Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Amor

Un nuevo amanecer daba comienzo. El lugar estaba extremadamente silencioso, un silencio acogedor que les brindaba tranquilidad a todo el que habitaba el Boar Hat.

Todos dormían plácidamente, disfrutando de los sueños que se sentían tan bien en sus memorias; más un rubio no estaba del todo dormido gracias a alguien.

Sintió como lo zarandeaban con muchas ganas, interrumpiendo el maravilloso sueño que tenía de su esposa a su lado, aunque no necesitaba soñarlo para acercarse a esa escena, podría tenerla en cualquier momento de su día.

Sabía quién murmuraba su nombre de una forma tan inocente y adorable para suavizar su despertar, quién lo sacudía con desespero para que abriese sus ojos; el simple roce de la piel de la fémina era inconfundible para él.

Abrió sus ojos, agradecía que aún estaba oscuro para así no recibir la dura luz del sol en sus ojos cansados; esperó unos segundos para disipar el sueño y así atender a la fémina que lo necesitaba. Una vez con las energías recargadas de manera inmediata,  se incorporó y vió a su mujer con una sonrisa apacible.

Ella sonrió apenada por haberlo despertado a las cuatro de la mañana únicamente por sus antojos; pero no podía evitarlo, sentía la extraña necesidad de ser atendida por su amado, la atención y cuidado que él le dedicaba a ella era algo que la hacía sentirse muy cálida sin la necesidad de ser tocada. La felicidad era el sentimiento que la embargaba cada vez que eso ocurría.

Él esperó a que ella hablara, manteniéndose apoyado por sus manos por detrás; ella jugaba con sus dedos y al levantar la vista para tratar de articular alguna palabra se topó con el marcado abdomen de su marido, lo que la hizo enrojecer por la hermosa vista frente a ella.

Él sabía lo que provocaba al dormir semi desnudo, lo hacía a propósito únicamente para ver a su amada de esa manera. Ella solo reaccionaba así cuando sus alocadas hormonas despertaban y brincaban con deseo hacia él, y su inestabilidad emocional provocaba sus sonrojos y pena al verlo así; su embarazo provocaba todo eso.

Tuvo la dicha de experimentarlo por primera vez en su primer embarazo, y por supuesto le fascinó la idea de verla de esa manera, por lo que pensó en aprovechar cada instante que podía para verla así.

Ella no era cohibida, sus hormonas sabían permanecer estables cuando un bebé en desarrollo no estaba en ella, era atrevida y confiada, eso a él le encantaba. Él era igual, atrevido, confiado, sensual, sabía cómo engancharla.

Eran el uno para el otro.

Él decidió parar el espectáculo, de lo contrario su mujer explotaría por ansiedad que se instalaba en su corazón, queriendo explorar un territorio que ya conocía a la perfección.

Él tomó la camisa que estaba sobre el taburete que se encontraba allí, se la puso sin abotonarla por completo, dejando, por lo menos, su abdomen marcado cubierto.

No dijo nada, solo tomó la mano de su esposa para hacerla levantarse, abrió con cautela la puerta, salió de la habitación guiando a su esposa hacia el lugar donde sus necesidades serían saciadas.

Una vez en el primer nivel, indicó a su esposa sentarse en un taburete frente a la barra, lo cual ella aceptó sin protestar. Fue a la cocina y empezó a ponerse manos a la obra.

La mujer esperaba ansiosa por la comida de la madrugada, el aroma que salía de la cocina le hacía agua a la boca, se sentía excitada por tan solo imaginar el plato que estaría frente a ella.

Finalmente llegó, un pastel de carne, que bien podría ser para unas cinco personas, se mostró humeante frente a sus ojos. Un agradable aroma llegó a sus fosas nasales, haciendo que su paladar se pusiera ansioso por probar esa exquisitez.

— ¿Qué esperas? Pruébalo— invitó el rubio con una sonrisa en suspenso. Deseaba con toda su alma que aquel platillo haya quedado bien, después de todo quería darle lo mejor a su mujer y a sus tres hijo, pero sabía que solo Ban podría cocinar algo tan magnífico.

Ella tomó el primer bocado sin previo aviso, y tal como creyó, su paladar quedó complacido por la deliciosa comida que estaba a punto de devorar.

— ¡Está delicioso!— exclamó extasiada la mujer, llenando de alegría el corazón del rubio.

