7
Escape... parte 2.
—¿Trajiste esa escalera en tu mochila?
Marit no me responde y solo sigue avanzando por el muro.
La segunda face de su plan era que debíamos salir de aquel territorio sin utilizar magia, ya que, si nos pasábamos de listos y nos teletransportamos directamente desde este Reino nos rastrearían de inmediato y nos atraparían antes de que pudiéramos desaparecer.
Las defensas de este reino son impresionantes.
Pero nosotros somos más astutos.
En este reino hay una capa transparente hecha con magia para proteger a los ciudadanos y al castillo, pero curiosamente, el único lugar donde esa magia no funciona es en el árbol Vida; allí nos dirigimos. Porque es donde podemos realizar el hechizo de teletransportación.
—Oye, Marit.
—Jódete.
—¿Estás enojado conmigo?
—Púdrete.
—Okay.
Seguí el camino sin volver a molestar. Me centré únicamente en el camino y en lo qué había en el.
El palacio Veridia es realmente hermoso. El arquitecto que realizó este trabajo es realmente un genio; su apariencia es muy de época, todo el territorio tiene detalles dorados, desde el castillo hasta los muros de los jardines y el gran portón del palacio. Pero la cumbre de la elegancia está en un pequeño edificio que pareciera que brota del palacio, como si no perteneciera a la estructura del mismo.
No tiene ni una pisca de dorado, es rojo y negro...
Muy parecido a la vestimenta de la princesa cuando la vi en el bosque.
¿Ese edificio extraño tiene que ver con ella?
—Alto.
Me detengo.
—¿Qué sucede?
—Este es nuestro punto de partida. —salta sigilosamente hacia el otro lado del muro, fuera del palacio—. ¿Que esperas? —me espabilo rápidamente y me agacho para saltar. No me preocupo por caer suavemente, solo necesita ser una caída silenciosa.
Tengo la gran habilidad de caer de los lugares más altos y producir un sonido opaco tras la caída.
Me incorporo y tomo un fuerte suspiro.
—Bien... ¿por dónde es?
—Tu solo sígueme. —después de dichas palabras, procede a adentrarse en el oscuro y frondoso bosque.
...
Después de atravesar el bosque, me doy cuenta de qué hay una extraña neblina fina por todo el lugar visible...
Nah, no es nada extraño las neblinas son muy comunes por las noches.
A pesar de ser tan poblado, entre algunos árboles hay espacios suficientemente anchos como para cabalgar entre ellos. Algunos árboles tienen frutos y... no se ven tan mal.
Quizás pueda comer unos de esos...
—Ni lo pienses, Oscar. Estas frutas son venenosas —se detiene para ver el panorama, como tratando de detectar algo—, están ahí para aquellos que intenten entrar...
De repente una rama gorda y gruesa nos ataca en un movimiento rápido y salvaje. Marit y yo la esquivamos fácilmente.
—O escapar.
Mis alertas se activan rápidamente y me pongo modo defensa.
Mmm
Después de que la rama esa nos atacara inmediatamente aparecieron dos más con el mismo propósito: atacar y matar.
Literalmente tendremos que hacer magia para que esas cosas no nos maten. Y en un santiamén ese pedacito de bosque en el que nos encontramos se convierte en un campo de batalla salvaje.
Nuestros movientes y ataques son fluidos y precisos, pero me temo que la velocidad de esas asquerosas ramas nos va sobrepasando poco a poco. Nuestros ataques mágicos no les hacen mucho efecto.
Desgraciadamente ya estamos a un punto un tanto desesperado por acabar con esas cosas (en muy poco tiempo), tanto Marit como yo estamos agotados y sudorosos a pesar del frío que hace. Mi respiración cada vez se hace más difícil de controlar.
Son muy rápidas y fuertes.
En un momento determinado de la pelea, Marit me jala pera esconderme detrás de un árbol grande y ancho, lo suficiente como para que las ramas no nos detecten.
Su respiración esta tan agitada como la mía.
—¡Mierda! —dice por lo bajo mientras se asona para ver el panorama detrás de nosotros.
—¿Qué sucede? —me arrepentí al instante de haber dicho eso.
Voltea hacia mi de golpe dándome una mirada severa.
—¿Qué te parece que está sucediendo, idiota?
Ay caray, ¿por qué siempre tengo que estar de tonto? ¿Quien hace esas preguntas en una situación cómo esta?
—Discúlpame, amigo. No era mi intención incomodarte. —digo casi encogiéndome en mi sitio.
Suspira para calmarse y vuelve su rostro a la normalidad. Mira al frente analítico. Luego de un par de segundos frunce el ceño, después su rostro se estira en sorpresa y voltea a verme lentamente. Su rostro estaba sorprendido pero en sus ojos había puro terror.
Intenté preguntarle qué sucedía, pero él habló primero:
—No. Respires.
Su cuerpo temblaba levemente.
—Utiliza las pocas fuerzas que te quedan para escalar este árbol—señala al árbol en el cual nos estamos cubriendo. Su dedo también estaba temblando— lo más alto que puedas. —ordena detenidamente, a lo que yo acato sus órdenes de inmediato.
...
—Míralas. No van a irse sin antes asegurarse de que estemos muertos. —señala Marit segundos después de subirnos a la rama más alta del árbol. Es nuestra propia altura multiplicada por diez.
—Sí, las veo. ¿Pero qué haremos ahora?
—Esperar.
—¿Y ya?
—No tenemos otra alternativa. No podemos seguir avanzando ni abajo, ni arriba. —informa, analítico.
—¿Por qué? —yo nunca he sido muy bueno analizando mis propias desventajas.
—Primero; esas cosas no nos dejarán en paz hasta matarnos. Segundo; la niebla que anteriormente estábamos inhalando es una especie de sedante con el objetivo de debilitarnos a una velocidad masiva.
Entonces los Cabos se atan.
Que idiota soy.
—Y pensar que había notado esa extraña niebla desde el principio... —susurro pensativo.
—No es una niebla extraña, lo que pasa es que ese es tu poder característico; te pareció extraña porque había algo en ella que normalmente no debería tener.
—Ya veo...
—Así que para la próxima, Oscar, no ignores tus instintos. Podrían salvarte la vida algún día. —se detiene para mirarme fijo a los ojos—. Cómo en esta situación, por ejemplo.
—Sí, pero esas cosas son muy fuertes rápidas. ¿Cómo pueden incrementar su velocidad tan rápido?
Marit mira al frente hacia donde están esas ramas, sin perder ese aire analítico que lo caracteriza en situaciones como estas.
—No incrementan su velocidad, nosotros nos volvemos más lentos. Ese es el truco de esa neblina aparentemente inofensiva. —Marit frunce el ceño, como si hubiera descubierto algo desagradable—. Y creo también nos estamos volviendo más pequeños.
—¡¿Que?!
—Si, ¿no notaste que mientras peleábamos se veían más grandes y aterradoras?
—Yo creí que también podían aumentar de tamaño, pero nunca creí que fuera posible que yo mismo disminuya...
—Si se puede; con un fuerte hechizo.
En ese momento mis ojos se abren como platos captando el mensaje. Honestamente, a pesar de que ahora mismo siento tanto terror que hasta mi ano se está volviendo más pequeño por la tensión muscular. A pesar de eso; siento que esto es...
¡Emocionante! ¡Cielos!
¡Es la primera vez en mi vida que experimento esta adrenalina!
—¿Entonces tendremos que hacer un hechizo igual de fuerte o más?
—Sí.
✨
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro