CAPÍTULO 23
UNA BOTELLA DE TEQUILA Y UN BUEN CHISME
NARRADOR OMNISCIENTE
—Entonces ¿Qué chisme me tienes?
—¡¿O sea?! Si no te digo que tengo un chisme ¿no vienes?
Yazza sonrió, puso una mano en la barra y miró con ojos divertidos a Sterling; quien lo miraba con ojos entrecerrados y desconfiados.
—No me tienes ningún chisme ¿Cierto?
—¡Por supuesto que sí! –Yazza se llevó una mano al pecho, haciéndose el dolido–. Solo que, me duele que solo vengas a verme cuando te digo que tengo un chisme.
Sterling bufó.
—He estado muy ocupada, por eso no había podido venir.
—¡Ah, claro! La princesa del infierno está muy ocupada, como para juntarse con sus fieles súbditos.
Sterling rio por la forma en la que Yazza se expresó.
Yazza Crowley; demonio de bajo rango, dueño de un bar en donde humanos, demonios y alguno que otro ángel caído; los que vivían en Cooperstown, iban a pasar el rato. Yazza, a pesar de ser un demonio perteneciente a uno de los rangos más bajos de la jerarquía infernal, se había vuelto gran amigo de su princesa. Sterling confiaba en él, así como confiaba en Alec.
Yazza se volvió un chico muy liberal; a diferencia de cuando era humano, el convertirse en demonio no lo cambió, solo lo mejoró, pues ya no sentía la necesidad de ocultar su verdadera forma de ser, era por eso que, disfrutaba la vida al máximo, sus ojos azules llevaban un delineado muy llamativo de colores; el cual jamás hubiera podido usar cuando era humano, pues en la época en la que vivió, había muchos estereotipos y homofobia, ahora siendo demonio, se vestía y se maquillaba como le daba su gana, su cabello; naturalmente rubio, lo tenía teñido de rosa, sus uñas estaban pintadas de negro y sus ropas de cuero lo hacían ver muy sexy, Yazza era un deleite para la vista, tanto como para los hombres como para las mujeres, la seguridad y confianza que transmitía era envidiada por muchos.
Sterling notó como Yazza se rio por el comentario que él mismo hizo, ella solamente negó con la cabeza y sonrió.
—Ya sabes –comentó Sterling restándole importancia–. Una vez al mes tengo que bajar del trono para convivir con la plebe –bromeó.
Yazza se rio y se llevó una mano al corazón.
—¡Auch, perra! ¡Me dijiste plebe! –ambos rieron–. Bueno, en fin, antes de iniciar con los chismes ¿Quieres algo de beber, Ster?
—¿Qué me ofreces?
Él sonrió con malicia.
—Te ofrecería ese vinito de amapolas que tanto te gusta, pero –suspiró–, desgraciadamente aquí solo tenemos alcohol común y corriente que solo toma la plebe –sonrió de lado–. Un tequila, eso te ofrezco.
Sterling alzó una ceja.
—¿Tequila? ¿En serio? ¿No tenías algo mejor?
—Sí, pero el tequila es el único alcohol que no me duele dar gratis.
—Si ese era el problema para ofrecerme, aunque sea un whisky, me lo hubieras dicho, el dinero no es problema, te podría pagar cualquier botella.
—¡Nah! Me gusta consentirte, nena. No me importaría darte toda mi mercancía de licor con tal de hacerte sonreír.
Sterling sonrió ante ese comentario, por otro lado, Yazza se encogió de hombros.
—Además, el tequila es bueno para aligerar el ambiente, muchos humanos lo consideran su ambrosía y tú necesitas un poco de esta delicia mexicana –se acercó a ella–, porque honestamente, te noto cansada y estresada.
Ella suspiró y aceptó la bebida.
No lo admitiría jamás, pero Sterling si se sentía cansada, tensa y estresada, lo que pensó que sería una tarea fácil, ha resultado muy, pero muy difícil y lo peor de todo, era que ella sabía que más cosas se avecinaban.
Yazza agarró la botella de tequila y dos vasos de shot, los colocó en la barra y empezó a servir los tragos.
—Aquí tienes, nena, una botella de tequila y un buen chisme es lo que necesitas para alegrar tu alma, así que ¡Hasta el fondo! –Yazza alzó su vaso para brindar con ella.
Sterling chocó su bebida con el de él y ambos se llevaron el vaso hasta la boca y se lo bebieron de un solo trago y sin hacer muecas.
—Bien, ahora –Yazza se apoyó en la barra–. Dime ¿Cómo te va viviendo con los humanos? ¿No es extraño que haya humanos en Gehenna?
Ella bufó, antes de contestar, se levantó de su silla, se estiró hasta el otro lado de la barra, agarró la botella de tequila y se sirvió otro shot, Yazza enarcó una ceja con diversión.
—Ahogando las penas ¿eh?
Sterling volvió a bufar después de beber otro shot.
—No, más bien estoy tratando de relajarme y contestando a tu otra pregunta –se volvió a servir más tequila–. Vivir con humanos es complicado, jamás pensé que sería tan difícil, tengo que cuidar cada paso que damos, para no ser descubiertos en algo que nos pueda comprometer. Los mellizos son muy creyentes de Dios –puso los ojos en blanco y bebió otro tragó de tequila–. Así que, imagina como van la cosas.
—Imagino que tú y los otros seis no pueden andar con libertad.
—Ando escuchando quejas de cada uno, les tengo prohibido transformarse a su forma natural.
—Y ¿por qué quisieran estar en su forma natural? Parecer humano es divertido.
Sterling se encogió de hombros y volvió a servirse otro trago.
Yazza observó como Sterling siguió y siguió llenando su vaso de tequila, una de las cosas que más les gusta a los demonios, era que no podían embriagarse como los humanos, no importaba cuánto alcohol bebieran, jamás se emborrachaban, era por esa razón que, no se preocupó que Sterling estuviera bebiendo sin parar.
—La otra vez, vi al mellizo, se ve muy tierno e inocente, pero es muy guapo.
Ella sonrió.
—No solo se ve, realmente lo es.
—¿Tierno e inocente? O ¿Guapo? –le sonrió con coquetería.
Sterling le devolvió la sonrisa.
—Lo es todo.
Yazza volvió a sonreír, pero esta vez con malicia juguetona en los ojos.
—Espero y que no lo corrompan mientras esté viviendo en Gehenna.
Ella dejó el vaso y lo miró con incredulidad.
—¿Qué quieres decir?
—Bueno, nena, ambos sabemos que los seis que están contigo no son muy cuidadosos y te apuesto lo que quieras, que tratarán de corromper al humano.
Sterling puso los ojos en blanco y bufó.
—Ellos tienen prohibido hacer eso, solo yo puedo estar con el humano.
—¡Ajá! –aporreó sus manos en la barra, haciendo que Sterling se sobresaltara, luego la apuntó con su dedo índice–. Tú quieres corromper a ese pobre chico ¿no?
—No –soltó seria–. Él solamente es un medio para un fin.
—¿Segura? –sonrió mientras se llevaba el vaso de tequila a los labios–. Porque no estaría mal jugar con ese medio, o sea, es divertido corromper humanos, yo he corrompido muchos.
Sterling sonrió, era verdad, Yazza tenía la fama de engatusar a algunos humanos del pueblo que se denominaban devotos a Dios, Sterling había perdido la cuenta de cuántos chicos habían salido del closet, gracias a las travesuras de Yazza.
—Igual he corrompido humanos, pero este humano... no se me antoja corromperlo.
—A ti no, pero a otros... quizás, sí. Desde lejos se huele su aroma a virgen y santo, tú sabes que no podemos resistirnos a esos olores.
—Nadie lo toca, más que yo ¿quedó claro?
El demonio sonrió con malicia, apoyó su codo en la barra y recostó su cabeza en su mano, para mirar a Sterling con diversión.
—Sabes, escuché el rumor de que hoy te dio flores ¿es cierto? –ella bufó.
—Eso fue obra de Alec, el desgraciado le dijo que, para pedirme una cita tenía que hacer algo grande que me impresionara y él lo creyó, tanto, que dejó que Alec se encargara de todo, llenaron toda la sala de diversas flores y globos. Todo un espectáculo.
Yazza silbó con diversión.
—Entonces... si aceptó hacer esa pendejada, quiere decir que, tus métodos para que esté comiendo de tu palma, están funcionando ¿no?
—No –soltó con la mirada puesta en su vaso.
—¿No? ¿Qué quieres decir? –Yazza se enderezó.
—Pues que no están funcionando, porque no he hecho nada para que esté comiendo de mi palma.
—Pero no cualquiera hace un espectáculo de ese tamaño porque sí, algo debes de estar haciendo para...
—¡No sé qué está pasando! –lo interrumpió–. Pero te digo de verdad, no le he dado ni hecho nada, así que, no entiendo por qué está tan cautivado conmigo, no hice nada para que lo esté –suspiró–, no he hecho nada y él ya está ahí babeando por mí y eso... es desconcertante.
Yazza sonrió con ternura.
—Sabes, las criaturas que viven en el cielo son divinas y hermosas, muchos humanos se dejan llevar por lo hermoso y divino –Sterling lo miró confundida– pero, dada la casualidad que, no todos los humanos son así, porque la mayoría de ellos, prefiere a las criaturas del infierno, a nosotros; los demonios ¿Te has preguntado alguna vez, por qué el 90% de la población humana prefiere amar al demonio antes que al ángel?
—¿Porque somos mejores? –Sterling sonrió con suficiencia.
Yazza soltó una carcajada; la cual causó que se le salieran las lágrimas de la risa, se limpió las lágrimas y luego volvió a ver a Sterling.
—Eso es, tu ego hasta arriba, nunca lo olvides –ella volvió a sonreír con suficiencia–. Pero, no, no me refería a eso, Ster. Sí, somos mejores, podría decirse que somos más liberales y tenemos "libre albedrío" –hizo comillas con las manos–, pero, no por eso nos prefieren, nosotros somos atrayentes ante cualquier divinidad, ya sea buena o mala, tal vez seamos terribles a comparación de los ángeles, pero, nosotros tenemos una belleza electrizante, magnética, la cual hace que quieras arder en llamas.
Sterling lo miró anonadada.
—Y esa belleza, Ster, no está en el jardín de Dios, nosotros tenemos ese grado de belleza que hace que los humanos nos admiren a tal magnitud de querer consumirse en las llamas del infierno, porque muy en el fondo, Ster, los humanos desean que nuestra belleza los destruya.
» Lo desean tanto que, terminan por preferirnos, porque nuestra divinidad satisface todo el placer humano, hace que los humanos liberen sus sueños más profundos y más perversos y eso, los hace querer más y más de esa belleza infernal que cargamos, eso, los hace amarnos. Tú, Ster, tienes eso, una belleza divina que, está combinada con la infernal, la cual no solo atrae, sino que, también cautiva, embruja y electrifica, tu belleza hace que cualquier ser viviente quiera quemarse, no solo en las llamas del infierno, sino también en tu propio fuego pasional, porque tú, eres pura pasión.
Sterling bajó la vista a su vaso de tequila y tragó en seco, las palabras de Yazza le hicieron cuestionarse muchas cosas.
La mano de Yazza alzó el mentón de Sterling, para que ella lo observara.
—Nena, tú tienes una pasión muy ardiente, eres hermosa más allá de tu físico y tu belleza infernal, eres muy inteligente, eres estratégica, orgullosa y muchas cualidades más.
Sterling sonrió.
—¡Eso es todo! Tú sigue levantando mi ego –Yazza puso los ojos en blanco, pero no perdió la sonrisa.
—Sé que todo lo que te digo ya lo sabes, pero, lo que quiero dar a entender, es que, cualquiera que se fije en ti, más allá de tu belleza física, lo hará por quién eres en tu interior, eres de esos seres que, logran cautivar a la gente, a tal punto, que, es fácil el enamorarse de ellas, el amor que tú das hace que cualquiera se consuma de una forma, en la cual los hace desear más, tú eres de las mujeres de las cuales uno no se puede olvidar fácilmente, eres de las que hacen que, arder en el infierno sea una dicha y no una tortura, es por eso, que el mellizo está babeando por ti, puede que ahora solo conozca tu belleza exterior y esté cautivado por ella, pero cuando conozca la interior ¡uy no! Que el señor de arriba lo ayude, porque ese pobre chico, estará condenado a más que solo arder en el infierno.
