Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 8

El aire era gélido, se notaba cada vez que ella exhalaba. Se estaba congelando. Sentía el aire sofocante, pero se mantenía despierta, no se permitía cerrar los ojos.

— ¿Qué tal se siente el aire?— preguntó Agus bajo el umbral de la puerta metálica—, ¿Sofocante, helado, mortal?

La piel de la castaña palidecía lentamente, dejando a relucir el azul de sus orbes.

— si llegan a matarme... No lograrán nada con Meliodas...— murmuró con la voz temblando por el frío que reposaba en su cuerpo.

— no nos subestimes, es por eso que estás aquí— le dijo él neutral.


[...]


— buscamos en todos lados, pero no hay ni un solo rastro de ella— dijo Ryota frustrado, caminaba en círculos en su habitación para pensar mejor.

— papá dijo que los caballeros pusieron alertas a todos en Britannia. Fue tedioso, pero lo lograron— dijo Margarita.

Lancelot veía el techo pensante, rebuscando en su mente para encontrar un lugar obvio para que su tía estuviera secuestrada.

Los tres niños estaban en la habitación bajo la orden del rubio para evitar cualquier problema mientras ellos buscaban una solución.

Lancelot se incorporó al tener un lugar en mente, ambos niños lo miraron expectantes.

— hay un lugar el cual no hemos mencionado— comentó él—. El reino de los demonios, tu lugar natal Ryota.

— ¡Claro!— exclamó él—. Es seguro que mamá esté ahí. Debemos ir de inmediato a investigar.

— pero si le decimos a los adultos no nos dejarán ir— dijo Lancelot.

Margarita sólo los veía cada que hablaban

— tienes razón; además, podrían morir por el ambiente del purgatorio...— dijo desanimado Ryota.

Un fuerte sonido hizo que sus miradas se enfocarán en la niña que había dado un fuerte pisotón. Ella los veía con las mejillas infladas y el ceño fruncido.

— ¡Hay que averiguarlo pase lo que pase!— gritó decidida Margarita—. No podemos quedarnos sin hacer nada.

— cuesta admitirlo, pero la enana tiene razón— dijo Lancelot, recibió un pequeño golpe por parte de la niña, pero lo ignoró—. Tienes que saber alguna forma de como ir al purgatorio sin que yo muera— le dijo a Ryota.

— ¡Oye, yo también iré!— dijo determinada, pero su puchero le quitaba lo que ella quería demostrar.

— por supuesto que no irás— dijo Lancelot obvio—. No nos servirías de nada allá.

— ¡Yo puedo serles útil! ¡Seis ojos son mejores que cuatro!— dijo ella con las mejillas infladas—. Quiero ayudar a Ryota pase lo que pase; además su mamá nos salvó aquella vez, siento que debo hacer algo...

— Margarita, si algo te pasara...— murmuró Ryota con molestia.

— espera, no me digas que realmente consideras meterla a este peligro— dijo incrédulo Lancelot, pero al ver la seriedad en el castaño lo miró serio—. Si algo llegara a pasar ella estaría en mucho peligro y estaríamos protegiéndola a cada momento. Eso podría matarnos a los tres.

Ryota suspiró captando el punto de Lancelot—. Tienes razón, no debería. Lo siento Margarita, no podemos llevarte.

Ella infló sus mejillas, sus ojos se cristalizaron por las lágrimas y sin más se fue de la habitación molesta. Ryota la llamó, pero ella no volteó.

— tranquilo Ryota, hacemos esto por protegerla— dijo Lancelot para animar al castaño—. Por ahora concentremos nuestra energía en tu mamá.

El castaño lo miró y asintió resignado.

— ¿Qué hacemos?— preguntó Lancelot impaciente.

— por ahora sería lo mejor equiparnos mientras pienso en la manera en que tú también vayas...— dijo Ryota pensante.

El castaño caminaba de un lado a otro con la mirada en el suelo buscando la manera en que Lancelot podría ir al purgatorio sin morir al primer segundo.

En ese instante detuvo su paso al recordar algo que su madre le había enseñado.

— ¡Lo tengo!— exclamó emocionado—. Mi mamá me enseñó como proteger objetos o personas para que los efectos del purgatorio no les afecten. Ella lo hizo con varias cosas cuando se fue con papá.

— ¿Sabrás cómo hacerlo?— cuestionó Lancelot curioso—. Si fallas eso me costará la vida. No estoy de humor para morir dijo cruzado de brazos.

— jamás he salido del purgatorio hasta estos momentos, por lo que no he tenido la necesidad de hacerlo. Pero podemos probar con un objeto primero antes de probarlo en ti.

