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Capítulo 45

El tiempo había pasado y todos estaban más tranquilos, felices.

Y ¿Cómo no? Ya la pequeña Venus y el hermoso Ken estaban totalmente fuera de peligro, estaban en casa sin supervisión médica, cualquiera que los viera jamás hubiera pensado que nacieron prematuros y estuvieron a punto de morir.

Ya los bebés tenían cinco meses y estaban bien de peso y talla.

Eros estaba hinchado de la emoción y felicidad, se sentía un hombre completo al ver a su esposa y a su hija todos los días, la pequeña Venus era la viva copia de su madre.

Era una niña muy hermosa, parecía una muñequita de porcelana de piel pálida, el poco cabello que tenía era rubio como el de su madre y tenía los ojos grises como los de Eros.

Pocas veces lloraba,  apenas si se quejaba, y cuando eso ocurría Eros o Barbara estaban ahí para cuidarla. Pero lo más impresionante de todo era verla tan tranquila junto a Ken, las veces que habían salido para estar reunidos y ella estuvo inquieta solo bastaba con acostarlos juntos para que ninguno de los dos llorara, es más se quedaban dormidos sin necesidad de que alguno de sus padres los cargara.

Cómo ahora ambos bebés estaban acostados en un pequeño corralito, se habían quedado dormidos.

— ¿Y para cuando la boda?— pregunto Alejandra acostada en el cesped con los ojos cerrados disfrutando de la tarde tranquila Junto a Barbara, mientras que Eros y Kevin estaban a unos pasos de ellas jugando ajedrez.

— No va a haber tal  boda, ya con Eros lo hablamos y no quiero eso. En algún momento me había ilusionado Pero la verdad... No quiero hacerlo, estoy bien así, me siento bien así, nos casamos de una forma poco convencional y quiero que se mantenga así.

— ¿Pero y su familia?— Alejandra se sentó para mirarla sorprendida.

—A mi me da igual lo que piense su familia, se supone que es nuestra decisión, además ya estamos casados y con una bebé. — sonrió viendo a su bebita.

—Y Eros ¿que dice?

—Esta de acuerdo conmigo, él se desligo de todo negocio con su familia, para evitar precisamente eso, que siguieran ordenando su vida.

Alejandra suspiro y vio a Kevin que tenía el ceño fruncido por la concentración con el juego de ajedrez, jamás entenderías ese bendito juego, por más que él se lo explicará no lograba entender ni siquiera cuál era la función del peón.

Pasaron unos minutos donde ambas estaban disfrutando de la tranquilidad del momento hasta que Alejandra habló nuevamente.

Era algo que quería saber desde hace mucho.

— ¿Que decía la carta?— soltó la pregunta como si nada.

Barbara suspiro y vio a su amiga, Alejandra no supo cómo interpretar su mirada ¿Estaba preocupada, angustiada,  molesta?

—¿Que decía? ¡Habla de una buena vez!

—Si te digo, no me lo creerías.

Ale frunció el ceño, coloco las piernas en forma de indio y le hiso un gesto con la mano para que prosiguiera, Barbara imitó su postura.

—Ese día cuando salí del centro de salud — comenzó a narrar recordando ese día como si hubiera sido ayer— estaba lloviendo, cuando llegue a casa para contarle a Eros lo sucedido y mostrarle la carta, estaba hecha nada… se había mojado.

—¿Es enserio?— pregunto Ale sorprendida — ¿No pudiste recuperar nada?— Barbara nego con la cabeza— Que mal, me hubiera gustado chismear lo que decía. Es una lastima

—Si, a mí también… Pero mejor así, es lamentable que ella haya terminado con su vida de esa manera pero esa mujer le faltaba medio cerebro así que su nota suicida seguramente eran pendejadas de loca… En fin, cuéntame ¿como vas con la carrera?

—No voy a seguir— se encojio los hombros — quiero pasar más tiempo en casa…

— ¿Tu? ¿Una mujer que no sabe estar tranquila? vaya, eso es nuevo.

Alejandra enarco una ceja— Si,  Pero no dejaré de trabajar, acepte una buena oferta de empleo, me dejara estar con mi familia ademas a Kevin no le molesta.

Barbara funcio las cejas  — ¿Que trabajo es ese? Nuncame habías dicho nada.

— A pues… es que está mañana me hicieron la propuesta y acepté, pero tranquila que nos vamos a seguir viendo.

Barbara no entendía nada.

— Bueno más bien le hice la propuesta a mi jefe.— Alejandra se carcajeo al ver la cara de incógnita de Barbara — le propuse a Eros hacer un show de pole dance una o dos veces por noche, nada con desnudos.

—¿Es enserio? ¿Quieres volver a bailar?

—Aja, deja el drama, sabes que soy muy buena con estas— se dió una nalgada tan sonora que Eros y Kevin voltearon a verla — así te animas a volver a bailar.

—No. No. Yo no…

— ¿Tu que? Amas bailar, tu esposo es el dueño del bar más famoso del estado, tienes a todos en la barra babeando cuando les sirves las bebidas, no quiero imaginar como subirán las ganancias cuando demos nuestro show. — movió las cejas de forma sujetente junto con un pequeño movimiento sensual de su cuerpo.

— Estás loca ¿Lo sabes? Además, no creo que a Eros le guste que esté medio encuerada frente a un montón de badboys

—¿Es en serio? ¿Si recuerdas donde te conoció?

—Si, pero no bailando.

—¿Sabes que? Solo piénsalo. Se que a Eros no le molestaría. —movio sus hombros como restandole importancia —Además, no seríamos las únicas, se puede contratar a otras chicas… solo piénsalo.

Pensándolo bien, no sería mala idea, su figura había vuelto a la normalidad, la cicatriz de la cesárea muy poco se veía, era casi imperceptible en la línea del bikini y quién no la conociera jamás pensaría que estuvo embarazada.

Pero ¿A Eros le molestaría que su esposa bailará frente a otros hombres?

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