Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 7

AZUL PROFUNDO

JAMIE

Azul.

Todo en lo que podía pensar desde que llegué a Cooperstown, era en el color azul.

Y no en cualquier azul, si no, en ese azul profundo, el cual transmitía muchas emociones, el azul que con la luz del sol se volvía aún más brillante y más vivo, y cuando no había luz que lo alumbre, se volvía oscuro y era precioso.

De ese azul eran los ojos de ella; Sterling.

Sus ojos eran como dos piedras preciosas, no podía dejar de pensar en ellos ni en ella, cada que la pensaba, podía sentir mi corazón acelerarse.

A penas llevaba una semana viviendo en Cooperstown, eran muy pocas las veces que me había quedado hablando con Sterling, casi no la conocía, pero no podía dejar de pensarla, me había cautivado desde el primer segundo en que la vi. Había tratado de ser lo más discreto posible con respecto a lo que estaba comenzando a sentir, pero al parecer era un fracaso en eso.

Siempre me emocionaba cuando me hablaba, cuando me miraba e incluso cuando me sonreía. Me era inevitable no emocionarme. Jamás me había pasado algo así, ni siquiera con Camila. Era la primera vez que me pasaba y no sabía cómo manejarlo.

Mi primer instinto fue hablarle, conocerla, ser su amigo, pero era lento, y no podía hacer nada con respecto a ella. Estudiábamos en la misma escuela, compartíamos clases, vivíamos bajo el mismo techo, la tenía a mi alcance para poder conocerla más a fondo, pero ¿Por qué me parecía que estaba a millas de distancia de mí? Era difícil de explicar, pero me sentía insuficiente, como si ella fuera algo imposible para mí, era frustrante.

Además, cada vez que estaba cerca de ella no podía evitar tartamudear, me sentía como un tonto y solo me quedaba verla a la distancia y suspirar por ella.

Como en ese momento, que me encontraba sentado en una de las mesas del patio de la escuela, mientras veía como Sterling pintaba cerca de la ventana del salón de arte.

«Es tan hermosa»

Suspiré mientras observaba como ella fruncía el ceño al pintar, no sabía qué estaba pintando, pero parecía bastante metida en ello.

El golpe en la espalda me sobresaltó.

«¡Auch! Eso me dolió.»

Me giré y observé al chico de ojos verdes y tatuajes que me retó el primer día que llegué a Cooperstown; Alec.

Ese día estaba temblando, tenía miedo de que me hiciera algo, las peleas jamás me habían gustado y pensé que iba a ser el día de mi muerte, rogué a Dios para que no fuera así, quería salir corriendo, pero no podía quedar como un cobarde, además de que no podía dejar que él se saliera con la suya al molestar a mi hermana.

—Deja de verla o la vas a desgastar, chico.

Me sobresalté con lo que dijo.

«¡Dios mío! ¿En serio soy tan obvio?»

—¿Qué? –me removí en mi lugar un poco incomodo.

Alec se puso de pie, se sentó frente a mí y enarqué una ceja.

—Te gusta.

—¿Eh?

—No te hagas el idiota conmigo, chico. No eres muy disimulado, se nota desde lejos que te gusta Sterling, se ve en la forma en la que la ves y yo huelo deseo y algo más que no puedo descifrar en ti –entrecerró sus ojos verdes hacia mí–. Te gusta.

Tragué saliva y me removí incomodo ante la mirada que me dedicó.

—No, yo... yo no...

—Tranquilo, no es de mí quien debes de temer o preocuparte.

Eso me desconcertó, él fue el segundo que me decía eso, era extraño ¿Por quién debía preocuparme o temer? Muchas preguntas sin respuestas se formaron en mi cabeza.

—Es más, puedo ayudarte.

Lo miré extrañado.

—¿A qué o en qué?

—Pues ayudarte a conquistar a Sterling, obvio –puso los ojos en blanco.

Me enderecé en mi lugar, eso no me lo esperaba.

—Qué considerado, pero no necesito tu ayuda, gracias.

—Oh, pero claro que la necesitas, no hay nadie mejor que yo, quien conozca a la perfección a Sterling.

Eso me sorprendió.

—¿Tú y ella...?