—No creo que llegué a conocer mi belleza interior –murmuró Sterling.
—¿Por qué?
—Porque no, no puedo dejar que emociones mundanas se atraviesen en mi camino a la grandeza, no otra vez.
Yazza suspiró, sabía lo que Sterling quería dar a entender, debía de andar con cuidado si no quería hacer enojar a su princesa, con precaución, hizo una pregunta que posiblemente haría que Sterling le lanzara la botella de tequila a la cabeza.
—¿Lo dices por lo que pasó con Garret?
Sterling apretó los labios al escuchar ese nombre, Yazza se dio cuenta de su reacción, suspiró y se armó de coraje para decir lo siguiente:
—Si es por lo que pasó, debes estar consciente que, eso fue hace siglos, sé que no conozco al mundano, pero puedo apostar lo que sea, que ese chico, no es como Garret, tienes miedo de que la historia se repita, pero te aseguro que, cuando estuve por la iglesia y vi como ese humano te miraba cuando no te dabas cuenta, supe que ya estaba perdido, ahí tienes una ventaja a tu favor, no has hecho nada y él ya babea por ti. Se inteligente, controla al humano, es más, digo que seas tú la que le quite lo inocente –sonrió con malicia–. Cógetelo, que sea tu mascota sexual, así puedes manejarlo a tu antojo y sería una pieza fundamental para tus planes.
Sterling se movió incómoda en su asiento y tragó en seco, no podía negar que la idea de Yazza no le llamaba la atención, de hecho, ya lo había pensado, pero la idea de jugar con el mellizo, era algo que no la terminaba de convencer, por alguna extraña razón la idea le daba nauseas, suspiró y se tragó todos los comentarios al respecto, volvió a servirse tequila y lo bebió antes de hablar.
—Veo que el tequila te ha vuelto más inteligente –miró a Yazza con un toque divertido, él puso los ojos en blanco–. Tienes mucha razón, es cierto que la belleza es sugestiva, pero igual es complicada, y más para los humanos, ellos se dejan llevar solamente por el físico.
Yazza alzó las cejas notando el cambio brusco que hizo Sterling en la conversación, ella había desviado el tema del humano y regresó al tema de la belleza, él sabía que, si seguía con el tema del humano, corría el riesgo de hacer enojar a Sterling, prefirió mejor seguirle la corriente.
—Lo bello es difícil, sí, es ahí donde entra la hipocresía, porque muchos dirán que no importa la belleza exterior, sino la belleza interior y todas esas mierdas –Yazza bufó ante su propio comentario–. Siempre habrá alguien que prefiera lo exterior a lo interior. La belleza es el lugar donde todas las contradicciones se reúnen.
—La belleza exterior atrae, pero la interior cautiva.
Yazza sonrió con malicia.
—Nuestra hermosa belleza exterior atrae a los humanos, tanto, que prefieren ser liberados, a ser sometidos en un mundo con muchas reglas, por eso nos declaran pleitesía.
—¡Amén!
Ambos alzaron sus vasos y los chocaron para luego beberlos, ya habían terminado una botella de tequila –básicamente Sterling se la bebió toda–, Yazza se fue por otras dos botellas más.
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En la mansión Gehenna Alec, Adriel y Mikael, se encontraban sentados en la meseta de la cocina.
—¡Mierda! ¡Estoy hecho un asco! –murmuró Mikael mientras veía sus manos llenas de tierra–. No puedo creer que Ster me haya obligado a arreglar algo que claramente no fue mi culpa.
—¡Buju! Pobre Mika, se ha ensuciado –soltó Alec, mientras ponía los ojos en blanco–. ¡Deja de llorar! Estás perturbando mi adorada tranquilidad.
—¡Cállate y déjame quejarme en paz! Por tu culpa estoy así.
—Aja, sí, nadie te dijo que te quedaras de chismoso para ver qué pasaba con el humano.
Ambos demonios empezaron a discutir, ninguno dio las de perder, era Alec contra Mikael y Mikael contra Alec, ambos se atacaban entre sí. Adriel, que había estado recostado en la meseta, bufó, provocando que sus compañeros se callaran.
—Tengo hambre –se puso de pie.
Caminó hasta el refrigerador, pero, antes de llegar a su objetivo, cayó al piso causando un horrible estruendo.
Los otros dos demonios se voltearon a ver confundidos, se alzaron en sus sillas y entrecerraron los ojos al ver la escena.
Adriel estaba tirado boca arriba en el suelo, su cabeza se había golpeado en la parte baja de la meseta, su pierna derecha y su brazo izquierdo habían quedado en unos ángulos horribles, que, si en ese momento él hubiera sido humano, estaría gritando de dolor.
—¡Mierda! –murmuró Adriel desde el suelo.
—¡Fíjate por dónde vas, imbécil! –soltó DSlee quien se encontraba tirado boca abajo en el piso.
—Pero... ¿Qué mierda haces en el suelo, Lee? –preguntó Alec desde su lugar, mientras observaba como Adriel se sobaba la cabeza desde el suelo.
Adriel movió el brazo que se encontraba en un extraño ángulo y en un movimiento rápido, volvió a ponerlo en su forma natural, al igual que su pierna, mientras que, DSlee seguía boca abajo sin moverse.
—¿Qué no ves o qué? ¡Estoy acostado!
—Y ¿Por qué estás acostado en el suelo?
—Porque estoy cansado.
Alec y Mikael se miraron entre sí, confundidos.
—¿De qué? –soltaron al unísono.
—De gente tan pendeja como ustedes –susurró el pequeño demonio, pero ninguno de sus compañeros lo escuchó.
—¡Yo estoy bien, eh! –comunicó Adriel mientras se ponía de pie–. Casi muero, pero, estoy bien, no se preocupen por mí.
Lo demonios lo ignoraron, él se sobó un poco más la cabeza, para luego ir al refrigerador por algo de comer.
—Entonces... ¿de qué estás cansado DSlee? –preguntó Mikael.
—Estoy cansado de tanto esfuerzo físico que hice hoy, mi cuerpo no está hecho para hacer ejercicio.
—Pero ¿De qué esfuerzo físico hablas? No has hecho ni una mierda hoy, Lee.
DSlee giró su cabeza, para intentar mirar a Alec, pero fue en vano, pues la única vista que tenía era de la parte baja de la meseta, entrecerró los ojos e imaginó que la cara de Alec estaba ahí, pues para él, alzar la cabeza era mucho trabajo que, prefirió quedarse viendo la meseta.
—Aunque no lo creas, imbécil, hice mucho esfuerzo físico hoy, llevar flores de un lado a otro es cansado.
—¿Pero qué esfuerzo físico hiciste? –cuestionó Mikael–. Solamente llevaste un ramo y luego te desapareciste, nosotros terminamos de llevar todas las flores y las plantamos en el jardín.
—Tú lo has dicho, Mika, un ramo fue demasiado, mi cuerpo apenas y lo soportó, terminé tan cansado de ir hacia el jardín, que tuve que acostarme.
—¿Y decidiste acostarte en el suelo de la cocina? –preguntó Adriel mientras comía un helado de chocolate y veía con el ceño fruncido a DSlee.
—Sí, no es el lugar más cómodo, pero funciona para descansar.
Alec puso los ojos en blanco y se cruzó de brazos.
—En lugar de ir a tu habitación y encerrarte en ella, para poder acostarte en tu cama, preferiste acostarte en el suelo de la cocina ¿es en serio?
—Subir las escaleras ameritaba hacer más esfuerzo físico.
—¡Casi desnucas a Adriel por estar en el suelo! –gritó Mikael.
—¡Sí, casi muero por tu culpa! –soltó Adriel con la cuchara de helado en la boca.
—No es mi culpa que él sea tan estúpido como para no ver qué estoy acostado.
—Pero...
Todos se quedaron callados, cayeron en cuenta que el pelear con DSlee sería en vano, ese pequeño demonio siempre tenía algo bueno que decir para poder dejar a los demás con la boca abierta.
Alec y Mikael se volvieron a sentar en sus lugares, DSlee se quedó acostado en el suelo, mientras que Adriel, parecía disfrutar de su helado.
Se escucharon risas acercándose a la cocina, ninguno de los chicos prestó atención hasta que los dueños de dichas risas, entraron al lugar.
—Entonces, no te fue tan mal –soltó la voz de Sathiel.
—No –respondió Aimee.
Ella sonreía al igual que él, los dos parecían contentos.
La sonrisa de Aimee se desvaneció poco a poco cuando se dio cuenta que la estaban observando, desvió la vista del chico de ojos grises, para encontrarse con tres pares de ojos viéndola con extrañeza.
Ella se sobresaltó.
—¡Ay, hola!
Sathiel se volteó hacia donde ella estaba viendo y encontró a sus compañeros con caras raras.
Alec tenía el ceño fruncido con una extraña mueca en la cara, él veía de Aimee hacia Sathiel. Mikael los miraba con extrañeza, al igual que de reojo observó la expresión de Alec, mientras que, Adriel se había quedado con la boca abierta y con la cuchara de helado a medio camino de su boca, miró a todos con extrañeza, se encogió de hombros y volvió a comer su helado.
—¿De qué se reían? –preguntó Alec.
—De nada –Sathiel hizo un movimiento con la mano restándole importancia–. Aimee solo me comentaba algo.
Alec cruzó miradas con la melliza, ella se sobresaltó al sentir algo extraño en su interior, por un momento deseó decirle todo a Alec, pero ese sentimiento se desvaneció tan pronto como llegó.
—Sí –soltó la melliza, observó a los tres chicos un poco y se dio cuenta que estaban repletos de tierra–. ¿Qué les pasó? ¿Por qué están tan sucios?
Sathiel los miró a todos y se sorprendió al ver a sus compañeros.
—Oh, hicimos un poco de jardinería, eso es todo –respondió Alec con una sonrisa coqueta hacia Aimee.
Sathiel enarcó una ceja, le costaba creer que ese trío de idiotas hiciera jardinería, los conocía tan bien como para saber que, el único esfuerzo físico que harían era el de comer, matar y follar, y justamente en ese orden.
—Ya veo –respondió Aimee.
Estaba incómoda, estar entre todos los chicos, la ponía nerviosa, en especial la forma en que cada uno la miraba –excepto Adriel, él solo tenía ojos para su helado– la miraban de una forma que haría que cualquier chica les lanzara las bragas, te ponían los vellos de punta en especial la mirada verde de Alec.
Aimee tragó en seco, se movió incómoda en su lugar y decidió que, era hora de irse a encerrar en su habitación.
—Bueno, me iré a mi habitación, nos veremos luego, chicos.
Se dio la vuelta y empezó a caminar hacia la puerta de la cocina, en eso, una mano la tomó del brazo antes de salir, Aimee notó el brazo tatuado que la agarraba, y poco a poco fue subiendo su mirada hasta encontrarse con la mirada verdosa de Alec, ella tragó en seco.
Alec había decidido que era momento de hacer caer a esa chica en sus encantos, se puso de pie y fue detrás de ella, cuando la mirada café de ella se topó con la mirada verde de él, Alec se quedó estupefacto sin saber qué decir en ese momento.
—¿Qué pasa?
La dulce y armoniosa voz de Aimee, hizo que Alec volviera a la realidad, él le sonrió con coquetería.
—Es que... me preguntaba si, te gustaría dar una vuelta conmigo ¿Qué dices?
—¿Una vuelta? –Alec asintió–. ¿A dónde? ¿Y con qué fin?
—Dónde tú quieras, yo te puedo llevar.
—Ya ¿Y con qué fin?
Alec pensó a toda velocidad una respuesta.
—Con el fin de poder conocernos mejor y entablar una relación meramente amistosa.
Aimee entrecerró los ojos y se cruzó de brazos.
—Ya, bueno, la cuestión está en que, no quiero entablar una relación meramente amistosa contigo.
El demonio sonrió con malicia.
—¿No? ¿Por qué? Pensé que querías que nos lleváramos bien –Aimee tragó en seco, ella no quería una amistada con él, no, porque él le hacía sentir cosas que un amigo no debía de hacerte sentir.
—Yo... yo lo pensé mejor y... y no, no quiero ser tu amiga, sí, no quiero.
El que Aimee vacilara en su respuesta, hizo que Alec sonriera, él sabía que la afectaba, aunque sea un poco y usaría eso a su favor.
—Mmm ¿Segura? Pensé que, querías que seamos amigos y nos llevemos muy bien –dio un paso más cerca de ella–. Al menos que, quieras entablar otra clase de relación conmigo –las pupilas de Alec se oscurecieron, haciendo que Aimee se quedara sin aliento–. ¿Quieres entablar una relación meramente sexual conmigo? Porque si es así, yo más que encantado de estar en una relación meramente sexual, contigo.
La melliza se había quedado en blanco ante tales palabras, no sabía que decir, pero si de algo estaba segura, era que, no podía demostrar que esas palabras le afectaron, puso los ojos en blanco, descruzó los brazos y dio un paso más cerca de Alec, él tragó saliva cuando sintió el dulce olor a manzana de Aimee.
—Ni en tus sueños tendría una relación así contigo.
—¿Estás muy segura de eso?
—Sí, estoy muy segura, nunca tendré una relación de ese estilo contigo.
—Nunca digas nunca, manzanita y tampoco digas que jamás beberías de esa agua, porque un día te puede dar sed y yo mi dulce manzana, soy esa agua, la cual es muy irresistible.
—Pues ten en cuenta que hay muchas formas de quitar la sed, no solamente con agua, así que, no te preocupes si me da sed –Aimee sonrió.
Alec se acercó más a ella, haciendo que dejara de sonreír y susurró en su oído.
—Sabes, es muy curioso que, tu boca dice no, pero tu cuerpo, Manzanita, tu cuerpo me dice otra cosa.
Los vellos se le erizaron, el sentimiento de excitación se apoderó del cuerpo de la melliza, ella tragó en seco, ese sentimiento era conocido para ella, pero lo alejó antes de que pudiese cometer un error.
Aimee se separó de golpe de Alec y lo miró con cara de póker, no quería que él se diera cuenta de lo que le habían causado sus palabras, se dio la vuelta y salió corriendo de la cocina.
La reacción de la melliza le había sacado una sonrisa a Alec, él sabía que el juego con ella, había comenzado y él no pensaba perderlo.
«Ella será mía» pensó.
Cuando Alec se dio la vuelta, se encontró con los ojos de los demás encima de él.
—¿Qué? ¿Qué mierda me ven? Se que estoy guapo, pero, no es como para que me desgasten con la mirada.
Sathiel lo vio con repulsión.
—No pensé que fueras tan cínico.
Alec se sorprendió cuando Sathiel pasó junto a él y lo empujó con el hombro.
—¿Y a ese imbécil que le pasa? –preguntó mientras se volvía a sentar junto a Mikael, quien lo veía con extrañeza.
Adriel vio de reojo a Alec y vio como Sathiel se iba hecho una furia.
El negó con la cabeza y se metió otra cucharada de helado a la boca y luego habló.
—A veces me pregunto si realmente eres estúpido o nada más te haces.
—¿Eh?
—Ah, sí, realmente lo eres –rio antes de volver a meter otra cucharada de helado a la boca.
Mikael seguía viendo a Alec con extrañeza.
—¡Ya! ¿Por qué mierda me ves como si me hubiera crecido otra cabeza?
—¿Qué mierda fue eso?
—¿Qué cosa?
—Lo qué pasó con la humana.
—Ah, eso –Alec se quitó de la silla–. Nada, solo fue una simple conversación.
—¡Una simple conversación mis huevos!
Alec y Mikael se sobresaltaron ante el grito que dio DSlee, él se había puesto de pie.
—¡Por Satanás! Pero ¿A qué hora te pusiste de pie? –soltó Mikael con una mano en su corazón.
DSlee entornó sus ojos amarillos hacia Mikael.
—Ya llevo mucho de pie, me duele que no me prestes atención –se hizo al ofendido, luego sonrió con diversión–. En realidad, me puse de pie en el momento exacto en que este imbécil –apuntó a Alec–, se puso de pie, para ir detrás de la mundana.
—¿Cómo por qué?
—Para estar atento a cualquier detalle de lo que pasaría.
—Eres un maldito chismoso –murmuró Alec.
—Sí y no lo niego, ahora, dinos ¿Qué fue esa conversación?
—Pues una conversación ¿Qué más va a ser? –Alec se encogió de hombres.
—Alec, básicamente le dijiste que cogieran –apuntó Mikael todo alarmado.
—¿Y?
—¡¿Cómo qué Y?! ¡Lo dijiste frente a Sathiel!
—Aja, no le veo el lado malo a eso.
DSlee y Mikael se vieron entre sí, les sorprendió el descaro de Alec, no daban crédito a que realmente él quisiera estar con la melliza, pues al parecer Aimee no era de los gustos comunes que solía frecuentar Alec.
—¿Te gusta la mundana? –preguntó con cautela Mikael.
Alec se encogió de hombros.
—Fea no es.
—¡Mierda! Literalmente esa niña es todo lo contrario a todos tus gustos –dijo DSlee con un tono de sorpresa–. Se viste como abuelita, no sé si es más santurrona que su hermano, y además de que, se ve desde lejos que es de las típicas mujeres que esperan a su príncipe ideal y tú, amigo mío, no eres un príncipe, es más, creo que tú eres el hombre que limpia los establos del príncipe.
Adriel se rio ante lo que dijo DSlee, los tres demonios se voltearon hacia él.
—¿De qué mierda te ríes, Adri? ¿A caso ese helado tiene mota? –DSlee se acercó a él y observó el bote de helado–. A ver, invítame.
Adriel le dio un manotazo a DSlee cuando él intentó meter su mano en su helado para comerlo.
—No lo toques, es mío.
—¡Invítame, maldito egoísta!
—¡No!
DSlee lo miró con ojos entrecerrados y se cruzó de brazos.
—¡Bien! Luego no te quejes cuando de pura casualidad, tu cama esté llena de cucarachas.
Adriel se encogió de hombros restándole importancia a su comentario y se metió su cuchara de helado a la boca.
—¿Por qué te reíste, Adri? –preguntó Mikael.
Adriel sacó la cuchara de su boca y apuntó con ella a sus compañeros.
—Porque ustedes son unos imbéciles.
Los otros tres demonios se sobresaltaron ante el comentario de Adriel.
—¿Y yo por qué? –preguntó DSlee ofendido–. O sea, ellos sí lo son, pero ¿yo por qué?
—Los tres están subestimando a la humana, cuando claramente no debe de ser así, recuerden que no todo el que parece bueno, lo es del todo y no todo el que parece malo, es malo. Esa humana no es tan inocente como aparenta ser.
—¿Por qué lo dices? ¿Sabes algo que nosotros no? –cuestionó Mikael con una ceja enarcada.
—No, pero algo me dice que ella algo oculta y no es tan buena como aparenta.
Los otros tres demonios se quedaron pensativos ante el comentario de su compañero, las palabras de Adriel tenían cierta verdad en ellas, pues la melliza si ocultaba algo, algo que nadie sabía; su mayor secreto, la verdad de quién era ella se encontraba en su pasado y cuando esa verdad saliera a la luz, no solo tendrá a los demonios persiguiéndola, sino a algo o alguien mucho peor que los siete terribles.
El pasado debe de quedarse oculto y enterrado, porque si lo encuentran, nadie podrá aguantar la cruda verdad.
Alec bufó y se puso de pie, ya no quería seguir pensando en nada, ni siquiera en la melliza.
—Me largo, necesito un trago, iré a donde Yazza.
Sin esperar una respuesta por parte de sus compañeros, se dio la vuelta y se fue.
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¡¡¡Holi!!! Se que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que actualice la historia, no saben los meses que he tenido, pero en fin, eso no importa.
Aquí les traigo un capítulo y esperen que viene más
¿Qué les pareció este capítulo? ¿Qué opinan del nuevo personaje Yazza Crowley? Yo lo amo.
En mi mente, Yazza se ve igual a Cameron Hill, divino.
Espero les haya gustado el capítulo, no se olviden de votar y comentar.
Besos endemoniados 😘
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