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Day 4. Matsuri (festival) Yukata

N/A: este capítulo es hot pero tierno hasta donde se puede 🔥🥺 veremos un poco más sus interacciones domésticos y porque Ash y Eiji son tan perfectos ❤️🔥

Muchas gracias por todo, que tengan una buena lectura ❤️

『♡』•『♡』•『♡』•『♡』

Ash parpadeó.

—¿Matsuri? ¿Hoy?

En eso, Eiji asintió emocionado.

—¡Son festivales qué marcan las estaciones del año! ¡Este es el verano! —los ojos del japonés brillaron. —. ¡Durante estas celebraciones, los lugareños pasean por las calles vestidos con yukatas, son demasiadas frescas para el verano! ¡Hay fiestas también! —explicó a toda velocidad. —. Cada año, los dioses descienden a sus santuarios, donde son recibidos por los ciudadanos que les rinden homenaje. Ahí, el sacerdote invoca al dios del santuario para que descienda a la Tierra.

—Heh, en Izumo hay muchos dioses — colocó su mano sobre su mejilla. —. Vendrá el dios del toilet...

—¡Correcto! — el japonés rio a carcajadas. —. La reliquia se coloca en un mikoshi, una especie de silla que llevan los fieles, y el sacerdote recita versos para invitar al kami a encarnarse en ella. Los matsuri suelen ir acompañados de bailes tradicionales y fuegos artificiales.

—Suena divertido... — pronunció Ash, quedando embelesado en la emoción de Eiji qué ni siquiera le estaba permitiendo participar en la conversación.

—¡Verdad que sí! —alzó sus brazos.

Ash y Eiji se encontraban desayunando juntos en el comedor mientras platicaban.

Por el tema sobre aquel festival, el rubio se percató que rápido ha pasado el tiempo.

Hace un año atrás fue egoísta en seguir su corazón, acudió a un hospital y luchó con todas sus fuerzas en recuperarse para ir a Japón. La parte más dura fue la terapia con el terapeuta, y todavía continuaba yendo, pero con Eiji esa etapa esta siendo más llevadera.

Sin darse cuenta, la vida de Ash se acostumbraba al amor y no a la irrisoria miseria que llevaba en Estados Unidos; sentía que la vida se le iba volando mientras mantenía esa felicidad latente con ese chico que le dio una razón para seguir adelante. Sin Griffin, Shorter, Skipper, la violencia de su niñez y adolescencia o el Banana Fish... Él simplemente estaba sobreviviendo.

Por fin puede estar con Eiji y continuar su para siempre con él.

Puede saborear la libertad que tanto añoraba.

Las llamadas con Max, Jessica y Michael ya no eran en tono preocupado, la vida de los miembros de su pandilla era más encarrilada, Ibe no lo ve con lástima en cada visita y la familia de Eiji lo trata con más confianza. Asimismo, posee los estudios suficientes del idioma japonés para ir a la misma Universidad junto con Eiji, quien se gradúa el próximo año.

—Eso significa que iremos al Matsuri. —Ash relajó sus músculos.

—¡Por supuesto! Aprovechando que ambos no tenemos clases o trabajo — Eiji se puso de pie y se fue a su habitación. —. Incluso compré la yukata perfecta para ti.

Los ojos de Ash se abrieron grandemente.

—¿Qué? — siguió a Eiji. —. No me dijiste nada...

—Entonces no sería sorpresa, ¿no?

Y vaya que lo tenía muy bien escondida en el armario donde Eiji pone sus pertenencias de la facultad de fotografía. La prenda envuelta y doblada en papel fino y suave dentro una caja simple de color manila pero elegante.

Cuando Eiji la sacó, la colocó con suavidad en el piso limpio y la extendió para que se pudiera apreciar las costuras doradas y verticales de la tela azul marino junto con el obi negro diseñado a la medida de Ash.

—Eiji... — el rubio le tembló ligeramente la quijada. Esa yukata debió haberle costado mucho dinero, sobre todo con el salario limitado tuvo que haber ahorrado para poder comprarlo.

—Así podremos ir combinados — sonrió con dulzura en virtud de lo asombrado que estaba Ash. —. Yo podré usar el mío en la secundaria, aún me queda perfecto... — en eso, se preocupó al no recibir ninguna respuesta. —. ¿No te gustó?

Ash sabía por la mirada en sus ojos lo que le estaba cagando .

—Eiji... me encantó. Yo... Gracias.... —dijo con honestidad. —. Ven aquí...

El japonés obedeció sin rechistar y sus labios con los de Ash se encontraron; casto al principio, probando y buscando dudas en el movimiento de sus labios hasta que Ash abrió la boca y concedió acceso. Eiji siempre le permitía a él dar el primer paso; se ha mantenido al margen sobre el consentimiento de su pareja, su novio decide qué hacer y él se deja guiar por sus deseos.

Así, ambos suspiraron ligeramente cuando sus lenguas se encontraron en un tímido vaivén que imponían.

Luego, se separaron de nuevo por aire.

Entonces Ash lo estaba besando en la cara, llevándolo a la cama. Al momento de encontrarse con el colchón, dejó que Eiji se recostara sobre las sábanas, lo relajó mientras lo besaba lentamente la comisura de su boca, la puntita de la nariz y en cada párpado.

Ash sintió que Eiji lo agarró tembloroso en sus hombros mientras se movía hacia su rostro.

Su novio se estaba excitando con los besos.

Entonces, Ash dio un beso más atrevido, fue depositado en su manzana de adán tras subirle la camisa sin previo aviso, deslumbrando su perfecto torso. De esa manera, Eiji tragó con dificultad y abrió los ojos, mirando hacia el techo mientras yacía inmóvil. Ash continuó con sus besos en sus clavículas y sintió que su novio se estremecía ligeramente.

—¿Eiji?

—Estoy bien... solo me sorprendí. — sonrió suavemente tras palpar la mejilla con su mano.

Ash presionó un beso en sus labios.

—Esto es lo que quiero hacer por ti para agradecerte por la yukata— presionó otro beso en su bíceps y murmuró contra la piel de allí. —. ¿Quieres que me detenga?

Eiji dejó escapar una pequeña risa.

—No, no es necesario que hagas esto por mí, el simple "gracias" fue suficiente — respondió rápidamente y se sentó sobre sus codos —, pero no quiero que pares...

Ash asintió sintiéndose comprometido por crear un ambiente romántico. Así, tomó una de las manos de Eiji entre las suyas, presionó un beso en la palma de la pálida mano, encontrándose con su tierna mirada y haciéndole cosquillas.

—De acuerdo... — habló suavemente:

—Tócame, Ash — como si estuviera hipnotizado, los ojos del rubio se agrandaron por la respuesta.

—Qué demandante... — le dio una pequeña nalgada juguetona a Eiji.

Ambos presionaron sus frentes y dejaron que sus respiraciones se sincronizaran de la risa.

No pasó tanto tiempo para que ellos colaboraran en quitarse toda la ropa.

Al quedar expuestos, Ash se había sentado en el colchón, guiando a Eiji a sentarse sobre su regazo y colocar los brazos en su cuello. Así lo hizo y rápidamente fue recibido por besos hambrientos en sus labios y las manos amorosas del rubio recorrieron su espalda, pecho y bíceps.

Los dos ya estaban erectos, desbordado de pasión.

—Ah... — el japonés detuvo el beso, sintiendo una oleada de calor por dentro.

—¿Estás bien? — Ash preguntó, la bruma y el cachondeo lo estaban haciendo sudar.

Eiji asintió y cerró sus ojos nuevamente al continuar fundir sus labios; pequeños gemidos y respiraciones comienzan a salir de su boca, pero se sobresaltó y apretó con fuerza el agarre que aún tenía en el cuello de Ash cuando una lengua cálida y resbaladiza se arremolinaba y metió dentro de él. Las manos en sus caderas y muslos eran suaves y la lengua dentro de él no era invasiva.

Ash sacó su lengua de su cavidad y comenzó a palpar suavemente con un dedo su ano para estimularlo, la otra mano descansaba tranquilizadoramente sobre la redondez del trasero de Eiji.

A Ash como le encantaba esas pomposas nalgas. Incluso comenzó a gemir y gruñir mientras las amasaba.

Los gemidos de Eiji no pueden ser suprimidos y entierraba su rostro en la curvatura del cuello de Ash, agarrando y apretando sus dorados cabellos. Luego hay dos dedos dentro y el placer enmascara el ligero ardor del estiramiento en su entrada.

—¡AH! ¡Ash!

En eso, el aludido se detuvo.

—¿E-Estás bien? — Susurró a través de la neblina de placer que nublaba su mente. No era su intención lastimarlo.

Eiji estaba mirando hacia el techo como si no viviera para ver el mañana, la anticipación y el placer que Ash le brindaba mientras le enseñaba a fondo su amor a su cuerpo casi volviéndolo loco. Le quemaba por dentro decirlo así, pero, sinceramente, no era de extrañar que tantos hubieran sucumbido a él y lo deseara: era increíblemente talentoso.

—S-Sí... ¡ah! —torció sus caderas con impaciencia.

Ash sonrió ligeramente al entender sus deseos.

—¿Quieres arriba o abajo...?

De inmediato, Eiji se sonrojó violentamente, apartó la mirada y musitó:

—A-Abajo... — encogió sus hombros. —. A-Así puedo ver tu pene.

Ash parpadeó perplejo y después se echó a reír con dulzura. Durante este tiempo viviendo juntos, ha descubierto que el Eiji tiene cierta fascinación con su largo y su vello púbico, sexualmente o no hablando. ¿Quién era él para juzgar? Si a él le encantaba todo el ser de Eiji, lo volvía loco.

Sin darle oportunidad de alegar, Ash empujó suavemente a su novio para calentarse debajo de él y se ganó un jadeo de sorpresa cuando se puso un condón y tomó lubricante para su orificio previamente dilatado.

Entonces, Eiji mantuvo contacto visual directo con Ash, y se sintió un poco abrumado por la intensa seguridad y confianza que vio en ella, incluso si su rostro estaba ardiendo de un rojo brillante por la vergüenza. Sin embargo, sus pensamientos fueron interrumpidos al gemir por lo bajo, cuando sintió la punta de Ash sobando su entrada.

Por otro lado, Ash sintió un destello de orgullo, pero rápidamente fue ahogado por su nerviosismo. Tragó con dificultad cuando descubrió que no podía apartarse de la mirada de Eiji. Se quedaron así por un rato, sintiéndose y esperando con gran expectación. La preocupación detuvo sus suaves movimientos a pesar de lo desesperadamente que quería hundirse en el calor apretado y húmedo de Eiji, con todo su ser quería embestirlo, desgarrarlo y deleitarse en sus sollozos de placer.

¿A Eiji le gustaría?

Por lo mismo, respiró profundamente y apretó sus dientes para controlarse, con los brazos tensos y dejándolos por encima de la forma vulnerable de Eiji.

Sin embargo, cuando Eiji le dio un apretón tranquilizador a su mano izquierda, Ash se calmó.

—¿Quieres que lo meta?

Eiji respiró profundamente.

—Sí... — acarició su mejilla. Siempre le preguntaba antes del coito. No le molestaba para nada que lo hiciera. —, confío en ti...

Ash sonrió y comenzó a deslizarse lentamente y por completo hacia adentro, sus gemidos se sintonizaron en una maravillosa armonía con los de Eiji. Los dos lucharon por respirar a través del placer y el ligero dolor que les subía por el cuerpo y abrumaba sus sistemas. Ash agarró una mano de Eiji con fuerza, como si fuera lo único que lo mantuviera conectado a tierra en este mundo.

Entonces, se estaba moviendo, en un suave y cuidadoso vaivén pero seguro. En cada caricia, Eiji dejó salir pequeños y lindos gemidos como si lo hiciera por el placer que lo quemaba en su interior. Ash respiró hondo, saboreando la expresión lujuriosa en el rostro de su novio y la forma en que su cuerpo temblaba por él.

—Oh, Eiji... Eiji...

—¡Ah! A-Ah...— gimió suavemente, arqueando su espalda para darle acceso a la lengua de Ash recorriendo sus sensibles pezones; una de mano se rozó con la espalda baja le quemó la piel y de repente le apretó sus nalgas mientras que la otra repasaba con sus yemas su miembro y testículos.

A estas alturas, sus mentes se habían ido hace mucho tiempo. Solo podían perseguir inútilmente el libido a ciegas, las manos vagando por su piel, los gemidos cada vez más fuertes y nutrían de serotonina sus almas.

Los sonidos de la cama crujiendo y el ligero golpeteo de piel contra piel llenaron la habitación.

Apenas puede escuchar los jadeos y los gemidos silenciosos de Ash por encima de su propia respiración acelerada, se sienten drogados, mareados de lujuria.

Y luego ambos se corren casi simultáneamente.

Ash se desplomó contra su Eiji con un suspiro y salió con suma delicadeza.

Entonces, los ojos almendrados dejaron caer sus párpados y fundió sus labios con los de Ash en un beso delicado que luego se convirtió en uno prolongado y, al separarse momentáneamente para perderse en sus cautivadoras expresiones, surgieron otros más deleitables y profundos.

Los suaves suspiros y las pequeñas miradas de dulzura mientras sus labios se acariciaban y estallan de emoción dentro de sus corazones.

—Te amo, Eiji... — murmuró mientras contemplaba su divino rostro. —. Te amo...

El japonés mantuvo una sonrisa.

—Te amo... — cerró sus ojos cansados.

Entonces, ellos se acercaron aún con las manos tomadas y juntaron sus frentes mientras cerraban sus ojos para disfrutar la cercanía. El latido de sus corazones erráticos manifestaba el afecto del momento.

Ya casi era hora de alistarse para ir al Matsuri de esa noche. 

『♡』•『♡』•『♡』•『♡』

N/A: y seguimos con las rondas hot, uffff 🔥🔥🔥🔥Como si nada, ya vamos a la mitad de la dinámica pero todavía tendremos más calentura para rato.

¡Espero que les haya gustado!

¡Nos vemos mañana! 

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