— por supuesto que sí, después de todo yo lo preparé— dijo arrogante el rubio, haciendo reír un poco a su mujer.

— cocinabas horrible. ¿Qué pasó? ¿Ban está escondido en la cocina?— inquirió la mujer viendo si lograba vislumbrar al albino.

— yo lo cociné con mis propias manos y sin ayuda de nadie— aclaró él con una sonrisa orgullosa.

— ¿Cómo?— cuestionó ella antes de dar bocados continuos, viendo expectante a su marido.

— bueno, cuando tú no estabas le pedí a Ban que me enseñara a cocinar de una forma más decente; tus antojos no tardaban en llegar, así que quería complacerte yo mismo— compartió afable. Apoyó sus antebrazos en la barra y se inclinó hacia adelante para contemplar más de cerca a su mujer—. Para mí mala suerte solo logré dominar un solo platillo, que es el que estás comiendo justo ahora; los otros intentos salieron fallidos.

Tragó lo que tenía en su boca, entre abrió sus labios con sorpresa, sintiéndose embelasada por cada palabra. Sin poder evitarlo sus lágrimas descendieron y una sonrisa apacible se plasmó en su rostro.

Meliodas no se alarmó, verla de esa manera ya llegaba a ser común para él. Sabía que no estaba triste ni nada parecido, esa sonrisa expresaba más de mil palabras, pero aún así la mujer no quiso reservar nada.

— ya entiendo todas las veces  que escuchaba alboroto en la cocina cuando dormía— comentó con divertida—. Eras tú esforzándote para hacer algo tan lindo por mi y los bebés, eso me hace muy feliz— dejó el cubierto aún lado, puso la mano en su pecho y suspiró con afecto—. Cada vez que haces cosas tan dulces no puedo evitar sentirme de esta manera, tan llena, tan plena, tan afortunada...

— si es algo positivo no dejaré de hacer este tipo de cosas por ti, no importa qué tan imposibles parezcan para los ojos de otros— tomó la mano libre de su amada y le besó el dorso—. No te preocupes, seguiré esforzándome para prepararte algo mucho mejor.

— Meliodas— negó con la cabeza—. No tienes que preocuparte por algo así, este es el platillo más delicioso que haz hecho, y realmente me siento orgullosa de que lo hayas logrado. De ahora en adelante atesoraré este platillo en específico.

Meliodas sonrió agradecido con ello, con su otra mano libre tomó el cubierto con comida y lo dirigió a la boca de su mujer como si se tratase de un niño.

Ella aceptó gustosa, una sonrisa tierna embelleció su rostro, dándole el aspecto de una tierna niña.

Y así continuaron, unidos con una de sus manos, ella siendo alimentada por él, ambos con una sonrisa de tontos enamorados.

Una vez terminaron, el rubio dejó el plato vacío en su lugar correspondiente y volvió a guiar a su mujer devuelta a la cama para que recompusiera sus energías y estuviera preparada para el resto del día.

Una vez la dejó en la cama se acostó a su lado y suspiró feliz por estar en ese suave colchón que lo haría caer ante Morfeo.

Antes de que pudiera, sintió los toques de su mujer en el hombro, volteó la mirada para verla.

Estaba apenada, y no entendía por qué razón, después de todo no había pasado nada más que el ambiente cursi de hace unos momentos.

— Meliodas...— murmuró con la mirada en sus manos— perdón por despertarte tan temprano por mis antojos, sé que puedo hacerlo sola pero no puedo evitarlo... Seguro estás muy cansado...— balbuceó levemente.

— si, me encuentro cansado cada vez que me despiertas— confesó él, haciendo entristecer a su amada, más la atrajo a él sin esperar respuesta de su parte—; pero me siento bien cada vez que lo haces, me alegra que acudas a mi cada vez que necesites algo por tan insignificante que sea.

— ¿No estás enojado o irritado conmigo?— cuestionó de inmediato subiendo la mirada hasta sus ojos esmeraldas.

— nunca lo estaría. Deseo que eso siga ocurriendo, no importa que sea a mitad de la noche o en la madrugada, yo feliz estoy a tu disposición para servirte— acarició el muslo de su mujer y sonrió coqueto—, mi reina— susurró en su oído.

Ella lo vió encendida por sus palabras. Rozaron sus labios de una forma tortuosa, sabiendo que a pesar de lo mucho que lo desearan, no podrían hacer nada más que acariciar y besar.

Decidieron no avanzar más en sus provocaciones, después estarían carcomiendose por dentro por el hecho de no poder hacer mucho para satisfacer sus necesidades.

Meliodas transformó el ambiente de pasión a uno romántico, envolviendo en sus brazos a la mujer y besando dulcemente sus labios, nariz, mejillas y frente. Ella reía mientras él la llenaba de besos por toda la cara.

Una vez culminó su labor, se dedicó a hablarle a sus hijos en desarrollo mientras esperaba que su esposa se quedará profundamente dormida.

Le decía lo mucho que la amaba a pesar de sus arranques de humor, su terquedad y exigencia; que veían todo eso como algo espléndido que amaba experimentar cada día y que lo hacía mejor persona y ayudaba a no cometer errores perjudiciales.

Ella igual hablaba de él, de lo despreocupado que era, su imprudencia en ciertas cosas, actuaba como un niño; pero a ella le agradaba todo eso, la tenían profundamente enamorada.

Ambos encontraron las imperfecciones del otro totalmente perfectas para ellos.

La castaña empezó a cantar una canción suave que antes le cantaba a su hijo mayor para arrullarlo y que lograba dejarlo dormido instantáneamente.

Te quiero yo, y tú a mí
Somos una familia feliz
Con un fuerte abrazo
Y un beso te diré
Mi cariño es para ti.

Te quiero yo, y tú a mí
Nuestra amistad es lo mejor
Con un fuerte abrazo
Y un beso te diré
Mi cariño, yo te doy.

Una canción cortita que su madre adoraba cantarle cuando era una niña de la edad de su propio hijo. Esa hermosa canción logró quedarse grabada en su mente y corazón.

Meliodas amaba oírla cantar, era un sabroso dulce para sus oídos y una cálida manta para su corazón.

Ella empezó a acariciar su vientre con mucho afecto mientras seguía con la canción, y de repente pasó lo que la llenó de extrema alegría, por lo que cortó su canto en seguida.

Meliodas la miró confuso por haber parado, más al ver la cara de euforia de su mujer sintió una emoción desconocida.

Ella tomó su mano y la llevó a su vientre, comenzó a cantar con una sonrisa de oreja a oreja, y en ese instante Meliodas sintió lo mismo que ella.

Una patada, no era fuerte, pero lograban sentirla claramente. Ambos quisieron saltar de alegría, pero se anduvieron a solo abrazarse con todas las fuerzas posibles y sonreír de alegría pura.

— ¡Acaba de patear, no sé cuál, pero lo hizo!— dijo ella con el corazón latiendo con muchas ganas.

— ¡Es increíble!— exclamó él estando en las mismas condiciones que ella— ¡Parecen estar ansiosos por salir!

— es uno de los momentos más felices de mi vida...— murmuró ella tras acurrucarse en los brazos de Meliodas.

Él bla recibió gustoso, su sonrisa era de oreja a oreja, su alegría era inmesa.

Descansaron sus manos en el vientre abultado de la fémina, sintiendo tranquilidad por el hecho que acababa de ocurrir.

A pesar de eso, la castaña estaba muy agotada, y el rubio parecía estar tan ansioso.

En un momento inoportuno se quedaron dormidos al ser derrotados por Morfeo. Ambos mantenían una sonrisa risueña por el amor que se tenían.

No cabían en su propia felicidad, parecía tan irreal que otros pensarían que actuaban, más no era así, el amor que se tenían era genuino, totalmente honesto frente a cualquier que lo negara.

Por más que tratarán de separarlos, ellos siempre permanecería unidos hasta el final. Así se lo habían prometido.

Su amor perdurará eternamente.

_____________________________________________________________________________
__________________________
|

¡Hola a todos!
Espero que estén muuuy bien gente hermosa!

Sé que fue infantil de mi parte poner la canción de Barney, pero no pude evitarlo. Esa música resuena en mi cabeza a veces, y pensé por qué no ponerla aquí. Es muy linda (la dejaré en multimedia para quienes no la han escuchado y también para quien desee escucharla). Disfruten :3

Espero les haya gustado el capítulo corto de este día!

Se cuidan mucho por favor!

Sin más que agregar, nos leemos en el siguiente!

Bye Bye!
(◍•ᴗ•◍)❤

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro