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CAPÍTULO 13

ES PROBLEMAS

NARRADOR OMNISCIENTE

Mientras que Alec, Mikael y Sterling salían del bosque para ir en busca de su auto y volver a la mansión, horas antes Sathiel y Adriel se ocupaban del enorme problema que tenían entre manos. Ambos se miraron un momento, para luego fijar su vista en una muy inconsciente Aimee.

—¡Mierda! ¿Está bien? ¿Qué le has hecho? –preguntó Adriel, al ver el cuerpo de Aimee en los brazos de su compañero.

—Le he dado algo que la dejara inconsciente, por un muy buen rato –explicó Sathiel mientras sostenía el cuerpo de la melliza–. O eso creo que le di, no estoy seguro, pero al ver que sí quedó inconsciente, creo que sí le di lo correcto.

—Eres un idiota ¿No leíste lo que agarraste?

Sathiel se encogió de hombros.

—La píldora estaba en un frasco sin etiqueta y como estaba en las medicinas supuse que era lo que necesitaba.

Adriel puso los ojos en blanco, apretó más la bolsa que tenía, el olor a sangre era muy fuerte, se estaba conteniendo para no perder los estribos. Sathiel le acomodó delicadamente un mechón de cabello a Aimee. Adriel lo veía con curiosidad a su compañero, mientras aún sostenía la bolsa que le habían dado para tranquilizarlo y le daba un sorbo al contenido. En su cabeza podía imaginar todos los escenarios posibles que se formarían, si su amigo continuaba mostrando interés en la chica humana que tenía en brazos, quería decir algo, pero la puerta que daba hacia el jardín trasero se abrió de golpe y ambos chicos voltearon.

—Listo, arreglé tu desastre de abajo, espero que...

Un muy confundido DSlee se había quedado callado al ver la escena que sus compañeros estaban protagonizando en la cocina.

—¡Por Satán! Dime que no la mataste –soltó un poco consternado al ver las manchas de sangre que había en el lugar y ver el cuerpo de la melliza Carter–. Esto se ve muy jodido, si la mataste no me involucres, aún quiero seguir con vida cuando Ster se entere.

—Por supuesto que no la maté.

—Bueno, pues es que, cualquiera que, entre aquí, te vea sostener ese cuerpo pálido y vea todo el desastre del suelo, pensaría que has cometido un asesinato.

—Si así fuera no hubiera evidencias, genio.

—Tienes un punto –se fue acercando a él para luego posar sus ojos dorados en un Adriel bastante serio–. Y tú, por tu cara deduzco que has sufrido un ataque ¿no?

Adriel viró los ojos y bufó sin prestarle atención al pequeño demonio que le sonreía con burla.

—Ha de ser difícil estar aquí con tanta tentación a tu alrededor ¿no? –sonrió con malicia–. El olor, el color, el sabor en tu boca, son cosas que no puedes olvidar, la deseas ¿cierto? Quieres volver a sentirla, quieres el sabor metálico y caliente que deja en la boca al consumirla, por eso no dejas de apretar aquella bolsa...

—¡Basta, DSlee! No empeores más las cosas –demandó Sathiel muy serio.

—Como lo veo, yo no soy quien las empeorará –sonrió burlón, miró de reojo a Adriel que se tensó ante su mirada y luego volvió la vista a Sathiel–. Posiblemente tú lo hagas ¿Por qué aún sigues con el cuerpo?

—Me iba a encargar de ella, hasta que tú llegaste.

—Por la forma en la que la sostienes pensaría que realmente te preocupa.

—No, solo no quiero más desastres o que le pase algo a ella y tenga problemas con Ster.

—Ya.

—Me voy –balbuceó Adriel–. Necesito salir de aquí. Esto es demasiado –salió de la cocina, con una clara frustración en el rostro.

DSlee se quedó observado el lugar por dónde desapareció Adriel.

—Deberías dejar de molestarlo, no todos tienen la facilidad de abstenerse a lo que les gusta –remarcó Sathiel mientras observaba a Aimee que, a pesar de estar inconsciente en sus brazos, parecería estar tranquila.

—Es divertido ponerlo al límite –explicó el pequeño demonio mientras se encogía de hombros.

DSlee observó como Sathiel sobreprotegía a la mundana, le pareció curioso como él le acariciaba el rostro con mucha delicadeza y suspiraba al verla. En ese momento, el pequeño demonio supo que su amigo estaba jodido hasta el culo y se regocijó al pensar en todo el desastre que estaba por venir, porque él sabía que alguien más tenía la mirada puesta en la pequeña humana, todo el drama que estaba a punto de armarse, era algo que lo animaba.

—Hay que limpiar todo, el olor de su sangre es demasiado embriagador –soltó DSlee con una sonrisa y los ojos brillosos de deseo.

Sathiel reaccionó y suspiró al ver todo su alrededor.

—Bien, primero la llevaré a su habitación.

—No. Me haré cargo de ella –anunció la voz gruesa de Saías que estaba en el umbral de la puerta con los brazos cruzados.

DSlee se sobresaltó al escucharlo.

—¡Mierda, maldito hijo de perra! Me has metido un susto de muerte ¿Por qué mierda te aparece así de la nada?

Saías ignoró las quejas del más pequeño y se acercó a Sathiel que lo miró con recelo, mientras pegaba más el cuerpo de Aimee al suyo.

—Dámela, la llevaré a su habitación mientras tú te encargas de todo esto.

—¿Dónde estabas? –soltó en un tono receloso–. ¿Dónde mierda estabas mientras todo esto sucedía? Fuiste el primero que ella vio y te pidió ayuda ¿y qué hiciste? La dejaste e hiciste que me hiciera cargo de algo que no fue mi culpa.

Saías lo miró impasible y con aburrimiento.

—¿Terminaste ya de llorar o vas a seguir?

—Eres una mierda, debiste ayudarla y hacerte cargo de todo esto.

—¿Por qué tendría que? No tenía por qué ayudarla, no es mi responsabilidad –se encogió de hombros–. Y siendo sincero, me da igual si le pasaba algo.

—¿Y ahora si quieres ayudar?

—No vengo ayudarla a ella, vengo a ayudarte a ti, imbécil.

Ambos chicos se miraron de forma amenazante, mientras que DSlee disfrutaba de la disputa.

«¡Ay, como amo el drama!» pensó, el pequeño demonio.

—Déjame ayudarte, el tiempo corre y Sterling pronto llegará con los demás.

Al escuchar el nombre de su líder tanto Sathiel como DSlee se sobresaltaron y miraron todo su entorno.

—Bien –Sathiel le entregó con mucho cuidado a Aimee a Saías que, la cargó sin problema alguno y sin ninguna delicadeza–. Ten cuidado, idiota, el que esté inconsciente no quiere decir que sea un saco de papas el cual puedas cargar a tu antojo.

—Tranquilo, tu pequeña humana estará bien, la llevaré a su habitación. Encárgate de limpiar bien todo esto –y sin decir más, se fue cargando con el cuerpo de Aimee.

DSlee chasqueó la lengua.

—Bien, iré por el amoniaco, el detergente, la lejía, el bórax y el trapeador para limpiar todo este exquisito desastre sanguinario.

Sathiel suspiró derrotado ante aquella situación.

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—Y él creyó que no era posible, ya sabes a lo que me refiero ¿No? Pero como siempre, le demostré que si lo era y es que...

DSlee se encontraba muy animado comentando una de sus extrañas anécdotas, mientras que un muy estresado Sathiel limpiaba el piso de la cocina con una clara cara de disgusto. El suelo ya no se encontraba tintado de rojo, el incidente con la melliza Carter realmente se le salió de las manos, había logrado quitar todas las manchas de sangre, pero aún le faltaba enfrentarse a su líder cuando ella llegara.

—Te faltó una mancha por ahí, Esperancita –habló DSlee, él se encontraba sentado en el mesón de la cocina muy animado.

Sathiel se enderezó dejando a un lado el trapeador, lo acuchilló con la mirada, DSlee no perdió la sonrisa en ningún momento.

—No me veas así, solo intento ayudar a que todo esté limpio.

—No estás ayudando ni una mierda, solo estás ahí sentado siendo un dolor en el culo.

—Me ofendes, te ayudé con el desastre de los tutela daemonum y te traje lo necesario para limpiar todo esto, como yo lo veo, fue suficiente ayuda.

Sathiel puso los ojos en blanco y siguió limpiando la sangre del suelo, todo era un desastre.

—¿Dónde está Eve cuando se necesita? Esto debe de hacerlo ella, es su trabajo mantener todo limpio –soltó en un tono molesto.

—Aunque sea su trabajo no tiene por qué arreglar tus desastres, no está en la obligación de hacerlo, la ira solo está hablando por ti, así que, deja de ser un imbécil machista y termina, que el tiempo se agota –demandó mientras veía el reloj de su muñeca.

Sathiel no dijo nada más, sabía que el pequeño demonio tenía razón, debía controlar su temperamento antes de que algo se saliera de control, otra vez. Lo que sucedió con Aimee lo había dejado en un estado de estrés y enojo, tuvo que ingeniárselas para poder calmar a la humana de ojos bonitos e idear un plan para todo lo que su estupidez causó.

Sathiel no entendía cómo era que se había lastimado, no quería asimilarlo aún; porque sabía la respuesta a esa pregunta, la herida de su pierna había causado un enorme desastre, pero ya todo estaba bajo control. El demonio terminó de limpiar y guardó todo lo que usó, la cocina se veía como si no hubiera pasado nada.

—Veo que al fin acabaron.

Saías entró a la cocina y comenzó a observar detalladamente todo, no podía quedar ni una sola evidencia de sangre en el lugar, él sabía que cuando Sterling llegara, todo tendría que estar perfecto.

—¿Cómo está ella? –preguntó Sathiel.

Los brillantes ojos verdes de Saías lo observaron con incredulidad.

—Está como la última vez que la viste. Inconsciente.

