LA RESPUESTA
Tiemblo. En mis ojos hay un mundo de miedo. Él lo ve y ríe. Luego alza la mano, la baja, la entierra. Y rojo en la carne, en el suelo y en los sueños.
Me duermo y me despierto por última vez.
Entiendo.
Sé.
Lloro sin lágrimas, pura aflicción seca y sorda. Y me dejo ir, porque ¿ Tengo que hacerlo, no?
Irme.
Sí.
No tengo nada, me obligó a soltarlo todo, a dejar desparramadas tras de mí mis ilusiones y proyectos, mi vivir.
Pero me falta algo...
Ya sé.
—Luli, avísame cuando llegues.
—Nunca, mamá.
Una respuesta.
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