—Se lo que quieres decir y la respuesta es no. Aleja esos sucios pensamientos que estás teniendo, que me asquean –noté como él se estremeció, como si la idea de él y Sterling le causara terror.

Caí en cuenta de que, Alec dijo que mis pensamientos lo asustaban, pero ¿Cómo él pudo saber que estaba pensando? ¿Acaso él...? No, era absurdo.

Eso solo pasaba en las películas, era imposible que el fuera un psíquico poderoso.

Aunque la idea era muy buena.

—Bueno, en fin, puedo ayudarte con Sterling.

—Y ¿Cómo harías eso? –él sonrió con suficiencia.

Tenía curiosidad de saber cómo aquel chico me ayudaría en algo que claramente no había pedido.

—Acabas de admitir que si te gusta –él soltó una risa burlona un poco escalofriante–. Si te ayudo, tú me tienes que ayudar a mí, porque nada en esta asquerosa vida es gratis.

Ahí salió el peine, él no me ayudaría por la simple bondad de su corazón.

—¿Qué es lo que quieres? –me crucé de brazos.

Él sonrió, su sonrisa era una siniestra, tanto que, estuve a punto de flaquear y encogerme del miedo.

—A tu hermana.

Eso me sorprendió y me desagradó al instante ¿Mi hermana? ¿Qué era lo que él quería con Aimee? Eso no me gustaba, así que me puse a la defensiva.

«Modo hermano protector activado»

—¿Qué es lo que quieres con ella?

—Lo que quiera con ella, no es de tu incumbencia.

—Claro que lo es, es mi hermana de quien estás hablando. No llevo mucho aquí, pero los rumores vuelan, sé que tú no eres un buen chico...

—Ah, con que ya has escuchado las dulces cosas que dicen de mí –rio–. Me causa gracia.

—Lo admites, admites que son ciertas, eres un chico que solo busca a las chicas por placer.

—No he admitido nada, lo obstante, no puedo negar que algunas de esas cosas no sean ciertas –se encogió de hombros–. Me pintan como un chico malo –se rio–, pero no me conocen, no saben que soy mucho peor que un chico malo.

Sus ojos adquirieron un brillo extraño que me causó un escalofrío muy extraño.

Tragué en seco.

—¿Y así quieres que te ayude con Aimee? Olvídalo, ella no está para tus juegos, no es alguien con la que puedes jugar o usar a tu antojo, si solo quieres a Aimee porque te causó algún interés sexual, olvídalo. No voy a ayudarte a que juegues con mi hermana. A demás, ella sigue el camino del señor, es pura y casta, no necesita que tú la lleves por el camino del mal. Mi hermana no necesita a alguien como tú junto a ella.

Alec me miró de una forma divertida, como si mis palabras le causaran gracia, eso me enojó.

—Admiro como proteges a tu hermana, eso habla bien de ti, pero no, no quiero a tu hermana para satisfacer mis necesidades sexuales o para alejarla del camino del señor –se estremeció–. Ella me interesa.

—¿Te interesa? –asintió sin quitar la vista de mí, enarqué una ceja–. ¿En qué sentido?

—Por ahora relájate, no quiero hacerle nada malo.

—No confió en ti.

—Genial, porque a mí me vale tres hectáreas de mierda si confías o no en mí –arrugué el ceño al escucharlo insultar, no me gustaban los insultos, eran algo que no estaba bien–. Solo quiero que me ayudes con tu hermana a cambio de que te ayude con Sterling. Como yo lo veo es ambos salimos ganando. Tú consigues que Sterling se fije en ti y yo...

—¿Tú qué? ¿Qué consigues al acercarte a mi hermana?

Él se rio, era algo confuso ver que solo le causaba gracia todo lo que decía.

Eso me enojaba mucho, no me tenía ningún respeto.

—Una amiga –vi como contenía una sonrisa–. Me agrada tu hermana, no le haría daño, solo quiero conocerla más y llevarme bien con ella.

Enarqué una ceja, al principio desconfié, algo me sonaba extraño, mantuve el contacto visual con él por un momento, pero entonces, empecé a sentirme extraño.

Era una sensación rara, pero, no duró mucho, desapareció y le dio paso a la tranquilidad, me sentía bien y relajado.

—Dime ¿Por qué me quieres ayudar con Sterling?

Sus dedos tamborileaban la mesa, él enarcó una ceja, pero luego rio, era una risa ronca.

—Porque sí, me gusta ver el mundo arder, pero sin arder con él, obvio –se encogió de hombros–. Al ayudarte estoy haciendo que el mundo de dos personas arda, no lo sé, solamente estoy aburrido.

Eso era extraño. ¿El mundo de dos personas? Pero ¿de qué personas hablaba?

—Entonces ¿Qué dices? ¿Me ayudas y te ayudo?

Eso era realmente una decisión difícil, no sabía qué hacer, si aceptaba, estaba entregando a mi hermana a ese tipo extraño, pero estaría más cerca de Sterling, si lo rechazaba, estaría cuidando de Aimee, pero corría el riesgo de que no podría acercarme más a Sterling.

No sabía qué hacer.

La decisión correcta sería decir que no, era lo que debía hacerse.

Era lo que al señor le hubiese gustado que hiciera, decir que no, así estaría cuidando de mi melliza y juntos seguiríamos el camino de la luz como nuestro padre nos había enseñado, sí.

No había nada que pensar, era obvio, debía de decir que no.

Pero cuando estaba a punto de negarme, de repente sentí la mirada de alguien, no pude evitar sentir un hormigueo extraño en todo el cuerpo.

Volteé hacia el lugar donde sentí que me estaban viendo.

Allí, en el segundo piso, vi a Sterling, ella estaba viendo hacia nosotros, se veía seria, sus ojos se conectaron con los míos y en un segundo, su expresión cambió por completo y me sonrió. De estar toda seria como si algo la enojara, a pasar a sonreírme de esa manera, me resultó extraño, pero no pude evitar sonreír y saludarla con la mano.

«Es tan hermosa, se ve como un hermoso ángel.»

Suspiré de una manera dramática, la risa de Alec me hizo reaccionar y voltear hacia él.

—¡Vaya! Sí que estás jodido, ella te tiene en sus manos, chico.

Me sonrojé ante su comentario y desvié mi mirada de él, para volver a verla.

No podía apartar la mirada de Sterling, hasta que su mirada se desvió y volvió su semblante serio, vi hacia Alec, le estaba sonriendo y saludando con la mano.

Sterling continuó seria, mientras que Alec continuaba sonriéndole, noté que estaba tenso. Parecía que ellos se entendían con la mirada, Sterling se separó de la ventana y desapareció. Alec regresó su vista hacia mí.

—¿Aceptas el trato o no?

Antes de poder contestar, otro de los chicos a quien reconocí como DSlee, se sentó a lado de Alec.

—¡Guacala, detesto las mañanas! –se apoyó en la mesa y se quedó observando a Alec.

Alec lo ignoró deliberadamente, sin dejar de mirarme fijamente.

—¿Qué hacen?

—¿Aceptas o no, Chico? Me estoy impacientando.

—¿Qué tiene que aceptar? –preguntó DSlee mientras bostezaba, se veía cansado.

—No es algo que te importe pequeño D.

—Cierto, no me importan tus jodidos tratos de mierda, solo quería conversar, estoy aburrido –se encogió de hombros.

Volví a arrugar el ceño por la forma en la que se expresaba.

Sus ojos dorados se toparon con los míos y él entrecerró los ojos, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo y rápidamente aparté la mirada de él para concentrarme en el chico tatuado de en frente, me miraba a la espera de una respuesta.

Suspiré, había decidido rechazarlo, pero después de ver a Sterling, nació en mí una necesidad absurda de querer estar con ella, así que, me volví a plantear las preguntas.

Sabía que me arrepentiría de mi decisión, estaría entregando a Aimee como si fuera ganado y eso no era justo, ella merecía más, pero no podía contra mi necesidad de querer estar con Sterling.

«Perdóname Dios, por esta decisión que estaba por tomar.»

—Bien, acepto.

No había marcha atrás, pasara lo que pasara, prometí proteger a mi hermana de lo que sea.

—No, así no.

Entrecerré mis ojos.

—¿Eh?

La sonrisa de Alec creció y me ofreció su mano.

—Aquí encontrarás a mucha gente que hace tratos con seres como nosotros –enarqué una ceja, no estaba entendiendo nada–. Muchos de esos seres tienen una forma específica de cerrar los tratos –noté un brillo extraño en su mirada–. Hasta yo tengo una forma especial de cerrar tratos, pero haré una excepción por ti, y solo estrecharemos nuestras manos ¿Qué dices?

Lo vi de manera extraña, él me sonrió y me ofreció su mano para estrecharla, lo miré con desconfianza, pero al final suspiré y estreché su mano.

—Tenemos un trato, Jamie.

Alec tenía mucha fuerza, sentí como me apretó la mano de una forma muy fuerte que me empezó a lastimar, quité mi mano de golpe y comencé a sobarla.

Escuché bufar a DSlee y dirigí mi mirada hacia él.

DSlee me vio entrecerrando sus ojos.

—Estúpido humano –soltó de una forma seria y me sobresalté ante su insulto.

—¿Perdón?

—Ten cuidado con los tratos qué haces, no todos son de fiar...

—¿Qué quieres decir con eso?

—No puedes confiar en todo el mundo, algunos se toman muy en serio los tratos o acuerdos que hacen, como nosotros –sonrió–. Si haces un trato con alguno de nosotros, sería como hacer un trato con el diablo –tragué en seco al escucharlo–. No puedes romperlo, hay penalizaciones si lo haces y tú, has aceptado un trato, pero corres de suerte de que este idiota –señaló a Alec–, no sea tan cruel como el resto.

No sabía qué decir, las palabras de DSlee me había dejado en blanco.

Un trato con el diablo.

«¡Dios mío! ¿Qué hice?»

Estaba tan asustado, sentí que había cometido un error.

—No asustes al chico, pequeño D.

—Yo no asustó a nadie –se encogió de hombros–. Solo comento las cosas.

—Pero qué cosas –solté sin pensar.

—Tranquilo, Chico, no tienes que temer, no es como si fuera a comerte o condenar tu alma al infierno o algo por el estilo.

Tragué en seco ante eso, lo dijo de una manera tan seria que no parecía que fuese una broma.

Me removí en el asiento un poco incomodo. DSlee bufó otra vez, mientras se recostaba en la mesa y miraba a Alec.

—Idiota ¿tienes clases?

Arrugué el ceño al escuchar la manera en la que se dirigía a su amigo.

—No, ya acabé.

—Genial, llévame.

—¿Eh?

—No seas más idiota de lo que ya eres, que me lleves a la casa para poder dormir.

—¿Por qué tengo que hacerlo yo?

—Porque eres el único disponible en este momento –se encogió de hombros–. No sé dónde andan los demás y me da flojera buscarlos.

—No puedo creerlo –Alec puso los ojos en blanco–. ¿Cuándo aprenderás a conducir?

—¿Para qué conducir si ya tengo cinco idiotas que pueden llevarme?

—Pero...

—Llévame si no quieres encontrar alacranes en tu cama.

—No te atreverías.

DSlee sonrió de una forma que transmitía maldad, sus ojos dorados brillaban más de lo usual.

Me sentía fuera de lugar viéndolos discutir, no pintaba nada ahí con ellos, pero por alguna extraña razón no podía moverme.

—Pruébame, ya una vez puse tarántulas en la cama de Mikael ¿Quién dice que no pondría alacranes en la tuya?

Alec tragó en seco y suspiró.

—Bien, vamos entonces.

Ambos se pusieron de pie, estaba entre seguirlos o quedarme, pero los imité.

—¿Irán a la mansión?

—Sí, ya acabamos las clases, no tenemos nada más que hacer –comentó Alec.

—Yo si tengo que hacer, mi cama me espera.

—¿Puedo...?

—No –bramó DSlee antes de que terminara de hablar–. No puedes venir con nosotros.

—DSlee, él vive con nosotros, sería muy culero de tu parte si no lo llevamos.

—No me importa, que camine o tome el autobús, así como su hermana.

Alec se giró hacia mí.

—¿Aimee va en autobús a la mansión? –preguntó Alec.

—Sí.

Una sonrisa apareció en su cara.

—¡Mierda! –soltó DSlee.

—Lo siento, pequeño D, no voy a llevarte. Se me ocurrió una idea, nos vemos.

Alec se alejó de nosotros y se perdió en el edificio de la escuela.

DSlee entrecerró sus ojos.

—Me voy, tengo que conseguir una docena de alacranes.

No dije nada, solo vi como él también se alejaba.

Me quedé parado como tonto sin entender qué rayos había pasado. ¿Alacranes? ¿En serio era capaz de eso? Por la forma en la que lo dijo, me quedó claro que sí, era capaz.

Suspiré y me volví a sentar en la mesa.

Qué situación más extraña, el miedo de haber hecho algo muy malo, no se iba, ya me veía rezando veinte padres nuestros y quince Aves Marías para pedirle perdón al señor y deshacerme de todos mis pecados.

✝️✝️✝️✝️✝️✝️✝️

—Entonces ¿Le dijiste que no a Alec? –pregunté un poco incrédulo.

Aimee me contó que Alec se acercó a ella cuando estaba saliendo de sus últimas clases y trató de hacerle plática, se ofreció a llevarla, pero lo rechazó, aunque, no contó que, cuando llegara a la mansión él la iba a estar esperando.

Creo que no tomó en cuenta que ambos vivían en el mismo lugar.

—No lo entiendes, no podía aceptar que me trajera –bufó mientras colocaba unos libros en su escritorio.

Me mantuve acostado en su cama sin poder creer lo que decía, aunque por dentro le daba gracias a Dios el hecho de que ella se negara.

—Pero ¿Por qué?

Aimee me volteó a ver y suspiró.

—Porque a su alrededor me siento extraña, siento cosas que... que jamás había sentido –se tensó.

Eso me alertó un poco.

—¿Qué cosas?

—¿Eh? Nada –se hizo la desentendida.

—¿Segura?

—Sí –algo no iba bien, quería preguntarle qué pasaba, pero la conocía y sabía que no me iba a decir nada.

—Bueno.

Se quedó un silencio extraño en medio de ambos.

—A veces me pongo a pensar cómo es que Padre conoce a todos estos chicos, ellos me recuerdan a aquellas personas de las cuales nos advertía que eran hijos del mal –solté sin pensar.

Noté como se tensó ante mi comentario.

Ella murmuró algo en voz baja, que no pude escuchar muy bien.

Hace mucho había notado el cambio drástico que tuvo Aimee después de aquel día horrible; día en el cual casi la perdí. Ella cambió mucho desde eso, se tensaba demasiado cada que tocábamos el tema de nuestro padre o cuando hablaba sobre el camino del señor, algo la incomodaba demasiado, pero no podía atosigarla que me comentara qué era lo que le pasaba, solo me quedaba callado, porque ya no me decía nada, se volvió más cerrada con todo lo que pensaba y respetaba eso.

Ella suspiró y se puso derecha.

—Bueno, ¿Puedes irte? Tengo que hacer tarea.

—¿No puedes hacerla en mi presencia?

Noté como se tensó un poco.

—No, quiero hacerla sola, me concentro mejor.

—Bueno, bueno –me puse de pie–. Te dejo sola con tu tarea.

Me acerqué a darle un beso en la frente y luego me dirigí a la puerta.

Al abrirla, el chico de ojos grises y cabello blanco estaba a punto de tocar.

—¿Se te ofrece algo? –me crucé de brazos.

—¿Está tu hermana?

—No.

—¿Qué haces? –preguntó Aimee dentro de la habitación.

Sathiel me miró con una ceja enarcada.

—¿No que no estaba?

Me enderecé.

—Para ti no está, así que, dime ¿Qué se te ofrece?

Aimee se acercó a la puerta y acechó.

—¡Sathiel!

—Hola, Aimee –ella sonrió y carraspeé.

Ambos me voltearon ver.

—¿Qué haces aquí?

Él me vio extrañado.

—Vine a ayudar a Aimee con sus tareas.

Me volteé hacia mi hermana.

—Me mentiste, me dijiste que querías estar sola.

—Porque sabía que te ibas a molestar si te decía que él iba a venir a ayudarme.

—Con buena razón, estarás sola con él.

—Solo haremos tarea.

Algo no me convencía del todo.

—Me quedaré con ustedes –demandé en un tono firme.

—¡¿Qué?! ¡No! No es necesario hermano.

—No puedes quedarte sola con un hombre, lo sabes, eso no es bien visto por el señor.

Ella endureció el rostro, se vio diferente, parecía que quería decir algo, apretó la mandíbula, al igual que sus puños, pensé que diría algo, se veía enojada, pero no lo hizo, cerró sus ojos y suspiró.

Al abrirlos, me miró a mí y a Sathiel, se veía indecisa, pensé que me haría caso, pero lo que hizo me sorprendió.

Aimee me empujó hacia fuera, agarró la mano de Sathiel y lo metió a su cuarto.

Antes de que pudiera decir algo, Aimee me cerró la puerta en la cara.

«¡Por el señor!». Estaba tan desconcertado que no reaccioné a tiempo.

—¡Aimee! ¡Abre la puerta! ¡No puedes quedarte sola con un chico! –grité.

—¡Solo vete, Jamie!

—¡Aimee!

Intenté abrir la puerta, pero tenía seguro, no podía dejar a mi hermana sola con un chico, me preocupaba.

—Jamie, vete, debes de confiar en mí.

Estaba a punto de decir que confiaba en ella, pero no en él, pero algo en mi cabeza me dijo que estaba mal, no debía de juzgar a alguien sin conocerlo, Sathiel parecía ser buena persona, suspiré y me resigné.

—Bien, solo... solo avísame si pasa algo.

—Sí.

Estaba indeciso si ir a mi cuarto y hacer de igual forma mi tarea o ir por algo de comer a la cocina, después de meditarlo por un segundo, decidí que era mejor la segunda opción y empecé a bajar las escaleras.

Cuando estuve por la segunda planta, mi celular sonó con un mensaje.

Lo agarré y lo leí, no puse evitar bufar.

Cami: Jay-Jay, te extraño, no puedo creer que te hayas ido sin despedirte de mí Eso no se hace...

Ignoré el mensaje, aún no sabía por qué Camila no entendía que lo nuestro se había acabado, era un poco frustrante.

Camila no era mala, ella fue mi primera y única novia, las cosas con ella iban bien, nuestras familias pensaban que nos casaríamos, que seguiríamos juntos el camino del señor, eso era lo que se esperaba de ambos, me había resignado a que así fuera, aun cuando esa idea no me tenía muy feliz.

Me había adaptado a estar todo el tiempo con ella, la idea de vivir junto a ella toda mi vida no me parecía mal, ya todo estaba planeado en mi vida. Camila iba a ser mi esposa y madre de mis hijos. Mi familia –a excepción de Aimee– estaba feliz por eso, pero un día conocí a alguien que me hizo ver que eso no era vida, me costó mucho aceptarlo, pero al final decidí hacerle caso y terminar con esa relación que no me tenía feliz y que ni siquiera sabía muy bien cómo empezó.

Camila era la mejor amiga de mi hermana, pero después de que nos hiciéramos novios, ellas se alejaron, Aimee jamás me dijo el por qué, pero notaba que le molestaba la presencia de Camila.

Todo con ellas era mucho pleito, era cansado tener que dividirme entre mi melliza y mi novia, pero el día que terminé mi relación, las cosas mejoraron, tanto para mí, como para mi hermana, solo que, Camila jamás aceptó nuestra ruptura.

Llegué a la cocina y me sorprendió hallar a Eve sentada en una de las sillas del mesón con la mirada perdida.

Ella me causaba curiosidad, más sus ojos rojos, en mi vida había visto a una persona con los ojos de color rojo, al menos que fuera en una película, claro.

La primera vez que la vi a ella y a Eder, me pregunté si sus ojos eran reales.

—Hola –saludé.

Ella se sobresaltó y me dedicó una sonrisa cordial.

—Hola, joven.

—¿Joven? Hablas como si fueras mucho más grande que yo y creo que tenemos la misma edad, dime Jamie.

Ella enarcó una ceja.

—No tenemos la misma edad.

—Oh, no creo que seas más grande que yo o ¿sí?

Eve estaba a punto de hablar, pero alguien entró a la cocina y rápidamente se puso de pie y se enderezó.

—Buenas tardes, Amo.

Me sorprendió la rapidez con la que Eve cambió su carácter.

Vi de reojo a la persona que entró a la cocina; uno de los seis chicos, a quien reconocí como Adriel.

—Eve, mi comida –ordenó el chico de ojos ámbar en un tono serio.

—Pero, Amo ¿no va a esperar a la cena?

—Mi comida, Eve, ahora –demandó en un tono más fuerte y autoritario que hizo sobresaltar a la pobre Eve.

—Sí, Amo, en seguida.

Eve se dio la vuelta y empezó a buscar varias cosas en la cocina hasta que salió de ella por una puerta extraña.

Volteé hacia Adriel, tenía una expresión de aburrimiento.

—No te mataría ser un poco más amable con ella –solté sin pensar.

Él me miró y se acercó a mí.

—A ti no te mataría no meterte en lo que no te importa, yo no me meto en tus asuntos, no te metas en los míos. Ella está aquí para servirnos, tiene que hacer lo que se le diga.

—Pero eso no significa que no puedas ser más amable con ella.

Adriel se rio y se cruzó de brazos.

—No entiendes nada.

—¿Qué cosa tengo que entender?

Él sonrió de una manera socarrona.

—No voy a explicarte nada, con el tiempo tal vez te des cuenta de las cosas, ahora solamente eres un pobre humano ingenuo, cegado por todo lo que cree conocer.

Enarqué una ceja, eso fue algo raro y grosero.

Adriel se dio la vuelta y se sentó en una de las sillas del mesón.

Continué parado como un tonto observando todo.

Eve regresó con un extraño plato tapado que le entregó a Adriel.

—Su comida, Amo.

Adriel me miró, sonrió y se volteó hacia Eve.

—Gracias, Eve –la chica se sobresaltó, lo que me dio a entender que era la primera vez que le agradecía algo–. ¿Quieres algo de comer, Jamie?

También me sorprendí con lo que Adriel me ofreció, me quedé mudo por la sorpresa.

—Eve, hazle un sándwich a Jamie –me miró de reojo–, por favor.

Eve seguía estupefacta, creo que aún no creía que Adriel le hubiera dicho por favor y gracias.

—En seguida, Amo.

Eve se dio la vuelta y empezó a sacar cosas del refrigerador para hacer un sándwich.

—Siéntate Jamie, me pone nervioso que estés parado ahí como un estúpido.

Hice una mueca por el insulto, me acerqué a una de las sillas del mesón y me senté. Adriel me miró de una forma extraña.

Eve terminó de preparar mi sándwich y me lo entregó.

—Gracias.

Ella asintió con su cabeza.

Noté que estaba a punto de decir algo, pero la puerta que daba hacia el patio trasero se abrió. Un muy sucio y desaliñado DSlee entró agarrando una bolsa.

—Pero que día de mierda –murmuró mientras se sacudía el pantalón lleno de tierra.

DSlee alzó la cara y nos vio a todos, se giró hacia Eve.

—¡Oh, Eve! Ten esto –le entregó la bolsa.

Eve la sostuvo, pero dio un pequeño grito cuando la bolsa se movió.

—Cuidado con la bolsa, Eve.

—Pero ¿Qué carajo traes en la bolsa, DSlee? –preguntó Adriel muy confundido con la escena.

—Alacranes –Eve alejó la bolsa de ella.

—¿Alacranes? Pero... ¿Qué mierda? ¿Quién te hizo enojar para que dejes de ser tan perezoso y vayas a buscar alacranes?

—Alec –comentó mientras se acercaba al lavabo para lavarse sus manos.

—¿Y ahora qué te hizo?

Sin pensar hablé.

—No quiso traerlo a la mansión.

DSlee se volteó mientras agarró un trapo y secaba sus manos.

—Exacto, ese maldito idiota me dejó varado, solo por ir en busca de la hermana de este. –me señaló.

Adriel se volteó hacia mí y enarcó una de sus cejas.

—¿Alec fue a buscar a tu hermana?

Me encogí de hombros.

—Eso creo, Aimee dijo que Alec se ofreció a llevarla para evitarle el viaje en bus.

—Idiota –soltó DSlee–. A mí me dejó abandonado.

—Creo que ahora estoy entendiendo las cosas –murmuró Adriel.

—Sí, ahora si me disculpan, iré a dejar mi obsequio en la cama de Alec.

DSlee tomó la bolsa de las manos de Eve y salió de la cocina.

—DSlee, a veces es un poco extraño cuando se enoja –explicó Adriel mientras destapaba su extraña comida que hizo que se me revolviera el estómago–. Una vez a mí me puso cucarachas en mi cama, pero no contó con que me las comiera.

Sonrió de una forma extraña que me hizo tragar en seco.

—Eso es... raro.

Él se encogió de hombros.

—Todos en esta casa tenemos nuestro carácter cuando nos enojamos, DSlee, bueno ya viste cómo es, ese pequeño demonio es una tortura, sabe cómo joderte con sus idioteces.

Me removí incomodo por las expresiones que usaba, no me gustaba la forma de expresarse de todos esos chicos, y la manera en que le dijo «Demonio» me causó escalofríos.

—Ya veo.

—Sí, te diría sobre los demás, pero creo que es mejor que tú lo descubras solo, lo único que te diré es que, hay dos a quienes debes de tenerles miedo cuando se enojan.

—¿Y ellos son?

Él sonrió, pero no dijo nada, porque alguien entró a la cocina.

Me volteé y un suspiro salió de mi boca cuando la vi. Sterling.

«Tan hermosa como siempre»

Observé que tenía un cuadro bajo su brazo.

—Eve, lleva esto a mi estudio, por favor.

Eve se acercó a ella y tomó el cuadro que le entregó Sterling.

—Enseguida, Ama.

Ella desapareció, Sterling se giró hacia mí y me sonrió.

—Hola, Jamie.

—¡Hola! –exclamé y quería golpearme, porque había sonado como un suspiro.

Ella sonrió y empezó a caminar hacia Adriel, le dijo algo en el odio y él asintió. Sterling tomó con la cuchara un poco de la extraña comida de Adriel y se la comió, regresó su vista a mí y me sonrió.

—Jamie.

—¿Sí? –suspiré.

Me quería dar de golpes contra la meseta, debía verme muy patético.

—¿Te gustaría ir a dar un paseo conmigo después de la cena?

«¡Oh, Dios Mío!»

No me esperaba eso, creo que mi cerebro se había quedado en blanco ¿realmente eso había pasado? ¿Sterling me había invitado a salir con ella?

«¡Oh, Dios!»

Me obligué a salir de mi asombro y reaccioné.

—¿En... en... en serio?

—Claro, igual puedes invitar a Aimee.

Si estaba sonriendo, mi sonrisa desapareció.

—Sí, claro, aunque a ella no le gusta salir, pero le diré.

—Oh, no hay problema, si ella no quiere ir, entonces seríamos sólo tú y yo –sonrió–. Claro, si aceptas.

¿Cómo no iba a aceptar? ¡Dios! Sterling ocupaba la mayoría de mis pensamientos desde que la conocí, me estaba arruinando.

—¡Si! –exclamé con mucha emoción, que me avergoncé un poco y carraspeé para disimular un poco mi emoción–. Sí, claro, no tengo problema.

—Bien –sonrió–. Los dejo comer, saldré un rato –se volteó hacia Adriel–. Sabes qué hacer, me llamas por cualquier cosa.

—De acuerdo, tú ten cuidado.

Ella asintió, se dio la vuelta y se fue.

Aún no podía quitarme la sonrisa del rostro.

«¡Saldré con Sterling!». Aún no podía creerlo, estaba muy emocionado.

Adriel terminó de comer y se fue dejándome solo en la cocina, seguía sorprendido.

Estaba emocionado por esa noche, no sabía qué iba a pasar, pero estaría a solas con ese ángel de ojos azules que no había dejado de invadir mis pensamientos.

Esperaba y que todo saliera bien.


~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Tengan cuidado con quienes hacen tratos, no saben lo que les pueda pasar...

Alec yendo por Aimee es todo lo que está bien 7u7

Pero Aimee haciendo lo que quiere al cerrarle la puerta en la cara a su hermano, está más que bien.

Jamie al fin tendrá una cita con Sterling ¿Qué creen que pasará?

Díganme ¿Que les pareció este capítulo?

Espero y les haya gustado, no se olviden de votar y comentar :3

Redes sociales:
Instagram : kiara_faber11
Twitter : Kiara_Faber
TikTok : Faber11kiara y Kiarafaber_11

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro