Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

3

El enemigo

OSCAR PLANOR.

Horas antes del encuentro.

Iba caminando por los largos pasillos del palacio Real, junto con mi acompañante: Marit. Nos dirigíamos hacia el despacho del Rey.

Marit es el Heredero al Ducado Baoruc. El cuál es una de las familias nobles más importantes del reino.

Pues bien, sigamos.

Necesitábamos resolver algunos asuntos con EL REY.

—¿Qué vamos a buscar al despacho del Rey? —me pregunta Marit, ceñudo.

No respondo. Solo me quedo callado mirándolo a ver si mi mirada le comunica alguna respuesta.

Él me mira confundido por un segundo, luego abre bien los ojos y asiente. Comprendió lo que quise decir.

—Ohh. Ya veo. —Reacciona fijando su vista al frente con una pequeña sonrisa.

¿Okay?, ahora el que está confundido soy yo.

—¿Qué?

El me mira de reojo para luego empezar a reírse a carcajadas.

—¿Y ahora qué, Marit?

El desgraciado seguía riéndose sin vergüenza, y yo no entendía que rayos era tan gracioso.

Después de unos segundos —que se me antojaron algo cortos—, él dejó de reírse. Durante el tiempo restante que tardamos en llegar al despacho traté de que me dijera cuál fue el chiste, pero ese mal nacido simplemente no me reveló nada.

🥀

Respiro profundo. No sé porqué estoy tan nervioso simplemente por hablar con mi padre, debería estar acostumbrado.

Marit ve mi indecisión y decide él tocar la puerta.

—Adelante. —La voz gruesa y sepulcral del Rey Planor resuena en el interior del despacho.

La puerta se abre inesperadamente, eso siempre me pone los pelos de punta. Ese hombre tiene algo extraño, desde niño lo supe.

—Y recuerda, Oscar: si vas a hacer algo, hazlo bien. No importa si se trata de acabar con la vida de tu propio padre. —me dice bastante serio, como siempre, podría jurar que ese hombre no sonreía nunca.

Acababa de cumplir seis años, por lo que no entendí muy bien porque había dicho eso, sin embargo, solo me limité a quedarme callado, era mejor escuchar, también era algo que él me decía.

Ambos estábamos en la terraza mirando el frondoso paisaje que la naturaleza nos podía brindar, era la parte trasera del Palacio Real, por eso solo podíamos ver árboles. Arboles sin un orden en específico, o, solo no habían sido tocados por los humanos.

—Padre.

Voy directo hacia su escritorio y lo enfrento. El despega su mirada del montón de libros históricos que tenía en frente y me mira con sus intensos ojos, tan azules como los míos. Daba la impresión que estabas viendo el mar en la madrugada, cuando ya casi sale el sol. Tienen un toque de profundidad y claridad impresionante y aterrador, como si en cualquier momento fuese a llevarse tu alma.

—¿Qué? —Responde secamente.

Cuánto amor.

Doy mi petición sin pensarlo mucho antes de arrepentirme:

—Necesito tu permiso para visitar el Reino Veridia.

Mi padre se queda mirándome por unos largos segundos sin expresión alguna en su rostro.

—No te preocupes por la seguridad iré acompañado de alg...

—No. —su profunda y espeluznante voz me interrumpe, seguía portando ese tono seco y frío.

Me enderezo en mi lugar para darle más firmeza a mis palabras.

—Padre...

—Ya he dicho que no, Oscar. No irás.

Lo más curioso de su voz, es que, a pesar de que suena de esa manera tan espantosa  siempre está calmada, como si pudiera derrumbar todo solo con su voz pero temiera hacerlo.

En cuanto a su respuesta... es raro que me lo haya negado, siempre me permitía hacer lo que quisiera siempre y cuando no pusiera nuestra reputación en el piso.

Pero aún así seguí insistiendo.

—La semana pasada murió La reina de Veridia.

El volvió su mirada a sus libros como si no hubiera dicho nada importante.

—Padre.

—¿Qué?

—¿No vas a decir nada?

El suspira pesadamente, como si todo le apestara y no le oliera.

—Es una maravilla de noticia, hijo.

Abro los ojos de par en par, perplejo por lo que había sido su respuesta.

—¿No te importa?

—Creo que se te ha olvidado, que es el enemigo. No debe importarme lo que le suceda a ese reino, y a ti tampoco —hace una pausa para mirarme fijamente, casi amenazante—. Vuelve a tus aposentos y descansa, tienes un evento muy importante en la noche, no pierdas tu tiempo en trivialidades.

Estoy tan acostumbrado a sus comentarios desalmados, que ni siquiera me afectó la forma en que lo dijo. Y claro, como mi segundo nombre es...

—Volveré antes del anochecer, padre. Lo prometo.

Mi padre suspira en derrota.

—Que testarudo eres —se reacomoda en su asiento para mirarme fijamente—. No mueras, y regresa sin un solo rasguño.

¡Siii!

—Y, algo más. —me detiene antes de mover un solo pie.

—¿Qué pasa papá?

—Trata de no iniciar una guerra. Estoy muy bien como estoy.

—Aah... ¡Ok!

Ignoro completamente el tono amenazante que utilizo en la última oración y salgo disparado del despacho.

—¡Hey!

Oh, olvidé que iba acompañado de Marit.

Me detengo en seco.

—Disculpa mi imprudencia amigo Marit. Me emocioné. —Digo sarcásticamente mientras veo que se acerca a paso apresurado.

—Oh, si, claro claro. Supongo que te emocionó la idea de ver a la princesita veridiana.

—Marit, no digas tonterías y... ¡preparémonos para el viaje!

Esto me parece más un reto, o mejor aún; un desafío.

⚔️

Y ahora estaba aquí: arriba del árbol Vida perteneciente al reino veridiano.

Enfrentando a la princesa y al príncipe de dicho reino. Realmente esto sería más interesante si el mismísimo rey también estuviera aquí, pero debo recordar las palabras de aliento de mi padre: No mueras, y regresa sin un solo rasguño.

El cual es un mandato que no me atrevo a desafiar, sé cuán psicópata puede ser el Rey Planor.

—¿Qué es lo que buscas aquí? —Cuestiona la princesa.

Y devuelta a la escena. La princesa, que se encontraba a unos metros debajo de mí retrocede unos pasos hacia atrás, supongo que para no desnucarse. Ambos hermanos me miraban como si fuera el peor ser humano que ubiera existido. Auch.

—Una amistosa charla, nada más.

🪵

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro