01
Los gemelos Park eran conocidos por toda la comunidad, las bromas de los niños hacían reír y enojar a la vez, traviesos y solitarios, por lo mismo se decía que eran de la estirpe del dios Loki y a ellos no les molestaba los rumores.
Un día, a su propia madre la hicieron confundir, la mujer exhausta de ello los llevó con la dibujante y les pidió marcas diferentes en sus cuellos, solo tenía siete añitos, suficientes para aguantar el dolor, está vez fueron ellos las víctimas.
El dolor de la aguja fue tanto que no pudieron contener su llanto, y los aldeanos se burlaron y rieron de ellos, ahora ya no los podrían confundir, sabrían quién fue el responsable de sus bromas.
Jimin era el más tranquilo, sus travesuras pasaban de algo tierno a algo totalmente inofensivo; manchar las sábanas recién lavadas, o soltar al rebaño cuando no se debía, asustar a las muchachas cuando estaban tranquilas, incluso muchas veces le bajó la calentura a su padre con agua fría, cuando su madre se negaba a estar con él por qué estaba borracho y solo le hacía daño.
Pero JiKang no, sus bromas eran excesivamente brutales y de mal gusto. Pasaba de vender pescados podridos entre los consumidos, a dejar lombrices en la comida, y en vez de aventarle agua fría a su padre, simplemente le dio fin a su vida para que no los molestara nunca jamás.
Aquella mañana, salieron los tres a pescar de madrugada, Jimin tenía un gran golpe en su ojo derecho debido a lo sucedido la noche anterior, y JiKang planeaba la manera de vengarse. Recordó las palabras de su padre, unas que dijo en una reunión de la comunidad a la que solo asistían los hombres y la sonrisa apareció en sus labios.
“Algún día, me dejaré caer al agua y los dejaré abandonados a medio mar para que no le hagan más mal a nadie”
Había gritado el hombre en total ebriedad, esa tarde el jerque lo había castigado con diez latigazos en sus manos por qué los niños robaron una hogaza de pan y es que su madre no se podía ni levantar del escarmiento que el hombre le había dado solo por no darle placer.
Ellos cobraron venganza a su manera.
Entonces JiKang vio con atención que el hombre se paró a la orilla para orinar y aprovechó la instancia para tomar unos de los remos y golpearlo con tal fuerza que este se rompió, su padre Brollo cayó inconsciente y no salió a flote por mucho tiempo.
Jimin estaba en shock, no diría nada, no lo culpaba, pero si se hacía Miles de preguntas y a la vez ninguna, al menos ahora, sus vidas estarían más tranquilas.
Cuando llegó la noche, un barco de la aldea llegó junto al de ellos. Los niños tenían los labios resecos y dormían, no comieron en todo el día, los remos estaban lejanos a la barcaza y dedujeron que su padre cumplió su palabra.
Solo ellos sabían la verdad y llevarían ese secreto hasta la tumba
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro