Capítulo 6
____________________ recién abría los ojos, un ambiente inhóspito la recibió, no conocía su paradero, pero no le daba buena vibra. Sus muñecas y tobillos estaban amarrados por unas cadenas a una silla en medio de la habitación.
Se sentí extrañamente agotada, repasaba cada momento antes de llegar a ese lugar.
Se preocupó por su familia, los cuales han de estar preocupados por su estado; y también por su bebé, del cual no podía saber mucho, pero sentía su leve presencia en su vientre.
Un hombre aparentemente mayor entró en la habitación, la mirada que él le dedicaba era indescriptible, pero no le daba una buena sensación.
— así que tú eres nuestra prima lejana— murmuró él paseando por el alrededor de la silla—. Huelo algo desagradable en ti, pero tal vez sea el hecho de que te criaste en un nido de humanos.
— ¡¿Quién eres?! ¡¿Dónde estoy?!— cuestionó molesta.
— discúlpame, déjame presentarme— él hizo una reverencia ante ella—. Mi nombre es Agus, soy el penúltimo miembro de la familia que sobrevivió a la masacre de hace tres mil años. Y perdone pero su ubicación no se puede divulgar.
Su forma de hablar era fría, pero a la vez educada.
— ¡Escúchame maldito bastardo, suéltame de inmediato o te vas a arrepentir de esto!— ordenó furiosa por las ataduras y la actitud indiferente del hombre.
— si hiciera eso Alexander me mataría.
— ¡Cuando logre liberarme de esta mierda te voy a incinerar!— declaró.
— eso es más que imposible, nuestra familia posee una divina inmunidad al fuego y todo lo relacionado a él— informó Agus.
La castaña trató de desaparecer las cadenas, pero su poder no mostró efecto en ellas.
— esas cadenas fueron diseñadas por Lauren, creadas justo para ti. Eso impedirá que escapes— informó ante los intentos inútiles de la mujer—. No te recomiendo gastar tu energía, dentro de unos minutos la necesitarás— sugirió yéndose hacia la puerta.
Salió de la habitación, dejando sola a la castaña.
— Meliodas, cuida a Ryota...— musitó ella entre lágrimas de frustración.
Anhelaba el bienestar de su amada familia.
Mantén la calma ante todo... Mi amado rubio....— pensó ella al saber de ante mano lo impulsivo que podía ser su marido.
[...]
En toda Britania el mantel estelar de la noche cubría a cada persona.
Para los pecados había sido un día fatal. Habían buscado por todos los lugares posibles, pero no encontraron nada que los llevará a la mujer raptada.
Meliodas se estaba volviendo loco, trataba de mantener su mente alejada de cualquier situación que comprometa la vida de su mujer, pero sabía que su resistencia caería ante la desesperación.
Trataba de ser un pilar firme para su hijo, el cual estaba asustado por el estado de su madre y exigía hacer algo para salvarla. Lancelot sirvió de apoyo, y eso lo agradecía.
A pesar de todo, la información no había llegado a los oídos de la reina. Elizabeth vivía ese día ajena a la situación. Pero solo necesitaba que su amiga Diana la informara de todo lo acontecido.
Era media noche, todos con mucho pesar lograron conciliar el sueño, aunque la preocupación los carcomía.
Meliodas logró difícilmente dormir a su hijo; pero él no había logrado pegar un ojo en toda la noche.
Sentía la ausencia de su mujer, su calor le hacía falta.
Habían dormido separados las veces que alguno se molestaba, pero a media noche uno cedía y volvía a la habitación para resolver sus problemas.
Se aman tanto que no podrían estar lejos del otro. Ese es el efecto que la castaña dejó en el rubio.
Él, sin nada más que hacer, deambulaba por el bosque, esperanzado de encontrar algo que no hubiera visto antes, pero nada.
Se tiró al suelo de rodillas, miró frustrado el cielo nocturno y un grito desgarrador emergió de su alma. Unas rebeldes lágrimas descendieron por sus mejillas, y de forma involuntaria su marca demoníaca apareció en su frente.
Se sentía tan culpable al no poder ayudarla cuando más lo necesitó, y más ahora que suponía que estaba embarazada. No quería perderla, no quería perderlos.
No se permitiría dejarse ver por su hijo en ese estado deplorable, no dejaría que él viera sus muros destruidos. Le daría al menos unos momentos de paz en sus sueños.
Sintió una presencia frente a él, fijó la vista en las sombras que creaban los árboles entre sí. Esperanzado de que sea una de las mujeres que se llevó a su esposa se levantó alerta.
— quién diría que encontraría al rey demonio en un estado tan patético...— murmuró una voz femenina, bastante familiar para el rubio—. ¿Qué sucedió, Meliodas?
— tú— dijo serio él—. ¿Qué haces aquí?
— me tomé la molestia de venir hasta aquí aún con una gran responsabilidad en mi espalda ¿Y esa es la pregunta que me harás? Qué poco considerado eres capitán— dijo la mujer aparentando decepción.
La entidad desconocida salió de las sombras, dejando ver a la mujer de cabello azabache, ojos ámbar y labios rojos, y lo más distintivo en ella era la marca de jabalí color carmesí que se exhibía en su cuello.
— ¿Quieres mi ayuda o no?— cuestionó con una sonrisa ladina la mujer.
— en estas circunstancias sería lo más estúpido decirte que no— dijo él—. Me serviría tu apoyo, Merlín.
La mencionada sonrió con arrogancia.
— ¿Qué es lo que te aflige? Seguro es tan grave como para verte llorar, lo cual sucedió solo cuando Elizabeth moría— dijo ella intrigada.
— secuestraron a ____________________— respondió directo—. Aparentemente miembros de su familia, la que creí haber matado hace más de tres mil años.
— oh vaya, que sorpresa. Creo que estas molestias valdrán la pena— dijo entre risas—. ¿Te refieres al clan de Fëanor, que según se contaba era un dios en lo relacionado con el fuego del purgatorio?
— exactamente. No sé que querrán, pero sea lo que sea _________________ está involucrada.
— ay capitán, usted se ha enamorado más de lo que creí de esa mujer— dijo con sorna—. Parece que es alguien muy valiosa para usted a pesar de que es miembro de esa familia.
— que sea de esa familia no viene al caso, la amo tal y por lo que es. Pero no es el momento de hablar de esto, tenemos que ayudarla— exigió él.
— muy bien capitán. ¿Vamos al Boar Hat? Seguro querrá que los chicos escuchen todo lo que se puede discutir.
Él asintió y de un momento al otro aparecieron en el bar.
[...]
__________________ luchaba con todas sus fuerzas para soltarse, pero por más que lo intentaba las cadenas no se rompían. Hace poco se sintió cansada, pero eso no la detuvo.
La puerta frente a ella azotó, alzó rápido la vista para lograr visualizar a un niño, bastante tierno, eso engañaría a cualquiera.
Ella vió preocupada al infante—. ¿Qué haces aquí pequeño? ¿Esas personas te hicieron daño?
Él trató de retener las risas en su interior para seguir la realidad de la mujer, pero éstas salieron en son de burla hacia la mujer. Ella lo vió con el ceño fruncido, él se acercó a ella y la miró burlón.
— ¿De verdad crees que soy un niño? Qué patética eres— jaló de su cabello y junto de forma brusca sus frentes—. Aquí yo estoy por encima de ti.
Él se alejó, dejando ver su mandoble enfundado en su espalda. Ella se preguntaba cómo era posible que un niño pudiera cargar un arma tan pesada.
Él volvió a acercarse, tomó sin esfuerzo la silla y se la llevó del lugar. La castaña se opuso y se removió tratando de liberarse, pero no sirvió.
El pequeño dejó de forma brusca la silla en un lugar más amplio, haciendo que la castaña sintiera el temblor en todo su cuerpo. Justo era el centro de atención.
— ¡Aquí está nuestra prima!— anunció el pequeño con una sonrisa ladina—. Qué comience el espectáculo.
Sintió más presencias a su alrededor, miró alerta, logró ver lo que suponía como ojos de un azul bastante intenso. Eso le recordaba a su padre e hijo, ambos tenían el mismo color intenso, como ella.
— ¡A-ron!— canturreó una voz infantil femenina. Una niña se acercó al niño y lo abrazó.
— Alía, así sólo me quitas mi credibilidad ante nuestra invitada— le susurró Aron.
Otros salieron de las sombras, pero con aspecto de adultos.
— muy bien, que comience la reunió familiar— dijo Lauren, la mujer que __________________ pudo reconocer como la responsable de que estuviera en ese lugar.
— nuestra invitada no se ve muy contenta— comentó Agus serio.
____________________ bajó la mirada con el ceño fruncido, con gran esfuerzo rompió las cadenas de las muñecas y luego la de los pies. Cornelia, Agus y los gemelos se alertaron.
— sería estúpido subestimar a la mujer del rey demonio, a la cual se le fue conferido una porción del poder del rey para poder estar por encima de todos sus habitantes; me tomé ciertas molestias— dijo simple Lauren.
— ya veo, entonces no hay de qué preocuparse— dijo Alía con una voz cantora.
La castaña llenó el lugar de llamas oscuras, por lo que la estructura empezó a fragmentarse hasta caer de a poco. Ella lo aprovechó e intentó escapar, pero sintió varios objetos a su alrededor, pero no pudo visualizarlos.
— adelante, ve y trata de buscar la libertad, pero te advierto que todas mis dagas te atravesaran si te mueves tan solo un metro— dijo Alía con cinismo.
La castaña movió su pie unos centímetros, pensaba en que podría hacer, hasta que una idea cruzó su mente.
Un aura violeta la envolvió, caminó como si nada y justo en el lugar donde estaba parada un montón de dagas estaban incrustadas en el suelo.
Son demonios, es obvio que no morirán tan fácilmente— pensó la castaña molesta.
La gran sala quedó con una estructura insegura, pero que a ellos no les importó.
Cornelia hizo aparecer sus cadenas, éstas comenzaron una persecución con la castaña, hasta que ésta fue atacada por un rayo violeta que atravesó su hombro, dejándola inmovilizada; las cadenas azotaron con fuerza en su espalda, salpicando sangre por el suelo.
El líquido carmesí llegó hasta la cara de la pequeña, la cual chilló con asco. Su hermano gemelo se acercó a ella para limpiarla, de paso dirigió sus dedos manchados de sangre de la mujer a su lengua, la saboreó y miró a la mujer con una sonrisa ladina.
— deberías quedarte quieta, después de todo imagino que no quieres que tus bebés mueran por tu estupidez— dijo Aron.
La castaña vió pasmada al niño, más no pudo moverse por el hechizo que le fue impuesto.
Unos pasos resonaron en la silenciosa sala, un chico de ojos azules, igual o más intensos que el resto de los presentes; se acercó a la castaña y la miró fríamente.
— llegaste a nuestros brazos impura, y peor aun, con unos bebés— dijo decepcionado—. Pero esos renacuajos no frenarán los planes que tengo para ti.
Acarició la mejilla de la castaña, dejó un mechón de pelo detrás de su oreja y se acercó a ésta, quedando a tan solo unos centímetros. La castaña sintió repulsión ante su aliento tan cerca de su cuello, sentía como el aire chocaba con su oreja.
— Alexander, mejor deja eso para otro momento y concéntrate en la reunión— pidió neutra Lauren.
— no te alteres, no querrás causar una mala impresión a nuestra hermana— dijo ya lejos de la castaña.
— ¿Hermana...?— murmuró incrédula la castaña.
— pues si, ¿Creíste que nuestro padre era un santo?— cuestionó serio—. Te equivocas si lo crees. Nicolás fue igual que otros demonios, cruel, despiadado, y mujeriego, como la mayoría. Lauren y yo, fuimos uno de los muchos posibles resultados de eso, pero ya deben estar muertos— explicó con seriedad.
— mi papá...— murmuró sorprendida—. Eso no importa, el hombre de que hablas no es el que yo conocí; tal vez pudo cometer errores, pero sé que mi madre no fue uno de ellos— dijo segura.
— quizás, pero nunca se puede descartar una posibilidad— dijo Alexander.
— ¿Qué es lo que quieren de mi? No creo que me hayan querido traer aquí solo para hablar de mi familia— dijo impaciente.
— directo al grano, eso me agrada— dijo él—. Queremos vengarnos del rey demonio por la masacre que sus manos ocasionaron y el sello que nos mantuvo en este lugar— dijo fríamente—. Gracias a tu esposo y a la diosa Elizabeth, la raza demoníaca fue castigada con un sello, eso afecto a algunos pocos dejándolos en un limbo, nosotros fuimos parte; fue hace doce años que despertamos, la primera fue Cornelia, la cual salió justo cuando Indra fue invocada. Nuestros poderes se apagaron, como si se hubieran ido de nuestro sistema; pasamos este tiempo recuperándolo y aumentandolo, hasta que llegara este día, y nos ha dado buenos frutos. En fin, queremos lo que por derecho nos pertenece, el trono del rey demonio.
— ¿Y de qué les sirvo yo? No voy a traicionar a mi familia por ustedes— dijo burlona la castaña.
— aunque no lo creas tienes un papel muy importante aquí— Alexander comenzó a caminar alrededor de ella, mirando siempre su frente—. Eres una de las debilidades del rey demonio, y ahora más que nunca al tener a sus renacuajos en tu vientre; querrá tenerte sana y salva.
— ¿Chantaje?— ella bufó—. No me hagas reír, no me prestaré para algo tan estúpido.
— hay formas de garantizar tu colaboración, si no es por tu propia voluntad entonces será en contra de ella— miró a Lauren—. Una de las ventajas de tener a alguien que a estudiado magia es que puede conseguir ciertas cosas.
— si, me imagino, pero no lograrás nada conmigo— dijo burlona la castaña.
— el defecto de los arrogantes es que siempre cantan victoria antes de tiempo— dijo Agus dando un suspiro—. Nuestra familia a marcado a la raza demoníaca, nos temían por el repentino poder que surgió del líder, Fëanor; borraron a nuestra familia de la historia, uno de los responsables es Meliodas.
— estamos cansados de que la familia del Rey Demonio nos haya opacado. Se arrepentirán de toda la humillación que nos causaron, Zeldris y Meliodas— dijo molesta Cornelia.
— para ustedes no será tan fácil, no lograrán que Meliodas ni Zeldris se dobleguen ante personas tan insignificantes como ustedes— dijo fría la castaña—. Si deciden hacer algo peor que esto, su muerte está totalmente asegurada— les advirtió.
— Lauren, llévatela a la habitación, iré en seguida— dijo Alexander con una sonrisa ladina.
Le dedicó una mirada inquietante a la castaña, miró al chico con el ceño fruncido aún cuando fue cargada por la nombrada anteriormente.
Cómo se le ordenó dejó a la castaña en una silla, la amarró con cadenas de repuesto más resistentes que las anteriores.
— el hechizo durará más tiempo, su majestad— dijo Lauren indiferente—. Espero aprenda a comportarse frente a Alexander, no soporta a las personas insolentes, pero como es nuestra hermana menor seguro hará una excepción.
— tal vez para ustedes sea su hermana, prima lo que sea, pero para mí no significan nada— le dijo fría—. Mi verdadera familia está allá fuera, probablemente preocupada; no le daré afecto a imbéciles que intentan dañarla.
Sus miradas azuladas se conectaron, frialdad, odio, es lo que se transmitían.
— Lauren, retirate, quiero estar a solas con nuestra hermana— le ordenó serio Alexander.
Ella acató la orden, no sin antes darle una mirada molesta a la castaña.
— felicidades por tu embarazo— dijo él.
— no necesito tus felicitaciones.
Se acercó a ella y posó amabas manos en sus muslos, usándola de apoyo. Ella se sintió acosada al tener las manos de aquel chico tan cerca de su intimidad.
— no creí que una semi demonio fuera tan hermosa— murmuró él con una grave voz—. Huelo un delicioso aroma en tu cuerpo.
Él se acercó a su cuello y aspiró el aroma que había quedado impregnado en ella.
— ¡Aléjate maldito enfermo!— ordenó con ira, pero su cuerpo no logró moverse.
— ¿Sabes que es ese olor?— preguntó con una sonrisa torcida— es el delicioso aroma de tu sangre derramada anteriormente. Está seca, pero logró persivir el aroma. Pero me gustaría probarla.
Detrás de su pantalón saco una daga, puso el filo en el antebrazo de la mujer. Sin previo aviso lo enterró bruscamente ahí, la mujer aguantó el grito que quiso salir y el dolor que eso le ocasionaba. No le daría el gusto a él ni a nadie.
Sangre fluyó de la herida aún con la daga incrustada, él la sacó y más sangre fue saliendo. Llevó la daga a su boca, y paso su lengua por la hoja de la daga, tomando la sangre que salpicaba hasta el regazo de la mujer.
— la combinación de un demonio y un humano es exquisita, sabor delicado pero a la vez vulgar, fuerte y placentero— describió él aparentemente complacido.
— tú estás enfermo, todos deben estarlo— dijo ella con el ceño fruncido por el dolor.
— esta familia es la más imperfecta que podrás ver, pero uso esa imperfección para mí beneficio— dijo indiferente—. Somos pecadores, y nos da igual. Hacemos cosas que se verían impuras para la Deidad Suprema, y demasiado para el Rey Demonio. Pero en fin, nadie puede decirnos qué hacer.
— es asqueroso— dijo con repulsión.
— bueno, un rey no tiene porqué hacer el bien. Desde tiempos inmemoriales el Rey Demonio siempre fue un corrupto, y hasta el día de su muerte lo fue; todos le temían y por ello jamás cuestionaron sus desiciones.
— ¿Y se supone que tú harás lo mismo? ¿Gobernar el Reino de los Demonios a base de miedo, corrupción, crueldad?
— si, pero más. Seré mucho mejor que él y que Meliodas.
— nadie podría ser mejor rey que Meliodas.
— tu marido es un ingenuo que se dejó envolver por las alas de una diosa. Perdió todo por una sola persona que al final terminó dejando.
— pero obtuvo cosas mejores; pero no es algo que quiera explicar a alguien que jamás podría entenderlo— dijo neutra.
El rió burlón—. Los sentimientos siempre son un obstáculo, pero es esencial manejarlos ya que estos impulsan el deseo, la ambición. Tu marido no es capaz de eso.
— Meliodas es alguien capaz de cuidar a sus seres queridos, se arriesga siempre por aquellos que estuvieron a su lado, por eso no llega a pensar en sí mismo a veces, pero eso es algo que admiro de él— dijo pensando en su rubio, lo que la hizo sonreír inconscientemente. Miró con una sonrisa confiada—. Así que, ahora que me tienes aquí, y cuando sepa que estoy embarazada, créeme que no va a titubear a la hora de matarte— lo miró amenazante—. Él no tolera a personas como tú.
— cuanto defiendes a Meliodas, a pesar de todo lo que ha hecho— murmuró con interés—. Meliodas será fuerte, pero nadie es invencible, un ejemplo sería el Rey Demonio anterior.
Enterró la daga en el otro antebrazo, tomándola desprevenida. Ambos se miraron retadores, queriendo saber el final de la futura batalla.
— pudieron tener mejores vidas. Recuerden el camino que tomaron— dijo neutra.
— el camino hacia la grandeza, seré un rey y ellos me servirán. Mantendremos el legado de Fëanor y pronto será mi legado— declaró él con avaricia en sus palabras.
— con eso declaras la guerra a Los Ocho Pecados Capitales— le dijo fulminante.
— ¿ocho, eh? Me gusta tu entusiasmo, espero que te dure mucho.
Salió de allí sin más, dejando una declaración de guerra ante la castaña.
Ella estaba realmente molesta, ignoraba sus heridas por lo frustrada que se sentía.
Miró su vientre buscando relajación, y de alguna forma logró conseguirlo.
Si tienen razón... Entonces tendremos hermosos bebés Meliodas, Ryota tendrá hermanitos— pensó ella con alegría, ignorando su situación—. Cuando todo esto acabe estaremos bien mis pequeños... Su papá nos salvará de esta.
Confiaba en Meliodas, pero a la vez no quería que él y Ryota se expusieran al peligro. No quería perder a su hijo, tampoco a su marido, por lo que anhelaba que todo saliera bien.
Mientras que en el Boar Hat ya contaban con la ayuda de Merlín.
— papá, llegaremos hasta mamá, la salvaremos— dijo Ryota optimista.
Estaba junto a su padre fuera del establecimiento, mirando el amanecer.
— por supuesto Ryota. Te cuidaré y salvaré a tu madre, lo prometo— dijo el rubio confiando en sus palabras.
Es una promesa, _________________.
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Hola gente hermosa!
Espero que todos estén bien!
Aquí les traigo otro capítulo más pronto que antes para complacerlas!
Espero les guste mucho!
Quiero decirles que publicaré más rápido que al principio :3
Las cosas se pondrán un poco más intensas de lo común :)
Bueno, sin más que agregar, nos leemos en el próximo capítulo.
Bye Bye!
(◍•ᴗ•◍)❤
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