— buena idea— dijo sonriente el rubio—. Es hora de prepararnos.

[...]

En el castillo de Liones, la pequeña niña se escabullía por los pasillos sigilosamente. Se ocultaba en cualquier lugar al ver o escuchar que alguien se acercaba.

Tenía un cambio de ropa, más cómodo y práctico para poder moverse con libertad. Su cabello estaba recogido en una coleta alta, y tenía una gran bolsa vacía en su espalda.

Al llegar al lugar que tenía pensado, abrió la puerta de madera, y antes de entrar se aseguró de que nadie estuviera en los alrededores.

Al cerrar la puerta tras de sí un ambiente oscuro la recibió. Encendió la lámpara que estaba en un barril para poder iluminar la habitación. Al hacerlo vió un montón de armas.

Tomó un par de espadas de un tamaño pequeño, adecuada para caballeros de armamento ligero; y también una gran lanza de hierro, lo que si le dificultó. Todo lo puso en la gran bolsa

Con gran fuerza en su ser tomó la ahora pesada bolsa y salió lo más sigilosa posible.

Al correr por el reino recibió las miradas extrañas por parte de todos los que la veían pasar.

Finalmente llegó a la taberna, pero no entró, ya que si la veían con aquella bolsa comenzarían a interrogarla hasta el punto de arrebatarle los objetos.

Se fue por detrás de la taberna, donde daba la ventana donde estaban sus amigos.

Espero que aún no se hayan ido...— pensó esperanzada viendo la ventana entre abierta.

Para su suerte ésta fue completamente abierta, y por ella descendieron el castaño y el rubio con una mirada determinada.

Una vez que ellos tocaron tierra observaron extrañados a la niña que traía la bolsa en su espalda.

— ¿Qué haces aquí Margarita?— preguntó bastante serio Lancelot.

— me voy con ustedes— dijo determinada. Se quitó la bolsa y la puso frente a ella, cuidando de que el metal no ocasione ruido.

— ya te dijimos...-

— me importa un bledo lo que ustedes me dijeron. Me voy con ustedes quieran o no— interrumpió a Lancelot con una sonrisa burlona.

— estarás en riesgo.

— puedo protegerme sola, Lancelot, no tienen que estar pendientes de mi a cada instante.

— ¿Cómo podrías protegerte si no sabes ni cargar una espada?— le cuestionó el rubio expectante de su respuesta.

— para que sepas, mi padre me ha ayudado a practicar con la espada. No soy tan buena, pero sé que soy capaz de defenderme— le respondió firme.

— aún así...-

— calla Lancelot, eres un terco como para aceptar que yo haga algo.

Mientras ellos empezaban a discutir, Ryota miraba a Margarita con un gran brillo en los ojos.

Bajó la mirada para no tener que ver la reacción de la chica ante su pregunta.

— ¿Por qué te importa tanto...?— murmuró él con el ceño fruncido.

Fue lo suficientemente alto como para que ambos chicos escucharan. Margarita volteó a verlo y sonrió lo más dulce que pudo, subió la mirada para ver el cielo que poco a poco se nublaba.

— porque eres mi amigo— dijo suave, haciendo que Ryota subiera bruscamente la mirada—. Ha pasado tan poco, pero te considero mi mejor amigo. Odio cuando las personas que aprecio sufren, por eso haré todo lo posible para que tú estés feliz.

Ambos conectaron miradas, ella sonreía y él la miraba con la boca entre abierta, amenazando con esbozar una sonrisa.

— además, tu mamá es una mujer muy buena para pasar por esto, ella me salvó aun cuando ella no se lleva bien con mis tías y mi mamá; y tu padre parece alguien igual de bueno como para sufrir tanto.

— que conmovedor Margarita, pero eso no quita el hecho de que te pueden lastimar, en el peor de los casos te pueden matar— dijo serio Lancelot.

— ¡Oye! Seré tierna y todo, pero puedo ser ruda— dijo inflando su pecho para demostrar firmeza.

— está bien, vendrás con nosotros— aceptó finalmente Ryota, recibiendo una mirada inquisidora de Lancelot—. Pero si te pido que te quedes detrás de mi, lo harás sin cuestionarme; mi única condición es que me dejes protegerte cuando lo necesites— dijo con una sonrisa.

— supongo que está bien...— dijo resignada.

— bueno, ella es como un pegamento, siempre pegándose donde no la llaman— dijo con una sonrisa burlona Lancelot—. Ya qué. Mejor vámonos antes de que se den cuenta de nuestra ausencia.

Iban a avanzar pero la pequeña los detuvo.

— ¡Miren!— sacó todas las armas que tenía en la bolsa y dejó ésta a un lado—. Traje esto para que podamos defendernos.

Sonrió emocionada, pero al mirar más detenidamente a Ryota notó que traía algo en su espalda.

— parece que tú ya tienes...— murmuró desanimada.

Ryota ladeó la cabeza extrañado, y al comprender a lo que se refiere sacó de la funda la espada que traía.

— esta es la espada de mi mamá— le dijo a la niña—. Pensé en usarla para defenderme, pero ahora que trajiste una para mí, podría dársela a mamá cuando la encontremos.

La sonrisa de la chica se iluminó y le extendió complacida el arma.

Él la aceptó y sonrió agradecido.

— oigan tortolos— llamó Lancelot sosteniendo su lanza, los aludidos se sonrojaron por el término que el rubio usó en ellos—, vámonos de una vez.

Ellos aceptaron, y sin más emprendieron su viaje a la entrada del purgatorio.

[...]

— iré al reino de los demonios a investigar este asunto e informarle a Zeldris— dijo Meliodas a sus compañeros notablemente frustrado—. Mazikeen se ha tardado demasiado en volver.

— yo iré con usted— dijo serio Ban—. Ya he estado en el purgatorio, creo que no me pasará nada cuando vaya al reino.

— mientras ustedes estén allá seguiremos investigando aquí y protegiendo al reino de un posible ataque— dijo Merlín seria.

— ¿Cuándo se irán?— preguntó Diana.

— en este instante. No puedo arriesgar a __________________ en su estado actual, y con lo que me dijo ese chiquillo estoy muy inquieto— respondió seriamente.

El ambiente se tornó bastante tenso, Elizabeth sólo escuchaba cada palabra con detalle, y cada vez que lo escuchaba tan preocupado por su mujer la lastimaba.

— también quiero encargarles a Ryota— pidió Meliodas con una pequeña sonrisa—. Él puede ser un poco hiperactivo, y ahora que _________________ está en peligro me preocupa lo que él pueda hacer.

— tranquilo Meliodas, lo protegeremos con mucho gusto— dijo Elaine.

Él asintió más calmado—. Muy bien, me despediré de él.

— yo haré lo mismo— dijo Ban dándole un beso a su mujer.

Ambos subieron las escaleras, cada paso se les hacía más pesado, ambos tenían un mal presentimiento.

El sonido de la madera crujiendo levemente a cada paso que daban era inquietante en ese instante.

Llegaron a la puerta de la habitación donde estaban sus hijos y la pequeña niña. No sintieron ninguna presencia dentro de ésta, por lo que se apresuraron a abrirla.

Ambos sintieron un escalofrío al ver el cuarto vacío y la ventana abierta.

Ambos palidecieron, buscaron en toda la habitación, creando un gran desastre en ésta.

La única compañía era el viento que se adentraba a la habitación y hacía ondear la cortina de la ventana.

Meliodas buscó el arma de su mujer esperando que no sea lo que está pensando, pero efectivamente lo es.

El objeto no estaba en su lugar.

— ¡RYOTA!— gritó a todo pulmón Meliodas.

— ¡LANCELOT!— lo acompañó Ban, notablemente preocupado por su hijo.

Todos subieron deprisa al escuchar aquellos gritos desesperados.

— ¿Qué sucede Ban?— preguntó preocupada Elaine—, ¿dónde están los niños?

— ¿Dónde está Margarita?— preguntó neutral la albina.

Todos enfocaron su vista en la ventana abierta, Elaine inmediatamente se alarmó al darse cuenta de la situación.

— ¡¿DÓNDE ESTÁ NUESTRO HIJO?!— preguntó asustada la rubia.

— ¡MARGARITA!— gritó preocupada la albina.

Ningún hombre les respondió, sólo salieron por la ventana y desaparecieron de la vista de sus compañeros.

Elaine y Elizabeth fueron por el mismo camino que ellos, gritando preocupadas el nombre de los niños.


[...]

Un golpe fue asestado en el rostro de la mujer castaña.

Su piel estaba pálida, tenía varios moretones y sangre en su rostro, brazos, piernas y abdomen.

Ella soportaba cada golpe, pero protegía con todas sus fuerzas el vientre, donde varias criaturas estaban en desarrollo.

La atacante disfrutaba cada gota de sangre que lograba apreciar de su víctima. Una sonrisa cínica iluminaba su rostro y sus ojos estaban oscuros.

— ¡¿Te gusta esto?! Porque a mí si— dijo la morena con entusiasmo—. ¡Esto es tan exitante!

Otro golpe más en su abdomen, fue más fuerte, pero no logró hundirlo como esperaba.

Sangre salió de la boca de la castaña, respiraba agitada ante tantos golpes, y pese a todo el dolor aún estaba consciente.

— pero que lindura— dijo en tono tierno la morena—, proteges la vida de tus crías pese a todo. A eso lo llamo amor de madre.

Tomó a la castaña del pelo y alzó su mirada para verla mejor.

Ella gimió por el dolor que el movimiento brusco le hizo sentir.

— dar la vida por bebés que aún no han nacido. Estúpido— dijo seria—. Si tú mueres ellos morirán.

— no lo harán...— jadeó la castaña—. No importa qué pase, ellos llegarán a este mundo... Su padre se hará cargo de eso...

— ¿Y cómo crees que lo hará? ¿Poniendo esas crías dentro de él?— cuestionó entre fuertes risas. Miró con superioridad a la castaña—. Es realmente increíble que aún te veas hermosa...

Iba a conectar sus labios con los de ella, pero lo que recibió fue una escupida por parte de la castaña.

Se limpió la saliva ligada con la sangre, frunció el ceño y dió un fuerte golpe a la cara de la castaña.

— ¡Maldita! ¡Te muestro afecto y así me lo pagas!— gritó molesta la morena—. ¡No volverás a ver a tu familia nunca!

Ella iba a impactar otro golpe en su abdomen, pero alguien tomó su muñeca para detenerla. La tiraron al suelo bruscamente.

— Cornelia, no deberías dejar que tus impulsos maten a nuestra invitada. Un parte del plan depende de ella— dijo bastante serio el hombre frente a las dos mujeres.

— ¡Púdrete Alexander, yo hago lo que quiera!— gritó aún más molesta la aludida.

Él no hizo gesto alguno. Tomó del cuello a la morena y la alzó para verla a los ojos con su mirada fría.

— es mejor que controles lo que dices o le pediré a Alía que te corte la lengua. No quisiera tener que ensuciar mis manos con tu sangre— la amenazó intimidante.

La morena trataba de quitar las fornidas manos del hombre de su cuello, pero no lograba mover ni un dedo.

Él apretó un poco más para recalcar su amenaza, haciendo que Cornelia dejara escapar sangre de su boca.

Finalmente la soltó, ella empezó a toser y jadear para recuperar el aliento mientras miraba con el ceño levemente fruncido al hombre de pie frente a ella.

— lárgate— ordenó Alexander más frío que antes.

Ella obedeció sin protestar saliendo lo más rápido posible de la fría habitación.

No puedo creerlo, amenazó de muerte a su propia familia, su compañera. Veo que este tipo no siente empatía por nadie— pensó sorprendida la castaña, pero no lo dejo ver ante él.

Sintió los fríos dedos del hombre pasar por su mejilla, dejando que la sangre embarrara éstos. La lamió y saboreó unos segundos con placer en su mirada.

Él puso su mano en el vientre de la mujer y viajó por aquella zona sin inmutarse de la incomodidad de la mujer, aunque de todas formas a él no le importaba.

— uhm, ya veo, utilizas el poder de nuestra familia para proteger a los fetos que están en tu interior— analizó tras sentir toda la zona, más no alejó su mano—. Interesante truco, enfocar todo tu poder mágico en tu vientre debe ser bastante duro.

— aléjate de mi bastardo...— murmuró entre jadeos la castaña.

— ¿Qué pasa? ¿Meliodas es el único que puede tocarte?— cuestionó curioso masajeando el vientre de la mujer—. Soy tu hermano, debería tener el mismo derecho.

— ¡Estás completamente enfermo!— gritó ella molesta—. ¡¿Qué clase de hermano haría algo así?!

— uno que te ama mucho— le respondió simple—. No te alteres, los bebés pueden percibir tu carácter hostil.

— ¿Qué planeas hacer realmente?— le preguntó neutral la castaña.

Un silencio sepulcral perduró entre ellos.

Él tomó el mentón de la mujer y se acercó a su rostro hasta quedar a escasos centímetros de sus labios.

— desatar una masacre— susurró haciendo que sus labios en movimiento y el aire que salía al hablar rozaran los labios de la mujer.

_________________________________________________________________________
____________________________

|

Hola gente hermosa de la vida!
Espero que todos estén muy bien!

Aquí les traigo nuevo capítulo para que lo disfruten :3

Espero así sea

¿Qué le pasaría Alexander si Meliodas de enterara de todo lo que le hace a su mujer?

( ◜‿◝ )♡

Bueno, sin más que decir nos leeremos en el próximo capítulo!

Bye Bye!
(◍•ᴗ•◍)❤

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro