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54

Habían pasado tres días desde que Jimin le permitió quedarse, pero, era como si no existiera para él, no lo miraba, no le hablaba y trataba de no cruzarse en su camino, Yoongi estaba desesperado, no sabía qué hacer, trataba de distraerse con un poco de trabajo a larga distancia, pero, no era suficiente, empezó a salir a correr por las mañanas, para despejar su mente, porque era una maraña de ideas y malos pensamientos.

Necesitaba a Jimin, se sorprendía con lo poco que se conformaba, porque él estaba bien simplemente teniéndolo bajo el mismo techo, topándose con su rostro, lo amaba y quería hacer algo para ganar su perdón, pero, no sabía cómo, jamás había tenido que luchar por algo en su vida, todo siempre fue tan simple para él, sólo bastaba con alargar la mano para que las cosas cayeran sobre ella y jamás tuvo que luchar por una persona que amaba, dentro de su mundo eso era considerado una estupidez, ¿Por qué perder el tiempo con una sola persona cuando podía tener a otras a sus pies? Creció así, de esa manera, sin importarle nada más que él mismo, hasta que Jimin llegó a su vida y se enamoró de él, ahora que sabía que estaba por tener un hijo, no se iba a dar por vencido, sin embargo, no sabía cómo actuar. Estaba perdido.

Nada funcionaba, ni los buenos días que le daba, ni las pocas preguntas que le hacía, nada, Jimin no lo quería cerca y eso le dolía, jamás se sintió más herido, veía las fotografías que su hermano menor le había mandado, junto a su esposo y a su bebé, estaba tan feliz, él también quería esa felicidad, pero lo arruinó todo, no había forma de que Jimin volviera a confiar en él.

Llegó de correr esa mañana, sudando y con frío, dormía muy mal, su espalda dolía demasiado, pero, quería aguantar hasta el final, poco importaba si tenía que dormir en el piso, tomó de la botella de agua que tenía, dejándola en la mesa de centro, camino a la cocina y ahí estaba Jimin, aun en pijama, con un suéter de cierre enorme, sonrió a medias, sin entender de donde sacaba ropa tan holgada. Estaba tomando un vaso de jugo, no lo miró, simplemente observaba a la nada.

—Buenos días—dijo con tranquilidad.

Sin respuesta, mordió su labio inferior desviando la mirada, su orgullo estaba herido, nadie lo había tratado con tal indiferencia, quiso decir algo más cuando escuchó a Jimin salir corriendo, confundido y preocupado lo siguió al baño, donde el menor se hincaba frente al retrete a vomitar de forma violenta cualquier cosa que tuviese en el estómago, se acercó a él, hizo una mueca al escuchar, con temor acaricio su espalda, Jimin con la mano manoteo para quitarlo debido a la vergüenza que sentía, Jimin dejó de vomitar unos momentos bajando la cadena, pensando que sería suficiente, pero las náuseas volvieron a atacarlo, Yoongi miraba con preocupación la forma en la que devolvía todo, sus lágrimas recorrían sus mejillas y no dejaba de sollozar, desesperado, quería que todo acabara. Yoongi se levantó, había una toalla de manos, la cual mojó, regresó con Jimin, este trataba de respirar profundo, volviendo a bajar la cadena, Yoongi tomó un poco de papel higiénico y limpió con cuidado la comisura de sus labios, Jimin mantenía los ojos cerrados, muy pálido, con una de sus manos tomaba su vientre.

—¿Ya pasó? —preguntó con una arruga en la frente debido a la preocupación de verlo tan enfermo.

Jimin no contestó, simplemente sollozo, odiaba vomitar, lo aborrecía, Yoongi llevó la toalla mojada a su frente y palpó ligeramente, limpiando el sudor en su frente y cuello, Jimin hizo ademán de volver a vomitar, pero sólo fueron un par de arcadas y bufó. Quiso acostarse en el piso hasta que pasara el malestar, como acostumbraba a hacer, pero Yoongi se lo impidió.

—El piso está frío, vamos a tu habitación, tienes que recostarte.

—Mmmm—no pudo responder bien, estaba demasiado mareado para hacerlo.

Yoongi pasó uno de sus brazos por su cintura y el otro por debajo de sus piernas para levantarlo, a pesar de su embarazo estaba muy ligero, subió con mucho cuidado las escaleras, sin moverlo demasiado para no incomodarlo, lo puso en su cama, Jimin estaba con los ojos cerrados, pero jadeando, se sentía realmente mal.

—Calor—susurró.

—Es por el mareo—le quitó los calcetines, él se estaba bajando el cierre del suéter, el cual apenas y pudo quitárselo, debajo de este, llevaba debajo una playera de manga larga que se pegaba ligeramente a su cuerpo, pudo ver su vientre, estaba abultado, no era muy grande, pero tampoco pequeño, contuvo la respiración, Jimin dio una arcada y él le acercó el cesto de basura, no vomitó mucho, lo ayudó a acostarse de nuevo de lado—. Espera ya vuelvo.

Bajó rápidamente las escaleras sirviendo un vaso con agua fría y colocando algunos hielos, regresó y se sentó a su lado.

—Bebe esto, ayuda, bueno en la resaca ayuda mucho, tal vez te refresque, vamos.

Jimin negó con un puchero de asco. —No.

—Sí, tienes que mantenerte hidratado—suspiró—. Anda, al menos un sorbo.

Le sostuvo la cabeza, Jimin dio un par de sorbos, pero el sabor en su boca era asqueroso, negó recostándose de nuevo, Yoongi miró alrededor, encontró al lado de la mesa de noche un botiquín, lo abrió encontrando una botella de alcohol.

—Una vez vi que Namjoon hizo esto para Jin, también sufría muchos vómitos—dijo abriendo la botella y vertiendo un poco en sus manos—. Te voy a poner un poco—con las manos mojadas acarició la frente de Jimin, su nuca, sus muñecas y los pies, mordió su labio inferior al ver los ojitos llorosos que le observaban—. ¿Puedo ponerlo en tu estomago?

Jimin estaba tan desesperado por sentirse un poco mejor que levantó su playera hasta el pecho, no mostrando de más, Yoongi miró su estómago, la piel estirada formando una bolita, su ombligo pequeño y su piel delicada, tomó más alcohol y lo puso de forma delicada en su vientre, cerca de su ombligo, la sensación le dejó petrificado, había tocado la piel de Jimin antes, muchas veces, pero, ese día era diferente, no sólo lo estaba tocando a él, sino también a su bebé a través de su cuerpo, se preguntaba si se movía, Jimin bajó la playera haciendo que alejara sus manos y se acostó de lado cerrando los ojos.

—Trata de dormir—dijo cobijándolo con una manta que estaba a los pies de la cama.

Jimin no contestó, no porque no quisiera, sino porque no quería ni siquiera mover su boca, por el miedo de vomitar de nuevo. Yoongi apagó la luz y cerró las cortinas, para que la oscuridad le ayudara a descansar, bajó a la cocina y se propuso a preparar algo que Jimin pudiera comer cuando despertara.

Se detuvo unos momentos para cubrir su rostro con las manos, ver a Jimin de esa manera le dolió, se preguntaba con mortificación, cuánto había soportado estando solo, cada día que pasaba se odiaba aún más, se aborrecía por completo, porque le estaba haciendo daño y eso nunca podría repararlo.

Pasó la mayor parte de la tarde cocinando a fuego lento una sopa de verduras, cuando dieron las cinco de la tarde, sirvió en un cuenco un poco de sopa, y otro vaso de jugo, pero ahora de manzana, no estaba seguro si Jimin quería naranja después de haber sido lo último que vómito, también puso algo de pan con mantequilla de maní, había visto que comía eso por las tardes, creía que podría ser un antojo.

Subió las escaleras y dejó la bandeja en la cómoda, se sentó al lado de Jimin, estaba durmiendo profundamente, se cuestionó si estaba bien despertarlo, pero, tampoco quería dejarlo sin comer, lo movió ligeramente, como lo hacía cuando vivía juntos.

—Mmmm—suspiró—. Yoonie—Yoongi tragó en seco, seguro que estaba diciendo eso porque se hallaba adormilado.

Poco a poco Jimin fue abriendo los ojos, cuando lo enfocó, se alejó de su agarré.

—Te traje algo de comer, es sopa de verduras, debes de comer algo.

—No tengo ganas—su voz era un susurró.

—Vomitaste mucho y debes tener el estómago vacío, no creo que sea bueno para el bebé.

Jimin hizo una mueca, quería rechazarlo, no estaba de humor para que alguien le llevara la contraria ni mucho menos para que le dijera que es lo que tenía qué hacer, aún si era con buenas intenciones, pero, Yoongi tenía razón, no podía quedarse sin comer, lo había hecho antes y las náuseas resultaban ser peores al día siguiente.

Se sentó en la cama, Yoongi puso la bandeja en sus piernas y le sonrió. —Espero que te caiga bien en el estómago.

—Gracias—dijo a regañadientes.

—Yo, estaré abajo, por favor, llámame si necesitas algo.

No contestó, y esperó a que se fuera para comenzar a comer, lamentablemente la comida estaba mucho mejor de lo que pensaba, comió la sopa completa y sonrió cuando vio su panecillo con maní, mordió su labio inferior negando, o podía ver eso como un lindo gesto, no viniendo de Yoongi, terminó de comer y se recostó a dormir un poco más.

Horas después, al despertar, se dio cuenta que eran las diez de la noche, se levantó, se metió a bañar, lavo sus dientes y se puso algo abrigador, listo para regresar a dormir, sin embargo, el sonido de las teclas del piano, hicieron que detuviera todo lo que estaba haciendo, salió de su habitación, inundado por la melodía, una que conocía muy bien, porque su padre la tocaba a veces por la noche, cuando el cielo brillaba con mayor intensidad, bajo las escaleras escuchando con un nudo en la garganta, extrañaba mucho aquella melodía.

Yoongi estaba frente al piano de cola negro que había en la sala, cerca de la ventana, tocaba como un experto, cerró los ojos dejando que una lágrima ligera recorriera su mejilla, recordaba su infancia, a su padre tocando el piano mientras que él lo observaba sentado cerca de la chimenea con galletas y leche, tuvo una de las infancias más hermosas, sin preocupaciones, seguro de que su padre siempre estaría ahí para él, lo extrañaba demasiado.

Abrió los ojos cuando el piano dejó de tocar, su mirada se encontró con la de Yoongi, este parecía cansado, relamió sus labios, dando un paso hacia atrás, pero la voz de Yoongi lo detuvo.

—¿Te desperté? Lo lamento, de verdad que no era mi intención.

—Oh, no, me levante a tomar un baño, lamento interrumpirte.

—No interrumpes nada—dijo con una media sonrisa—. Siempre toco cuando estoy...pensativo.

Jimin asintió, se abrazó a su cuerpo, no sabía si debía irse o si estaba bien quedarse. —Gracias por lo que hiciste hoy por mí—dijo con una mueca, él tenía la educación para agradecer cuando alguien hacía algo por él, pese a lo sucedido.

—No tienes que dar las gracias, lo hice de corazón.

—Bien—mordió su labio inferior—. La canción que tocabas, ¿Cómo la conoces?

—Mi padre me la enseñó, decía que era la favorita de la abuela.

—Papá también la tocaba, cuando estaba triste—asintió—. Buenas noches...

—Jimin—interrumpió antes de que se fuera—. ¿Quieres que la toque para ti?

Lo pensó unos momentos, tenía que negarse, era su deber hacerlo, sin embargo, ese día había sido tan difícil y cansado, además de confuso, que realmente necesitaba sentirse cerca de su padre, asintió. Yoongi se hizo a un lado en el banquillo y palmeo a su lado, Jimin dudo hasta que suspiró y se acercó sentándose guardando la distancia, no lo miró, estaba atento a sus dedos, que comenzaron a moverse sobre las teclas como seda, era bueno tocando, demasiado.

Dejó que la melodía lo envolviera, suspiró, para no llorar, esos últimos días había llorado demasiado, estaba completamente seguro que eso no era nada justo para su pequeño bebé, sonrió cuando sintió un ligero movimiento en su vientre, desde hace unas semanas comenzaba a sentirlo con más intensidad, estaba por cumplir los seis meses y no podía esperar para sentirlo con más fuerza.

Yoongi miró como Jimin ladeaba la cabeza y sonreía con los ojos cerrados, y con su diestra acariciaba su estómago, recordó entonces la sensación de tocarlo y un nudo se formó en su garganta.

—¿Se mueve? —preguntó rompiendo con el silencio.

—Sí.

—Jimin ¿Puedo sentirlo?

Jimin se tensó, se puso de pie y se dio la vuelta. —Buenas noches.

—Des...descansa—no pudo evitar que su voz se cristalizara al final.

Jimin estaba por salir de la sala cuando se dio la vuelta para mirarlo, Yoongi estaba encorvado sobre el piano, con la cabeza baja, mordió su labio inferior, era débil, mucho, regresó lentamente, sobre las teclas había gotas de lágrimas, eso hizo que el nudo en su garganta se hiciera más grande, nunca fue bueno para ignorar el dolor de otros, podía incluso ponerlo sobre su propio dolor. Tomó su mano sin pensarlo, y la llevó al costado izquierdo de su barriga.

Yoongi se volvió sorprendido, le miró con los ojos cristalinos, sintió las caricias de sus dedos sobre su cuerpo y apretó la mandíbula. Jimin suspiró.

—Aquí están sus piernas—dijo explicando, esperando que su bebé se moviera rápido para alejarlo de él—. De este lado—dijo moviendo su mano—. Está su cabeza, o al menos así estaba posicionado la última vez que lo vi.

—¿Sabes qué será?

Jimin asintió. —Lo sé.

—¿Podría saberlo? —susurró conteniendo la respiración.

—Prefiero que no—relamió sus labios—. Aquí ¿Sientes eso?

—Dios—dijo abriendo mucho los ojos, era muy tenue, pero definitivamente había sentido algo—. Esto es impresionante—se acercó demasiado, Jimin no pudo detenerlo, cuando beso donde le había indicado que estaba su cabeza, sintió los besos nuevamente, a pesar de que la tela del pijama cubría su piel—. Crece bien, no hagas sufrir tanto a papi.

Abrumado con todo lo que estaba sucediendo, Jimin se alejó, tragó en seco regresando a la salida.

—La habitación de huéspedes, está arriba, es la última puerta del pasillo, no entres a la mía ni a la de papá. Descansa.

Yoongi le vio irse con una sonrisa melancólica, sabía que lo merecía, pero eso no dejaba de lado que dolía como el demonio. 


Nos leemos pronto, muchas gracias por el apoyo, no olviden comentar y votar bebés 💛

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