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53

—¿Qué estás haciendo aquí? —se levantó de la silla en cuanto lo vio entrar, caminó hacia él, llevó sus manos hacia sus mejillas y besó sus labios—. ¿Te sientes mal?

Yeosang rio y negó. —Estoy bien, tranquilo. Vine porque tú asistente me llamó, me preguntó sobre unos documentos.

—Le dije que no hiciera eso, está bien que estos últimos meses nos has ayudado, pero, ya no puedes venir aquí, es peligroso.

—El chófer me trajo, no es como si hiciera algo realmente y me aburro mucho en el departamento.

JungKook suspiró pesadamente, en los meses que había estado al lado de Yeosang, aprendió el verdadero significado del amor y la preocupación, el bebé estaba a nada de llegar, podía suceder en cualquier momento y eso lo tenía sumamente ansioso, quería conocer a su bebé, sabían que sería un varón, tenían un nombre, su habitación lista y muchos regalos más que tenía que estrenar. Fue un embarazo tranquilo, Yeosang no tuvo muchos síntomas, sólo antojos, que JungKook trataba de cumplir al pie de la letra, le gustaba hablarle y cantarle a su bebé antes de dormir, era bueno moviéndose. En su trabajo, Yeosang les ayudó a poner todo en orden, su nuevo asistente era bueno, sin embargo, aún le faltaba mucho para ser excelente como Yeosang había sido.

Su familia los dejaron tranquilos, no hablaba mucho con ellos, ni siquiera iba a las reuniones o fiestas, y no era como si les importará, estos estaban más concentrados en la huida de Jimin, de la que nadie sabía, ni siquiera Yeosang, este pensaba que Jimin se había ido de viaje, no quería que se enterará de la verdad, porque era atroz y nadie estaría bien sabiendo lo que sucedió con Jimin.

JungKook trataba de no involucrarse en los problemas familiares, intentando seguir con su vida y formar su propia familia, diferente a la que había pertenecido y dónde había crecido, quería comenzar de nuevo. Hoseok y Taehyung no habían vuelto, pero algo le decía que lo harían pronto, la familia de Wendy no estaba feliz, era cuestión de tiempo para que Hoseok regresará a explicar lo que hizo. No era un ambiente bueno para un bebé, por lo que alejaba a Yeosang de aquel estrés innecesario.

Lo único que le importaba era que su esposo estuvieran bien y que su bebé llegará al mundo con tranquilidad y salud. No había nada que le interesará más, amaba a Yeosang, como nunca pensó amar y no dejaría que nadie se interpusiera en su amor. Lo protegería contra cualquiera.

—Falta poco cariño, pronto lo tendremos aquí—dijo acariciando su vientre—. No puedo esperar para conocerlo. Estoy muy emocionado.

Yeosang sonrió. —Yo también, hace que mi espalda duela mucho, así que realmente espero que llegue pronto.

—Dijo el doctor que faltaba una semana más, pero que podía llegar en cualquier momento, por eso tienes que decirme si sientes algo, lo que sea ¿Está bien?

—Lo haré—rio acariciando la mejilla de JungKook—. No pierdas la cabeza, dime ¿Qué tal el trabajo?

—Tranquilo, este día no tengo pendientes importantes, ¿Quieres ir a comer algo?

—Sí, muero por algo de pasta—sonrió.

JungKook tomó su abrigo y sus cosas, regresó tomando la mano de Yeosang y salió de la oficina, vio a su asistente quien se levantó al verlos salir.

—Iré a comer, por favor, que nadie me moleste, a menos que sea muy importante sino lo es sólo toma el recado.

—Claro señor Min.

Yeosang le sonrió. —Nos vemos.

—Hasta pronto señor Min.

Fueron directo al ascensor, para llegar al subterráneo, dónde el auto de JungKook esperaba, este aviso al chófer que había llevado a Yeosang que regresará al departamento, a él le gustaba manejar, pero, tuvo que usar los servicios de su chofer para que Yeosang se moviera con más seguridad, a veces sentía que quería tenerlo en una caja fuerte, a salvo, sin que nadie lo dañará, estaba seguro que era por el amor que le tenía, no quería perderlo, estaba viviendo la mejor etapa de su vida a su lado, y si perdía eso, posiblemente se perdería por completo a sí mismo.

Llegaron al restaurante italiano que tanto le encantaba a Yeosang, pidieron una mesa privada y ordenaron lo que más les gustaba comer cuando iban ahí, veía a Yeosang hablando y sonriendo, él mismo se hallaba encantado escuchándolo.

—Mi hermana quiere que vayamos a buscar las cosas que faltan para el bebé, aunque creo que es suficiente ¿No?

—No lo sé amor, pero, puedes comprar lo que sea que pienses que necesites.

—Ammm, no sé, no quiero emocionarme demasiado—suspiró.

—¿Por qué no? ¿Pasa algo? —alargó la mano para sostener la suya sobre la mesa.

—No es nada importante, sólo que a medida que se acerca el momento comienzo a tener miedo. Supongo que es normal.

—Todo va a salir bien, el doctor dice que el bebé y tú están muy bien, en perfecta salud, no tiene por qué salir algo mal, no pienses mucho en eso cariño.

Yeosang le sonrió y asintió. —Yo, sé que tienes cosas que hacer aún, pero ¿Puedes tomarte el día para quedarte conmigo? Hoy estoy algo ansioso.

—Claro, también me siento ansioso, me es cada vez más difícil salir del departamento y alejarme de ustedes—rio por lo bajo—. Supongo que ese es el más grande indicio del inicio de la vida como padre.

—¿Te sientes bien con todo esto?

—Sí, ¿Por qué lo preguntas? ¿Tú no te sientes bien?

—Me siento muy bien, jamás estuve más feliz en mi vida—suspiró con una sonrisa—. Cuando estaba con mi ex, me convencí de que algo estaba mal conmigo, con mi cuerpo, por eso no podría tener un bebé propio, pensaba que estaba bien, pero, sin pensarlo me dolía, comencé a estar contigo y una parte de mí deseaba tener un hijo tuyo, incluso si tú no me correspondias, y ahora que lo tengo, me siento muy feliz y especial.

JungKook apretó el agarre de sus manos y sonrió de forma dulce, cada día se sorprendía con el corazón honesto y dulce de Yeosang, jamás pensó encontrar a alguien como él, mucho menos viviendo en su mundo, dónde lo único que importaba era el poder, el dinero y las relaciones por conveniencia.

—Te amo Yeosang, no sabes cuánto te amo.

—Yo te amo aún más.

El mesero interrumpió su momento con la comida, ambos separaron sus manos para comenzar a alimentarse, reían y se miraban con complicidad. La vida de casado no era sencilla, pero, JungKook quería ser el mejor padre y esposo para su familia. Cuando terminaron, y Yeosang tuvo helado de postre, salieron del restaurante, él llamó a su asistente, pidiendo que nadie lo molestara ese día, fueron al departamento y se acostaron a tomar una siesta, podía sentir los movimientos de su hijo mientras acariciaba su vientre, vigilando su sueño, todo era perfecto que él también se fue quedando dormido.

—Kook—dijo Yeosang moviendolo, unas tres horas después.

Abrió los ojos adormilado. —¿Qué pasó cariño?

—Me siento raro.

Eso fue suficiente para que abriera los ojos de golpe. —¿Raro? ¿Qué sucede?

—Mi panza se pone muy dura y tengo ligero dolor en la cadera, ¿Cree que sea algo normal?

—Dijeron que habría contracciones falsas, pero, vamos al hospital, para checar que todo esté en orden, llevaré las maletas por si acaso.

Vio la preocupación en los ojos de Yeosang, suspiró tomando sus mejillas y acariciando tenuemente, besando su nariz.

—Hey, todo va a estar bien, yo estoy contigo.

—Bien, vamos.

JungKook se levantó de la cama y le ayudó a ponerse de pie, no sin antes besar su barriga, estaba nervioso y tenía miedo, pero, debía ser fuerte por su esposo, él lo necesitaba en ese momento.












Había dormido terriblemente mal, gruñó cuando el frío calo en sus huesos, estaban en el inicio de invierno y el ambiente se volvía más crudo y seco, se sentó en aquel incómodo sillón y miró alrededor, la sala aún estaba a oscuras, según su reloj, apenas eran las cinco de la mañana, estaba acostumbrado a levantarse a esa hora, fue al baño de visitas, se lavó el rostro y se miró al espejo, lucía lamentable, tenía marcadas las ojeras y los ojos hinchados debido al llanto. Se había quedado dormido llorando, ahora no por extrañar a Jimin, sino por verlo tan destruido, no podía con el peso de la culpa, era algo que lo mataba lentamente.

Salió y se puso su abrigo, no sabía con exactitud a qué hora despertaba Jimin, esperaba que fuera tarde, sin embargo, comenzó a preparar café, necesitaba un buen café para comenzar el día, puso la cafetera y esperó, el lugar era cálido y hogareño, pero, no dejaba de ser muy solitario, le preocupaba que Jimin estuviera en ese lugar.

Miró la despensa, aliviado de que al parecer Jimin estuviera alimentándose bien, no sabía mucho sobre bebés, menos sobre embarazos, pero, estaba seguro que alimentarse era lo básico, le dolía saber que hizo sufrir a Jimin estando embarazado, pero él no lo sabía, se preguntaba cuándo lo había descubierto y si se lo ocultó.

Hizo el desayuno, tardo un poco, porque estaba distraído, cuando dieron las seis y media de la mañana, escuchó las escaleras, estaba colocando los platos en la mesa, la boca de su estómago se contrajo nervioso cuando vio a Jimin, lucía mal, sus ojos apagados e hinchados, sus labios mordidos, estaba vestido con un suéter grande que ocultaba bien su cuerpo, este le miró deteniendose en la puerta.

—Yo...hice el desayuno.

Jimin no le respondió, se dirigió al refrigerador y saco de este una jarra de jugo de naranja, se sirvió un vaso que fue bebiendo poco a poco, con una mueca, parecía que no le gustaba, después tomó una galleta de arroz inflado y comenzó a comerla, en completo silencio.

—Jimin...

—¿Cuándo te vas a ir? Espero que sea pronto, no toques mis cosas.

Tomó lo que quedaba del jugo y se encaminó a la puerta trasera, se puso una cazadora blanca, Yoongi se quedó ahí, apretando la mandíbula para evitar decir algo, bajo la mirada y se acercó a la ventana para ver qué Jimin se dirigía a un granero. Mordió su labio inferior, no lo lograría, Jimin jamás lo perdonaría.

Por su parte Jimin, al entrar al granero, cerró la puerta y se recargó en ella, sentía sus ojos arder debido a las lágrimas y sus manos temblar, odiaba sentirse de esa forma, todos los días desde que se enteró que estaba esperando a su bebé, sufría por las náuseas, podía manejarlas, pero ese día en específico no, estaba muy asustado, de que Yoongi estuviera ahí, odiaba su presencia, por el simple motivo de que no podía controlarse estando cerca de él, porque aún lo amaba, porque sus sentimientos lo sumergían. No quería caer, no quería perdonar, no quería que él pensará que podía seguir jugando con sus sentimientos, mucho menos ahora que tenía a su bebé.

Se sentó en el suelo del granero, sin importarle llenarse de heno y aserrín, abrazó su propio cuerpo y comenzó a llorar ¿Cuándo lo dejarían tranquilo? No estaba siendo justo. Lo único que quería era avanzar, vivir y hacer feliz a su bebé, sólo a su pequeño, porque estaba seguro de que él jamás podría volver a ser feliz, no como lo era, antes de que le robaran su inocencia y su corazón.

Su padre siempre le dijo que debía de ser una buena persona, que tenía que ser generoso y comprensivo, era una regla que no tenía que romper, en su interior no debían haber emociones negativas, como el odio, el rencor y la venganza, él no podía hacerle daño a nadie, pero, entonces, ¿Por qué se lo hacían a él? ¿Por qué los demás tenían que herirlo? No era justo vivir de esa forma, pero la realidad es que Jimin no sabía cómo odiar, no sabía cómo hacer sufrir a los demás.

Se sentía patético, un ser despreciable y estúpido, porque en su mente nunca tuvo sentido que Yoongi lo amará, pero, se aferró a una ilusión que era ilógica, ahora estaba sufriendo las consecuencias, ni siquiera sabía cómo sacar a Yoongi de su casa, era débil.

Comenzó a hacer sus labores, tenía caballo, gallinas y un par de vacas, su padre siempre amo los animales, le gustaba tenerlos y cuidarlos, al igual que los plantíos de arroz, su padre prestaba sus tierras para que se plantara todo el arroz que quisieran, él recibía un poco de dinero de cada cosecha, antes no estaba realmente interesado en ese tipo de negocios, sólo trabajaba en los plantíos para ganar algo de dinero propio, sin embargo, ahora, tenía que hacerse cargo de muchas cosas, era tedioso, pero, mucho mejor que hacerse cargo de una empresa llena de buitres que querían su cabeza.

Siempre estuvo más cómodo en ese lugar, su hogar, que en la cuidad, dónde todo era más grande y dónde no conocía bien a nadie, ahora estaba cerca de las personas que lo querían y que deseaban su felicidad, con quiénes había crecido, estaba seguro que su padre hubiese deseado que él se quedará en la granja, que en la cuidad, siempre se preguntó por qué su padre se había alejado de todo, y por qué lo había alejado a él de la vida cómoda que podía tener sin problema y ahora que sabía la razón, estaba de acuerdo con su padre, nunca debieron regresar a la cuidad, jamás debieron quedarse ahí. Ese lugar era cruel.

Se quedó ahí, llorando, descargando todo lo que llevaba dentro, no deseando salir, para no enfrentarse a su realidad, estaba tan triste, las palabras de Yoongi dichas la noche anterior, dónde le decía toda la verdad, sobre el juego de enamoramiento y como todos estaban enterados de ello. Le vieron la cara.

Salió un par de horas después, cabizbajo, vio a Yoongi recargado en su auto, fumando un cigarrillo, no vio su rostro, así que mordió su labio inferior y desvió la mirada, en el camino pudo identificar la camioneta de Daniel, sonrió a medias y se acercó, llegando justo cuando se estacionó frente a su casa, Jimin paso al lado de Yoongi aún sin prestarle atención.

—¡Daniel! —se acercó para abrazarlo, necesitaba sentir el abrazo de alguien querido.

Daniel lo estrecho en sus brazos y le sonrió. —Jiminie. ¿Cómo estás? ¿Cómo te has sentido? ¿Siguen las náuseas?

Al separarse Jimin suspiró. —Son peores en la mañana, pero el jugo cítrico y las galletas ayudan, no puedo comer nada hasta después de las doce. ¿Qué haces aquí?

—Mi madre te manda esto—sacó una bolsa que contenía varios Toppers—. Es comida rica en nutrientes, dice que te van ayudar mucho.

—No debió molestarse—dijo sonrojado.

—No es molestia—miro sobre el hombro de Jimin al hombre que le miraba con odio—. ¿Quien es él? ¿Estás ocupado? Lo siento.

Jimin miró de reojo a Yoongi quien estaba atento a ellos. —No es nadie importante.

—Ah...bueno. Vine de paso, pero recuerda la fiesta del pueblo, será en una semana.

—No sé si iré, pero lo pensaré.

—Vamos Jiminie, siempre te gustó—dijo pellizcando su mejilla—. Me tengo que ir, vendré a verte el vienes, llámame si necesitas algo.

—Claro, por favor dale las gracias a tu mamá. Nos vemos.

Se volvieron a abrazar, Jimin le sonrió hasta que subió a su camioneta y se fue, sentía la mirada de Yoongi sobre su espalda, lo ignoro y entró a la casa, sabiendo que este le seguía.

—¿Nadie importante? Soy el padre de tu hijo.

—No, Yoongi, tú no eres el padre de mi bebé, no eres nadie para mí.

Ni siquiera lo miró, se limitó a guardar la comida en el refrigerador.

—Jimin...

—No, no quiero hablar contigo ¿Por qué no te vas?

—¿Pensaste en lo que te dije?

Jimin lo encaró. —¿Qué es lo que pretendes?

—No pretendo nada, sólo quiero estar cerca, por lo menos un mes, después me iré.

—¿Me vas a dejar en paz?

—Lo haré.

Jimin estaba por decir algo, cuando el celular de Yoongi sonó, este contesto con una mueca.

—¿Bueno?...¿Ya?...vaya, felicidades, espero que estés bien...claro, adiós.

La mirada curiosa de Jimin le hizo sonreír ligeramente. —El bebé de JungKook acaba de nacer, es un niño.

—Ah.

Se quedaron en silencio, Jimin mordió con fuerza su labio inferior. —¿Yeosang lo sabía?

—No, él no sabe nada, JungKook lo sabe, pero, él no intervino en nada... sólo...

—Dejo que pasará—rio de forma amarga—. Le mandaré una felicitación a Yeosang, pobre, no sabe en dónde se metió.

—Jimin... sé que no tengo derecho de pedirte nada, pero, me gustaría quedarme un mes, sólo para asegurarme que el bebé está bien.

—Mi bebé no necesita de ti ¿No entiendes?

—Te lo suplico, por favor.

Jimin cerró los ojos con fuerza, no sabía qué hacer, no sabía qué era correcto.

—Si te dejo quedarte este mes, ¿Me das tu palabra de que me vas a dejar en paz?

—Lo haré, jamás vas a volver a saber de mí o de la familia, te daré el divorcio y estarás bien.

—No confío en ti—saco su teléfono y puso la grabación de voz—. ¿Si te dejo sólo quedarte cerca un mes prometes renunciar a todo intento de estar a mi lado o en la vida de mi hijo?

—Lo prometo, jamás volverás a saber de mí.

Jimin no sabía si realmente podía hacer eso, era algo que debía hablar con Leeteuk, pero por el momento, fue algo que le lleno de alivio.

—Bien, te vas a quedar en la sala, procura que todo esté limpio, yo no voy a limpiar por ti, puedes usar la cocina, pero no me vas a cocinar a mí, tú y yo no somos nada, no quiero que te acerques, no quiero que me toques ni que me hables de perdón ¿Entendiste?

Yoongi tragó en seco. —Lo entiendo, gracias por esto Jimin.

Jimin lo ignoró, salió de la cocina subiendo escaleras arriba, estaba molesto y muy cansado, sólo esperaba que ese mes pasara rápido.




Doble actualización patrocinada por Shei Molina (no encuentro tu usser?

¿Qué les parece hasta el momento? Ay dios, espero que les guste lo que sigue.

Gracias por leer 💜🖤💜

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