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Capítulo 14: Un domingo para olvidar

Como todos los días sigue la rutina monótona, nos levantamos y vamos a desayunar, donde nos ponemos a platicar sobre la vida y lo mucho que amamos nuestros trabajos. La madre de Balder se va antes de que llegue Alec, ya que siempre Balder se encarga de adelantar los relojes y su madre piensa que llega tarde a todos lados.

Alexander le quiere contar a su madre que su querido hijo mayor se está muriendo, pero Balder no quiere que su hermano le arruine sus planes, así que siempre se ponen a discutir.

Por supuesto, yo me alejo de sus problemas mientras espero que el señor Michelini me envíe una respuesta, pero ya sé lo que me va a responder. No necesito de sus consejos para saber lo que tengo que hacer.

Hoy es domingo y le prometí a Enzo que lo iba a ver en el bar de acá a la vuelta, me sorprende que desee verme en un lugar concurrido por muchas personas, pero siento que ese punto me da ayuda a mí. Nunca se sabe lo que se le puede ocurrir a ese hombre.

Respiro hondo mientras voy caminando por la calle, creo que debo ser una de las pocas personas que da pasos en vez de ir en vehículo. Al ver el bar, trago duro, pero me armo de valor y me adentro con una sonrisa ladina sobre mis labios.

Cuando Enzo me ve, no duda en acercarse, me obliga a caminar junto a él y nos sentamos en unos sofás de color rojo elegantes; la luz tenue del lugar me obliga a tratar de ver mejor los actos de mi acompañante; sin embargo, el mesero llega para entregarnos una botella de champagne, lo cual no había pedido, pero está en la mesa.

—Enzo, yo solo he venido para hablar contigo y escuchar tu historia, pero no voy a cambiar mi versión —informo llena de seguridad en mis palabras.

—Hola, querida Camu, ¿cómo te está yendo en tu nueva casa con tu remplazo de novio?

Asiento con la cabeza tan solo una vez, ya que me estoy dando cuenta de que esta invitación solo es para hacerme quedar mal a mí. ¿Cómo no se me ocurrió antes? ¡Muy mal, Camila!

—¿Qué es lo que querés, Enzo? —busco una respuesta certera de sus labios, no quiero que me mienta como lo ha hecho todos estos años—. ¿Me vas a mentir en la cara una vez más? No tengo ganas de seguir jugando este juego.

Él niega con la cabeza tan solo una vez.

—Quiero hablar contigo —suspira profundamente para calmar sus nervios—. ¿Sabés? Cuando te conocí supe que serías algo magnifico de la vida. Me enamoré ese día que entré por la puerta y pensaste que era uno más de los nuevos criados. —Hace una mueca con sus labios y niega mostrando la tristeza que lleva dentro—. Después Celine me obligó a irme, me dijo que no eras nadie y que si me quedaba contigo, ella te mataría. Hice lo que me pidió y me alejé de ti por miedo a perderte, porque yo te amo, Camila. —Enzo hace una pausa en su discurso y sirve la bebida espumante en dos copas, me entrega una y me dedica una sonrisa—. Luego, vos te fuiste de Argentina con ese estúpido magnate, Balder Smith, y ahora estás con él. Quiero que lo dejés y vuelvas conmigo a Argentina, Camila.

Lo observo a los ojos sin poder creer lo que él me está diciendo, yo no puedo pensar en qué responder o decir, solo sé que no puedo creerle nada a este hombre. Ya no confío en él.

—Sos un maldito psicópata —susurro viéndolo a los ojos—. Eras el amor de mi vida, pero la cagaste de un modo asqueroso... entiendo que ahora querés arreglar eso, pero ya es demasiado tarde para eso, Enzo, la cagaste.

—Yo no he cagado nada, bonita, ni siquiera logré contarte la verdad de todo eso.

Ruedo los ojos sin querer escucharlo. No entiendo por qué quiere que lo sepa, ya pasó tiempo y no necesito que el pasado venga por mí.

—Pero... —Él no me deja continuar.

—Camila, todo lo que te conté tiene más cosas que deberías saber.

Asiento con la cabeza, pero realmente no tengo ni ganas de saber lo que él tiene para decirme, ¿por qué le cuesta tanto callarse y dejarme ir?

—¿¡No entiendes que no quiero saber más nada de ti!?

Él se acerca y toma mi mano con delicadeza, pero se da cuenta de mi mirada y se aleja con rapidez en su accionar. Enzo me mira con el ceño fruncido y asiente.

—No tienes idea de todo lo que tuve que hacer para poder verte aquí hoy —dice con un tono de voz preocupado—. Tuve que hacer un montón de cosas, cariño.

Él niega bebiendo de su copa, así que imito su acción y bebo todo el contenido de un trago, cuando él está a punto de decir algo decido ponerme de pie y caminar hacia la salida. Sin embargo, algo me detiene, mejor dicho, yo me detengo.

Observo a mi alrededor sintiendo que todo da vueltas, no entiendo nada de lo que está ocurriendo. Un calor abrasador me consume por completo, mientras trato de dar un nuevo paso para largarme de allá, pero no puedo.

—¿Camila? —Pregunta él acercándose hacia mí—. ¿Estás bien?

Niego con la cabeza. Mis ojos se van cerrando, pero antes de quedarme dormida trato de mantenerme despierta observando el suelo, el modo en que los pies de las personas se mueven al compás de la música.

Puedo sentir como me alejan de la multitud, noto y escucho la voz de Enzo, pero trato de escuchar mejor, ya que el sonido de la música no me deja escuchar nada más.

—Alexander Smith me ha dejado libre esté lugar —dice él.

—Puede pasar —responde el guardia de aquel sector.

Levanto mi mano con cuidado y tomo la mano del guardia, pero él me mira a los ojos y me obliga a soltarlo. No puedo hacer nada, solo seguir respirando y aguantar lo que me depara el fututo.

—Ya... Ya basta...

—Lo siento, Camila, así es la vida —responde con una enorme sonrisa sobre sus labios.

Siento como mi cuerpo es suspendido en el aire; siento frío y me deslizo por una sábana de seda azulada. Cierro los ojos y caigo en un rotundo sueño, que me deja inmóvil; no puedo sentir nada más.

Siento como unos brazos me cargan, lo hacen con cuidado, apoyo mi cabeza sobre aquel pecho y escucho unos latidos cardiacos dulces y calmantes. En ningún momento abro los ojos, aunque quiero hacerlo no puedo.

—Tu hermano me dio el lugar. —Oigo la voz de Enzo.

—Y tú aprovechaste para drogarla y violarla —Balder se detiene en seco—. ¿¡Qué clase de hombre eres!?

Respiro hondo sintiendo como una lágrima desciende de mi ojo derecho.

Luego de unos segundos, no pude volver a escuchar la voz de ninguno de los dos.

Al cabo de unas horas, abro los ojos y observo el lugar en donde me encuentro, parece ser un hospital. A mi lado está Balder sosteniendo mi mano, su cabeza está apoyada sobre la cama y está sentado en un pequeño sillón.

Con cuidado acaricio su mano y él abre los ojos incorporándose mejor para verme y dedicarme una enorme sonrisa que se dibuja sobre sus labios carnosos y rosados.

—¿Te sientes bien? —Pregunta alzando ambas cejas—. Llamaré al médico, no te preocupes, Cam.

Niego con la cabeza más de una vez, casi frenéticamente.

—¿Cómo sabías a donde iba a estar? —Decido preguntar—. Estoy bien, pero... Tu hermano y Enzo planearon todo eso...

—Mi hermano está prófugo de la justicia —responde sin darle vueltas al asunto—. Camila, lo que te han hecho no tiene nombre.

Hago una mueca con mis labios y niego con lágrimas en los ojos, lo observo y le dedico una sonrisa para que él piense que estoy bien y que todo esto no me importa.

—Sí, sí tiene un nombre... —Hago un momento de silencio y me armo de valor para decirlo—. Se llama violación. Fui una de las millones de mujeres violadas en el mundo, al menos me han dejado con vida, Balder, sino sería una de las millones que perdió la vida siendo víctima de un femicidio.

Él hace una mueca con sus labios ante mis palabras y no duda en acercarse y abrazarme como si no hubiera un mañana. Le correspondo con cuidado y apoyo mi cabeza sobre su pecho, me quedo escuchando sus latidos y me siento segura en sus brazos.

—No digas esas cosas, Cami.

—Lo que me pasó a mí, le pasó a millones de mujeres, pero... —Me separo y lo miro a los ojos con seguridad—. Yo puedo contar mi historia, yo puedo volver a tener una vida, yo sigo viva.

—Cami, ¿cómo puedes decir todas estas cosas? —Cuestiona sin entender mi comportamiento.

—Soy fuerte, soy una de las pocas personas que sigue en pie después de tanta miseria...

—¡Ya basta, no puedo tolerarlo! —Espeta furioso por mis palabras de aliento.

—Fue a mí a quien violaron, así que no deseo que me grites y hagas quilombo. O sea, ya no podré ser lo que era, pero al menos estoy viva y sé que podré volver a ser feliz, ¿lo entiendes, Balder? —Pregunto alzando ambas cejas, tomo su rostro entre mis manos y niego—. No hagas que me sienta peor.

—No tienes que sentirte peor, discúlpame...

Dejo un beso sobre su frente.

—Es más, Balder, no soy una víctima... —Respiro hondo con una enorme sonrisa sobre mis labios y asiento llena de seguridad—. Soy una sobreviviente.

Él asiente y me abraza con fuerza, me reconforta saber que Balder todavía me apoya, aunque me duele saber que la persona que pensé que fue el amor de mi vida me violó.

—Ven, vamos a casa, ¿sí? —Cuestiona Balder soltándome con cuidado en su accionar.

—¿Qué día es? ¿Estuve mucho tiempo acá?

Balder se queda un segundo en silencio, pero después de pensar con claridad lo que debe decir, solo lo suelta con cuidado.

—Un mes, tuviste un coma, bueno... Los médicos lo produjeron, no podían quitarte la sustancia de tu organismo —dice en voz baja, pero lo suficiente para escucharlo—. Pasó un mes completo, Camila.

Casi de inmediato puedo sentir mis ojos arder, el modo en que se comienzan a cristalizar, y aquella forma sutil con que las lágrimas comienzan a descender desde mis ojos hasta mis mejillas.

—¿Un mes entero, Balder? —Niego con la cabeza más de una vez—. Perdí un mes de tu vida...

—Tranquila, vamos a solucionarlo —murmura con una enorme sonrisa sobre sus labios ante la situación—. Todavía hay un montón de cosas por hacer.

Tengo un montón de cosas que decirle, pero no sé cómo puedo empezar a hablar. Tengo miedo de hacer las cosas mal, no quiero fallarle.

Después de un largo viaje a casa, lo único que deseo es lanzarme a la cama y esperar el tiempo necesario para retomar mi vida. Me siento una cosa, así como las que describe Borges en sus escritos.

Suelto un suspiro de mis adentros y observo que Evan viene corriendo, con cuidado se detiene y me inspecciona con su mirar, me doy cuenta de que él me está guardando rencor dentro de su corazón pequeño y frágil.

—¡Por tu culpa mi padre va ir a prisión! —Grita con todas su fuerzas una voz dulce, pero rotunda y dolorosa—. Deja de mentir, él no ha hecho nada malo.

Balder al escuchar las palabras cortantes y desesperadas de su sobrino, no duda en cargarlo con cuidado y comenzar a caminar rumbo a Dios sabe dónde. Todavía puedo escuchar la voz segura con la que Evan apoya a su padre y me repele con destrucción absoluta. ¿Quién diría que las palabras duelen más que una herida? Espero que el pequeño alguna vez pueda llegar a comprender.

Phoebe se hace presente, corre con rapidez y seguridad hacia mí, cuando llega a centímetros de mi rostro se detiene. No tengo tiempo de decir algo, ya que su mano golpea con dramatismo mi mejilla.

—Phoebe...

—Phoebe nada. No puedo creer que desde que llegaste me arruinaste la vida, no entiendo la razón por la que mi cuñado te trajo a su vida, ni siquiera lo quieres y eso se nota —comenta ella llena de seriedad—. Ni siquiera te atreves a verme a los ojos y decirme que no lo quieres, ¿por qué están haciendo este juego ridículo? ¿Nos quieren ver la cara de estúpidos?

Abro la boca para responder, pero luego pienso en la promesa que le hice a Balder, y me doy cuenta de que no puedo fallarle. No quiero ser yo la razón por la que él tenga que contar su verdad, no lo quiero obligar a decirle a su familia que se está muriendo.

—Phoebe, yo no sé qué es lo que debés pensar de mí, pero estás muy equivocada. Puede que hace un tiempo no amaba a Balder, pero desde hace más de dos meses puedo confesar que lo amo —confieso abriendo mi corazón al mismísimo diablo—. Yo no necesito que vos me creas, ni siquiera me importa que lo hagas o no, pero créeme... —Hago una pausa dramática en mis palabras y sonrío levemente—. Estoy más que segura de que ahora lo amo.

Balder aparece mágicamente por detrás de Phoebe y sonríe ante mi confesión, se nota que no se lo esperaba, y sí, yo tampoco pensaba en confesar eso. No quería decirlo en voz alta, ya que con eso lo estoy admitiendo y me da miedo.

—Ya dejen de discutir por tonterías, ¿no se dan cuenta de que la vida sigue?

—Sí, solo que... —Interrumpo a Phoebe.

—Tu marido ayudó a un idiota para que me viole —confieso desde lo más oscuro de mi alma—. Alec se quiso vengar de Balder, pero...

—Pero... Se metió con la persona equivoca, nadie se mete con el amor de mi vida —responde Balder tomando mi mano con cariño—. Porque eso es lo que eres, puede que Enzo haya sido tu primer amor, pero, cariño, yo seré el último y con eso me conformo.

Trago saliva sonoramente ante aquella leída entre líneas, no puedo creer lo que salió de sus labios. Nunca me imaginé que Balder iba a hacer una confesión tan intensa como esta.

—¿Serás mi último amor? —Cuestiono con una sonrisa dulce sobre mis labios—. Nunca imaginé que vos me digas eso.

Él se acerca y deja un beso casto sobre mis labios.

—Ahora ya sabes lo que pienso. Al menos, yo sé que tú serás mi último amor, Camila Rodríguez —susurra sobre mi oído.

Mis ojos secristalizan, pero no logro responder. Me da miedo hacerlo. 

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