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One

Los días habían sido crueles, la lluvia que caía era simplemente aterradora, a pesar de sus berrinches y sus inútiles esfuerzos para ahuyentar aquellas despiadadas lágrimas, aún llovía a cántaros.

Hoseok se preguntó si era posible que esa lluvia empeorará, la respuesta era simple, esto solo era el comienzo de los días más devastadores que podría haber imaginado.

Todo empezó una tarde del mes de enero, cuando en la televisión el reportero del clima anuncio que habría una tormenta eléctrica y que todo el mundo debía de estar preparado para la catástrofe más peligrosa de la temporada.

Bueno, el reportero tenía razón en algo, si sería la catástrofe más peligrosa de la temporada, más no sería la única, a ella le siguieron innumerables días grises llenos de truenos y millones de gotas que caían con brusquedad.

Entonces fue dos semanas después de aquel anuncio que Hoseok se preguntó si es que acaso ese diluvio no era el castigo divino de algún ser supremo.

El muchacho pensó tanto en aquella hipótesis, que al final se rindió y decidió creerle a su sentido común llegando a la conclusión que esto solo era uno de esos desastres naturales que había estudiado en el colegio.

Todo encajaba a la perfección, con las fuertes lluvias los ríos colindantes a su ciudad se habían desbordado inundando hectáreas completas de cultivos, hace unos días había acontecido un derrumbe a la afueras de la ciudad y las centenares de casas afectadas por las lluvias aumentaban cada día.

Hoseok tenía la suerte de haber nacido en una familia bien posicionada, por lo que las lluvias no le afectaban, aunque a pesar de su posición su familia jamás les dió la espalda a los más necesitados.

Era debido a ese motivo que aquel viernes se encontraban recibiendo en su comedor a la familia Kim, quiénes había perdido todo en el último aluvión.

Ellos tenían un hijo uno o dos años menor que Hoseok, por lo que la familia pensó que sería buena idea dejar que ellos dos durmieran juntos.

Aquella noche cuando el joven Jung  fue a su habitación acompañado del muchacho de los Kim, se percató de lo hablador y excéntrico que era.

—... mi mamá dice que es el castigo divino de Dios y que debemos prepararnos para los últimos días de la humanidad —dijo animadamente Taehyung, mientras se dirigían a su habitación.

Hoseok lo observó detenidamente y luego dijo —¿Eres católico?

—Mi padres.

—¿A qué se refiere cuando dice que es el castigo divino de Dios?

Taehyung sonrió antes de responder. —Ella dice que dios mandó un castigo a la humanidad, para que nos arrepintieramos de nuestros pecados. Las lluvias son solo el comienzo vendrán peores cosas, terremotos, angeles y mucho más. Aunque si me lo preguntas a mí, yo creo que los angeles ya viven entre nosotros.

Hoseok no pudo evitar reír.

—Tu madre tiene una particular forma de darle sentido a las cosas —dijo —¿Y tu qué es lo que crees?

—Lamentablemente siento que mi respuesta te aburrirá. —Él sonrió avergonzado. —Yo creo dos cosas diferentes, la primera y menos sorprendente... la naturaleza, ella es sabia por lo que sabe cuándo debe purgarse a si misma. Lo segundo y más fantástico... es que algún dios o ente supremo está enojado, pero no por las cosas que nosostros hicimos, tal vez está enojado consigo mismo o con alguien, el problema es que los humanos estamos en medio de alguna guerra sobrenatural que nuestra mente no entendería.

Hoseok rió a carcajadas y contagió a Taehyung. Luego de minutos en los se calmaron, él decidió decir con mucha seriedad.

—Tambien creo eso, solo que me daba pena aceptarlo.

Entonces ambos se miraron cómplices, diciéndose en silencio que sus teorías no eran para nada alocadas.

—Estoy exhausto —bostezó el más joven.

Hoseok le sonrió amablemente.

Eran pasadas las diez de la noche y entendía que el chico había sufrido mucho en los últimos días, por eso lo llevo directo a su habitación, le indico donde dormiría y donde quedaba el baño, mientras él volvió a la cocina para tomar un poco de agua.

Al llegar se encontró con su madre que hablaba con Edilia, la cocinera.

—Segun escuché en la radio señora, hoy lloverá peor.

—Ni lo digas Edi. La situación es cada vez más alarmante.

Hoseok escuchaba atentamente mientras bebía el agua que se había servido.

—Ay mi señora, yo solo pido que Dios nos ampare de este desastre.

—Dios no hizo esto Edi, lo hicimos nosotros —la madre de Hoseok era una mujer de ciencia, ella no creía en entes superiores que gobernará sobre los hombres.

Hoseok decidió en ese instante, que la idea alocada de Taehyung era mucho más divertida que las de su madre y que él había cometido un error al creer lo mismo, dejando su vaso en el lavadero y despidiéndose de ambas mujeres volvió a su habitación.

El joven Kim ya estaba profundamente dormido cuando llegó, Hoseok se arrepintió de no haberle preguntado más sobre sus ideas y pensamientos, "mañana le preguntaré" susurró.

Se alistó para ir a la cama, cuando su cuerpo tocó el suave colchón el cansancio acumulado se hizo presente y a los pocos minutos calló dormido.

No sabía cuánto había dormido, ni que hora era, sintió un jalón en el brazo y lentamente sus ojos se abrieron. Taehyung le veía desde el borde de la cama, le hacía señas par aque no hiciera ningún ruido.

Afuera llovía a cántaros y los truenos era mucho más despiadados. Uno de ellos impactó tan cerca de su casa que salto del susto.

El joven Kim le invitó en silencio a levantarse de la cama, señalando la ventana que daba a su jardín.

Hoseok se dijo a si mismos que le sería imposible volver a dormir, por lo que le hizo caso a su invitado, salió de la comodidad que lo abrazaba y se levantó de la cama, el frío que sintió le escarapelo completo el cuerpo.

Taehyung ya se había movido hasta la ventana y le sonreía desde ahí mientras señalaba al cielo en completo silencio. Con miedo se acercó al joven y antes de dirigir su mirada a donde señalaba, lo admiró un instante, parecía estar extasiado y feliz.

Cuando finalmente vio en la misma dirección a donde apuntaba entendió el porqué.

En el cielo, dos figuras aladas peleaban ferozmente y con cada roze de sus brillantes espadas se iluminaba todo a su alrededor, el ruido era estruendoso, un trueno tras otro.

Ambos chicos miraron sorprendidos e hipnotizados la imagen en el cielo, era algo que no entendían.

Siguieron pegados a la ventana, embelesados, esperando que esa lucha nunca acabará, pero en el momento menos pensando uno de los seres fue traspasado por la espada de su enemigo y el cielo se tiñó de rojo.

Hoseok y Taehyung vieron asustados como caía precipitándose al suelo, a una distancia demasiado corta de su hogar y sin medirlo, ni pensarlo, salieron corriendo de la habitación.


Palabras: 1163

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