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Capítulo 2

Mi primer semestre en la universidad estaba por concluir, cada minuto del tiempo en la universidad lo disfruté como si fuera el último, a veces lo extendía alegando que debía ir a la biblioteca a consultar libros para las investigaciones. Debí ser contundente con los profesores en hacer mis trabajos de forma individual, Elena y Lynch nunca me permitiría salir con mis compañeros de clases por ningún motivo, era evidente cuando mandaban a l matón Smith a vigilarme.

Kate y Mía eran las chicas más insistentes de toda la universidad, habían insistido en ser mis amigas, aunque yo rehuyera de ellas, me daba terror que supieran de mi forma de vivir y a loa que me dedicaría en el fututo, constante mente me invitaban a salir con ellas, sin embargo les decía que no pese a que por dentro me moría por decirle que sí, la verdad les había cogido cariño a ambas, no quería que Elena supiera que estaba haciendo lazos sentimentales con dos desconocidas, ella pensaría que estoy compartiendo lo que ellos nos hacen hacer, me mataría saber que puse sus vidas en peligro. Ellos mataron a mis padres por su dinero y me mantienen viva porque sin mí no lo pueden obtener. Simplemente mi vida tiene fecha de caducidad cuando cumpla los veintiún años me harán aparecer, me harán reclamar el fideicomiso y luego me matarán.

A veces pienso que debería joderlos, suicidarme y que todos se vayan a la mierda, no obstante, en el fondo creo que mis padres no querían eso para mí, si muero ellos seguirán ahí haciendo daño, secuestrando niñas para ganar dinero, así seguirán engrosando sus cuentas y mis padres no obtendrán justicia. Necesito pruebas, pruebas tan contundentes que los lleven a la cárcel y se pudran ahí.

-¿Qué tanto piensas Ana? No has puesto tu atención a la clase. Llevo rato hablándote, tu mente esta en otro lugar -La voz de Mía me saca me mis turbios pensamientos. La clase de economía es la única que comparto con ella y con Kate la de estadísticas.

-No te preocupes el fin de semestre me tiene un poco estresada y con muchas cosa en mente -Y no miento, mis notas no me preocupan todas son altas, no obstante, el distanciarme de ellas y permanecer horas encerrada en mi habitación para no encontrarme con ellos es lo que me tiene distante, un mes sin salir y eso me tenía también triste.

-Bueno deja eso para después y céntrate en la clase -Tomo su sugerencia y presto mi atención en lo que queda de la clase.

Al salir de clases como lo hemos hecho desde que ellas me aceptarán como amiga, salimos juntas de la universidad, al salir el aire fresco nos golpea la cara. Mía sale corriendo hacia un chico un poco mayor que nosotros.

-¡HERMANITO! -Ella se cuelga del cuello del joven que ahora sé es su hermano.

-Apareció Cristian -Comenta Kate. -Lástima que no viniera Elliot -Kate lo habla tan bajo que pareciera que hablara con ella misma.

-¿Mia tiene más hermanos? -Le pregunto y veo una pequeña lagrima bajar por su mejilla.

-Mia, es la menor de los tres hermanos Grey. Elliot es el mayor y Cristian el del medio.

-Ya veo -Comento. Veo como nuestra amiga se acerca.

-Anastasia, te presento a mi hermano Cristian -Él me tiende la mano, la cual miro, pensando en si estrechársela o no, lo hago, sería muy descortés de mi parte no hacerlo.

-Anastasia -Le estrecho la mano. Suelto su mano de golpe al sentir una extraña corriente que ha recorrido todo mi cuerpo en segundos, Cristian mira su mano. Pareciera que también ha sentido lo mismo que yo y antes que me pueda decir algo Smith me hace saber que ha llegado. Salgo casi que, corriendo del lugar sin despedirme, lo que ese simple toque me ha hecho sentir me aterra.

Me meto en el carro sin mirar atrás, Smith mira y sin decir nada nos dirigimos al purgatorio, ese lugar donde las almas son castigadas por los pecados cometidos, en mi caso, debe ser por algún pecado que cometí en alguna vida anterior, ya que vivir a la sombra de los Lincoln es como vivir en el infierno.

Al llegar a mi habitación me encierro, es víspera de fin de semana, así que por lo menos tendré de aquí al lunes para que mis amigas bajen la intensidad de su curiosidad. Cristian es un joven muy guapo y sexi, no puedo albergar ningún interés por nadie, eso implicaría introducirlo en mi mundo, eso no puede suceder.

******

Los días pasaron, hoy es el último día de clases, Mia y Kate han insistido que tengamos una tarde de chicas, este tema se lo comenté a Elena y como era de esperar se negó, me dijo de una manera tan cruda que me dolió mucho.

"No quiero que te involucres con ningún hombre, sabes que tu virtud vale mucho dinero, cuando tengas la edad esa virtud se la venderemos a quien page por ella, así que no vas a salir con esas chicas"

Eso me dolió mucho, sin embargo, era realista ese siempre ha sido mi futuro , ofrecer mi cuerpo, como mercancía.

-¡Anastasia! ¿Qué te pasa? Te estoy hablando -Mia me reprocha mi distracción.

-Si, Ana te hemos estado preguntando si irás con nosotras, Cristian y Elliot nos acompañaran -Kate está feliz porque Elliot irá, me alegro por ella.

-No, chicas. No lo tengo permitido -Les digo tratando de no mostrarles lo mucho que me duele no ir.

-Ni un mierda Ana. ¿Qué eres una prisionera? -Kate se para frente a mí, extrañamente Smith no ha venido a recogerme.

-Vamos, Ana iremos a un Centro Comercial a divertirnos -Mia me pira, esos ojos que pone para doblegar la voluntad de cualquiera. Como no respondía ambas me tomaron del brazo, metiéndome en el auto, Cristina me miraba por el retrovisor mientras Elliot hablaba con su hermana, ciertamente no me explicaba el interés de Cristian hacia mí; él es muy guapo, por lo que deberá tener muchas mujeres babeando a su paso y yo no soy la excepción, con la diferencia que yo no puedo tenerlo a mi lado. En fin, sacaré provecho del día al menos hasta que me encuentren. Caminamos por en centro comercial, miro a Kate como trata de llamar la atención de Elliot, este si acaso le presta el mínimo de atención.

-Kate, para. Eres una niña muy hermosa y una excelente amiga de Mia, igual que Ana. Pero entiende, soy muy mayor para ti. ¿Qué pensará tu padre de mi si tú y yo fuéramos algo? -Kate lo mira triste. -Tendría un pase directo a la cárcel. Y tú no me quieres ver ahí, ¿verdad? -Ella niega con la cabeza y muchas lágrimas que salen de sus ojos. Yo me mantengo a la distanciade ellos, sin idea de saber que le dijo Kate para que Elliot actuara de esa manera. Él le limpias las lágrimas con los pulgares para luego abrazarla y darle un beso en la frente.

Mia toma a sus hermanos del brazo mientras yo abrazo a Kate, para brindarle mi apoyo. Mia ya le había mencionado a ella, que Elliot la veía como la amiga de su hermana, se lo había anticipado.

-Algún día serás mayor y Elliot te mirará lo hermosa que eres, solo ten paciencia -La abrazo fuerte.

-Sabes, Ana. Te admiro, sé que te gusta Cristian, me he dado cuenta como se miran. ¿Cómo haces para soportarlo, dime Ana? -Me pregunta mantenido su voz baja.

-Cada vez que siento mi corazón latir por él. Me recuerdo la clase de vida que tengo y el daño que le puedo causar. Eso es lo que hace que mis sentimientos por Cristian se enfríen -Si a mi inquisitiva amiga no le puede ocultar que Grey me gustaba.

Llegamos al último piso del centro comercial, donde hay, restaurantes y centros de diversión exclusivos. Los chicos nos dirigen a un bar-restaurante, muy bonito. Lo hermanos Grey le dicen al maître y este asiente para luego pedirnos que lo sigamos.

Dejo que Mia y Kate se acomoden, los hermanos toman los asientos frente a nosotras. Hay un ventanal de piso a techo que deja apreciar la ciudad. Los meseros traen los menú por que elijo pollo con salsa de limón y un refresco de soda. La comida ha sido un poco tensa, Kate no deja de suspirar por Elliot y Cristian no deja de mirarme lo e me ha provocado incomodidad. Traen el postre me lo como en tiempo récord.

-Con permiso -Me levanto para apreciar el atardecer.

Aprecio la vista, el atardecer es de una mezcla de rosas y naranjas que me llegan. Las personas se ven tan diminutas, sonreí para mi misma, cuando alguien en mi espalda me distrajo, mi cuerpo experimento un hormigueo que recorre todo mi cuerpo.

-Por qué te alejas de todos? ¿Por qué reniegas de lo que sientes? -Cristian me aprisiona entre sus brazos, sin permitirme el movimiento.

-Me gusta la soledad, Cristian -Le respondo.

-A mí también, sin embargo, no me alejo de las personas que aprecio y amo -Me responde en mi oído provocando descargas eléctricas en mi cuerpo a mi parte intima. No sé que tiene su voz que provoca esas sensaciones.

-Tu no me conoces Grey -Cristian me voltea quedando frente a él, su aliento llega a mi rostro, me pierdo en sus ojos.

-Lo que tengo que ver de ti está en tus ojos. Esos orbes azules me siguen todo el tiempo – Grey se apodera de mi boca y mi estúpido cuerpo le corresponde. Él pone su mano en mi nuca para evitar que me aleje.

-Cristian, tengo casi dieciocho años, no esta bien que me beses -Lo alejo de mí.

El tiene tiempo de replicar a mis palabras, ya que soy jalada de mi brazo por Smith.

-Vamos, antes de que alguien se entere -Soy jalada con rapidez del lugar.

El dolor me aguijoneo el corazón, pensé que Cristian vendría en mi busca, pero no fue así, por lo que decidí no luchar.

Solo soy un pasatiempo. Me obligue a pensar de esa manera, para que el dolor fuera menos.

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