—No seas imbécil, sabes a qué me refiero.

—¿Cómo quieres que este? Le diste algo que la tendrá inconsciente por horas.

Sathiel apretó los labios en una fina línea.

—Oigan par de idiotas, no quiero interrumpir su riña extramarital, pero hay que deshacernos de eso –DSlee apuntó al bote de basura que contenía los algodones que Sathiel usó para curar a Aimee y el trapeador.

El sonido de la puerta principal abriéndose hizo que los tres chicos se sobresaltaran.

La líder había llegado.

—¡Mierda! ¡Estamos en problemas! –murmuró DSlee con terror.

—¡Por Satanás! –exclamó Saías–. Quemen eso, distraeré a Ster.

Saías salió de la cocina, Sathiel y DSlee se pusieron en marcha para poder quemar todo lo que tuviera sangre, fueron hacia el bosque, el pequeño demonio de ojos dorados se encargó de encender una hoguera, mientras que Sathiel arrojaba todo el contenido del bote a ella.

Se habían quedado en silencio, mientras veían como el fuego consumía todo. Ver el fuego arder tendía siempre a hipnotizarlos, les hacía recordar a su hogar, ver las llamas alzarse era algo que a ambos chicos les gustaba, podían jugar con él, arder con él, pero nunca quemarse. DSlee y Sathiel estaban tan inmersos en ver el fuego, que no notaron que alguien más los observaba a través de él.

Ella se acercó a ellos de una manera sigilosa y habló.

—¿Qué hacen?

La voz de Sterling los sobresaltó a ambos, cuando se voltearon y vieron que ella los miraba de forma inquisitiva, DSlee se llevó una mano al pecho y la miró con terror.

—¡Por amor a tu padre, Ster! ¡Que susto de mierda nos metiste!

Sterling lo miró enarcando una ceja.

—¿Tan sucia tienes la conciencia que te asustas solamente con mi bella presencia?

—No, es que no te esperábamos –sonrió nerviosamente.

—¿Qué haces aquí, Ster? –preguntó Sathiel, tratando de no sonar nervioso.

—Podría hacerles la misma pregunta.

DSlee miró de reojo a Sathiel que tragó en seco, ninguno sabía qué decir, el pequeño demonio tuvo una idea, estúpida, pero brillante idea –según él– antes de que Sathiel hablara, él se adelantó.

—Queríamos hacer un ritual, por eso estamos aquí.

—¿Un ritual? –DSlee asintió–. ¿En el bosque?

—Claro, a la hora de las brujas, y todo eso ¿Cierto, Sathi?

—Sí, bueno, nosotros... nosotros...

Sterling observó cada uno de sus movimientos y sus gestos, podía notar que estaba nervioso, se percató que DSlee tragó en seco y veía de reojo hacia la hoguera que habían armado en medio del bosque. Ella alzó la mano para callar a Sathiel, que obedecido al instante, Sterling lo hizo a un lado y caminó hacia la hoguera.

—¿Huelen eso?

—¿Qué cosa? Yo no huelo nada –habló DSlee nerviosamente.

—Huele a sangre.

—¿En serio? No huelo nada, creo que tal vez sea yo, hoy fui a cazar y no me he bañado –DSlee hizo como que se olía la axila–. No, no soy yo ¿Tú hueles algo, Sathi?

—Eh, no.

—Aquí hay olor a sangre, puedo sentirlo.

Sterling inhaló más profundo para ver de dónde provenía el olor de la sangre, los chicos no sabían qué hacer, estaban aterrados. Ella vio algo que se estaba desintegrando en la hoguera, con un movimiento de la mano, hizo que el fuego se apagara, se agachó y reconoció lo que aún quedaba de las cosas que Sathiel había arrojado a la fogata.

La líder se llevó un pedazo de tela –que no se había quemado por completo– a la cara y lo olfateó, sus ojos brillaron al reconocer el delicioso y conocido olor de la sangre humana; aun cuando estaba combinado con algunos químicos que se usaban para limpieza, escaneó el lugar y vio un algodón tintado de rojo a un lado de la madera de la hoguera, lo recogió y nuevamente lo olfateó.

Sangre.

Sangre y alcohol.

¡Bingo! Había dado con la fuente del olor, recorrió toda la hoguera con la mirada y notó las telas y el resto de las cosas quemadas. Todo lo que estaba en la hoguera y no había sido desintegrado por el fuego, olía a sangre. Una ola de confusión e ira estaba a punto de chocar en Sterling.

«¿Qué mierda sucedió?» pensó, en su mente muchas escenas confusas se formaron, tenía que ver qué había pasado, se puso de pie con la tela y el algodón en la mano, se dio la vuelta y observó con los ojos entrecerrados a DSlee y a Sathiel, ambos se habían quedado estáticos en su lugar.

«¡Estamos jodidos! Debí quedarme en mi cama sin hacer nada» pensó, DSlee.

«¡Por todos los infiernos! Que no se enoje mucho» eso fue lo que Sathiel se dijo a sí mismo.

Ambos vieron lo que su líder tenía en la mano, Sathiel tragó en seco.

—Puedo explicarlo.

La mirada que Sterling le dedicó era escalofriante.

—¡Oh! Más te vale que lo hagas y tú –Sterling se volteó hacia DSlee, él se sobresaltó–. Si de igual manera tuviste que ver en todo esto, atente a las consecuencias. Ahora limpien este desastre, no quiero que por su estupidez el bosque se incendie.

—Pero...

—Ambos limpiarán esto y cuando acaben los veo en la sala secreta.

Sterling empezó a caminar hacia la mansión, mientras DSlee y Sathiel limpiaban los restos de la hoguera, en la sala secreta el resto de los chicos esperaba por su líder.

—Me huele a drama, que rico –soltó Alec con una sonrisa burlona–. Dime, Saías ¿En qué mierda están metidos?

—Yo no estoy metido en nada.

—Ah claro, porque tú nunca haces nada.

—¡Cállense, imbéciles! –murmuró Adriel, él se encontraba acostado en uno de los muebles solo.

Mikael lo volteó a ver y sonrió.

—Lo que haya sucedido, se ve que te afectó ¿Cierto, Adri?

Adriel bufó y se tapó los ojos con el brazo. Jamás lo admitiría, pero, sí, le afectó todo lo qué pasó con la melliza Carter, el olor de su sangre era tan intenso que, aunque Sathiel lo hubiera limpiado todo, aún podía olerlo y eso lo tenía mal, los deseos de encajarle el diente a la melliza y probar su sangre eran muy grandes. No dejaba de pensar en cómo sería su sabor, sentía que estaba perdiendo el control de sí mismo –otra vez– y eso no le gustaba.

Sintió que alguien le agarró el brazo y se lo quitó de la cara, abrió los ojos y la mirada azul de Sterling fue lo primero que vio, ella lo miraba de una manera compresiva.

—¿El olor te afectó? –susurró solo para él.

—Sí –murmuró hipnotizado por la mirada de su líder.

Sterling suspiró, colocó ambas manos en la cabeza de Adriel y cerró los ojos, el resto de los chicos la miraba expectante, Adriel sabía lo que ella estaba haciendo y se relajó mientras que Sterling murmuraba cosas en otro idioma.

Sanguinis memoriam dele, mentem huius insolubilis vivificae bestiae, quae in ipso est, vivifica ei, ut sitis sanguinis non fortior eo...

Los ojos de Sterling quedaron negros por completo desde la esclerótica, y los de Adriel se pusieron blancos por todo lo que ella le hacía. El resto de los demonios solo se quedó estático en su lugar, sabían que no podían interrumpir nada, solo les quedaba observar. Cuando Sterling terminó, sus ojos y los de Adriel volvieron a la normalidad, él se reincorporó en el asiento y miró con gratitud a Sterling.

—¿Cómo te sientes ahora?

—Mejor, ya no siento como si me ahogara.

—Bien.

Ella alzó la mirada, vio al resto de manera aburrida, caminó hacia su silla en forma de trono y se sentó.

—Necesito una copa de vino.

Saías fue el primero en levantarse e ir por una copa de vino de amapolas para su líder, Alec sonrió ante eso.

—El perro fiel obedece.

Mikael soltó una pequeña risa y Sterling puso los ojos en blanco.

—¿Trajeron la caja y el maletín?

—Sí –afirmó Mikael–. Esperamos tus órdenes para actuar con respecto a lo que tenemos.

—Estoy ansioso por sentarme a leer un montón de papeles ¡Yupi! –soltó Alec sarcásticamente mientras se cruzaba de brazos.

Saías volvió con la copa de vino y atrás de él estaban DSlee y Sathiel. Saías le entregó la copa de vino a Sterling, ella le agradeció con una sonrisa, algo en el interior de Saías se removió por aquella simple muestra de afecto que su líder le dio, sacudió su cabeza para dispersar los pensamientos que se le avecinaban y fue a sentarse a lado de Mikael.

Mikael observó con diversión al otro par de demonios que habían llegado tarde a la reunión.

—¡Vaya! ¿Dónde estaban ustedes dos? Pensé que no iban a venir a la reunión.

—DSlee y yo teníamos que encargarnos de algo –comentó Sathiel antes de observar de reojo a Sterling y tomar asiento a lado de Alec que lo miraba con escrutinio.

Alec se acercó a Sathiel y le susurró al oído.

—Tienes su olor –inhaló el aroma que Sathiel cargaba y luego suspiró, sus ojos se oscurecieron–. Mmm sí, hueles a ella, a su exquisito olor.

Sathiel apretó los puños, pero no dijo nada, Alec se alejó y sonrió, él podía sentir el olor de la melliza en su compañero, eso lo molesto un poco, se puso a imaginar las cosas que estuvieron haciendo, para que Sathiel cargara con el olor de ella, pero no lo demostró, tenía que mantenerse calmado.

Sterling tomó un trago de su copa saboreando el rico sabor de las amapolas y miró con detalle a todos en la sala, era algo que le gustaba mucho hacer con todo el mundo.

Observar, estudiar, analizar, evaluar y descifrar a cualquier ser, era una tarea fácil para ella, por eso nadie podía mentirle, Sterling era muy buena sacando la verdad de las personas y de cualquier ser.

Dejó la copa de vino en la mesita de café que estaba en el centro y se enderezó, observó con atención a todos, el resto solo la veía a la espera de lo que ella diría.

—Saías –dijo en tono firme, el mencionado se enderezó al escuchar su nombre–. Tú me enviaste un mensaje diciendo que había problemas.

—Sí.

—¿Qué clase de problemas? Quiero la verdad, porque al llegar aquí no me encontré con una bonita escena –comentó mientras miraba seriamente a Sathiel y a DSlee–. Lo que vi me hace pensar en muchas cosas, así que, espero que hablen.

—Sathiel, habla –demandó Saías.

—Sí, habla, es tu momento de brillar –soltó DSlee en tono burlón para poder aligerar la tensión.

Damnare inertis –murmuró antes de ponerle toda la atención a su líder–. Hubo un pequeño problema con la melliza.

—¡Mierda! – murmuró Alec viendo todo el drama–. Esto se pondrá interesante.

Saías se mantuvo serio, ante todo, DSlee tenía la mirada perdía en sus manos, Mikael tenía la cabeza apoyada en su brazo, mientras observaba la situación con fascinación y Adriel solamente lucía aburrido de todo.

—¿Era su sangre la que olí en la hoguera? –preguntó Sterling y Sathiel asintió–. ¿Era la sangre que tenía mal a Adriel?

—Sí.

—Júrame por tu maldita existencia que no la mataste –soltó severa.

—No la mate, lo juro, tampoco le hice daño –explicó apresurado al ver la ira en los ojos de Sterling.

—¿Qué mierda pasó?

—Ella, ella bajó con los tutela daemonum...

—¿Qué? –rugió Sterling.

—Ella bajó, no sabemos por qué lo hizo, pero vio algo ahí.

—Ella salió corriendo del lugar, gritaba que la salvaran como una loca –confesó Saías–. No dejaba de pedir ayuda.

—Estaba asustada por lo que sea que haya visto.

Sterling movía sus uñas negras con ritmo en el reposabrazos de su silla, mientras lo miraba de manera fija, dándole a entender que siguiera hablando. Sathiel suspiró y tragó saliva para poder decir lo siguiente.

—Ella salió de ahí diciendo que vio una criatura con colmillos, ojos endemoniados y agarras, dijo que le había rasguñado la pierna...

Sterling estaba inmersa en lo que Sathiel le contaba, escuchaba cada palabra con atención. Conforme avanzaba la historia, cada vez se sentía más y más enojada, pensaba que, cómo era posible que ellos siendo demonios de alto rango con un coeficiente intelectual más alto que lo conocido, fueran tan idiotas, rogaba por paciencia, si no la conseguía estaba segura que actuaría sin pensar en contra de ese par.

—Déjame ver si entendí bien todo esto –articuló Sterling con tono tranquilo–. Ella bajó al sótano donde se encuentran los tutela daemonum, vio algo, ese algo la asustó, le mordió la pierna a tal punto que casi se la arranca y...

—La rasguñó, no la mordió –​interrumpió Sathiel.

—Por la forma en la que me contaste como estaba la herida, la manera en que casi se desangra y todo, estoy segura que lo que sea que ella vio, la mordió, no la rasguñó.

Sathiel tragó en seco, había quedado como un idiota ante Sterling, no se había puesto a deducir que la herida de Aimee estaba hecha por una mordida y no un rasguño, necesitaba centrarse, la melliza lo confundía demasiado.

—Bien, ya escuché todo lo que tenía que escuchar o ¿Hay algo más?

DSlee alzó la mano, Sterling asintió dándole la oportunidad de hablar.

—Gévma.

Adriel se giró hacia el pequeño demonio.

—¿Qué le pasó a mi Gévma?

—Bueno, digamos que probó la sangre de la mundana.

—¡¿Qué?! –Adriel rugió y se puso de pie.

—Tranquilo, Adri –Sterling lo vio seria para que no cometiera una estupidez, cuando él se calmó, ella volvió su vista al demonio de ojos dorados–. ¿Me estás diciendo que fue Gévma el que mordió a la melliza?

—No, estoy diciendo que Gévma probó la sangre –vio de reojo a Sathiel y continuó–. Cuando la melliza estaba abajo con Sathiel, no se dieron cuenta que estaba sangrando, entonces se formó un pequeño charquito de sangre, el piso estaba lleno de manchas y Gévma empezó a lamerlas.

A Sterling se le quitó un peso de encima, gracias al infierno, Gévma solo había probado la sangre y no fue el que mordió a la humana, si él la había mordido la situación se iba tornar difícil, pero, aun así, no le quitaba lo complicado al asunto.

A un demonio protector lo mantenían centrado y con su esencia demoníaca alimentándolo solo con carne humana muerta en el infierno, pero, cuando el demonio protector probaba carne humana fresca, no habría quién lo pare, se convertiría en algo que buscaría solo cazar y devorar a todo humano que se le atravesara por completo, pero si solo probaba sangre, se volvía sediento de ella, a tal punto que podría perderse a sí mismo y a su esencia, era más fácil calmarle la sed de sangre, que el deseo de carne humana, eso era seguro.

Sterling se puso de pie, los seis chicos la miraron atentos, ante todo.

—Bien ¿Encerraste a Gévma?

—Lo hice, también limpié la sangre del sótano.

Adriel bufó, no le gustó nada que hayan encerrado a su tutela daemonium, pero no podía decir nada, se quedó callado con los brazos cruzados, mientras veía y escuchaba todo con atención.

—Bien, luego me encargo de él, ahora que ya no hay sangre en el lugar, pasemos a lo importante –se giró hacia Sathiel–. La melliza ¿Dónde está?

Sathiel miró de reojo a Saías, acción que hizo que Sterling se voleara es hacia él y entrecerrara los ojos.

—¿Dónde está la melliza? No volveré a repetir la pregunta.

—Está en su habitación, Sathiel le dio una pastilla que la dejó inconsciente. Solo que...

—Solo que ¿Qué? –preguntó en tono serio.

—Estaba pensando en que podríamos borrarle la memoria de todo lo sucedido.

Sterling observó por un momento a Saías, sopesando lo que decía, era una buena idea, no iba a negarlo y se ahorraría muchas explicaciones, pero de igual forma podía usar lo sucedido si jugaba bien sus cartas.

—Podríamos, sí –afirmó–. Pero, no lo haré.

—¿No? –la miró confuso.

—¿Por qué no? –preguntó DSlee.

Alec sonrió observando a todos.

—Ella tiene un plan ¿No es así, Ster?

Ella sonrió de forma socarrona.

—Uh, esa sonrisa lo dice todo –Mikael se cruzó de piernas y sonrió–. Cuéntanos ¿Cuál es tu plan?

—Es muy sencillo, si ella ya sabe de los tutela daemonum puede servirnos, no borrare del todo su memoria, solo la parte en donde ella sale corriendo y tiene una herida.

—Interesante, básicamente jugaras con su mente ¿no? –comentó Adriel.

—Sí ¿Tienes algún problema con ello, Adri?

Adriel bufó y contempló a todos.

—No, para nada, si sabes lo que haces adelante.

—Cambiaré sus recuerdos por otros, no es tan difícil.

DSlee se puso de pie y juntó sus manos.

—Bien, eso quiere decir que nos podemos retirar ¿no? Estoy muy cansado y quiero dormir, así que, mejor me voy, descansen...

—¡Alto ahí! –Sterling lo detuvo antes de que saliera de la sala–. Tú no te vas, aún tenemos que hablar de cosas importantes.

—Pero...

—Siéntate, ahora.

DSlee volvió a su asiento sin rechistar, estaba cansado, pero no podía hacer enojar a su líder, se dedicó a escuchar todo lo que tenían que decir.

—Alec, Mikael y yo encontramos al Teólogo.

Todos los chicos observaron a su líder, ella no dejaba de caminar por toda la sala hasta que se puso frente a todos.

—¿Les dijo algo? –Saías se había acomodado bien para prestar atención a todo.

—¡Oh, sí! Sí lo dijo, ese humano parecía una enciclopedia andante sobre teología.

—Aww, pobre Alec ¿Te sentiste como en la escuela? –se burló DSlee.

—¡Cállate, enano!

DSlee sonrió burlonamente, amaba sacar de quicio a todos.

—¡Concéntrense, malditos imbéciles!

—Uy, que genio, Saías ¿Cargar a la humana te puso sensible?

—Cierra la puta boca, DSlee.

—¡Ay, no! Aquí vamos –Adriel suspiró, ver discutir a todos era algo de cada día.

—Le apuesto a DSlee –susurró Sathiel a Alec.

—Trato, aunque viendo como se ha puesto Saías dudo que ganes.

—Ya lo veremos.

—¿Y si no quiero? ¿Qué? ¿Vas a pegarme, Saías?

—Haré más que eso, no me provoques, maldito enano –Saías se puso de pie y se acercó a DSlee.

Él lo miró divertido y también se puso de pie.

—No te tengo miedo.

—Pues deberías.

—¡Ustedes me tienen harto! Solo hablan, no veo acción.

—¡Tú no te metas Mikael! –gritaron ambos demonios a la vez.

El alboroto se hizo más grande, todos empezaron a discutir por todo, fue un escándalo de voces, maldiciones, apuestas y gritos. Un golpe seco los hizo sobresaltarse, todos voltearon a ver a Sterling que había dejado caer la caja llena de documentos y el maletín que le habían quitado al teólogo sobre la mesita de café.

—¡YA FUE SUFICIENTE! –el grito de Sterling hizo que la sala temblara–. ¡Por mi padre! necesito que se callen y dejen sus estupideces para otro día. No tengo tanta paciencia. ¡Carajo!

Todos la miraron con temor, los ojos de Sterling tenían un brillo de enojo.

—En está caja al igual que en el maletín, hay información que puede sernos útil sobre la maldita piedra del alma, el teólogo no nos dijo mucho, pero no me confío de él, así que, ustedes par de idiotas –apuntó hacia Sathiel y DSlee, ambos se enderezaron en sus lugares–. Se van a dedicar a leer todo esto.

—Pero...

—Sin peros, DSlee, no estoy de humor. Por sus estupideces y descuidos de hoy, van a leer todo lo que se encuentra aquí ¿Quedó claro?

—Sí, Ster –soltaron al unísono.

—Váyanse, que tienen mucho que leer.

Ambos chicos se pusieron de pie, agarraron la caja, el maletín y se salieron de la sala.

—Ster ¿Qué pasará con mi Gévma?

—Tranquilo Adri, me encargaré de él, te lo juro, pero primero me haré cargo de la melliza.

Adriel asintió y se puso de pie.

—Bien ¿Puedo retirarme?

—Sí –Adriel se dio la vuelta para salir de la sala, pero Sterling lo detuvo–. Si vuelves a tener un ataque me dices ¿Quedó claro?

Adriel asintió y salió sin decir más. Sterling suspiró y se sentó en su silla de nuevo.

—¿Estás segura en dejar la investigación en manos de Sathiel y DSlee?

—Oh, vamos Mikael, dales el beneficio de la duda –soltó Alec.

—Oye, solo digo que, conociendo a Lee, no creo que ayudé mucho, o ¿Tú si lo crees, Alec?

—Ahí tiene un punto –comentó Saías.

—¿Tú qué dices, Ster? –preguntó Alec.

Sterling miró a los tres chicos que quedaban, algo en su cabeza no dejaba de dar vueltas, una cosa se le estaba pasando por alto, pero no podía recordar qué era.

—Mika, si ves que no han avanzado ayúdalos, necesito saber qué dicen todos esos documentos.

—De acuerdo, aunque dejaré que sufran un par de horas antes de ayudar.

—Bien.

—Ahora, si me disculpan, necesito un café con urgencia, veré si encuentro a Eve.

Sin decir más, Mikael salió de la sala, dejando sola a Sterling con Alec y Saías, el primero observó la situación muy divertida, pues mientras Sterling tenía la mirada perdida en algún punto de la sala, Saías no dejaba de verla con adoración. Alec pensó que sería divertido hacerlo enojar un poco, pero al ver que Sterling se puso de pie dispuesta a salir, lo pensó mejor.

—Iré a ver a la melliza.

—Te acompañaré –se ofreció Alec antes de que Saías lo hiciera.

Saías lo miró con odio en ese momento, mientras que Alec se regodeaba por su victoria, jamás iba a desaprovechar una oportunidad para molestar a Saías.

—Bien, vamos, te vemos luego, Saías.

Sterling salió y Alec le sonrió a Saías.

—Adiós, perdedor, espero y seas más rápido para la otra.

—Púdrete, Alec.

—Que la envidia no te mate –dicho eso, fue detrás de Sterling.

Ambos fueron hacia el tercer piso, donde se encontraban las habitaciones de los mellizos, cuando llegaron a la habitación de Aimee, la encontraron tumbada en su cama, al parecer Saías no fue gentil al depositarla en ella, pues su cabeza estaba colgando de la cama, al igual que sus piernas y un brazo.

—¡Mierda! El inútil de Saías no pudo ni acomodarla bien en su maldita cama.

Alec fue el primero en acercarse a la melliza, con mucho cuidado, le acomodó su cabeza en la almohada, le quitó sus zapatos y subió sus piernas a la cama. La había dejado en una posición más cómoda a la que estaba antes.

Sterling vio como su amigo cuidaba de la humana con una dulzura y delicadeza muy impropia de él, notó como Alec le acomodó el cabello y se sentó a su lado para observarla. Lo que Sterling había predicho, se estaba volviendo realidad, al parecer Alec, estaba comenzando a sentir algo más que deseo sexual por la melliza, pero sabía que, si se lo decía, él lo negaría.

Sterling se acercó a la melliza, lo primero que hizo fue revisar su pierna.

—Bueno, era verdad, la mordieron no la rasguñaron.

—¿Cómo sabes?

—Mira –Sterling levantó la tela rota del pantalón de la humana y mostró su pierna–. Aun cuando Sathiel haya hecho un buen trabajo curándola, se puede notar las marcas en su pierna, ve.

La pierna de Aimee tenía unos cuantos puntos extraños en ella.

—Casi no son visibles, pero ahí están, si fuera un rasguño, ella ya no tendría nada, pero ahí están los puntos de la mordida, lo bueno de esto, es que no son visibles ante el ojo humano. Ella estará bien. Ahora –volteó hacia Alec, quien seguía viendo a la melliza–. Cambiare sus recuerdos, ella no recordará que se lastimó, pero si recordara a los tutela daemonum.

—¿Por qué dejar que los recuerde?

—Porque así ellos podrán andar con libertad por la mansión, no me gusta que estén encerrados.

—Bien.

Alec se hizo a un lado y Sterling se acercó a la melliza, puso sus manos en su cabeza y empezó a murmurar cosas para poder cambiar sus recuerdos. No era tarea fácil, tenía que tener cuidado para no borrar su memoria, cuando Sterling halló los recuerdos de ese día empezó a modificaciones.

Sterling vio todo de ese día, notó que la melliza estuvo a punto de besar a Alec, sonrió ante eso, pero no le importaba mucho, debía seguir avanzando en la memoria de la humana, llegó al recuerdo en donde la melliza almorzaba con ella y con su otra amiga, esos recuerdos no le interesaban mucho, se adelantó a la hora en donde estaba atardeciendo, vio la conversación que la melliza tuvo con DSlee, le sorprendió lo que hablaron, pudo notar el interés que tenía Aimee por todas las pinturas que ella había hecho, era una conversación interesante, la dejó pasar y continuó con su búsqueda.

Cuando encontró los recuerdos que estaba buscando se sorprendió al ver que la melliza tenía razón, vio algo en el sótano, pero no supo identificar qué era, los ojos de la criatura se le hacían conocidos, pero no supo descifrar de dónde, como medida de seguridad borró aquel recuerdo. De igual manera, eliminó la parte en donde la melliza se dio cuenta que estaba lastimada, cuando vio el recuerdo del momento en donde se encontró con Saías, cambió todo el panorama e hizo que ese recuerdo se transformara en otro.

Uno en donde la melliza caminaba hacia la mansión y en el camino se topó con Sathiel, ambos empezaron a platicar, hasta el momento en donde él le preguntó a ella si lo acompañaba a ver cómo estaba su mascota, en ese instante, la melliza se sorprendió al saber que aquel chico de ojos grises tenía una mascota, y como le dio curiosidad, aceptó acompañarlo.

Sterling sonrió ante el resultado de esa modificación. Cuando llegó al momento en donde Aimee estaba en el sótano con Sathiel sonrió al notar toda la tensión que se había creado alrededor de ellos, pensó que se besarían, estaba ansiosa por ese momento, pero al ver que el lobo de Sathiel interrumpió aquel momento, se rio.

—¡Guau!, Sathi no perdió el tiempo –murmuró al ver todo lo que Sathiel había hecho para hacerle desear a la humana que lo besara.

—¿Qué quieres decir? –preguntó Alec muy confundido.

—Oh, nada.

No podía decirle a Alec que también Sathiel estuvo a punto de besar a la melliza ese día, conocía a su amigo, aunque lo negara, ella sabía que era posesivo y celoso, Sterling sabía que Alec le había puesto el ojo a Aimee, la quería para él –aun cuando solo fuera para algo sexual; según él, la quería– y si se enteraba de que Sathiel estaba a la par de él, sabía que era capaz de todo, hasta sabotear todo para que Sathiel no ganara.

Sterling decidió dejar pasar ese recuerdo, hasta que llegó la parte en donde DSlee les decía de la sangre y cambió todo el escenario.

Le había dejado recuerdos bonitos a la humana, le puso un escenario en donde ella estaba en el jardín con Sathiel en todo momento, cambió la manera en el que Sathiel le mostró el sótano, Sterling pensó en ponerle un recuerdo en donde la melliza si se besara con Sathiel, solo para su propia diversión, pero después de pensarlo bien, decidió no hacerlo, no quería ponerle las cosas fáciles a nadie. Si sus amigos querían con la melliza, tendrían que arreglárselas ellos solos para poder conquistarla.

La sola idea de pensar que habría una pelea por una chica humana, le divertía, pues Sterling sabía que no todos los días podía ver a sus chicos sentir algo por otro ser, y pensar en algo más que ellos mismos.

Cuando terminó de cambiar los recuerdos de la melliza, se volteó hacia Alec.

—Listo, ella estará bien, ahora vámonos.

—Bien.

Ambos salieron de la habitación, todo parecía haberse arreglado, pero Sterling no dejaba de pensar que algo se le estaba escapando de las manos, solo que no sabía qué era. No fue hasta que estuvieron por bajar la escalera, ella se dio la vuelta y miró con extrañeza a Alec.

—¿Qué sucede, Ster?

—Hay algo que hemos estado ignorando.

—¿De qué hablas?

Los ojos de Sterling brillaron con inquietud.

—¿Dónde está el mellizo?

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Sathiel se convirtió en Esperancita en este capítulo, le dejaron todo el trabajo jajaja

Uh, aquí tengo un par de preguntas.

¿Qué creen que encuentran en los todos los documentos que le quitaron a Miles?

¿Podrán DSlee y Sathiel encontrar algo?

Y lo que dijo Sterling... ¿Dónde está Jamie?

Espero les haya gustado este capítulo, no se olviden de votar y comentar

Besitos demoniacos 😈

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