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Capítulo 6 👯‍♀️

Si me preguntan por mi semana en la universidad, la respuesta es tan corta que se resume a una sola palabra: deseo.

El maldito deseo que siento por ese hombre no menguó, incluso creo que se intensificó.

Y llámenme idiota o masoquista porque sé que lo que estoy haciendo es una pésima idea, pero prefiero ir a esa fiesta en vez de ir a trabajar hoy en el club porque siento que él estará ahí. Y no estará viéndome a mí, precisamente.

Esa última parte es la que me tiene decidida a ir a la fiesta y ver a Ryan ser un maldito idiota junto a Brenda. Cojo una respiración profunda al escuchar la bocina del auto de Cili y salgo, dejando mi celular sobre la cama.

Me tocó negociar con Axel y prometerle trabajar las siguientes dos semanas desde el jueves para reponer el domingo pasado y el día de hoy. No tengo problema con eso, solo que deberé ir cruda a estudiar el viernes como voy cada lunes, pero la plata lo vale todo.

Subo riendo por la mirada de Cili.

—Ya con eso, Brenda desaparecerá de la cabeza de mi hermano. He odiado tener que verla estas mañanas, creyéndose la gran cosa por despertar con él. ¿Quién se cree? —pregunta. Sonrío, viendo a la ventana para disimular que sus palabras me han pegado duro.

Duerme con ella...

Duerme con ella en su cama...

Duerme con ella sobre las sábanas que elegimos juntos...

Duerme con ella en la habitación que pintamos y decoramos juntos en el verano pasado...

¿Y yo?

Yo duermo sola con mi balita rosa.

—Lo siento, no debí decir eso —dice Cili de pronto. Sonrío, viéndola brevemente.

—Estoy bien, tranquila. Él es libre de dormir con quién quiera. Yo también estoy libre para hacer lo mismo.

—Sí, pero tú nunca duermes con nadie. Solo lo hacías con él, así que no te hagas la fuerte. No tienes que hacerlo conmigo —asegura. Evito pasar saliva y hacer puños mis manos.

Tiene razón, solo he dormido con él. Ryan fue mi primer todo, ¿cómo no dormir con él, si dormir con él significaba estar en casa?

Me sentía mejor entre sus brazos que en mi cama sola y sin él.

—No, no llores —pide Cili, deteniendo el auto y cogiendo mi rostro. Pestañeo para alejar las estúpidas lágrimas y sonrío, viéndola sonreírme— Todavía podemos girar e ir a una disco, mejor —propone.

Sé que quiero hacer eso, sé que es mejor no hacerme la fuerte en esa fiesta porque una cosa es verlo ir y venir en la universidad de la mano de Brenda, pero teniendo ahí a Mason para desearlo a él y olvidarme de Ryan, a verlo en una fiesta ebrio y recordar lo rico que folla cuando lo está.

Sin embargo, no puedo, no puedo retractarme porque estuvieron preguntándome todo el puto día de hoy si iba a ir a la fiesta de Ryan. A todos les respondí con un firme sí. No puedo demostrarles que me afecta porque, realmente, no debería afectarme. Hasta que Cili ha dicho que duerme con ella.

Eso fue un golpe directo a la yugular, Ryan. Nunca me habías lastimado tanto como ahora.

—Quiero ir a la fiesta —musito.

Cili gira los ojos, pero asiente y suelta mi rostro, volviendo a acomodarse en su asiento para luego poner el auto en marcha. Ya estamos cerca y desde aquí se escucha la música fuerte y veo a varios en la acera de su casa, con vasos y bailando al ritmo de la música.

Cili les pita a todos para que hagan espacio y ella guardar el auto en la cochera porque la última vez que lo dejó afuera, se quedó sin auto por un mes. Una semana en el taller y tres de castigo por su padre al haberle partido todos los cristales y roto varias llantas. Un desastre.

Al ya estar estacionadas y con el auto apagado, nos miramos a la cara y, al mismo tiempo, cogemos aire, sonriendo por la sincronización.

—A comernos el mundo, preciosa —declaro y ella ríe.

—En un solo bocado —me apoya.

Río con gusto y salgo del auto, queriendo relajar mi cuerpo. Lastimosamente apenas atravesamos la puerta de la cochera, nos encontramos de frente con Ryan inclinado sobre la chillona de Brenda mientras le come la boca, una de sus manos en la cintura de ella, la otra apoyada en la pared por encima de su cabeza. Cili me mira y tira de mi mano para salir de ahí.

—¿Cerveza, Vodka o Ron? —pregunta llegando a la cocina. No dudo en responder:

—Ron —zanjo, sabiendo que es lo más fuerte y es lo que necesito.

Para sobrevivir esta noche lo que necesito es emborracharme rápido, así Cili me llevará a su habitación a dormir y me voy a olvidar de que, en la habitación de al lado, Ryan estará follándose a la maldita de Brenda, deseando que sea yo.

Sonrío como idiota por eso levantarme el ánimo y Cili ríe viendome. Chocamos los vasos de plástico y luego bebemos de un solo trago. Chillo, sacudiendo la cabeza por el ardor en mi garganta.

Después de ese trago, rellenamos los vasos y salimos al jardín a donde varios se están lanzando en ropa interior a la piscina y otros beben, fuman, se manosean y divierten por el lugar. Cili y yo recorremos todo para que vean que estoy aquí, que cumplí y que el maldito de Ryan me resbala.

Palabras de Cili, no mías.

Me la paso riendo y, en algún punto determinado, fuimos en busca de la botella de ron y ahora ya ni estamos usando los vasos. Nos movemos de lado a lado, bebiendo del pico de la botella y riendo como locas desquiciadas.

Hace un buen rato dejé de buscarlo con la mirada y también me deshice de mi chaqueta, dejando que se note mi espalda descubierta. Mi cabello tuve que atarlo en un moño sin forma en la cima de mi cabeza porque aunque hace fresco, estoy bailando como si no hubiese un mañana, manoseandome toda, dando un espectáculo en vivo y directo para nadie en particular porque estoy bailando para mí y no para otro.

Hoy soy Dulce bailando para Dulce.

¡Y me lo estoy gozando, joder!

—¡Voy al baño! —grita Cili en mi oído, acercándose bastante para poder hacerse escuchar por encima de la música. Asiento y deja un beso de pico en mis labios para luego tambalearse hacia el interior de la casa. Río viéndola así.

No sé cuánto tiempo pasa, pero me entran ganas de lo mismo, así que me fijo en mi alrededor y como nadie me mira, cojo mi chaqueta y la botella para seguirla. Creo que ya es hora de dormir, estoy muy borracha, lo suficiente para que ese sea el motivo por el que, en vez de entrar a la habitación de Cili, después de haber peleado con cada cuerpo que se me iba atravesando en el camino y de casi caerme por la escalera, entre a una que me hace quedar con la puerta abierta, sujetando la manija con todas mis fuerzas.

A tientas y sin soltar la botella, enciendo el interruptor encontrándome con la cama desordenada y una pila de ropa sobre ella. El corazón se me vuelve chiquito, creando en mi mente la posibilidad de que, a lo largo de la noche subió con ella y la folló ahí. Que por eso su cama está desarreglada.

Cuando doy el primer paso no lo noto, hasta que ya he soltado la puerta y estoy a mitad de la habitación. Su voz me hace estremecer, contorsionando mi cuerpo por el sollozo que brota de mis labios.

—Dulzura —dice.

Eso es lo que hacía falta para comenzar a llorar como no lloraba desde la semana pasada.

Soy patética.

Por favor, por favor, eviten las relaciones tóxicas, ¿sí? Quitan más que lo que dan.

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