El despertar del pasado parte 1
La reina luego de ser presentada a los reyes, le trajeron sus armas de la herrería ya arregladas. Peach la invitó al campo de entrenamiento para que practique con sus armas y ella pueda ver lo capaz que es Isolde para luchar. La mañana se desperezaba lentamente bajo el calor dorado de un sol radiante que iluminaba cada rincón del paisaje en el reino champiñón. Los rayos del sol se filtraban entre las hojas de los árboles, creando juegos de luces y sombras que danzaban sobre el suelo, mientras el canto de las pequeñas criaturas de colores del valle llenaban el aire con melodías alegres y vivas. Sin embargo, a pesar de la belleza y la calidez que emanaba este día luminoso, una sutil, pero palpable, sensación de inquietud flotaba en el ambiente. El rostro de Isolde que mostraba por el valle del castillo, aunque estaba seria, sus ojos revelaba destellos de nerviosismo en su mirada, como si una sombra invisible se asomara a la esquina de su conciencia. Había un murmullo de incertidumbre que susurraba entre las risas y las conversaciones amenas, una especie de premonición que hacía que el aire se tornara un tanto espeso. Aunque el mundo parecía disfrutar de la vitalidad que trae consigo un día soleado, la pequeña chispa de preocupación que habitaba en el fondo de cada pensamiento, en cada gesto, insinuaba que, aunque su nueva misión en la vida había comenzado de manera espléndida, algo inesperado podría interrumpir esa concentración aparente. Ella no podía detenerse ni parar, era increíble lo que sentía, no de una manera positiva. Lo único que podía hacer era distraerse desnudando su espada.
El sol brilla intensamente, iluminando cada rincón del patio del castillo, una estructura imponente de piedra rosa y estatuas talladas que custodian la entrada. En el centro, hay un espacio delimitado en forma de circulo, un enorme lago con una plataforma de entrenamiento flotante. El lago azul estaba rodeado por hileras de flores marchitas y hierbas silvestres. La brisa juega con los cabellos blancos de la mujer Isolde, quien entrena con una espada, su figura fuerte se mueve con gracia y determinación.
Isolde, de mirada intensa y sin color, lleva una armadura de cuero negro ceñida a su cuerpo, los músculos tensos se reflejan en cada movimiento. Su rostro es una mezcla de belleza etérea y una oscuridad palpable; cicatrices de su pasado se asoman a través de la suavidad de su piel.
El sonido del metal al chocar contra el aire rompe el silencio del patio. Isolde realiza un giro, asestando un golpe imaginario de un hombre, el golpe que pudo haber cambiado su destino. Su mente está lejos del presente de su ahora presente, se hunde en un torbellino de recuerdos.
En el abismo del limbo, donde el tiempo se detuvo, su sombra me abrazó y su risa fue un eco perpetuo. Siete años perdidos... Siete años esperando este momento...-balbuceó con un tono agotado en una suplica de justicia, no solo por ella, sino por la tortura que sufrió su familia-
Ella visualiza las imágenes: la noche de su asesinato. La traición, el fuego de la traición. El eco de las risas de sus verdugos retumban en su mente.
FLASHBACK - NOCHE OSCURA
Un banquete en el castillo, risas y música. Una Isolde de jovencita, baila alegremente, su rostro iluminado por la felicidad. mientras que a lo lejos en una esquina oscura donde tres figuras sombrías murmuran, sus rostros ocultos en la penumbra.
-Los mismos que sonrieron en mis celebraciones, los que me dieron la espalda mientras mi vida ardía. La traición... lo que desterró mi alma al limbo.-
VUELTA AL PRESENTE - PATIO DEL CASTILLO
Isolde se detiene, su espada cortando el aire. Se acerca a una roca fría, la toca con suavidad. La mirada de una luz traviesa cruza en sus ojos, indicando la presencia de alguien. Un eco de risitas tenebrosas de una niña interrumpe su concentración. Entra en la escena su Lumalee, con su mirada feliz y sádica.
-Lumalee vuela al rededor de la reina con entusiasmo- Reina Isolde, ¿acaso estas pensando en que su objetivo no es solo la venganza? Debes recordar que la batalla se gana con mente fría y corazón valiente. ¡PERO YO ESTARIA ENCANTADA DE MANDAR A ESOS CHICOS MALOS AL INFIERNO!
Isolde se voltea lentamente hacia ella, a veces esta estrella la solía asustar en el limbo con sustos repentinos por la espalda, pero ahora su mirada desarma la advertencia, pero su voz es firme y clara hacia la estrella voladora.
-Isolde empezó a hablar en un tono frío- No tengo más tiempo para lecciones, mi querida amiga. He sido una sombra oculta en el manto de la muerte todos estos años por la muerte de mi familia. Es hora de reclamar lo que es mío, mataré a los que me quitaron todo y me mandaron a los oscuros abismos del limbo donde mi alma lloraba.
-Lumalee entre risas inocentes pero espeluznantes se acerca mas a ella, mirándola a sus ojos blancos sin brillo- Vengarte puede ser la perdición. ¿Estás dispuesta a arriesgar más vidas por tu sed de justicia? -Isolde exhala con frustración, el eco de su rencor resuena. Levanta la espada, la luz del sol baila en la hoja pulida mientras el reflejo apunta a su cuello. miro a lumalee antes de hablar en un tono firme- ¿Es justicia lo que busco o redención? No lo sé... pero no descansaré hasta ver caer a quienes le arrebataron la vida a mi familia en el fuego. -lumalee asiente, creando con magia unos muñecos de combates, que se mueven, y se colocan en posición de combate. El entrenamiento comienza. Isolde se lanza hacia los enemigos, cada golpe cruza el aire un baile de venganza y resolución. Sus ojos se apagan, solo peleando con sus instintos, al igual a todo lo que hace. susurrando palabras y nombres que no se logran entender
Lumalee se sitúa en un amplio balcón en el piso mas alto del castillo, adornado con plantas ondeando suavemente y flores frescas que contrastan con la dureza de la piedra. Tres figuras observan hacia el Patio, donde la Reina Isolde se mueve con gracia y furia. La luz del sol acaricia sus cabellos sin color, mientras ella ejecuta movimientos precisos y decididos.
-La princesa peach, miraba delicadamente a Isolde y sus comportamientos fríos, con un vestido rosa y dorado que se mezcla con el paisaje, se aferra al barandal del balcón con una expresión de preocupación. Sus ojos, llenos de ansiedad, no se apartan de la figura de Isolde. Habló con voz temblorosa a Mario- ¿Es realmente necesario que entrene con tanta intensidad? Me inquieta... No parece ser ella misma.
-Peach se vuelve para mirar a sus dos amigos. Mario, Miraba fríamente a Isolde sin querer confiar en ella, asiente con una mirada seria. A su lado, Luigi, El hermano mas joven solo observa con curiosidad los movimientos de Isolde, observa con asombro la determinación de la mujer. Mario empezó a hablar frunciendo el ceño- La Reina ha despertado de un largo maleficio. El fuego en su corazón es lo que la mantiene viva. Pero me preocupa... dónde puede llevarla ese fuego. -El lindo Luigi, con su mirada dulce y un atisbo de compasión, se dirige a Peach, su voz suave pero llena de inquietud.- Ella tiene la fuerza de mil guerreros, pero también el peso de un reino que ha caído. No podemos olvidar el dolor que lleva consigo. La venganza puede nublar su juicio, no lo podemos permitir. -Dirige su mirada a Lumalee- Luma, ¿puedes ayudarnos con ella? ¿por que ella es tan...
¿Dura? -Interrumpió lumalee -Ella es así porque, según ella, mataron a su familia y a su gente monstruo -Luigi la miro confundido, contestó con preocupación- Pero, ¿A cual gente o especie monstruos estas hablando? ¿Quien era su esposo? -Lumalee entre risas, empieza a contar la historia de esa reina-
Desde lo alto de los cielos, observaba el vasto mundo que habitan ustedes, los humanos. Un lienzo de luces y sombras. Ustedes si vieran de lo que soy capaz me verían como una diosa, tejedora de destinos y conocedora de las tramas del amor y la guerra. Hoy, les contaré la historia de Isolde, la princesa del Reino Dorado, y...el Rey del Reino de los Monstruos. Sus caminos estaban destinados a cruzarse como la tormenta encuentra al sol, en una danza que desataría fuerzas tan antiguas como el tiempo mismo.
En el esplendor del Reino Dorado, Isolde brillaba como un sol resplandeciente. Su risa era un canto de esperanza; su corazón, un refugio de bondad. Sin embargo, tras los muros dorados, el ambiente era tenso. Las historias hablaban de monstruos que merodeaban en la oscuridad, de criaturas con formas extrañas y ojos penetrantes, liderados por el temido Rey de las tierras oscuras, un rey cuya fuerza intimidaba hasta al más valeroso de los guerreros.
Ese monstruo, por otro lado, era un ser forjado en la guerra. Donde un humano temería, él se adentraba. Su reino, un lugar de sombras y gritos apagados, lo había moldeado en el horror y la desconfianza. Para él, el amor era un lujo que los débiles podían permitirse, pero no un rey que debía mantener a su pueblo a salvo.
La guerra entre ambos reinos había comenzado, como siempre ocurre cuando el odio se enreda con las ambiciones. Isolde, valiente y decidida, lideró a su ejército con destreza, pero la batalla contra ese rey no era solo una cuestión de poder; cada encuentro era un choque de voluntad. Él la veía como un adversario digno, y ella lo consideraba más que un monstruo; en sus ojos había una chispa de algo más profundo, un reflejo de su propio anhelo por lo desconocido.
En esas batallas sucedieron cosas, con cada encuentro convirtiéndose en una danza mortal entre espada y magia. Curiosamente, a medida que los enfrentamientos se repetían, una conexión comenzó a entretejerse entre ellos. Isolde, cargada de valor, encontró en Ese dictador una fuerza inquebrantable. Y el rey, al enfrentarse a su rival, descubrió en Isolde un fuego que desnudaba su corazón.
Una noche, en el silencio que sigue a la guerra, se encontraron en un claro, rodeados de destellos dorados de luna. Las palabras fluyeron como ríos, desbordando rencor y dolor, transformándose en risas y confesiones. De enemigos, comenzaron a ser aliados en la lucha contra el destino, y su amor nació como una flor en el desierto, fuerte y bella.
Cuando el sol se inclinó y la noche se hizo eterna, El rey y la nueva reina de el reino de los monstruos Isolde, se unieron en un matrimonio que desató murmullos en ambos reinos. Con corazones entrelazados, encontraron un camino hacia la paz, uniendo sus pueblos en una nueva era de esperanza. Pronto, la alegría se multiplicó con la llegada de su hijo, un niño que portaría la luz y ternura de las flores doradas y la fortaleza de las sombras tenebrosas.
Pero el destino, siempre caprichoso, traería consigo la tempestad. Una guerra estalló en el Reino de los Monstruos, Dicha guerra fue empezada por los humanos de su mundo, chicos. -Dijo Lumalee, mirando a la princesa y a sus amigos preocupados, lumalee les siguió contando- como un eco de los antiguos rencores. La oscuridad se abalanzó una vez más, y El, un rey en la línea del deber, marchó a la batalla. Isolde, temerosa, se mantuvo al lado de su hijo de apenas casi un año, controlando el reino desde la distancia, esperando el regreso de su amado.
Durante la feroz batalla, el eco de las espadas resonó en el aire. El rey luchaba con la fiereza de un león, protegiendo su reino y familia como un lobo. Sin embargo, el destino es a menudo cruel, y en un momento trágico, la sombra se llevó a la reina, luego de que unos humanos se infiltraran en el castillo y le hayan cortado la cabeza por "traición" a la humanidad, por haberse casado con un monstruo, y luego profanar su cadáver de manera enferma y repugnante quitarle lo que el rey mas amaba de ella, sus bellos ojos, de un marrón tan oscuro como la noche, el rey y el hijo, junto a los monstruos que ella lidero, fueron asesinados a manos frías.
Isolde al despertar en un lugar desconocido sabia lo que paso, había muerto, paso siete largos años en total agonía en un limbo de cielo azul y tulipanes negros, caminando sola y ciega, sin saber que esos sentimientos le daban el poder de vengar a su familia muerta
Al menos, así pensó Isolde...-Fue interrumpida por Peach-
¡Esto no resuelve nada!-Gritó la princesa con frustración-
¿¡QUIEN ES ESE REY MONSTRUO!? -Gritó Mario sin entender nada-
Jeje...-Se rió lumalee de su poca comprensión- ¿No lo notan?...Tierras oscuras, rey monstruo, gran adversario...Enemigo...
-Luigi se aleja con miedo, por fin entendiendo quien es el rey- No puede ser verdad, el no...-Cae al suelo por el terror-
-Mario gruñe de odio- ¡DI QUE ESTAS MINTIENDO! -Al ver la sonrisa de la estrella, el por la frustración golpea su puño contra la pared- ¡HIJO DE PUTA! -Peach se pasa una mano por el cabello, angustiada por la imagen de la reina empuñando una espada como si su vida dependiera de ello, todo por el que peach la mando a matar. desesperada- ¿Y si se pierde en su búsqueda? No puedo soportar la idea de que algo le suceda. Es mi amiga, más que una reina. ¿Que he hecho? ¡ahora ella va a ir a matar a su amado! ¡NO SABRA QUE EL PORQUE ES CIEGA! ¡¡¿¿COMO ES POSIBLE DE QUE BOWSER HAYA TENIDO UNA ESPOSA??!!
Mario y luigi intercambian miradas preocupadas. La tensión en el aire es palpable mientras continúan observando a Isolde, que con cada movimiento expresa su dolor y determinación.
Mientras tanto. Isolde se encontraba peleando contra los oponentes mágicos, aun con su ceguera, sus instintos eran muy buenos. Sentía el viento en su piel, y olía las flores mas dulces. Pero estaba luchando contra sus propios pensamientos y luchas. Al lado de ella estaba la representación de sus inseguridades rencarnadas, Una niña.
Isolde: -Suspira cansada- No puedo más. Este reino depende de mí, pero no puedo soportar el peso de que no pude proteger al mío.
La niña: -habló con un tono burlón- ¿Desconfianza? ¡Eres un monumento de debilidad! La gente murmura, y tú, ciega y vulnerable, sigues esperando que todo se resuelva solo.
Isolde: -la miró con furia contenida- No soy débil. He enfrentado enemigos y traiciones, y esta corona no me la han regalado. He luchado por est en guerras y en...-Las palabras se cortan, ella empieza a sentir un dolor en la cabeza- No recuerdo.
La niña: -Sonríe- Luchar ya no es suficiente. La culpa, el dolor, tu ceguera, tus recuerdos desapareciendo más rápido...todo se amontona en tu pecho. Un día, estallarás.
Isolde: -estaba perdiendo el control- ¡Cállate! ¡No puedes seguir dictando mi vida. ¡Estoy cansada de tus constantes recordatorios de mis perdidas! ¡SOLO QUIERO QUE TE LARGUES! ¡DÉJAME! ¡DÉJAME!
La niña: -se empezó a reír despectivamente- ¿Cansada? ¡Eso es solo el principio! Te sientes impotente, y eso te lleva a la ira. La ira es tu verdadera amiga, al menos ella comprende tu dolor, la ira es lo que te definía.
Isolde: -empezó a gritar- No necesito tu comprensión! ¡NECESITO PODER SR LIBRE DE MIS CULPAS Y DE TI! -da un golpe al aire frente a ella con la espada, sin darse cuenta de que algo se interpuso en su camino-
Ese golpe accidental hiere a un pequeño ciervo que descansaba cerca, asustado por el repentino movimiento. Isolde, aún envuelta en sus pensamientos, no se da cuenta de lo que ha pasado.
-La niña disfrutaba del momento- Mira lo que has hecho. ¿Es esto lo que quieres? Golpear a un inocente sin sentido. Eres monstruosa, igual a tu marido.
Reina Isolde: -con la voz temblando de rabia- ¡No soy un monstruo! ¡Esto no tiene por qué ser así!
Finalmente, Isolde se da cuenta de lo sucedido cuando el ciervo emite un suave quejido. Su corazón se detiene.
Reina Isolde: -con horror- ¿Qué he hecho? ¡No! ¡No podía ser! -Se sienta en el suelo, buscando al animal con su mirada borrosa-
La niña: -con un tono gélido- Oh, ahora lo ves. El daño está hecho. Nunca escaparás de ti misma. Cada decisión, cada rabia... vuelve a ti con más fuerza.
Reina Isolde: -con lágrimas en los ojos- ¿Qué he hecho? Era solo un animal... -Toca al ciervo, sintiendo su pequeño cuerpo tembloroso.-
La niña: No podrás ignorar tu ira. Siempre habrá otro momento, otra herida. Esto es lo que eres.
Reina Isolde: -con un Gritó de desesperación- ¡No quiero ser así! ¡Quiero cambiar! -De repente, la ira se convierte en autocompasión, y su mente comienza a despejarse.-
La niña: Cambiar es más difícil de lo que crees. Las sombras son implacables.
Reina Isolde: -pidiendo perdón al aire, en voz baja- Perdóname, pequeño... -Se queda en silencio por un momento, sintiendo el peso de su error y prometiendo ser mejor.-
La niña: -susurrando- Esto es solo el principio.
Reina Isolde: -con firmeza- No. Este será el momento para cambiar. En lugar de hundirme en la ira, aprenderé a controlarla. Haré del dolor un punto de partida, no un final.
-La niña levantó la mirada hacia los ojos de la rota mujer- No vas a sobrevivir ni un microinstante tu horrible y actual realidad.
Isolde: Lo aguanté años, Sola. ¿Quien eres tú para decirme que no podré?
La niña: Soy todo aquello lo que te mata por dentro...Te conozco más que tú a ti misma.-Cuando la niña dijo eso Isolde solo se queda sentada acariciando al ciervo- ¿Te dolió?...-Preguntó la niña mientras se reía antes de desaparecer-
Isolde estaba muy deprimida y cuando sintió la nariz del pequeño ciervo empeoró, una avalancha de maldiciones e insultos de se lanzaron sobre ella desde el fondo de su mente. "Mierda, ¡¿que hice?! Lo lamento pequeño...lo lamento Bowser..."
¡Oye! ¡Isolde! ¿Puedes venir un momento? -Isolde escuchó los gritos de Peach y ocultó al ciervo entre flores en una especie de tumba improvisada- Esperó seas feliz en el valle de la paz en el otro lado...-Susurró Isolde antes de ser interrumpida por la princesa que la llamaba para que viniera- Haya voy princesa. -Murmuró antes de irse al castillo de nuevo-
Isolde estaba rodeada por caballeros, reyes y príncipes que la miraban con miedo y confusión, algo que ella no entendió, solo se acercó al salón del trono con Lumalee al lado de su hombro.
Estás en problemas...-Susurró traviesamente la estrella-
¿Por qué? -Preguntó Isolde- ¿Que hiciste?-Reclamó-
No lo pude evitar, sol. -Admitío con culpa la tierna estrella-
¡¿Que les dijiste?! -Gritó Isolde antes de ser interrumpida por la voz de Peach-
Isolde. -Dijo Peach desde su trono- ¿Si, princesa? -Habló Isolde-
Luma, nos comentó sobre tu Romance con un rey. ¿Es eso cierto? -Pregunto la princesa Peach, las miradas caían sobre los hombros de Isolde-
Si, estuve casada, tuve un hermoso hijo con el rey de las bestias y criaturas mágicas de las tierras oscuras. Pero personas horribles los ejecutaron al igual que a mi. -Murmuró con una voz rota-
Isolde. No sé cómo explicarte...-Suspiró Peach antes de ser interrumpida por el rey Kong-
Tu esposo, es bowser. ¿Verdad? -Preguntó el rey con autoridad-
Si, el noble rey de lad criaturas mágicas...-Ella no pudo terminar sus palabras al analizar las palabras del Kong- A qué te refieres con "es"?...E-El murió. Se pronuncia "Era"
El, está vivo...-Susurró peach-
Tu hijo...-Dijo luigi-
Todos ellos. -Aclaró Mario. Las palabras hicieron eco en el salón del trono. Pero de la nada el nombre de una persona en especial sale de los labios de Isolde con miedo-
Kamek...
...Continuará...
AAAHHHHH me pasé de verga, no? Soy así. El diablo anda suelto, escapando de mí
Es que yo nací y el diablo dijo: "verga"
y yo dije: "comes" XDDDDD
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