Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Epílogo

AÑOS MÁS TARDE.

Reina Esmeralda II:

» — Y por si algún día vuelves... Olvídalo mejor no vuelvas. — terminó de leer,la princesa, la carta que le había hecho llegar el rey elfo, ya que en pocas horas sería coronada reina de Greenworld. Y es así como los reinos de Greenworld e Islandia terminaron separados por la fina línea del deber y la responsabilidad — termino de contar a los pequeñitos de ojos claros que aún no concilian el sueño, cerrando el libro que contiene dicha historia.

— ¡No entiendo mamá, por qué no pudieron estar juntos, es tan absurdo! — chilla la pequeña Alicia dando leves golpes en la enorme sábana que le cubre.

— Shhh, pequeña, a veces no tenemos otra opción. Una reina piensa primero en su reino — le avivo dejándole tranquila, mientras observo como el pequeño Mathias, ya se ha dormido a su lado.

— ¿Te quedas a dormir con nosotros, mamá? — me pregunta en un susurro Alicia a la vez que hace un puchero causando que sonría por su acción.

» El castillo es muy grande y oscuro, no quiero que cruces el pasillo sola. ¡Anda, quédate!

— Está bien, pequeña, me quedo. ¿Me haces un espacio? — le pregunto cogiendo una cobija para mí también en el estante de al lado de la enorme cama.

— ¡Por supuesto, mamá!.

Los días de guerra por fin cesaron, hacía varios años ya, lamentablemente la princesa Marina, esposa para ese entonces de Otoniel, falleció dando a luz a la pequeña Alicia, mientras Otoniel pereció en la batalla. Amorosamente me hice cargo de los pequeños Mathias de 5 años ya, Alicia de 3 años. Ambos con hermosos cabellos castaños rizados y ojos claros aunque el color de los ojos de Mathias se asemeja bastante al color de los ojos de Otoniel. Con mi pensamiento en otro lugar, observo a la pequeña Alicia mientras logra conciliar el sueño colocándome una de sus pequeñas manitas encima de mi barriga y se mete en la boca el dedo pulgar de la otra.

Tendré que quitarle esa manía.

Mañana en la mañana vendrá mi padre Hans, de las tierras del otoño que quedaron bajo mi mandato, pero que cuando tenga la edad suficiente, Mathías será el rey de ellas como lo fue Otoniel. Conciliando el sueño también yo, me acomodo de lado para dejarle suficiente espacio a Alicia, y cierro mis ojos luego de haber estado tiempo, contemplando la portada del libro que leí hace unos minutos: " Por encima del amor"— que escribí, meses antes de partir a la guerra. 

***      

— ¡Abuelo! — chilla Alicia mientras corre en dirección al carruaje en el que ha llegado mi padre.

— ¿Cómo está esta pequeña princesa? — le pregunta él saliendo y junto a Mathias bajo las escaleras para ir junto a ellos.

— ¡Buenos días, reina Esmeralda!— me saluda mientras ríe y yo le devuelvo el saludo.

— Estás bella, aún con camisón puesto, te lo perdonaré solo está vez, Esmeralda— bromea revolviéndome el cabello.

Esta mañana al despertar, levanté a los niños y luego de vestirlos, los llevé al comedor, para que desayunasen, apenas terminaban cuando mi padre llegó por lo que aún estoy vestida con mi camisón de dormir y todo el pelo revuelto. Mi padre coge a los pequeños en brazos mientras les avisa de que les ha traído un regalo y mirándome a mi recelosa por dejarme fuera de los regalos, expresa:

— A ti también te he traído uno, pero solo te lo daré si te vistes adecuadamente. — no espero más.

Estar de nuevo con su compañía me llena de nostalgia, luego de la muerte de mamá, papá y yo fuimos uno solo, fui coronada su reina hasta que sus 18 años fueron cumplidos y el mandato pasó a ser solo mío, aunque me siga ayudando con ello, lo necesito. Además de que le encanta estar ocupado, eso de ser un anciano que se la pasa balanceándose en un sillón, no es lo suyo y fue por ello que deje a su cargo las tierras de Dry Leaves.

Al llegar a la alcoba que queda a unos cuantos pasos de la de los niños, me encierro en ella, y me pongo mi mejor vestido, arreglo mi cabello con ayuda de Nana que a pesar de haberme convertido en reina, he querido mantenerle conmigo, además de que ayuda a los niños junto a las nanas de ellos.

Me observo en el espejo ovalado que mi madre se encargó de poseer, pues está era su habitación, y sonrío ampliamente ante la hermosa figura y el hermoso maquillaje que me hace Nana, además del hermoso vestido verde oscuro y unas prendas de hojas de zafiro sujetando el peinado de pelo recogido que me he hecho hace unos minutos.

— ¡Está hermosa, reina! — expresa Nana y seguido de sus palabras sale de la habitación mientras me dirijo al ventanal observando el invernadero desde aquí.

« Hoy hace exactamente cinco años de la primera vez que conocí a Calegorm »— piensa mi conciencia y de mis labios se escapa una sonrisa nostálgica.

Respiro profundamente y salgo de la habitación, sonriendo ampliamente hasta llegar al salón principal del castillo en la primera planta y encontrarme con los niños recibiendo sus regalos.

— ¡Es un perro! — chilló Alicia al abrir su enorme regalo, encontrándose con un hermoso perro blanco de ojos azules parecido a un lobo, mientras Mathias al abrir el suyo se encuentra con Copito.
Sonreí al ver el bello gesto de mi padre y le expresé a Mathias:

— Es Copito, tu padre me lo regaló cuando terminamos la Academia. — le digo agachándome a su lado para quedar a su altura.

— ¿De veras? — pregunta incrédulo mientras abre enormemente sus hermosos ojitos dorados.

—Es muy buen amigo — termino diciéndole mientras acaricio el lomo de Copito y le guiño un ojo.

Me pongo de pie, junto a mi padre, ya que los niños van corriendo hacia su habitación con sus nuevas mascotas.

— ¡Estás hermosa! — expresa al observarme y sonrío.

» Tu regalo te espera en el invernadero. — vuelve a expresar sorprendiéndome por la confesión.

— ¿Qué planta me regalarás esta vez? — inquiero sonriendo, en los últimos meses me ha estado regalando variadas especies de plantas para cuidarlas.

— ¡No arruinaré la sorpresa!

Faltaron estás palabras para que me dirigiera a paso apresurado hacia el invernadero. Apenas salgo al jardín trasero, el radiante sol del día resplandece en mi rostro aportándome vitamina D, mientras con mis zapatillas de tacón plateado camino por el empedrado camino hacia el hermoso invernadero.

Apenas entro, noto todas las plantas en su lugar, nada ha cambiado, sin embargo...

— ¿Calegorm?.

¡Bendita sonrisa arrogante!

Nota de la autora:

Por si algún día vuelves... Olvídalo, mejor no vuelvas.
                               Fabián Recendez.

Capitulo inspirado en la canción: Segundos platos de Morat.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro