Veintiuno.
—Parecen la bella y la bestia —leí en voz alta y me reí sin poder evitarlo, porque no todos los días se leía algo así en una sala de chat en donde estábamos nosotros siendo filmados. Tyler se rio mientras salía un poco de cámara para fumar, ya que estaba prohibido en vivo, y yo simplemente me reí con diversión, porque un poco era eso.
Era extraña nuestra vida desde la primera vez juntos, más bien interesante. A veces dormíamos juntos, aunque no siempre, y si yo dormía con él normalmente me pasaba a mi cama dependiendo de mi humor. Tyler no era de esos que se acurrucaban, sino más bien lo contrario, pero a veces me pasaba un brazo por la cintura de un modo un poco posesivo y se quedaba ahí. Sin casi tocarme, pero daba a entender que quería un poco de contacto y yo no se lo negaba de todos modos.
Al principio fueron varios encuentros con dos sesiones, luego comenzó a disminuir y misteriosamente Tyler empezó a ignorarme. Fue bastante de la nada y no me quejé, porque entendía que no todo el tiempo uno está con ganas de tener sexo. Pero luego me di cuenta que algo sucedía y no me estaba diciendo el motivo. Lo encontraba de vez en cuando mirándome de reojo y estaba lejos de ser miradas de enojo o algo por el estilo. Eran miradas de deseo escondido y no entendía muy bien que estaba haciendo.
Le pregunté en varias ocasiones que le pasaba, porque reaccionaba de ese modo tan extraño y me decía que eran ilusiones mías.
—Mira, Tyler, si no quieres tener nada conmigo solo dimelo... —le dije una vez cuando él volvió a ignorarme. Él estaba sentado frente a la televisión y yo me senté a su lado buscando cariño, como de costumbre. Él al principio aceptó mis besos suaves y luego terminó por alejarse, como si no le gustara mi contacto. Como si me detestara de nuevo.
—Solo quiero mirar la televisión —me respondió a regañadientes y suspiré decidida a no prestarle atención. Sin embargo, me dolía un poco el rechazo. No me gustaba ser rechazada cuando un hombre había insistido tanto en mí.
No voy a negar lo obvio: también tengo inseguridades. En ese momento pensé en todo y me sentí una chica fea, poco atractiva e interesante. No creo que ninguna mujer se sienta feliz con su aspecto todo el tiempo, hay momentos en los que me miró al espejo y no encuentro que me gusta de ese rostro y ese cuerpo. No importa como quiera solucionarlo con el bisturí, al final del día me sentiré insegura. Tyler lograba hacerme sentir eso y empecé a ignorarlo porque era mi manera de protegerme de su daño. Él no quería hablar, no quería explicarme que estaba pasando y yo tampoco quería pensar demasiado.
Pero las ideas estaban, no voy a negarles eso. Me sentí usada, creyendo que se había acostado conmigo por mi cuerpo, por mi aspecto, por alguna apuesta o hasta porque odiaba secretamente a Joel. Parecía que se había quitado las ganas y listo.
Esa noche use mi último recurso y fui a la sala. Le dije que necesitaba dinero, que era una realidad, y era hora que volvieramos a estar en vivo. Aceptó porque seguramente estaba en la misma situación y nos preparamos. No voy a mentirles a ustedes, me vestí lo más provocativa que vi en mi vida. Mi mejor conjunto, esos que una tiene guardados para situaciones especiales que a veces suceden o, como fue mi caso, nunca pasan. Lo había comprado esperando que Joel volviera alguna vez y me viera así. Pero eso no había sucedido. Era Tyler el suertudo de verme con aquello puesto.
—¿Te gusta? —le pregunté abriendo la bata de seda que llevaba y haciendo que Tyler levantara un poco su ceja al verme con esa ropa—. ¿O crees que es mucho?
Dicho eso me di la vuelta para que viera lo pequeño que era todo y lo poco que cubría. Lo escuché suspirar, como si estuviera respirando con dificultades y me giré nuevamente esperanzada. Ahí estaba yo, como de costumbre, rogando cariño y sin embargo, Tyler demostró que no quería darlo. Se giró mientras asentía y se encogió de hombros como si no le importara.
