¿Solo lo dijo para protegerme y quitarme la mirada de aquel hombre de encima o en realidad es lo que quiere?

Mi pecho se elevó ante la profunda respiración que tomé, mis pies se giraron y me guiaron hacia la puerta, con tanta firmeza que me asusté. Bajé las escaleras del ático y me desvíe hacia el pasillo del segundo piso, y con seguridad, hacia la puerta blanca al final del mismo.

No toqué, no esperé respuesta, solo puse mi mano sobre el pomo y empujé la puerta con tanta determinación que creí que la arrancaría de su lugar. Cuando entré el entendimiento me golpeó, aún más cuando lo vi de pie junto a la cama, únicamente en bóxer.

Ay Dios, pensé.

Sus ojos azules se encontraron con los míos, mi valentía murió en aquel instante. Mi boca se abrió y cerró incontables veces en el segundo, pero logré articular palabra cuando su ceño se frunció y me observó con detenimiento. Dispuesta a irme, di la vuelta, pero mis pies se pegaron al suelo y no pude avanzar. Entonces, con rabia, me giré de nuevo y lo encaré.

—¿Qué quieres de mí? —fue todo lo que dije, la confusión marcó su expresión. No me entendió seguramente, pues mi voz fue un lento y bajo susurro—. ¿Qué quieres de mí, Kyle? —no respondió. Mi respiración se cortó cuando sus ojos azules adquirieron un brillo extraño y diferente, mi corazón se aceleró al verlo caminar lentamente en mi dirección—. ¿Por qué yo? Hay cientos de mujeres matando por estar contigo, que la lleves de la mano. Mujeres dispuestas a saltar al vacío por ti, mujeres que darían la vida por estar contigo... —jadeé, mi garganta se secó al enfocarlo tan cerca—. ¿Qué tengo yo que no tienen las demás?

Sus ojos azules eran dos inmensos agujeros negros llenos de secretos, su mirada estaba cargada de tormentosos demonios, esos que, según él, están de rodillas ante mí. Su expresión está igual que siempre; impasible, serena, fría. Sin embargo, su toque era fuego, más cuando su mano se levantó y sus dedos se posaron exclusivamente sobre mi pecho, en dónde mi corazón latía desbocado.

—Esto de aquí me llama —susurró, uniendo su mirada con la mía—. Hay algo aquí, en esta parte de ti que me llama de una manera inexplicable —su voz era tan imponente, pero tan suave al mismo tiempo. Sus ojos se clavaron en los míos y de pronto tenía ganas de llorar —. Tienes un corazón tan puro, tan brillante y lo quiero. Lo deseo. Quiero que sea mío de ahora en adelante, para siempre. Quiero tu corazón para mí.

Mis ojos se cierran, dejando caer una lágrima de júbilo, soltando un suspiro de alivio, uno que necesitaba escapar de mi boca. Su frente se apoyó sobre la mía, lo sentí suspirar sobre mi rostro.

Mi cuerpo, por dentro, se aglomeró de sensaciones extrañas. Quería gritar, saltar, llorar y sonreír. Era extraño. Agridulce. Puro. Crudo y un poco terrorífico. Tenía miedo, pero también estaba enamorada.

—Ya lo tienes —dije, pasando mis dedos por su pecho desnudo, sintiendo su piel caliente bajo mis manos—. Mi corazón es tuyo, Kyle.

Su mano derecha hizo puño mi cabello y sus labios atacaron los míos en un beso feroz, uno que me hizo jadear inevitablemente sobre su boca, uno que encendió mi sangre y volvió mi cuerpo una hoguera. Su otra mano apretó mi cintura y me pegó con fuerza a su cuerpo, haciéndome sentir su excitación sobre mi vientre.

—¿Por qué me haces esto, Mel? —preguntó, confundida, lo miré. Sus ojos llamearon en deseo, convirtiéndose en un espeso azul oscuro. Cuando entendí a lo que se refería, me sonrojé. Era consciente de mi estado, solo estaba cubierta con una toalla y mi cuerpo ahora era lava caliente bajo sus manos—. Dime qué pare, Mel. Dilo y lo haré —pidió sobre mis labios, apretando la toalla en mi espalda baja—. Aún tienes tiempo.

¿Iba a detenerme ahora? ¿Después de todo lo que dijo? ¿Lo detendría? ¿Pararía este dedo incontrolable que siente por mí? ¿El mismo que yo siento por él? Mi subconsciente se volvió loco gritando en mi mente, y no, no quería detenerlo. Así que, me puse de puntillas y lo besé, con todo lo que tenía, con todo lo que era.

Gruñó sobre mis labios y con brusquedad, tiró la toalla de mi cuerpo, dejándome desnuda junto al suyo. Rodeé su cuello con mis brazos en un intento de acercarme más a él, sintiendo sus manos deslizarse por mi espalda con suavidad, rozando su pecho con el mío. Su boca dejó la mía luego de morder mi labio inferior, dejando un camino de besos húmedos por mi mandíbula hacia mi cuello.

Mi princesa hermosa —mordió el lóbulo de mi oreja, haciéndome jadear ante su acento ruso—. No te dejaré ir jamás. Serás mía para siempre.

Succionó la piel sobre mi pulso, arrastrando la punta de su lengua por todo el tramo hasta mi hombro. Gemí cuando sus manos recorriendo mi espalda baja hasta mi trasero, empujándome hacia adelante y levantándome segundos después. Mis piernas se envolvieron alrededor de su cintura, y jadeé al sentir el roce de la tela de su bóxer en el punto específico de mi cuerpo que anhelaba su toque.

Lo sentí removerse y después, me depositó con cuidado sobre la cama. Tomando mis labios con vehemencia nuevamente, arrasando con mi labio inferior entre sus dientes, apretando mi cadera e impulsándose sobre mi logrando generar una fricción entre nuestro cuerpo que me hace gemir.

Me estaba inquietando esta marea roja de deseo que me nubló el juicio, haciéndome olvidar todo. Lo que viví, lo que sufrí, lo que sentí. Entonces, cuando se volvió a presionar contra mí y lo que creí que sería doloroso fue todo lo contrario, porque temblé de puro éxtasis y quise más. Mucho más. Por lo que me di cuenta, que ahora sí estaba en las manos correctas.

Eres mi ángel. Hiciste de mi infierno el cielo, princesa —¿qué significa eso? No lo sé, y no me importa, mucho menos cuando deja un beso en mis labios entreabiertos y desciende por mi cuello, bajando hacia mi pecho—. Eres mi diosa.

Apreté las manos sobre las sábanas cuando sus labios dejaron un beso en sobre mi corazón, para después desviarse hacia una de las protuberancias de mi pecho. No podía hacer otra cosa más que gemir, más aún cuando sentía que iba a caerme de un abismo.

Mordí mis labios tratando de callar los gemidos que amenazaban con romper mi garganta, solo sentía sus labios sobre mi abdomen para luego seguir bajando.

Estaba ahí, aún paso de irrumpir en lugares en los que nunca nadie había estado, a menos, no por mi voluntad. Pero ahora, todo era diferente. Lo quería a él, de todas las maneras posibles.

Estoy volando, en serio, puedo afirmarlo. Vuelo literalmente cuando sus labios rodean el punto sensible entre mis piernas, primero despacio, con lentitud y luego pierde todo rastro de ternura.

Mi espalda se arquea y cabeza se echa para atrás, mi cuerpo entero tiembla bajo su boca. Su lengua acaricia mi centro y el infierno se abre, sus labios succionan y caigo en él, sin tener derecho a replicar, porque yo quería esto. Siento que puedo tocar el cielo con la punta de los dedos, pero cuando estoy a punto de dejarme ir, se detiene.

Sus labios ascienden nuevamente hasta llegar a los míos, gruñendo, presionando su erección sobre mi entrepierna.

—Eres más dulce de lo que creí —jadeo en apremio, sin saber que más hacer.

Hay dos nubes grises delante de mis ojos, mi mente es un desastre. Aún aturdida, me desespero por quitarle la única prenda que nos separa, lográndolo con su ayuda. Esta vez se presiona contra mí, sin restricciones y es glorioso.

Miro sus piscinas azules, esos posos oscuros de placer y deseo, esos que me están mirando con adoración y anhelo. Me aferro a sus brazos cuando busca su lugar en medio de mis piernas, inhalo profundamente ese aroma tan masculino que lo caracteriza.

Y ahí está, mi ángel vestido de demonio, pidiéndome permito con sus ojos de cielo que arden de puro fuego.

—Ámame —suspiro, acariciando su alma con mi corazón.

—Ya te amo —susurró, pero no supe que decía, solo entendí que tenía un gran significado por el brillo en sus ojos—. Te amo, solo que aún no te das cuenta.

Y, como si él no pudiese ser más delicado conmigo, se desliza en mi interior con lentitud, demasiada lentitud. Y es que, mi cuerpo reacciona en consecuencia, apretándose a su alrededor, dejándolo ser sobre mí. Una de sus manos se entrelaza con la mía a un lado de mi cabeza, mientras que con la otra sostiene mi cadera con firmeza.

Una, cuatro, seis embestidas y las uñas de mi mano libre se pasean por su espalda.

Siete, diez, doce y sus dientes se clavan en mi cuello

Quince, dieciocho, veinte y ya no puedo seguir contando cuando me besa, y la cabeza me da vueltas.

Mis gemidos son lo único que se escucha, su respiración agitada y el roce de nuestras pieles me mantiene consciente. Eso, y el hecho de que sus labios p no se alejen de los míos.

Siento como mi cuerpo tiembla, como el suyo se empuja más profundo en mi interior, como somos una mezcla de deseo, lujuria y amor. Sí, mucho amor. Puedo palpar el orgasmo con la yema de mis dedos, como mi vientre se contrae y la manera en la que su cuerpo se tensa. Mi boca suelta palabras incoherentes y la suya gruñe mi nombre sobre mis labios, dejándonos devastados.

Ahí tengo otra epifanía, porque no existe una manera perfecta para definir el amor, pero nosotros hicimos de un acto carnal, la forma más sutil para decir: te amo.

¡Hola, hola!

Estaba desaparecida, lo sé, pero últimamente he estado muy ocupada cuidando mi salud mental. La universidad me tiene un poco de los nervios (no por nada malo, solo es por el estrés que supone) y, por lo tanto, el resto de mis actividades se ven interrumpidas por eso.

Sin embargo, no piensen que los he olvidado, sigo aquí y trabajando para darles lo mejor de mí.

Además, ayer estaba de cumpleaños y eso me tuvo un poquito ocupada también.

Hoy les traje estas actualizaciones, espero que les gusten mucho.

1/2

¡Voten y comenten muchooo!

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