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Capítulo 22: Ya no más tratos - La lucha final empieza

(Últimos capítulos)

Una pelinegra tomaba de la mano a su esposo, mientras la puerta de una cabaña se abría lentamente, a los pocos segundos una peliroja salió de la misma, y tras mirar con rencor a la pelinegra, poso su mirada en el esposo de esta.

Nos volvemos a ver, expreso con cierta ironía a pesar de la firmeza de su voz la hechicera.

Entrégame a mi hijo, respondió el apuesto hombre de cabello alborotado con firmeza, mientras sujetaba con mayor fuerza la mano de su esposa.

Pero no recibió respuesta de la hechicera, esta solo lo miro, mientras una sonrisa burlesca se plasmó en su rostro.

Libera a nuestro Goten, ¡Por favor! pronunció la pelinegra, en tono de súplica, haciendo que la hechicera pose su mirada sobre ella, una mirada llena de rencor y envidia.

Hablemos, dijo Cirys con firmeza, sin quitarle la mirada a la pelinegra, mientras el esposo de esta miro a la hechicera un tanto preocupado.

¿Qué?, contesto el hombre de cabello alborotado, con la mayor calma que pudo.

Pero solo contigo, añadió la hechicera, mirando con ironía a la pelinegra, para luego posar su mirada en el hombre de cabello alborotado.

¿Conmigo?, dijo Gokú.

Sí, respondió con firmeza Cirys.

Lo que quieras decirme, dilo frente a mi esposa, respondió con firmeza el apuesto hombre de cabello alborotado, mientras la pelinegra cerraba sus ojos, para poder sentir la presencia de su hijo menor.

Talismán:
Mami, pronunció Goten, saliendo de la pequeña laguna que había formado en el lugar, tras derretir el hielo con uno de sus hechizos.

El niño saco el talismán que había dejado guardaba en el bolsillo de su pantalón el cual tenía un brillo muy especial, a los pocos segundos pudo ver a su madre y padre en este, pero no solo a ellos, sino también a la hechicera.

Ya están aquí, pero como decirle que estoy dentro de un talismán, si mami y papi no pueden oírme, decía el niño, mientras una idea vino a su mente.

Escríbelo, escucho.

Sí, debo escribirlo, expreso el niño, empezando a escribir algo sobre el suelo, pero lo que escribía se borraba inmediatamente. No te borres, ¡por favor! añadió el pequeño, al tiempo que escucho la voz de su madre.

Mi niño, ya estamos en el lugar que te tiene Cirys, no desesperes cariño, escucho.

Mami, mami, dijo Goten, pero su voz no podía ser escuchada por su progenitora.

En tanto:

Ya no más tratos, decía con firmeza Gokú.

Si no confías en mí, jamás podrás recuperar a tu hijo, y tu primo y amigo no volverán a recuperar su voz, agrego Cirys.

¿Cómo me pides confianza luego de haber traicionado la misma?, expresó el apuesto hombre.

Son errores que cualquiera comete, dijo con frescura la peliroja.

Gokú movió su cabeza de un lado a otro, mientras la pelinegra miraba a la hechicera con temor.

Bien, para que veas que estoy hablando en serio, dime ¿A quien quieres que le devuelva la voz a tu primo o a tu amigo?, agrego con firmeza la peliroja.

Devuélveme a mi hijo, dijo Gokú con la misma firmeza.

Eso aún no, respondió Cirys, haciendo una pausa para agregar: Mini Gokú, es mi carta de protección ante ti y la justicia, haber dime, ¿Qué me garantiza que no me hayas denunciado?, ¿Qué me garantiza que pueda salir del país sin problemas?

Te doy mi palabra, pronunció el hombre de cabello alborotado.

Yo también te doy la mía, contesto Cirys.

Yo ya no creo en tu palabra, expreso el apuesto hombre de cabello alborotado.

Pues deberías de creer, o nunca podrás recuperar a tu hijo, respondió la peliroja.

¿Dónde tienes a mi hijo?, ¡Quiero verlo! pronunció Milk, con la mayor firmeza que pudo, haciendo que la hechicera pose su mirada en ella.

Contigo no estoy hablando, dijo Cirys con firmeza.

Hablas con los dos, o no hables con ninguno, expreso Gokú con firmeza, haciendo que la hechicera haga un gesto con sus labios.

Dentro del talismán:

¿Por qué se borra?, decía el niño de cabello alborotado, mirando que nuevamente se borraba del suelo lo que había escrito.

El niño empezó nuevamente a escribir, pero como ya había sucedido lo que escribía se borraba inmediatamente.

Fuera de la cabaña:

Ya no confío en ti, dijo Gokú, con firmeza.

Bien, entonces, quieres combatir, expreso con firmeza la hechicera.

Quiero terminar ya con tu irá contra mi familia, contesto el apuesto hombre de cabello alborotado con firmeza.

Bien, entonces, empecemos, pero quiero tener un combate de magia uno a uno, con cada uno de ustedes, eso sí, quiero empezar con ella, dijo Cirys con firmeza.

Eso no es posible, respondió Gokú.

Si no aceptan, nunca podrán recuperar a su hijo, y tu...

Acepto, dijo Milk, haciendo que su esposo pose su mirada sobre ella.

Pero...

Confía en mí, se que podre darle un combate digno, y si que ello no sale bien, tú la vencerás y volveremos a estar juntos, pronunció la pelinegra, mirando con dulzura a su esposo.

Pero que cursi, dijo Cirys, pero los pelinegros la ignoraron, y continuaron hablando.

Bien, empieza tú, pero en cuanto sientas que ya no puedes continuar dímelo para yo tomar tu lugar, respondió Gokú.

Bien, eso haré, contesto Milk.

¿Ya terminaron de parlotear?, expreso la hechicera.

Sí, yo empezare, dijo la pelinegra.

Bien, para que veas que soy considerada te dejare elegir el elemento con el que me enfrentaras, agrego la peliroja, haciendo una pausa para acotar: tierra, agua, aire o fuego, ¿Qué eliges?

La pelinegra miro a su esposo, y tras algunos segundos pronunció: Agua.

Excelente lugar para que sea tu tumba, dijo Cirys.

No está..., pronunciaba Gokú.

Cariño, este es nuestro combate, cuando sea tu turno, pon tus condiciones, respondió la hechicera con firmeza, además tu la liberaras ¿No?, entonces, ¿De qué te preocupas?, agrego con sarcasmo la hechicera.

Paoz:
Una hermosa mujer madura que estaba junto a un niño de rostro dulce que sostenía en sus brazos a una gatita de color blanco platicaba con su esposo y su suegro.

No debieron hacerlo, solo complicaran las cosas, decía Gine, en tono de reproche.

Pero nosotros no hicimos nada cariño, la denuncia fue asentada en cuanto desapareció Goten, por Gokú, por ello la búsqueda de esa hechicera solo es consecuencia de esa denuncia, respondió Bardock, mientras su suegro asentía.

Michiro y Kanato están con la policía, ellos nos mantendrán informados de como van las cosas, dijo Bardock.

Esa chica es una bruja, ¿Cómo podría la policía capturarla?, pronunció Gine con preocupación.

¿Entonces Goten no podrá regresar con nosotros?, expreso Gohan con tristeza.

¡Eh! claro que volverá cariño, además lo que yo quise decir es que esa mujer no es un criminal cualquiera, sin embargo, la policía podría ser un buen apoyo para tus padres, dijo Gine.

Eso es cierto, expresaron Bardock y el señor Ox.

Estación Policial:

Entonces, ¿Este es el lugar?, decía un uniformado, mientras miraba una pantalla.

Sí, contesto uno de los guardaespaldas de la familia Ox.

Bien, partiremos hoy mismo, expreso el uniformado, haciendo una pausa para añadir mientras miraba a su subalterno: Alisten un par de helicópteros, y prepárense iremos a detener a una criminal muy peligrosa.

Minutos después:

Un grupo de policías junto a los guardaespaldas de la familia Ox, abordaban unos helicópteros.

¿Cuánto tiempo de condena le espera a esa mujer?, decía Kanato.

De hecho, una muy larga, si el señor Gokú declara todo el daño que ella le ha provocado no solo a él, sino también a su familia, respondió Michiro.

Cierto, contesto Kanato.

Bueno a avisarle al señor Ox, acotó Michiro, mientras su amigo asentía.

En tanto:

Ja ja ja, reía Cirys, mientras la pelinegra la miraba con temor. Eres muy débil, por lo visto tu habilidad es más lo psíquico, pero es una lástima, no estamos compitiendo en ello, decía la hechicera, cuando le pareció escuchar una voz.

Mami.

¿Qué?, dijo la hechicera, desconcertada.

Mami, volvió a escuchar, pero ella no era la única que pudo oír la voz.

No, esto no puede estar pasando, infeliz chiquillo, pensó Cirys, mientras posaba su mirada en la pelinegra. ¿Lo habrá escuchado?, pensó.

Dentro del talismán:

Mami, papi, tengo miedo, decía Goten, rompiendo en llanto.

Hijo, se escuchó en el lugar.

Papi, expreso el niño.

Mi niño, escucho ahora.

Mami, dijo el niño.

¿Dónde estás?, pronunciaron simultáneamente Gokú y Milk, pero el niño no pudo emitir su respuesta, pues en un determinado momento, sintió como si algo hubiera entrado por su boca, dejándolo sin voz.

Mami, papi, pensó Goten, mientras de sus ojitos salían gruesas lágrimas de tristeza.

Fuera de la cabaña:

¿Qué le hiciste a nuestro hijo?, ¿Dónde lo tienes?, expreso Gokú con firmeza.

Veo que no sabes respetar los tratos, dijo Cirys con ironía.

Tu tampoco lo haces, pronunció el apuesto hombre con molestia, mientras la pelinegra trataba de establecer contacto con su hijo.

Vaya parece que tomaras su turno, ¿Verdad?, respondió la hechicera con firmeza.

Sí, eso haré, dijo Gokú con la misma firmeza.

Bien, acepto ello, para que veas que hoy estoy complaciente, contesto la hechicera, haciendo una pausa para agregar: Me hubiera encantado ahogarla con su propio elemento, pero ya no será posible.

Eres un monstruo, respondió el hombre de cabello alborotado.

Tal vez, dijo Cirys, haciendo una pausa para añadir: Como el turno de su equipo ya fue usado, ahora me toca a mi elegir el elemento.

Pues hazlo, es lo justo, contesto Gokú con seguridad.

Bien, el elemento que elijo será....expreso la hechicera, haciendo una larga pausa que impacientaba al apuesto hombre de cabello alborotado. Fuego, dijo con firmeza.

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