2. Palabras sin miradas
Se acordaba de cómo pudo soltar a aquel joven delfín y, el miedo que sintió cuando un barco pesquero les lanzaba lanzas. Ella pudo soltar al pequeño delfín, al que también salvo de aquellas peligrosas armas, que ya se habían cobrado algunas vidas que ya arrastraban hasta encima del barco.
Empezó a nadar lo más rápida que su aleta la dejo, antes dejo al pequeño delfín fuera del peligro. Estaba en estos momentos muy nerviosa. Por todos los lados veía a aquellas armas, uno, por unos milímetros no se clavó en su cola, otro en su abdomen y otro en su aleta. Pudo esconderse en una pequeña obertura que encontró en un arrecife, su pulsación iba a mil por hora, intento colmarse, más la sombra del barco aun la aceleraba. Si debajo del mar se pudiese llorar, en ese momento ella tendría grandes surcos de lágrimas bajando por sus mejillas. Tan solo tuvo que esperar unos cuantos minutos, más para ella fueron los más largos de su vida. Veinte minutos, que ella no pudo parar de temblar. Cuando ella salió de la obertura, sin querer arriesgarse se metió rápidamente en una pequeña gruta que encontró a unos metros de donde estaba escondida.
Una hora paso en la gruta, tenía tanto miedo que en vez de salir para ver si ya se había ido, o al menos si la ubicación en la que estaba no peligraba su vida de nuevo. Intento llegar hasta la parte total de la gruta, más cada vez que seguía hacia dentro de la gruta no daba con nada. Por gruta pudo meterse en un pequeño hueco donde por el estrés y el miedo que en estos momentos tenía a flor de piel, se durmió rápidamente, ni ella misma entendía aquel arrebato de sueño repentino que la inundo en ese momento.
La luz del sol le daba directo en la cara, lo que hizo que se despertara. No sabía dónde estaba. Se levanto, y se dio cuenta que estaba sobre una piedra y fuera del agua. Asustada, al no saber cómo había llegado o quien le había traído hasta aquí, se acercó a unas rocas, encontró un precioso lago detrás de las grandes rocas. Se enamoro más verlo. Un precioso lago de un agua cristalina, donde el agua te dejaba reflejarse en su pálida piel. No pudo resistirse y bajo lo más rápido que pudo, sin hacerse daño. Las plantas que delante de ella resplandecían con la ayuda de la luz solar la dejaban maravillada. Se metió rápidamente en las claras aguas, donde podía ver nenúfares con ranas saltando de una en una y, metiéndose rápidamente al agua al verla. Desde donde estaba podía ver el claro, formado de grandes árboles y otros no tan grandes, más algunas tenían frutos, a las que ella no podía alcanzar. Igualmente, por los alrededores la conocían por cabezota, ella quería aquel fruto. Es la que nosotros conocemos como las manzanas. Tenía uno de los árboles muy cerca de la orilla de donde ella se encontraba, salto lo más cerca del manzano (como lo conocemos nosotros), e intento alcanzar alguna. Al ver su batalla perdida, y escuchar sonidos desde lejos se metió de nuevo a las claras aguas del lago.
Unos minutos más tarde vio a dos humanos caminando hacia el lugar donde ella estaba. El miedo volvió a apoderarse de su cuerpo, más cerca escuchaba los pasos y sus voces su corazón se aceleraba más aún.
Detrás de uno de los nenúfares, levantando un poco la planta para poder tapar su rostro. Los dos terrestres pasaron sin darse cuenta, sin mirar el lago, y cuando ella se disponía a moverse, otro humano apareció sin previo a viso. Gritando a sus compañeros dijo;
- Seguir vosotros, yo voy a descansar un poco – pronto se pudo escuchar "vale. Nosotros estaremos por la zona de arriba. Si quieres espéranos aquí".
Se inclino y empezó a beber del lago. Al terminar se sentó en la orilla. Echo una mirada al lago, al verla como se escondía se empezó a reír. La llamo, igualmente ella no se movió de su sitio. Sin previo a viso su estómago empezó a rugir de hambre.
- Vamos sal, te cojo una manzana. Escucho que tienes hambre.
La joven seguía en las mismas, no se movía de aquel lugar, ni de su postura, tan solo la rompía para echar mini miradas por si se había ido ya. Arranco una manzana y la lanzo por donde estaba ella. Se quedo mirándola, poco a poco, se acercó a la manzana y empezó a comérsela. Al joven le hizo mucha gracia, porque al terminar se puso detrás del nenúfar de nuevo. A él le gustaba ese juego tan extraño, más él no se rendía.
- ¿Estaba buena?
- Si. Gracias. – al decir esas palabras se asustó. No sabía porque le hablo a aquel joven morador terrestre.
Su piel se puso muy roja al escuchar sus siguientes palabras.
- Sabes hablar. Yo creía que te habían cortado la lengua. Jajaja. Perdón por la broma. Me alegro que te haya gustado.
- Sí, me ha gustado. Antes intenté coger una y no pude.
Se quedo desconcertada, ¿cómo estaba hablando con él? Aquel joven era muy simpático, al ver su sonrisa y escuchar su voz era imposible no hablarle. Se dieron sus nombres después de unos minutos. Ella no salió en ningún momento de su "escondite". Él era Tulio. Ella contesto rápidamente que su nombre era, Marinha.
Cuando volvieron a por él, ella se escondió debajo del agua y lo más al fondo que pudo. Y él se fue diciéndole a dios con la mano mientras iba detrás de sus amigos. Ella hizo lo mismo. Más que se fueron busco poder volver al mar y, se juró no volver a acercarse a los humanos. Hasta aquel día.
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