Veinticuatro.
—¡Me estás diciendo que no me acosté con un pandillero, sino con dos!
—No sabes elegir bien a los hombres...
Estaba furiosa al enterarme de ese modo la verdad en aquel momento. No podía creer que ambos me hubieran guardado ese secreto como si nada. Por eso eran tan unidos, por eso eran como casi hermanos. ¡Por que estaban en el mismo rubro, en el mismo trabajo! Mi enojo era enorme y no podía entender si mi enojo era por Tyler o por el silencio de Joel. ¿Nunca me iban a decir nada? ¡Yo vivía con ellos! Esa gente había estado en mi casa y tal vez estaba en peligro sin saberlo.
—Joel no tiene tu tatuaje...
—Pertenece a otro puesto, se encarga de los números en realidad. Laura, esto ha sido obvio desde el primer día. ¿Has visto a nuestros conocidos? Vivimos en un departamento impresionante en el medio de la ciudad. ¿Realmente crees que sale lo que pagas? —me preguntó y yo me quedé boca abierta como si eso fuera lo peor que podía decirme en ese momento. Lo miré desolada, sin poder creer en esas palabras.
—¿Vale más el alquiler?
—Por supuesto que sí, Joel paga la mitad de tu parte para que creas que puedes mantenerte aquí. Pero la realidad es que vivimos con muchísimos lujos. ¿Las consolas de videojuegos? ¿Las computadoras? ¿Has visto la ropa que usa Joel? No es exactamente un niño rico, todo lo ha conseguido lavando dinero.
Me puse de pie tapando mis oídos, porque no quería escuchar a qué se dedicaba mi novio, si es que todavía podía llamarlo de ese modo. Me latía el corazón con fuerza y no entendía que estaba sucediendo a mi alrededor. Estaba alterada y comenzaba a sentirme mal, como si el aire me faltara. Tyler notó que algo estaba mal y se acercó a mí apoyando una mano en mi hombro, haciendo que lo miré. Estaba temblando, como una niña asustada cuando escuchaba su cuento de terror más odiado y en ese momento él pareció entenderlo.
—Laura... calmate.
—Toda mi vida he intentado hacer las cosas bien, Tyler. Tener la vida ideal, el cuerpo ideal, la cara perfecta y el novio perfecto. Ahora resulta que estoy saliendo con un delincuente y me acuesto a escondidas con otro —le dije bastante alterada, no podía analizar todo lo que estaba sucediendo y decidí ponerme las zapatillas para salir de la casa. No escuché las palabras de Tyler, no le presté atención a nada. Necesitaba aire y estar lejos de todo eso que me atormentaba. Joel, Tyler y la casa.
Me quedé a dormir en la casa de una amiga y traté de fingir que nada había sucedido. Sin embargo mi mundo se caía abajo mientras no dejaba de pensar en lo sucedido. Con lentitud comencé a calmarme hasta que entendí que tampoco era tan terrible pertenecer a una pandilla, pero lo que no podía aceptar era que ese fuera el secreto de Joel y me lo dijeran como si fuera una canción. Tyler lo había dicho casi peleando contra su mejor amigo, tratando de demostrarme que él era peor persona porque no me lo había dicho. ¿Sabía yo acaso quien era el peor? No, no me interesaba eso
Llegué a la casa al día siguiente y me encontré con una imagen que esperaba. Las maletas en la puerta y el aire viciado de cigarrillo que solo indicaba una cosa: Joel había vuelto. Caminé por la casa y no encontré a nadie en la sala, pero en el balcón estaba quien se suponía que era mi novio o algo así. Lucía guapo como de costumbre, con esos músculos que parecían querer romper la camiseta y esa expresión de niño perdido que me había enamorado. Perfecto como el hombre que siempre mi madre había pedido que llevara a la casa. Suspiré y me acerqué a él, sacándome las zapatillas para ir descalza hasta el lugar.
Escuchó cuando abrí la puerta corrediza, pero no se movió, noté su sorpresa porque su cuerpo se tensó al instante. Cerré porque no quería que nadie más escuchara lo que estaba por llegar, pero en parte también deseaba que todo el barrio se enterara quién era Joel.
—No quería que te enteraras de esta forma —me dijo en voz baja cuando imité su postura y apoyé mis codos sobre la baranda del balcón. La ciudad estaba alegre por el verano, desde donde estábamos podíamos ver las piscinas comunitarias plagadas de vecinos gritando y siendo felices. En cambio yo estaba atrapada con esos dos maleantes que parecían turnarse a la chica—. No era mi intención ocultarte esto... simplemente...
—He imaginado nuestro reencuentro de millones de maneras diferentes. Pero no esperaba que fuera así, Joel. ¿Por qué no me lo dijiste nunca? —le preguntó sin dejarle terminar de darme explicaciones. Estaba enfadada por todo lo que acababa de enterarme y que eso lo había hecho volver. No creía que fuera así, pero no encontraba otro motivo. Tyler se lo había dicho, me había traicionado incluso de ese modo—. Quiero entenderte... pero no puedo.
Suspiró y me miró, con esos ojos claros que podían matar a cualquiera que estuviera dispuesta a morir por él. Siempre me había parecido un chico muy guapo, sacado de una revista deportiva o algo por el estilo. Hacíamos la pareja perfecta, demasiado lindos para ser reales. Pero había tanta imperfección en nosotros que no sabía realmente por que estábamos juntos o qué nos había juntado.
—Cuando empecé a salir contigo no pude decírtelo porque empezaba a salir lentamente de todo esto. Yo metí a Tyler hace un par de años y me arrepiento de todo esto desde el primer día —me explicó con lentitud y yo esperé por él—. Quisimos salir mil veces, Lau, pero no es tan fácil. Es realmente complicado poder salir y cuando nos dimos cuenta... teníamos todo esto encima de nuestras cabezas y no podíamos escapar. Nueva York iba a ser mi escape. Si todo salía bien iba a lograr salir finalmente...
—Sigues sin responderme y no me cuentas porque decidiste no contarme algo tan importante.
—¡Porque eres perfecta, Laura! —exclamó como si yo fuera culpable de la idea que él tenía en su cabeza—. Porque llegaste a mi vida siendo esta especie de diosa griega perfecta y no quería que supieras que estaba en estas cosas. Te mentí y cuando me di cuenta empezó a romper un poco nuestra relación. No podía contarte adonde iba, comencé a mentirte y cuando me di cuenta te descuidé por completo...
Suspiré y miré nuevamente al cielo, comprendiendo cosas, encontrando las piezas faltantes del rompecabezas que era Joel. Mil veces él se había mostrado frío conmigo o directamente me había ocultado cosas. Yo pensaba que era una persona distante y fría, pero ahora entendía que en realidad se debía a esto. Pensé en Tyler que nunca me había ocultado nada y me lo había confesado cuando pregunté. No entendía porque los estaba comparando, pero en ese momento no podía dejar de hacerlo.
—¿Por qué volviste, Joel?
La pregunta que obviamente iba a preguntar apareció en el aire y finalmente nos miramos, porque era hora de poner las cartas en la mesa. Era hora de decirnos las cosas que nunca nos habíamos dicho, sin embargo Joel decidió ir por otro lado y dejarme a mi a la deriva.
—Porque quiero volver a intentarlo. Sé que nuestra relación estaba casi terminada cuando me fui... pero quiero volver a intentarlo. He pensado en ti casi siempre, Laura, en todo lo que hemos vivido y no quiero volver a empezar con otra persona. Quiero volver a intentarlo contigo.
Suspiré, por supuesto, era mejor malo conocido que un desconocido total y lo miré sin entender mis propios sentimientos. Obviamente era Joel de quien estábamos hablando y no una persona común y corriente. Era mi pareja, la persona que le había prometido mil cosas y que ninguna podía lograr. Él tampoco había podido lograr nada conmigo.
—No lo sé, Joel... estábamos terminando antes de todo esto. ¿Me vas a decir que no estuviste con otras personas en Nueva York? Porque... yo sí estuve con otras personas —le confesé sabiendo que era lo mejor. Me sentía como Ross diciéndole a Rachel que estaban en un break, pero eso era lo que nos habíamos propuesto en ese momento. No podía pretender irse de ciudad y que yo me quedara esperando eternamente por él cuando no sabía de nuestro futuro. Joel asintió un par de veces, como si aceptara que eso podía llegar a pasar y yo suspiré lentamente—. Yo quería todo contigo, no voy a negarlo. Pero creo que no estamos...
—Casate conmigo, Lau.
Lo miré como si me estuviera diciendo que había una guerra naval en ese mismo momento o como si de la nada estuviera lloviendo dólares. Ninguna de las dos cosas pasaba, pero si había una realidad y era que me estaban proponiendo ese deseo que no iba a admitir que tenía.
Desde chica había querido casarme y mi madre insistió mucho con eso cuando tuve la edad suficiente. Era una joven linda bastante rica que podía tener todo lo que quisiera y los hombres me rogaban que estuvieran con ellos. Pero la realidad es que no buscaba tener un novio de la socialité, me aburría bastante todo eso, y mi madre no estaba de acuerdo con eso. Al instante tuve que eliminar esa idea de mi cabeza porque en el ambiente que vivíamos era obvio que mi casamiento iba a ser por dinero. No quería eso, yo quería amor.
Suspiré y apoyé la cabeza en la bañera, en donde estaba haciéndome mi baño de hidratación. No podía pensar en claro desde que Joel me había dicho eso y tenerlo en una misma habitación no servía de nada. Me había propuesto matrimonio y eso se me hacía lo suficientemente fuerte como para olvidarme de todo a mi alrededor.
Es que lo había logrado. Mi madre estaría contenta y aplaudiría al darse cuenta que había logrado lo que deseaba. Un chico que me quisiera: guapo y con dinero (sucio o no). Joel me estaba proponiendo lo que siempre había querido, pero no podía dejar de pensar que a veces las promesas sonaban vacías incluso viniendo de alguien que juraba quererme para siempre.
Salí de la bañera cubriéndome con mi bata, mirándome al espejo por unos largos minutos mientras el vapor se marchaba y solo quedaba mi reflejo y yo. La chica de España estaría feliz, estaría saltando en una pata contenta de todo lo que estaba viviendo. Diría que sí y se llenaría de planes para casarse con su novio de más de un año.
La chica de América no podía pensar en otra cosa más que en falsedad. En el vacío que todo eso me daba y la angustia que sentía al darme cuenta que fácil podía ser convencerme.
Iba a salir cuando la puerta del baño se abrió sola y entró Tyler dejándome sin aire. No esperaba verlo en el baño que compartía con Joel y recordé brevemente que él había ido a comprar la cena. Me tapé con la bata, como si sirviera de algo, y miré a mi compañero buscando una explicación para aquella acción.
—¿Vas a dejar que te convenza con un anillo, Laura? ¿Qué tan desesperada estás de cariño?
—¡Si, Tyler! ¿Tienes algún problema con eso? —le pregunté enfadada porque él era así, porque me ponía en evidencia. A veces quería conocer sus debilidades para yo poder hacerle daño como él me hacía a mí. Sin embargo, poco conocía de Tyler y aquello me daba más enojo—. No le he dicho que sí y te estás comportando como un idiota ahora mismo. Expusiste a tu amigo porque estabas enojado...
—¡No estaba enojado con Joel! Estaba enojado porque me hiciste sentir que yo era el incorrecto aquí cuando viviste de nuestro dinero por meses, Laura. Ahora te crees muy santa, pero no decías nada cuando el dinero llegaba de manera extraña, cuando las fiestas eran enormes y el alcohol no dejaba de llegar. Te lo dije porque quieres jugar al papel de monja y no te queda bien. Estoy muy seguro de que no eres ninguna ingenua.
Le di un pequeño empujón, queriendo alejarme de él porque era obvio que yo no era una ingenua. Por supuesto que lo había notado, lo que me enojaba es que Tyler lograba encender todo mi mundo al instante. Esa conversación en vez de enojarme me encendía a niveles imposibles de asimilar, la tensión con él nunca parecía tener fin y me estaba volviendo loca de a poco. Lo vi en sus ojos, noté el mismo fuego que estaba teniendo en ese instante y en vez de comportarme como una buena chica busqué su boca para besarlo.
El beso fue devorador, me dejó a la deriva por completo y se inclinó un poco para levantarme con movimientos rápidos. Yo rodeé su cintura con mis piernas y solté un pequeño quejido cuando mi espalda golpeó contra la pared del baño, atrapada entre su cuerpo y los azulejos. Todo eso estaba mal y lo sabía, pero tampoco quería parar de tener a Tyler. No quería dejar a Tyler.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro