Capítulo II: La rosa de la Bestia
Bella se divertía bailando y charlando con Gastón y sus hermanas, tanta era su alegría que no noto que el príncipe Petrus se dirigía hacia ella hasta que la tomo por la cintura y con fuerza la acerco hacia él pegándola a su cuerpo. Incómoda trato de soltarse sin perder de vista que debía mostrar cierto respeto ante el futuro monarca, aunque este estuviera sobrepasándose, no quería descubrir de lo que era capaz la reina o el príncipe si se atrevía a hacerle frente, sin embargo, su esfuerzo por liberarse de su agarre era inútil, Petrus era más fuerte que ella y no daba señales de querer soltarla.
—Majestad, no quiero sonar grosero, pero le agradecería que quitara sus manos de mi prometida —pidió Gastón tratando de mantener la calma y Bella solo podía rogar con la mirada que la salvara de las garras del príncipe enmascarado.
Petrus hizo caso omiso a la petición del hombre y obligo a Bella a acercarse aun más, la incomodidad de la muchacha era evidente ante el choque de su aliento en el rostro del hombre. Esta acción fue suficiente para que Gastón perdiera el control e hiciera uso de la fuerza para tratar de separarlos sin éxito alguno. Cuando la sonrisa del príncipe se hizo evidente debajo de la máscara que cubría su rostro entero, Bella entro en pánico y abrió la boca tratando que las palabras salieran de su garganta.
—Por favor príncipe, todos nos están viendo... —El príncipe negó y poso un dedo sobre sus labios obligándola a callarse.
—Mi bella rosa, tú serás mi esposa, vivirás en este castillo conmigo y me amaras hasta que mueras —exclamo acercándose a su rostro con intención de besarla, pero jamás pudo tocar sus labios, su molesto prometido lo impidió golpeándolo en el rostro provocando que su mascara cayera al suelo y mostrara su verdadero rostro, uno tétrico y huesudo que hizo gritar a mas de uno y provoco que la castaña cayera desmayada en sus brazos. Una vez que el prometido de Bella bajo la guardia, Petrus tomo con fuerza a la joven y se la llevo hasta el trono donde su madre lo observaba sonriente
Todos estaban horrorizados y esperaban a que alguien rescatara a Bella, pero nadie evito que se la llevaran, el rostro del príncipe los asustaba y temían intervenir y sufrir por hacerlo. Por su parte, Gastón intento ir tras su prometida, pero los guardias del palacio le impedían el paso, solo pudo observar con impotencia como la reina anunciaba el final de la fiesta y que la futura reina había sido elegida por el príncipe heredero, la bestia de Francia.
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