Kione
Título: Kione
Loba escritora: Adriana Guzmán adrigmc
Cantidad de palabras : 3691
"KIONE"
Me levanto como cada mañana después de una noche de luna llena, mis muñecas adoloridas contra las esposas y mi cuerpo lastimado por las fuertes ataduras.
Cada día me pregunto cuándo podré controlarlo como hacen los demás.
Me llamo Kione y soy una mujer lobo. Mi padre era un lobo y mi madre una humana, debido a tener la mitad de su ADN no pude desarrollar mi cambio licántropo hasta la edad de dieciocho años. Y tampoco puedo controlar a mi animal interior como el resto de los de mi raza.
Cada noche de luna me voy al perímetro del territorio de la manada para encadenarme a un árbol y pasar la noche sin matar a nadie. Suena cruel lo sé, por eso lo evito.
—Kione me duele ver que te hagas esto— Replicó mi madre mientras curaba mis heridas provocadas por el hierro.
—Es la única forma madre. No quiero ser una asesina— Le di la misma respuesta de siempre.
Mi manada se caracteriza por la paz. Tenemos reglas que cumplir y no lastimamos a nadie, por eso la importancia del control y solo pensar en lastimar a un ser humano me da repulsión.
Por mis peculiaridades no se me tiene permitido salir de los límites del bosque, a diferencia de los demás que viven una vida como cualquiera y eso me esperaría a mí si lograra controlarme. Muchas veces voy un poco mas allá de los límites y los observo. Veo a las personas vivir sus vidas, analizó sus maneras de caminar, me entretiene verlos hacer compras, y también fantaseo con algún día poder ser yo quien esté cenando en un restaurante con mi familia o un chico agradable y después exponerme al mundo cogidos de la mano. Una idea un pocoridícula para una amenaza salvaje como yo ¿no?
Cerca del perímetro está el restaurante «Dolce Piacere». Sus dueños son unos italianos muy agraciados que tienen dos niños pequeños, parecen ser una familia muy feliz. Pero mi atención por ese lugar no se debe a la familia sino a «Él...», el chico al que observo desde las sombras. No sé absolutamente nada de su identidad o procedencia, aunque por su apariencia debe estar rondando mi edad. Viene todos los días a las cinco de la tarde, se sienta a tomar un café, pide los mismos panecillos con mantequilla y una dona de crema de limón. Tiene una rutina casi tan robótica como mi costumbre por observarlo obsesivamente todas las tardes haciendo las mismas cosas.
—¡BUH!— me asustaron y di un pequeño respingón.
—Me vas a matar de un infarto idiota— Repliqué dramáticamente con una mano en mi pecho.
—Exagerada, ¿cómo pasaste la noche?— Inquirió mientras inspeccionaba mi cuerpo por un momento—. No tienes muchas heridas, eso es un avance.
—Kay no te preocupes estoy bien. Y sí, creo que estoy mejorando, apenas olvidé lo que pasó ayer.
—Que bueno K— Asintió satisfecho con mi respuesta.
Kay era mi mejor amigo y uno de los lobos más experimentados a pesar de tener solo veintidós años.
—¿Hoy vas a ir a acosar al chico perfecto?— Soltó aquella pregunta a modo de burla.
—Yo no lo acoso— sí lo hago—. Solo lo observo— dije en un intento por defenderme.
—Si claro, tal vez un día puedas decir hola— Volvió a mofarse de mi ridícula situación.
—Que no, no y no— Repetí tajantemente—. Ni lo sueñes, ¿qué tal si cree que estoy loca? o ¿Sale corriendo? ¿Qué tal si lo llastimó?— Pensar en acercarme a él me resultaba descabellado y de inmediato llegaban a mi mente millones de razones para mantener oculta mi existencia.
—Loca estás querida amiga— Espetó Kay en mi cara—. Y solo contrólate, tu cambio es algo que siempre vas a tener. Eres una loba, acéptate como tal y contrólalo...— Sonaba tan fácil diciéndolo así.
Kay detuvo sus palabras cuando un aullido distante se hizo presente para nuestros desarrollados oídos. Se trataba de Asher, el Alpha. Debíamos responder a su llamado.
—Vamos—se transformó en un instante quedando frente a mí el animal gigante y no mi amigo de rizos en la frente. Me monté encima de él para llegar más rápido, el peligro con mi transformación es que al no saber controlarla correría el riesgo de quedarme así para siempre.
—Bájame aquí, no quiero llegar en tu espalda— nos detuvimos poco antes de llegar al punto de reunión y seguí el camino a pie con Kay a mi lado.
—Manada como ya lo saben pronto será la elección del nuevo Alpha, todos los que quieran se pueden presentar a las duras pruebas para conseguirlo— Anunció Asher con todos los miembros a su alrededor—. Ya conocen los requisitos y para inscribirse deben tener su propio beta, saben cómo conseguirlo.
—Convirtiendo a alguien—gritaron la mayoría al unísono.
—Exactamente, tendrían que convertir a alguien. Y como dicen las reglas: esa persona debe estar de acuerdo y jurar lealtad a la manada ¿queda claro?
—¡Sí Alpha!— Respondemos todos juntos.
—Retírense a sus lugares— Dicho esto, con un aullido terminó la reunión.
—Kione, ¿por qué no te presentas?— Inquirió Kay con seriedad.
—Sí claro la loba defectuosa de Alpha— Chasqueé la lengua y rodé los ojos tras responderle con un notorio sarcasmo.
—No eres defectuosa solo tienes que aprender a contro...— Le corté las palabras cuando vi la hora en mi reloj.
—Me tengo que ir son casi las cinco nos vemos en la noche— Salí corriendo lo mas rápido que pude.
Cuando llegué no había nadie, revisé la hora pero solo habia llegado tres minutos tarde. Es imposible que se hubiera ido ¿Y si ya no venía más? ¿Y si fue a otro café? Un sentimiento de tristeza me invadió como si me hubieran quitado algo muy valioso.
—No me busques aquí estoy— Escuché una voz detrás de mí que me dejó paralizada.
¡No podía ser!
¿O sí?
—Hola no quería asustarte yo soy Cris— Se presentó inocentemente ante mí—. Hace tiempo veo que vienes a diario y te quedas en el mismo lugar, yo solo quería conocerte. ¿Eres de la cuidad? ¿No vas al colegio?— Era aún mas lindo de cerca, sus ojos son preciosos y su...
¡¿Pero qué estoy pensando?! Está aquí en el bosque conmigo, no no, esto no puede estar ocurriendo.
—Eh lo siento me tengo que ir— Dije sin más y salí corriendo lo más rápido que pude. Dejando atrás al chico mas lindo que he visto en mi vida.
Llegué al lugar donde se reunía Kay y mis otros amigos, a pesar de no ser como ellos soy bastante querida. Aquí somos familia no importa de dónde vengas, la manada te cuida siempre.
—Kine ¿qué te pasa estás muy roja?— Preguntó Gea, una de las lobas más jóvenes.
—Es Kione pequeñaja y estoy roja porque venía corriendo desde un poco lejos. Sigue entrenando.
—Mira ya puedo controlar mis colmillos— Se giró mostrando como sacaba sus dientes a voluntad. Genial y yo no podía ni con las garras.
—Qué bueno es fantástico después te consigo algo bonito como premio ahora dime ¿dónde está Kay?
—Está por allá— Me señaló unos árboles de donde venía música—. Está con los mayores no me dejaron quedarme.
—Cuando crezcas un poco más ya vas a poder ir con los mayores.
Caminé hacia la dirección señalada por Gea y estaban las cabañas de los mayores que por Kay también era donde yo vivía.
—Kay necesito hablar contigo—llegué a su lado y lo aparté del grupo rápidamente.
—¿Qué pasa?
—Me vio— Él se mostró confundido—. El chico, él sabe que lo observo. Me sorprendió en el bosque, me dijo su nombre y me hizo preguntas— Los nervios querían atacarme nuevamente.
—A ver cálmate— Me tomó de los hombros para apoyarme—. No es tan malo, sabes que podemos convivir con humanos. ¿Qué te preguntó?
—Dónde estudiaba y si era de la cuidad.
—¿Y qué le dijiste?
—Nada, solo corrí— Intentó aguantar carcajearse en mi cara pero no funcionó— ¿Terminaste? No es chistoso, el chico más hermoso del planeta sabe que lo acoso y yo solo corro quedando como una acosadora loca— Soltó otra carcajada.
—Ok ok no te preocupes mañana podemos ir a arreglar eso ¿te parece?.
—¿Qué? Estás loco no yo me voy a alejar del café todo lo que pueda.
—No señorita, vas a ir y vas a hablar con él o si no voy y le cuento que sí eres su acosadora desde hace muchísimo tiempo.
—No te atrevas, ya pasé suficiente vergüenza.
—Entonces está decidido, vamos mañana ahora si me disculpas voy a seguir con los chicos ¿vienes?
—No yo voy a ir a las clases de control. Nos vemos después.
Después de terminar mis tres horas diarias de clases de Control del Cambio me fui a la cabaña con los chicos. Estaba exhausta y quería terminar este día lo mas rápido posible.
Desperté, no había dormido demasiado pensando en lo que había pasado. Él lo sabía, sabía que lo espiaba ¿Mañana iría al café? Eso fue lo único que pasó por mi cabeza durante toda la noche.
—K ven a desayunar— Escuché a mi amigo gritar pero no tenía demasiado apetito.
Sin que me vieran me escabullí de la cabaña para ir a los límites, faltaban horas para las cinco, no tendría porque estar ahí ¿o sí? ¿Y si me había estado esperando? No, eso no podía ser por qué lo haría. También me preguntaba ¿por que iba yo a los límites ? La respuesta era clara: no podía alejarme. Era como una fuerza sobre mí que empujaba a investigar si estaba ahí, si iba a vanir.
¡Estaba ahí!
¡Estaba ahí!
Me repetí a mi misma viendo el chico sentado junto al árbol, miraba a todas partes estaba... estaba buscándome. Caminé un poco y las ramas crujieron bajo mis zapatos y este se paró rápidamente.
¿Qué hago?
Corro, sí eso parece la mejor opción pero no puedo, mis pies no se mueven y solo lo veo acercarse con cautela.
—Por favor no corras solo quiero hablar— Suplicó acercándose lentamente con miedo a que volviera a huir pero no podía, no quería.
—Yo... siento lo de ayer— No sabía ni qué decir.
—No pasa nada yo no tenía que haberte austado tampoco ¿Cómo te llamas?
—Kione.
—Hermoso nombre, ¿te apetece ir al café a tomar algo?
—Yo no puedo— Contesté recordando que el café pasa mis límites.
—Bueno y ¿mañana?
—No sé, tal vez.
—Está bien, te buscaré mañana a las cinco en este lugar.
—Mñn, okey
—Perfecto, me alegra que esta vez no corrieras. Yo ya me tengo que ir, fue un gusto Kione.
—Para mí tambien Cris, nos vemos mañana— No podía creer lo que acababa de pasar.
En cuanto Cris desapareció entre los árboles me puse a saltar en mi lugar como una tonta ¿En serio había hablado con él? Sí y no solo hablado, me había invitado a salir.
¡Salir!
Recordé de inmediato que tenía que planear algo para que no me vieran salir del perímetro.
Después de una hora haciendo planes con Kay encontramos la forma de escaparme de las clases de control y no ser vista por el vigilante. Los demás pueden salir a su antojo pero no es mi caso y los vigilantes que están cuidando el territorio lo saben.
Me fui a las clases de control y después de comer y darme un baño me dormí repasando el plan una y otra vez.
Tocaron las cuatro de la tarde y yo estaba eligiendo atuendos con Kay. Sonará loco pero tiene un gusto exquisito de moda. A las cinco ya yo estaba impaciente en el lugar de encuentro.
—Kione—llamaron a mis espaldas y una sensación de felicidad me invadió.
—Hola.
—Espero que no hayas esperado mucho rato.
—No, no te preocupes acabo de llegar, ¿nos vamos?
—Sí, corre tengo una sorpresa para ti
Nos escabullimos y me llevó a una especie de acantilado, la vista era preciosa y había una manta y comidas.
—No es mucho pero es de mis lugares favoritos.
—Es perfecto Cris me encanta, gracias.
Comimos, hablamos, nos contamos como nos acosábamos mutuamente fue muy vergonzoso pero también muy divertido. Después me llevó de vuelta al bosque, increíblemente sin hacer ninguna pregunta del por qué yo siempre estaba allí.
—Mira mañana es mi cumpleaños y quisiera decirte algo importante, te recojo a las ocho en el café ¿Sí?
—Sí claro, me encantaría. Nos vemos mañana— Me dio un beso en la mejilla y se fue.
Después de quedarme casi veinte minutos procesando todo lo que estaba pasando fui corriendo a contarle a Kay.
—¡¿En serio?!— Era lo único que mi amigo repetía.
—Sí y mañana me viene a buscar dice que tiene algo importante que decir.
—¿Mañana? K mañana hay luna llena— La noticia llegó a mi mente arrasando toda mi felicidad.
—¿Kay qué hago?, no puedo verlo en luna llena.
—Cancela la cita.
—No puedo es su cumpleaños.
—K ve a la cita y es la prueba máxima de tu autocontrol.
—¿Tú crees?
—Sí, confío en ti. Solo trata de que las cosas no pasen a mayores eso tienta mucho nuestro control del cambio. Incluso para los lobos mayores.
—Ok entiendo, nada de mayores.
—Respira hondo, y si ves que no puedes aguantar ve al baño y repite alguno de los mantra que aprendemos en las clases.
—Está bien K gracias.
No había podido dormir nada y el día pasó volando hasta la noche donde esperaba impaciente junto a el café. Cris llegó minutos después en una moto que nos llevó a las afueras de la cuidad.
—Preparé una sorpresa— Me tapó los ojos con un pañuelo y se me hizo muy raro que estuviera haciendo sorpresas el día de su cumpleaños.
Todavía la luna no había salido, según mis cálculos me quedaba una hora de tranquilidad.
—Llegamos— Me quitó el pañuelo lentamente quedando frente a mí un hermoso restaurante, pero estaba completamente oscuro y vacío.
Entramos hasta llegar a un balcón y en un instante se prendieron por todos lados luces con forma de flores, había pétalos y una mesa con comida en el centro. Era demasiado precioso.
—¿Te gusta?— Preguntó abrazándome desde atrás.
—Me encanta— Confesé girándome para quedar frente a frente.
—Eres muy hermosa— Dijo y antes de dejarme responder atrapó mis labios en un beso dulce y suave.
Era mi primer beso, no porque no me lo hayan propuesto antes solo que no me llamaba la atención nadie de la manada y no se me tenía permitido salir.
Nos separamos minutos después para coger aire y me acompañó hasta la mesa.
—No sabía tu comida favorita, así que preparé pasta espero que te guste.
—Me encanta, gracias— Miré el cielo y vi la luna casi en su mayor punto ya solo quedaban una media hora para mis cambios y estaba aterrorizada.
—Se me había olvidado Feliz cumpleaños—dije y saqué una pequeña caja de mi bolso.
—Gracias no te hubieras molestado— Lo abrió dejando ver un hermoso reloj que Kay me había ayudado a comprar— Es muy lindo debe de ser caro no sé si pueda aceptarlo.
—Claro que sí, es tu cumpleaños.
—Gracias— Empezamos a comer, hablabamos de cualquier cosa pero todo parecía perfecto.
Hasta que empecé a sentir la ira recorriendo mis venas mentalmente repetía los mantras de la manada.
—Kione tus ojos— Dijo Cris y me puse pálida.
—No es nada, es normal que cambien su color. Mmm ¿aquí hay baño?
—Sí dentro del restaurante por el pasillo.
—Enseguida vuelvo— Me fui casi corriendo y para cuando llegué, mis ojos se veían azul brillante contra el espejo.
Intenté calmarme y mis ojos volvieron a la normalidad, solo tenía que esperar su noticia y decir que no me encontraba bien. Salí y volví a donde Cris me esperaba mirando por el balcón.
—¿Ya te sientes mejor? Tus ojos vuelven a ser marrones.
—Sí, te lo dije es normal, ¿qué me tenías que decir?
—Ah sí, bueno se que es un poco apresurado pero me gustaría que fueras mi novia no tienes que darme resp...— No lo dejé terminar y me aferré a sus brazos uniendo nuestros labios— Tomaré eso como un sí.
Sentí el sabor metálico de la sangre y me alejé de inmediato viendo como le había lastimado el labio inferior, mis dientes habían salido lo sentía. Sabía que no me quedaba mucho control.
—No pasa nada solo te emocionaste— Justificó limpiando su labio en lo que yo ocultaba mis cambios— Kione... tus ojos vuelven a ser azules— Me dijo acercándose para ver.
—Si no te preocupes, no me siento bien ¿podemos volver?
—Sí claro— Llegamos a la moto y vi en los espejos el azul brillante y los colmillos, la luna ya estaba casi en su punto de máximo efecto.
—Acelera por favor.
—Claro—aumentó la velocidad pero ya era demasiado tarde. Vi mis manos y ya no eran mis perfectas uñas de color mandarina, estaba ocurriendo estaba cambiando.
Me lancé de la moto lastimándome la mano en el proceso. Cris paró de inmediato.
—¿Kione estás bien?— Corrió hasta mí quedándose como roca al verme mitad chica y mitad animal. Yo solo pude hacer una cosa...
¡CORRER!
De nuevo.
Escuchaba a Cris gritar pero no podía parar. Llegué al bosque pero no era nuestro territorio, corrí toda la noche y sin saber cómo empecé a ver terrenos conocidos.
Y de pronto todo estuvo oscuro.
Me levanté, abriendo los ojos acostumbrándome a la luz. Reconocí el lugar después de unos minutos era la cabaña que usábamos para los heridos no muy graves.
—Despertaste al fin me tenías muy preocupada— Era mi madre y atrás de ella estaba Kay.
—¿Qué pasó?
—Los vigilantes te encontraron inconsciente en el bosque. Tenías heridas que ya sanaron y tu transformación estaba casi completa pero la detuvieron a tiempo, dicen que haz avanzado mucho.
—Madre ¿puedes buscarme agua?— Sí enseguida. Solo necesitaba hablar con Kay.
—Cris me vio, él vio mi transformación. Ya no lo voy a poder ver mas nunca.
—K yo pasé mucho miedo cuando te vi inconsciente, pensé que era mi culpa y yo...— Sus ojos se cristalizaron—, yo tenía miedo y creo que lo mejor será que no veas a este chico más.
—Kay ¿cómo puedes decir eso? Yo... él ayer me pidio ser su novia y lo quiero.
—No cuentes conmigo K tú eres más importante que todo y si te pierdo no sé qué haría— Salió dejándome en un mar de lágrimas.
Me dieron el acta minutos después nuestras heridas tenían una forma peculiar de sanar. En otras palabras, sanaban al instante si no tenían cosas como balas o trozos de algún metal. Me fui a la copa de los árboles y lo vi, él volvió a buscarme pero yo no podía, iba a ser un peligro para él.
Pasaron tres días desde la luna, las elecciones del Alpha eran mañana y en mi cabeza esta la idea de participar. Aunque fuera una loba defectuosa, pero necesitaba convertir a alguien y siempre llegaba al mismo nombre:
Cris.
Pero no podía, él no querría.
Estaba en el medio de mis pensamientos cuando escuché el aullido de Asher. Me dirigí de inmediato al área de reuniones.
—Manada hoy un humano rondaba nuestras tierras buscando a Kione— Todos me miraron y yo me hice pequeña en mi lugar y si era Cris— he convocado a esta reunión para que personalmente nos diga ¿qué hacía este chico en nuetras tierras?
Cris apareció por detrás de él escoltado por los vigilantes y mi pecho se comprimió.
—Kione sabes las reglas, nadie puede saber nuestro secreto y tomaremos cartas en el asunto.
—Por favor no le hagan nada, él... él. ¡Él es mi beta!— Fue lo primero que se me ocurrió— me voy a presentar a las pruebas.
Todos murmuraban y Cris miraba a todos lados como si se tratara de alienígenas en una nave espacial.
—Ya lo haz dicho, queremos a este chico convertido antes de mañana o serán castigados ambos. Manada suerte en las pruebas de mañana que gane el mejor.
Todos se dirigieron a sus lugares y los vigilantes dejaron a Cris junto a mí.
—Kione ¿qué está pasando? Te vi eras un animal y después estos tipos me cogieron cuando vine a buscarte y vi a otro cambiar de Lobo a persona y ¿qué es que soy tu beta? — No sabía cómo responder todas sus dudas.
—Mira soy una loba y esta es mi manada. Una muy pacífica pero las reglas no se pueden romper y tú ya sabes nuestro secreto. Eso que viste era mi transformación— Estuve horas explicándole todo y él solo me miraba más sorprendido cada vez que yo abría la boca y por último me tocó contarle lo que significaba convertirse en mi Beta.
—Lo haré— Fue lo único que respondió y el miedo y la felicidad se adueñaron de mi interior en un instante.
—Esto no es un juego Cris y no hay vuelta atrás.
—Lo sé y lo haré quiero ser como tú, quiero estar contigo.
—Por la noche haremos tu transformación. Va a doler un poco y mañana tendremos que empezar con tus clases de control, dios todo esto me parece irreal
—Kione aquí estoy, y voy a seguir aquí, estoy listo.
Pasó la noche entre los quejidos de Cris fue doloroso pero lo aguantó y por la mañana estaba dormido cuando me fui a las pruebas. Me eliminaron en la tercera ronda y volví directo a ver a Cris que ya estaba despierto.
—Kione— Me miró con los ojos azul brillante y no lo creía aún.
—¿Y ahora qué?—pregunté.
—Ahora ayúdame a ser el mejor lobo y seguiremos aprendiendo juntos, digamos que este es nuestro nuevo comienzo.
No piensen que ese es el final, le contaré lo que pasó después de esa conversación. Kay se convirtió en Alpha y su beta es una chica de la que ahora espera un hijo quién lo diría mi amigo padre. Cris y yo seguimos aprendiendo control ya casi está dominado. Y en otras noticias me pidió matrimonio y dije que ¡Sí!, pronto será la boda y como él lo dijo este es solo nuestro nuevo comienzo.
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