Nuestro capítulo final
| 10 años después |
Ambos se acercaron muy lentamente, sus respiraciones se mezclaron, un cosquilleo nació en sus estómagos al sentir la calidez de sus cuerpos junto al otro, los latidos de sus corazones eran frenéticos. Ninguno podía creer que realmente estaba pasando, pero no repararon en ello cuando sus labios comenzaron una dulce danza entre ellos, conociendo así el sabor del otro.
El chico agarró de la cintura a la fémina que estaba besando y la atrajo más hacia su cuerpo, ella rodeó el cuello del chico y empezó a juguetear con sus cabellos castaños. Ambos tenían un bellos sonrojo en sus mejillas.
Aún creían que no estaban lo suficientemente cerca, por lo que él optó por subir a la chica en su regazo, sentándola a horcajadas, ella no se negó. Sus lenguas juguetearon para descubrir quién tenía el control, él terminó triunfando, mostrando su posición de macho alfa.
Cómo seres vivos comunes se separaron para poder recobrar el aire perdido en tan dulce y a la vez intenso beso. Los ojos azules de ambos se conectaron, sintiendo a través de estos el amor que ambos se confesaron en ese beso. Cuando finalmente recobraron la cordura sus rostros estuvieron al rojo vivo, la fémina se bajó de las piernas del chico y le dió las espalda, cubriéndose la cara por la total vergüenza que sentía. Pero igual estaba feliz de haberlo besado al fin. Quería saltar de la emoción y gritar a todo pulmón, quería ir donde su prima para contarle tan especial acontecimientos, pero se malinterpretaría su ida.
Y pensar que solo bastó que un chico fuese a confesarlo sus sentimientos para que los del chico presente salieran a la luz gracias a sus celos. Aunque ella se hubiera negado, igual se puso celoso.
Sintió su cintura ser rodeada por los tonificados brazos del chico a sus espaldas, la respiración de éste chocaba contra la piel del cuello, erizando todos sus vellos. Se paralizó por su acercamiento, estaba consciente de lo que sucedía en su presente, así que no pudo reaccionar al instante, más las voz del chico la trajo en sí.
— te he querido desde hace un tiempo. Siempre he considerado que eres una amiga increíble, siempre has estado ahí para mí. Nunca me imaginé que llegaría a quererte de esta forma, y no precisamente como se quiere a un amigo; pero toda tu persona lograron enamorarme tan locamente de ti, que tan solo imaginar que estés con alguien más hace que me duele el pecho y tenga ganas de llorar— confesó nostálgico. Apretó un poco más el abrazo, recalcando el punto—. He tomado un riesgo muy grande al besarte, porque si no sentías lo mismo las cosas no podrían ser igual que siempre, te hubiese perdido como amiga; pero tú me respondiste el beso, más me gustaría que me fueses sincera con tus palabras y con tu mirada, porque créeme, Margarita, cada segundo me siento más ansioso de escucharte.
— también siento lo que tú hacia mi. Es una locura pensarlo, pensé que jamás podría verme a tu lado como algo más que tu amiga. Somos tan cercanos que por un momento pensé que me veías como a otra hermana más y que jamás me dedicarías una de esas miradas de amor sincero. Pero he presenciado como el destino es tan impredecible— rió levemente ante ese hecho, contagiando al contrario. Se volteó y abrazó al chico—. Te quiero mucho, Ryota.
Él no pudo evitar elevarla y darle vueltas en su propia eje, sintiendo la más grande dicha de ser correspondido. Volvieron a besarse con dulzura y se sonrieron como bobos enamorados.
— parece que a fin de cuentas Lancelot tenía razón, al igual que Helen; terminaríamos juntos— dijo Ryota recordando cuántas veces su amigo había dicho que estaba enamorado de la chica frente a sus ojos. Al principio no, pero con el tiempo las palabras de sus amigos terminaron siendo la más grande verdad.
Margarita rió ante ese hecho, su prima siempre le preguntaba por qué no había dado el siguiente paso con el castaño; y Lancelot siempre le decía lo loco que se veía Ryota por Margarita y que debía arriesgarse en el amor. Ambos terminaron teniendo la absoluta razón.
— ¿Cómo le diremos a nuestros padres?— preguntó Margarita recordándolos — ¿Crees que se lo tomen para bien? ¿Crees que se enojen con nosotros y nos quieran prohibir estar juntos? ¿Yo si quiera les agrado a tus padres?— empezó a cuestionar nerviosa mientras se estaba hiperventilando.
Ryota le dió palmadas en la espalda para que se calmara, aunque él tampoco sería como dirían la gran noticia, pero sabía que ninguno se enojaría.
— tranquila ¿Si? Todo estará bien— animó Ryota—. Deberíamos decirle a todos juntos, de una manera u otra se terminarán enterando— sugirió.
— ¿Estás seguro?— preguntó Margarita nerviosa.
— muy seguro. Son nuestra familia, hay que decírselos— junto sus frentes y le dedicó una sonrisa—. Pase lo que pase estaré ahí para sostenerte la mano.
Ella suspiró más calmada, esperando que todo saliera bien.
— entonces les diremos el sábado, estarán todos juntos ese día— anunció la chica.
Ryota se percató de cierto detalle, se dió una bofetada mental al olvidarlo. Miró a Margarita directo a los ojos.
— he pasado algo por alto, aunque imagino la respuesta. Pero, Margarita, ¿Aceptarías ser mi novia?— preguntó con una sonrisa nerviosa, esperando que sea un si.
— por supuesto que acepto, Ryota— dijo riendo tiernamente—. Eres un bobito— dijo aferrándose a él.
— y así me quieres— murmuró él.
[...]
— eres muy fastidiosa— soltó el rubio viendo a su compañera.
— al igual que tú— devolvió ella con una mirada furtiva.
Ambos estaban cubiertos de tierra fuera del Boar Hat, sentados frente a la pared manteniendo un metro lejos del otro. Ella lo veía con el ceño fruncido y él solo se dedicaba a contemplar el cielo.
— ¿Por qué decidiste empezar a pelear conmigo? ¿Qué rayos te hice?— cuestionó el rubio después de largo tiempo de silencio sepulcral. Miró expectante a la chica, quién se dedicó a ver sus pies con una mirada un poco desanimada.
No quería decirlo, no quería responder esa pregunta, porque sabía que realmente le dolía en tan solo pensar lo que había escuchado hace unas horas antes de que su prima decidiera irse con uno de sus amigos. Realmente no podía creer que el chico a su lado pensara que era una chica molesta y sin gracia, pensaba que lo de fastidiosa lo decía en broma, pero al escucharlo en una charla con otra chica vió que todo era verdad. O al menos eso creía ella.
Una lágrima rebelde se resbaló por su mejilla, él no podía ver sus ojos por el flequillo que ella tenía, pero si notó la lágrima. Ella se levantó sin decir nada y empezó a caminar, alejándose de él.
Él no quería dejarla ir así, no era bueno con las palabras, no sabía que decir para averiguar su malestar. Pero no dejaría que se fuera así, y más cuando sospechaba que era su culpa. Voló hacia ella en un santiamén y atrapó su mano con la suya, deteniendo su andar.
— no puedes irte de esa manera. Te he pedido una jodida explicación— reclamó él con el ceño fruncido. Se enojaba consigo mismo por lo idiota e insensible que sonaba.
Ella volteó a encararlo, dejando en evidencia sus lágrimas de frustración y tristeza, eso lo tomó por sorpresa.
— ¡Así se va una chica que es molesta y sin gracia para ti!— gritó jalando su mano para no estar en contacto. Él arqueó una ceja al no comprender de que estaba hablando— ¡Eso era lo que charlabas con esa chica!
Ahí comprendió aquella conversación, era obvio para él que ella lo había malinterpretado todo. Pero se cuestionaba ¿Por qué reacciona de esa manera?
Él no era lento para entender las cosas, así que analizó con cuidado la expresión de dolor de la chica al recordar aquella charla y su voz elevada que estaba por quebrarse. Sólo podía llegar a una conclusión.
— ¿Estás enamorada de mi?— inquirió sin aviso, sin tan solo pensar como abordar ese tema tan delicado para las mujeres. Vió el sonrojo de la fémina tras esa pregunta, lo que hizo que su corazón diera un brinco al suponer la evidente respuesta.
— ¡No seas arrogante!— dijo de forma evasiva, queriendo continuar su trayecto, más él la detuvo tomándola de la mano, esta vez con firmeza—. ¡Suéltame, Lancelot!
El aludido negó rotundamente aquella petición, se acercó de una manera atrevida a ella, quedando a tan solo unos centímetros de su rostro. A tan poca distancia sus labios corrían el peligro de rozarse, solo se necesitaba un movimiento en falso para que ambos sintieran el dulce contacto del otro. La chica quedó paralizada para no provocar ese contacto.
— dime, Helen ¿Estás enamorada de mi?— volvió a preguntar el rubio con exigencia, viendo el brillo que las palabras le causaban. Se dió cuenta de que no lo admitiría gracias al malentendido que había provocado la pelea de hace un momento—. Helen, lo que escuchaste lo malinterpretaste.
— ¡Claro que no! No soy sorda, Lancelot, te escuché fuerte y claro cuando le decías a esa chica lo molesta que era y la poca gracia que tenía a pesar de ser una princesa— murmuró ella con recelo—. ¡Perdóname que no haya nacido siendo de la realeza, que no sea una muñequita fina y educada!
— ¡Escúchame mujer!— exigió Lancelot apretando el agarre— yo solo repetía las palabras de esa chica de una forma incrédula, si te detenidas a escuchar, no a oír. Yo jamás he pensado que eres así, bueno, a veces eres un poco infantil y no tienes las cualidades de una princesa mimada, ¡Pero eso es exactamente lo que me gusta de ti! ¿Qué no lo entiendes?
— Lancelot...— murmuró ella viendo todo desde otro punto de vista. Si se ponía a analizar, es cierto que Lancelot se escuchaba incrédulo en aquel momento. Se sentía una tonta por haber reaccionado así.
— no se me dan las palabras cursis, pero, Helen, tengo que confesarte que me gustas— dijo sin titubear, apartando la mirada de la fémina que estaba en shock—. Me parece algo irreal, pero es así. ¡Estoy jodidamente enamorado de ti!
Cuando escuchó la elevada voz de Lancelot no esperó a abalanzarse hacia sus labios para conectarse en un beso que correspondía todo lo que el chico había confesado. Él no tardó en corresponder y en sostenerla desde su espalda baja.
A la chica se le ocurrió reír repentinamente en medio de ese beso, extrañando a Lancelot. Cuando se separaron ella rió de una manera tan dulce que cautivó a Lancelot. Normalmente reía como loca.
— tienes razón, no se te dan las palabras; pero las acciones dicen mucho más, y este beso me comprueba lo que sientes— dijo ella en medio de suaves carcajadas, contagiando al chico—. Si, Lancelot, estoy jodidamente enamorada de ti— respondió sincera la anterior pregunta.
— oh, perfecto entonces. Significa que a partir de hoy eres mi novia— declaró Lancelot sin escrúpulos.
— ¿Quién te crees para decidir algo así?— inquirió ella arqueando una ceja.
— ¿Qué a caso no quieres ser mi novia?— preguntó egocéntrico— este tipo de contacto no es el que se dan los amigos precisamente.
Ella rió, sabiendo que él tenía razón. Solo asintió y volvió a besarlo, rodeando su cuello con sus brazos ya pegando más su cuerpo.
— ¿Cuando le diremos a nuestros padres?— preguntó Helen recordando ese detalle.
Lancelot bufó—. Eso puede ser cuando sea— dijo encogiéndose de hombros y volviendo a besarla.
— si tú lo dices— aceptó cómplice, sumergiéndose en el beso.
[...]
Todos estaban reunidos afuera del Boar Hat. Se llevaba a cabo una celebración espontánea; bebían y charlaban amenamente.
Después de la impactante noticia de la relación ya formalizada de Ryota y Margarita, decidieron celebrar con ganas aquel hecho tan maravilloso. Lancelot y Helen decidieron compartir lo suyo después para no llamar la atención y tampoco opacar la noticia de sus amigos.
Estaban sumamente felices por el rumbo que había tomado sus caminos. Disfrutaban cada segundo juntos al máximo para así recordarlos en un futuro próximo.
Diana y King finalmente eran padres de una hermoso niño de nueve años llamado Norman. Cabello castaño claro como el de su padre y ojos púrpura como el de su madre, aunque había recibido el buen parecido de su progenitor.
La familia de __________________ y Meliodas se hacía cada vez más grande. Había una hermosa niña de cinco años, ojos esmeraldas como los de su padre y cabello castaño como el de su madre, su nombre era Sakura. Ryuu, Molly y Holly habían crecido sanamente sin complicaciones de salud.
Zeldris y Gelda eran felices con Zelda. Sentían plenitud cada que ella obtenía un logro. Era una niña muy lista.
Elizabeth ya comprendía el sentimiento de sus amigos al criar y ver crecer a un niño. Agradecía el milagro de haber tenido a Helen hasta su crecimiento y haber compartido tanto con ella. Gracias a esto ya el rencor hacia ___________________ había desaparecido.
Ban e Elaine se habían quedado con Lancelot únicamente, pero era un hecho que la panza abultada de la mujer daba a entender que otro integrante llegaría a sus vidas, llenándolos de dicha.
Gowther al final decidió instalarse en Liones, dónde inesperadamente una amor hacia Guila había nacido. Actualmente residía con ella, siendo con completamente feliz, pero manteniendo el viejo recuerdo de Nadja en su corazón.
No se supo nada más de Merlín después de su ayuda de hace diez años.
Hawk y Wild permanecían con los pecados, disfrutando ver el crecimiento de la nueva generación.
Todo finalmente quedaba en un buen final para todos.
Sakura descansaba en los brazos de su padre, quién veía con un destello de plenitud a todos sus amigos e hijos, todos ellos volviéndose inevitablemente su amada familia. Después de todo la sangre no hacía a la familia.
Estos momentos serían irremplazables para él, los atesoraría enteramente cuando finalmente sus amigos se hayan ido de su lado. Cuando sus hijos hayan hecho sus vidas, cuando en la vejez quedara solo él, recordándolos con una sonrisa plena.
Oyendo la felicidad en las voces de sus amigos decidió ir a dejar descansar a su niña en su habitación, obteniendo la mirada de su mujer.
Al llegar a la habitación dejó a la niña descansar en el suave colchón, y sin esperarlo se quedó contemplando cada detalle de la niña, sintiéndose feliz por estar presente para criar a sus hijos junto a su mujer. Quería llorar de felicidad pura, pero se contenía.
Volteó sintiendo la presencia de aquella mujer que le había otorgado tantos momentos de dicha. Era una demonio, por lo que aún le quedaban años de vida y ventajas de una joven, pero ya se empezaban a visualizar las hebras que se tornaban blancas por la vejez, y las líneas en su rostro que eran muy notorias al poner alguna expresión facial. Estaba envejeciendo, y gracias a su parte humana, su vida no estaría tan prolongada como la de un demonio común.
Ambos salieron de la habitación para no despertar a la menor y bajaron a paso suave hasta el bar, dónde el rubio le sirvió a su mujer y a él un tarro de cerveza de Bernia a pesar de que en el exterior había en abundancia.
Brindaron en silencio y tomaron su trago con una sonrisa amplia.
— no importa cuántos años pasen, esta cerveza sigue teniendo su encanto— murmuró ella viendo el líquido que descansaba en el envase.
— las generaciones futuras querrán mantener el legado que una vez se les ha dejado— dijo él con aire melancólico.
— ¿Recuerdas cuando nos vimos por primera vez a los ojos?— preguntó ella con curiosidad.
— claro que si— respondió obvio él, recordando ese día—. Empezaba mi viaje con Elizabeth para salvar Liones, estábamos a punto de ir a Bernia por información sobre algún pecado, pero en medio del desastre que había dejado ese caballero aprendiz te encontré herida; sentí tu poder demoníaco, así que decidí mantenerte a mi lado para vigilarte. Quién diría que lograrías tantas cosas con tu hermosa presencia— relató con brevedad.
— ¿Nuestro primer beso?— cuestionó dándole un trago a la cerveza.
— ese fue cuando estaba muy dolida por lo que te ocultó Merlín respecto a tu hermana. No lo pensé mucho y te besé, olvidando todas mis responsabilidades, olvidándome de mi pecado. Me sentí libre cuando correspondiste, pero cuando me separé de tus labios todo volvió a mi de golpe y decidí ocultar ese momento tan especial— relató mientras veía sin discreción los labios de su mujer.
— ha pasado tanto tiempo desde aquella vez. Era una chica dolida por la muerte de su hermana que encontró alivio en los brazos de un chico que buscaba remediar todo el desastre de su pasado. Ambas almas encontraron una pizca de felicidad dentro de tanto dolor. Terminaron uniéndose para ser el sostén de la otra, amándose con sinceridad y siempre estando allí para la otra— compartió con nostalgia en su mirada, obteniendo la mirada esmeralda de su amado—. A partir de esa historia empezamos una vida juntos dónde formamos a una hermosa familia. Habíamos convertido olvidado el dolor del pasado para darnos alivio con nuestros seres amados. Han pasado veintidós años desde eso, ahora estoy empezando a envejecer, y realmente me asusta, pero a la vez me hace feliz pasar cada día contigo como si fuese el último; ver a mis hijos disfrutar de la vida sin inconvenientes; estar para ver a mis amigos felices. Todo eso lo obtuve gracias a ti.
— a fin de cuentas si estuvimos destinados a estar juntos. Jamás había amado a alguien como te amo a ti, ni siquiera a Elizabeth. Cada día a tu lado es una aventura que me gusta tener, siempre y cuando sea contigo— sostuvo su mano con delicadeza—. Quisiera tenerte a mi lado hasta mi último suspiro, pero sé que es inevitable que tú te alejes primero que yo; así que solo me queda estar contigo hasta que ese día tan doloroso llegue.
— Meliodas... Eso también me asusta. No quisiera dejarte a ti y a los niños, pero...— murmuró con dolor la fémina, un nudo nació en su garganta, impidiéndole continuar.
— tranquila, preciosa...— murmuró Meliodas acariciando el dorso de su mano.
— me estoy haciendo vieja, ya no volveré a ser la misma chica de la que te enamoraste. Tu promesa de estar a mi lado sin importar que envejezca me mantengo en pie— dijo apretando la mano del rubio—. Te amo Meliodas, tanto que no sé que sería de mi sin ti...
— también te amo, _________________...— murmuró Meliodas— y no importa qué pase ni como te veas, yo seguiré amándote hasta el final e incluso más allá de él.
— nuestro capítulo final...— murmuró ella entre sollozos.
— ahora no pienses en él, aún nos queda mucho que recorrer juntos. Tenemos que ayudar a Ryota en su relación, ver a Ryuu, Molly, Holly, Sakura a crecer siendo felices; estar con nuestros amigos hasta la despedida; y por supuesto, ser felices tú y yo— dijo con lágrimas bajando por sus mejillas.
Juntaron sus frentes y lloraron en silencio juntos, amando cada segundo de esa noche.
La puerta se abrió, dejando ver a sus tres hijos con una sonrisa de par en par.
— ¡Mami, papi, tienen que salir a divertirse!— exigió Molly llegando hasta ellos y tomando la mano de su madre para guiarla hacia el exterior, pero se detuvo junto a sus hermanos al ver sus lágrimas—. ¿Por qué lloran?— preguntó deprimida.
— mamá, papá ¿Qué sucede?— preguntó preocupada Holly, sosteniendo el oso que hace diez años, de bebé, sostenía con fervor.
— ¿Se sienten mal?— preguntó Ryuu.
La mujer negó y tomó en brazos a Molly.
— son lágrimas de felicidad— murmuró ella viendo a sus otros dos hijos—. Estamos felices por tenerlos a ustedes y al resto.
Los tres comprendieron y volvieron a sonreír aliviados de que no tengan ningún mal.
Meliodas tomó a los otros dos y los puso en sus hombros de manera divertida, obteniendo como recompensa las risas risueñas de sus hijos.
— vamos a fuera a seguir divirtiéndonos— declaró adelantándose a la salida del bar.
........................................................................
| Meliodas |
Primero fue él, quién siempre consideré el mejor amigo que alguien podría pedir. Ese día fue uno de verdadera amargura, pero juntos supimos sobrellevarlo y decidimos siempre recordarlo con una gran sonrisa y, por supuesto, una botella de licor a la mano. Lo triste de que no seamos como la raza humana es que tenemos vidas prolongadas, Diana y King no tiene que sufrir ese mal como algunos, pero otros si. Gowther perdió a Guila después de los años; Elizabeth, al ser parte humana, igual se nos fue; Margarita, con el tiempo terminó yéndose del lado de Ryota, dejándolo únicamente con sus dos y únicos hijos, mis amados nietos; unos pocos años después siguió Helen, dejando a su único hijo con su padre, Lancelot. La vida humana puede ser tan corta desde el punto de vista de la raza de las hadas, gigantes y demonios. Ninguno puede evitar que esta raza inferior en años de vida pueda seguir a nuestro lado eternamente, como una especie de castigo, nosotros, con largos años de vida, tenemos que presenciar como aquellas vidas se van y otras mejoran su propio presente.
Y como siempre me lo temí, terminé perdiéndote a ti también. Cada día junto a ti pensé que sería eterno, pensé que tu amarga despedida jamás llegaría. Pero no soy un dios, no pude hacer nada para que vivieras más tiempo a mi lado. Lloraste, como yo lloré, aunque no debías, lo hiciste. No tenías miedo en admitir que querías quedarte al lado de tu familia, seguir estando para presenciar cada momento de dicha, no titubeaste al decirme que tenías miedo; pero, luego cambiaste esa expresión de dolor y tristeza a una de felicidad y paz absoluta, deseándonos el mejor futuro a cada uno de nosotros, dejando en claro lo mucho que amas a tu familia y lo feliz que has sido teniéndonos. Y, cuando tuvimos nuestro último momento, ese en el que no dejé de sostener tu fría mano, me dijiste lo agradecida que estabas conmigo y lo mucho que me amabas, pensando que, con pesar, algún día volveríamos a estar juntos. Yo lo acepté, te lo prometí aún sabiendo que el futuro era incierto hasta para mí. Siempre tendría tu recuerdo en mi corazón y nadie, jamás, podría borrarlo. Finalmente, con tu último aliento, nos dijiste a todos, sin excepción alguna, que siempre nos amarías.
Yo lloré como no tienes idea, y a pesar de los años siempre cargué con ese dolor en mi corazón. Pero aprendí a manejarlo por mi familia.
Todos se habían ido, excepto la nueva generación. Yo fue el último en dar su último aliento. Pude conocer a mis bisnietos, una locura ¿No? Ellos me despidieron y me dijeron lo mucho que me amaban, tal y como tú ese día. No tenía miedo, porque sabía que nuestros hijos y sus hijos serían fuertes y podrían vivir sin mi. Yo ya había cumplido mi último propósito en vida.
Estaba triste de dejarlos, eso sí, pero feliz, porque sabía que me encontraría contigo al otro lado.
(...)
El espíritu del rubio empezó a ver todo el panorama, la ciudad de los muertos, la Necrópolis.
Escuchó un susurró, lo estaban llamando. Volteó a ver quién era, y su corazón, el que creía muerto, y de hecho lo estaba, sintió calidez al verlos a todos, tal y como los recordaba.
Extrañamente estaban jóvenes, como aquella vez dónde salvaron a Britannia y se convirtieron en los héroes del lugar. Sus ojos, a pesar de estar muertos, estaba brillando felices por verlo allí.
La primera en acercarse fue esa castaña, quién estaba luciendo tal y como el rubio la conoció, luciendo más hermosa que cualquier cosa y persona en existencia o fuera de ella. Ella fue lo más bello que encontró en ese lugar tan solitario.
Ella le extendió la mano transparente y le sonrió, dejando salir las lágrimas de paz al presenciar y ser la bienvenida del chico.
— te he extrañado, Meliodas— dijo ella con melancolía—. No he dejado de amarte ni un solo momento, esperaba estar aquí cuando tu día llegara. De hecho, todos lo esperaban.
Él sonrió, como era típico en él.
— también te he extrañado como no tienes idea. A todos también— dijo igual con melancolía—. No he dejado de amarte ni un solo segundo, ___________________. Pero a partir de ahora, finalmente estaremos juntos hasta la eternidad.
Él tomó la mano extendida de su mujer, y sin más, ellos, junto al resto de su amada familia, se desvanecieron.
Y es así, como un capítulo culmina para los Ocho Pecados Capitales y compañía, y otro sigue su curso para la generación que ellos habían dejado.
___________________________________________________________________________
______________________
|
•
Triste y amargo final ;-;
Es increíble haber llegado hasta aquí, cada que terminó una historia no puedo evitar pensar que el hecho de llegar hasta el punto final es sorprendente. El camino que se recorre al crear una historia es tan maravilloso, usar a los personajes que de alguna forma de quedan en tus memorias para crear algo en lo que estés involucrada, y que sea algo que los lectores pueda, disfrutar. Cada sensación es única y especial, y este tipo de cosas forma parte de eso.
Créanme que hasta lloré escribiendo la parte de Meliodas y la rayis, traté de contenerme, pero una que otra lagrimita salieron.
Me ha encantado en serio escribir está historia, es una de muchas que marcarán el inicio de una escritora novata que escribe para compartir sus fantasías con sus personajes favoritos. Es un pasatiempo que nos sirve para explorar el arte de la escritura utilizando tus cosas favoritas para disfrutarlo y no volverlo algo monótono.
Me agrada compartir esto con ustedes, y espero que en el futuro estén para disfrutar algo que hago de corazón, aunque no fuesen fanfics de Meliodas -que si habrá-.
Espero que les haya gustado este capítulo final y verlas en una próxima historia.
Sin más que agregar, nos leemos en una futura historia.
Bye Bye
(◍•ᴗ•◍)❤
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro