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Tercera Persona P.O.V.

Al terminar el camino por la blanca nieve, hasta llegar al pie de una montaña rocosa donde ambas humanas se frenan al ver una puerta entre las rocas de esta con detalles metálicos y en la piedra tallados

Tumnus: ya hemos llegado, venid conmigo -sonríe a las dos humanas- vosotras primeras -las hace pasar cuando abre la puerta

Lucy: muchas gracias -abre más la puerta para él mientras ambas miran el interior de la casa

T: muchísimas gracias -se queda fuera unos segundos mirando los alrededores y entra cerrando la puerta y sacudiendo la nieve de sus patas. Al entrar ve a Andrea pasando sus dedos por los lomos de los libros y a Lucy agarrando una pintura- ese, ese es mi padre -señala el marco en sus manos

L: tiene una cara agradable -dice mientras mira la imagen

Andrea: se parece mucho a ti -se pone detrás de la niña

T: no... no me parezco nada a él -dice despacio mientras se queda con la mano alzada colocando la llave de la puerta sobre un armario alto

L: nuestros padres están luchando en la guerra -dice triste mientras deja la foto y Andrea le aprieta los hombros suavemente

T: mi padre también se fue a la guerra -cuenta la coincidencia que comparten los tres- pero eso fue hace... mucho tiempo, antes de este terrible invierno

L: el invierno no está mal. Se puede patinar sobre hielo y pelear con bolas de nieve -le da un codazo a Andrea recordando la pelea que tuvieron no mucho antes de encontrarse con el fauno

A: oh y la Navidad -le recuerda a los otros dos presentes

T: no, no. Hace que no tenemos Navidad como un siglo -explica mientras saca unos dulces y se sienta en su silla

L: lleváis un siglo sin regalos?

T: siempre es invierno pero nunca Navidad, es un largo invierno -ambas humanas se sientan juntas en una silla mientras la menor se sienta en el regazo de la mayor- os habría encantado Narnia en verano. Los faunos bailábamos con las tríhadas toda la noche -les sirve té a ambas y estas lo frenan cuando ven que es suficiente- y no nos cansábamos jamás. Y música oh... -sonríe con nostalgia- qué música -Andrea se lleva la taza a la nariz y no detecta ningún sabor fuera de lo común así que da un pequeño sorbo al igual que Lucy que bebe agusto- os... gustaría oírla un poco?

L: oh, sí por favor -sonríe la menor, Andrea deja la taza sobre la mesa y posa sus brazos alrededor de Lucy aferrándola a ella

T: oye vosotras conocéis alguna... canción de cuna de Narnia? -pregunta mientras se estira y agarra un estuche del que saca una flauta 

A: lo sentimos, no -sonríe con timidez mientras Lucy sacude la cabeza

T: estupendo -coloca el estuche en su sitio- porque esto es posible que no se parezca mucho -explica mientras inspecciona la flauta y se pone en posición y comienza a tocar

Las humanas se relajan en la silla y en los brazos de la otra y miran hacia el fuego, donde ven a un caballero a lomos de un caballo emerger de las llamas y rodear el fuego para después desaparecer, asustada Lucy salta y mira a Tumnus mientras se remueve en los brazos de Andrea, este solo les hace una señal para que continúen viendo el fuego arder. Ahora observan como el caballero persigue a un ciervo, Lucy baja la taza a su regazo y ambas miran hipnotizadas las llamas donde bailan unos faunos, y comienzan a sentirse más y más cansadas. Andrea se aferra a Lucy quien deja caer la cabeza sobre su hombro y ella también la sigue al mundo de la inconsciencia tras escuchar el cese de la música y el rugir de un león. Tumnus se sobre salta y aparta la mirada de las jóvenes y del fuego y guarda todo lo que tocaron y usaron estas y recoge su casa

Una vez hubo anochecido Andrea comenzó a despertarse por el movimiento en su regazo y notó que Lucy también despertaba poco a poco. Al mirar hacia a fuera por la ventana notaron las horas tardías que eran en la noche

A: deberíamos irnos, ya -advierte a la menor mientras la pone de pie y la sigue

T: demasiado tarde -dice triste y con pesar mientras se sienta en los escalones no muy lejos de ellas y llamando así su atención- soy un fauno malísimo

L: oh no... eres el fauno más bueno que hemos conocido

T: entonces me temo, que no habréis conocido a muchos

A: no, no has podido hacer algo tan malo -dice mientras Lucy saca un pañuelo y se lo da

T: no es por algo que haya hecho Andrea Labonair, es por lo que estoy haciendo -cambia de tono y al alzar la mirada de arrepentimiento y temor Andrea aleja un poco a Lucy poniendo sus manos en sus hombros

L: qué estás haciendo?

T: os estoy raptando -Andrea endurece su semblante y se pone frente a Lucy- es la bruja blanca, ella es la responsable del eterno invierno, del frío. Tenemos órdenes si alguna vez vemos un humano en el bosque tenemos-tenemos que entregárselo

A: te reto a que lo intentéis -dice ahora perdiendo cualquier diversión y poniendo una cara dura mientras reta al fauno

L: pero tú no lo harás, Señor Tumnus -dice segura colocándose al lado de Andrea y agarrando su mano, pero al ver la cara de avergonzado de este pierde su seguridad- pero... yo creía que eras nuestro amigo

Tumnus entonces mira a ambas humanas y comparte una con Andrea mientras se pone en pie y se apresura por su casa cogiendo su bufanda y la llave de la puerta. Andrea rápidamente agarra a Lucy y la sube a su espalda mientras corre siguiendo al fauno

T: venid, quizá ya sepa que estáis aquí.  El bosque está repleto de espías -está dos pasos por delante de las humanas- incluso algunos árboles están de su lado -esto hace que ambas miren por todos lados a medida que la mayor corre detrás del fauno y se tropiezan con la nieve. No paran de correr hasta llegar a la misma farola en la que se conocieron- sabréis regresar desde aquí? -frena derrapando con sus patas mientras ve como Andrea coge aire sin bajar a Lucy de ella, quien se aferra en su agarre por el cuello con sus brazos

A: creo que sí -dice mirando el camino por el que llegaron

T: de acuerdo -se pone frente a ellas mientras mira los alrededores

L: no te pasará nada -le afirma mientras baja de la espalda de la mayor y se pone frente a él este se agacha a su altura y le sonríe triste pues sabe lo que le puede llegar a ocurrir. Suelta unas lágrimas mientras Andrea pone una mano en su espalda, él se limpia las lágrimas con el pañuelo de Lucy y esta estira la mano para apartarlas- eh, eh, eh -intenta consolarlo

T: lo siento, lo siento Lucy, Andrea. Ten -le pone su pañuelo en la mano

L: quédatelo tú lo necesitas más que yo

T: pase lo que pase Lucy Pevensie y Andrea Labonair me alegro de haberos conocido. Hacía un siglo que nadie me hacía sentir así de bien, venga iros. Iros, anda -las apresura después de darle un golpecito en la nariz a Lucy y un empujoncito en el hombro a Andrea. La menor vuelve a aferrarse a la mayor y esta echa a correr por el camino en que entraron este nuevo mundo, y así el fauno emprendió el camino de regreso a su casa tras verlas desaparecer en la espesura de la naturaleza

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