¡¿Cómo no iba a importarle?!
—¿No te gusta? —quise saber acercándome a él buscando su mirada, pero me ignoraba una vez más. Me frustraba muchísimo que hiciera eso porque yo estaba loca por él y se notaba de todas las maneras. ¿Por qué no lo veía? ¿Por qué no podía lograr que una sola me quisiera?
—Te queda bien.
Esa fue su respuesta y traté de no comenzar a llorar como una niña frente a él pero en ese momento estaba desesperada por hacerlo. Me dolía, me angustiaba la indiferencia y sé que seguramente suene como una niñita que no puede llamar la atención, pero yo era así. Me gustaban las miradas puestas en mí, ser la más bonita, la más inteligente, la que conquistaba a todos. ¿Por qué era tan difícil con Tyler? ¿Por qué subíamos y bajábamos? ¿Por qué era caliente y frío todo el tiempo?
Me armé de valor y me prometí que no iba a dejar que un hombre me hiciera daño, así que me senté a su lado usando la máscara que me había comprado. Tomé fuerzas y por un rato fui esa chica sexy y atrevida que todos querían que sea.
—Tal vez —le respondí a ese usuario que nos comparaba con una historia de Disney y le regalé una sonrisa coqueta a Tyler, sabiendo que tenía que usar todo mi encanto con lo poco que se veía en cámara. Mi boca, mis ojos y mi cabello. Obviamente hablando del rostro, porque del cuerpo estaba bastante expuesta.
No voy a negarles otra cosa, me encantaba ver cómo con solo moverme llegaban los token (las propinas) y sentía que tenía el control en la situación. Seguimos leyendo mensajes mientras Tyler subía un poco la música para entrar en ambiente y me acomodé mejor en la cama, ya que habíamos cambiado de escenario.
—¿Hace cuanto están juntos? —leí y me reí, porque no habíamos pensado en una historia. Tyler levantó la mano dando a entender que iba a ser él quien inventara eso y suspiré, pero le di pie.
—Nos conocimos en una fiesta. Yo me acerqué a hablar con ella y terminó saliendo con mi amigo porque era más guapo —se burló y yo lo miré algo enfadada al darme cuenta que estaba contando la versión real. Los mensajes subían en el chat y yo decidí enfrentarlo.
—Sabes que no me dejo llevar por las apariencias, tal vez no hiciste demasiado para que fueras memorable —decidí responderle y en el chat se reían, aunque iba con más lentitud desde que habíamos contado cómo nos conocimos—. Tal vez tenías que ser menos arisco conmigo y no mostrarte tan indiferente.
—¿Eso no les gusta a las mujeres? —me preguntó con curiosidad y me reí, porque esa era la típica respuesta de alguien que no sabía que le gustaba a las mujeres. Yo ignoré un poco el chat porque estaba contenta de volver a nuestras conversaciones divertidas y entretenidas.
—Nos gusta la atención en los momentos adecuados, mi amor, no cuando tu quieres.
Tyler me clavó la mirada y se la devolví sin problema, porque no iba a dejar que él fuera quien mandara en esa sala. Yo era la que debía tener las riendas y mantuve la mirada con una de mis cejas levantadas buscando conflicto. Ahora que tenía su atención quería demostrarle que no lo necesitaba, aunque un poco me lo estaba demostrando a mi misma. Dejé caer el bretel de mi corpiño con un movimiento tranquilo, calculado y decidido, sabiendo que iba a llamar la atención. La transparencia del conjunto era la clave, solamente tapando el pezón y mi entrepierna. Luego todo era diminuto y pequeño, a propósito para ese momento.
—Estás buscando que te castigue —respondió finalmente y mi cuerpo dio una sacudida al escuchar como me decía eso. Serio, enojado por mis palabras y totalmente excitado, lo suficiente para decirlo en cámara.
—Castigame.
Al decir eso, el destino nos jugó una mala pasada y nos quedamos en la oscuridad total. Miré hacia todos lados confusa, sin entender qué había sucedido y vi por los grandes de la ciudad que estaba todo a oscuras. Parecía un apagón en el barrio y estaba jugando con nosotros. Tyler se puso de pie chasqueando la lengua, claramente ofendido por la pérdida que dinero que habíamos tenido y yo en vez de ponerme a pensar en algo coherente miré su erección. Eso lo había causado yo y estaba segura que todavía seguía sintiendo cosas por mí.
Me puse de pie y tomé la bata, aunque no la abotoné al ponermela, sino que la dejé abierta. Tyler se acomodó la ropa interior al verme, aunque se notaba que estaba buscando su ropa en algún lado de su habitación. Salimos a la sala a ver la oscuridad del barrio y Tyler chasqueó la lengua seguramente comprendiendo que no teníamos mucha opción más que esperar.
—¿Esperamos o terminamos el día? —quise saber cruzándome de brazos y mirando al chico. Quería entender que íbamos a hacer a continuación sin luz y sobre todo porque no teníamos wifi. Las computadoras estaban prendidas por la batería, pero no teníamos la conexión correcta para poder hacer algo.
—No, dejemos todo. Estábamos haciendo un papelón...
—¿Disculpa? —pregunté sorprendida porque a mi me parecía que estábamos teniendo un buen show sin ni siquiera tocarnos. Habíamos conseguido buen dinero para ser la primera hora y solamente hablando y provocando. Mi compañero de trabajo me estaba empezando a fallar y lo miré enfadada buscando explicaciones—. ¿Qué rayos te pasa, Tyler? No voy a preguntar si hice algo mal o si te molesté... porque no creo haberlo hecho. Pero te pido disculpas. No podemos seguir así.
—¿Así como, Laura? —inquirió mientras iba a la nevera y sacaba una cerveza. Yo cerré la puerta de un golpe porque estaba enfadada y además perdíamos la poca energía que le había quedado. Él me ignoró, abrió la cerveza y se fue a la sala para observar la ciudad sin luz.
—Me ignoras por completo, me tratas mal...
—Son ideas tuyas.
Quería golpearlo con fuerza, pero me contuve a mostrarme agresiva y me acerqué a él buscando explicaciones. No me entraba en la cabeza que un hombre me rechazara de ese modo, quería entender qué pasaba y no me iba a quedar callada. Así de intensa era.
—¿Sólo queríamos de mi sexo? —quise saber en una mezcla de dolor y angustia, porque no entendía como podía ser tan cruel. Tyler se giró de manera violenta hacia mí, como si hubiera dicho algo lleno de pecado—. ¿Eso era lo único que querías? ¿Acostarte conmigo y listo? Porque si es así mejor dejemos todo esto... y avancemos. No puedo estar detrás de ti tratando de entenderte, de llegar a ti cuando me pones mil trabas...
—Laura... tienes novio.
—¿Y ahora piensas en eso, Tyler? —cuestioné porque se me hacía ridículo que luego de las noches que habíamos tenido se acordaba que estaba en una relación—. ¿Eso te enoja? ¿Qué te acostaste con la novia de tu mejor amigo? Aceptalo, Tyler, porque no fui yo quien te sedujo. En cualquier momento podías parar y....
—¡No es eso, Laura, por Dios!
—¿Entonces? ¿Qué carajo te pasa? ¿Qué tienes? ¿Qué hice mal para que me trates como mugre? No voy a seguir permitiendo que me trates como escoria. No quieres seguir, bien, no seguimos. Pero no me dejes a mi como la culpable de...
Ni siquiera pude terminar de hablar porque Tyler me besó de manera imprevista. No estaba esperando por eso y por un momento me di cuenta que nos estábamos besando con agresividad contra el ventanal gigante del edificio. Nos hicimos daño, de un modo desesperado por tenerlos, yo clavé mis uñas en su espalda mientras él dejaba marcas en mi cuerpo y tiraba un poco de mi cabello para controlar el beso. Todo eso nos gustaba y nunca había podido explorarlo con ningún hombre. Lo deseaba con tanta desesperación después de haber tenido tantos encuentros que no entendía cómo funcionaba todo eso. Y al parecer, Tyler estaba tan perdido como yo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro