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44

Llegó al departamento cargando algunas bolsas de suministros, lo básico para mantenerse en pie esa semana, porque aún no sabía por cuanto tiempo estarían ahí y tampoco era como si pudiera preguntar, Hoseok no estaba de buen humor, se encontraba estresado, su familia fue clara a la hora de decir que lo dejarían de lado, que había fallado y que no merecía más su ayuda, además de que le advirtieron que no regresara si no estaba dispuesto a hacerle frente al desastre que dejaron atrás y afrontar las consecuencias. Taehyung estaba nervioso, temeroso de lo que estaba pasando, tampoco ayudaba que él hubiera comenzado a tener serios problemas en su empresa debido al escándalo, sus actividades estaban detenidas, sus padres molestos por la vergüenza que les causó.

—Llegué amor—dijo dejando las bolsas en la encimera de la cocina y caminando a la sala, donde Hseok miraba el celular con seriedad—. ¿Pasa algo?

—Llamó Yoongi.

—¿Y qué dijo? —se sentó a su lado.

—No mucho, sólo necesitaba las claves de unos contratos, mencionó que mis padres están en medio de un lío legal con los padres de Wendy, me siento tan mal por eso Tae.

—¿Te arrepientes? —preguntó con temor.

Hoseok negó, se volvió para tomar sus manos y sonreía a medias. —No, estoy feliz y aliviado de haber roto ese compromiso, yo te amo y te elegí, no me arrepiento de eso, pero, me siento mal por causar tantos problemas.

—Entiendo—asintió.

—Cancelaron todas mis tarjetas y vaciaron mis cuentas.

—Yo tengo dinero.

—Debo conseguir un empleo, empezar de nuevo. Lamento que también tú tengas que pasar por esto.

—No me molesta, lo elegí porque te amo, hallaremos la manera, tranquilo.

—Te amo Tae.

—También te amo Hobi.

—Te voy a preparar la cena—dijo besando tenuemente sus labios—. Ponte cómodo.

Taehyung no le dijo nada, sólo sonrío, Hoseok no podía saber que sus padres también habían cancelado sus cuentas, tenía dinero, pero no creía que alcanzara para el tiempo indefinido que se quedarían ahí, estaba bajo un castigo por parte de su empresa, así que tampoco podría trabajar, al menos no en el modelaje, debía encontrar algo, a menos que pidiera ayuda.

Esa noche, mientras que Hoseok dormía, llamó al número que no tenía derecho de marcar, pero, estaba seguro que era la única persona que podría ayudarle con eso.

—¿Bueno? —la voz que contestó no era la de Jungkook, suspiró pensando que era su asistente.

—¿Está Jungkook? Necesito hablar con él, dile que es Taehyung.

Hubo silencio en la otra línea. —Sí, enseguida le paso su llamada.

—Gracias.

Esperó un par de minutos antes de que se escuchara movimiento en la otra línea.

—Taehyung.

—Sé que es descarado de mi parte llamarte, lo siento, pero no tengo a quien más acudir.

—No te preocupes, está bien, dime ¿Qué pasa?

—No sé si lo sepas, pero no estamos muy bien, causamos muchos problemas.

—No estoy en Seoul, pero me imagino que sí, ¿Necesitan ayuda?

—Han cancelado nuestras cuentas, mi empresa ha detenido mis actividades y dudo que me den algo, buscaremos un empleo, pero, ya sabes...yo—estaba completamente avergonzado—. Necesito dinero.

—Claro que te ayudaré, no hay problema con eso, haré que te llame mi contador, dile la cantidad que necesites, no seas modesto en eso.

—Lo siento—cerró los ojos—. He jodido mucho de nuestra amistad por egoísmo y ahora te pido ayuda.

—Seguimos siendo amigos Tae, siempre estaré aquí cuando lo necesites. No te sientas mal.

—En verdad gracias. ¿Cómo estás? ¿Pudiste hablar con Yeosang?

—No son los únicos que harán enojar a la familia—suspiró—. Sabes a lo que me refiero.

—Tus padres no aceptarán que estés con él.

—No, pero no me van a separar de él, ambos luchamos por lo que queremos, siempre hemos sido tercos Tae, siempre fuimos duros y tiranos cuando los obstáculos se ponen en frente. Podremos salir de está, confía en eso.

—Siempre sabes qué decir para hacerme sentir mejor, gracias por todo.

—No hay de qué, haré la llamada, si necesitas algo más, no dudes en llamarme.

—Descansa Kook.

—Descansa Tae.

Y colgó, sintiendo un peso menos en sus hombros, pero apareció uno más en su pecho, amaba a Hoseok, pero, también le gustaba Jungkook, no era lo suficientemente fuerte como para estar a su lado, sin embargo, siempre se sintió seguro de él, ahora ambos estaban luchando por amor y no podían dar marcha atrás. Regreso a la habitación, se recostó al lado de Hoseok y besó su mejilla, no le diría que Jungkook les ayudaría, no era algo que pudiera manejar, y estaba suficientemente estresado como para darle más problemas.

—Todo saldrá bien.


























Yeosang estaba despertando cuando escuchó el sonido de un celular, miró el reloj de la cómoda, eran las nueve de la mañana, no acostumbraba a levantarse tan tarde, pero la diferencia horaria no le estaba sentado bien, si le añadía el cansancio por el embarazo, no era una buena combinación. Alargó la mano, era el celular de Jungkook, quien estaba bañándose, por el sonido de la ducha, lo contestó sin mirar el número, siempre lo hacía cuando trabajaba para él, era una costumbre que no había eliminado.

—¿Bueno?

—¿Está Jungkook? Necesito hablar con él, dile que es Taehyung.

Se quedó petrificado, relamió sus labios despertando por completo, tomó aire. Sí, enseguida le paso su llamada.

—Gracias

Se levantó de la cama, dejó el celular sobre la cama, entró al baño y habló lo más claro que pudo a pesar del nudo en su garganta.

—Te llama Taehyung por celular, dice que necesita hablar contigo.

Las llaves de la regadera se cerraron. Jungkook salió tomando una bata de baño y salió de ahí casi corriendo, Yeosang se quedó parado en la puerta del baño, se adentró y cerró la puerta, estaba actuando de forma infantil y estúpida, pero no podía luchar contra el sentimiento que le atacaba en ese momento, se sentó en la tapa del baño y comenzó a llorar, había muchas dudas en su mente, unas que dolía siquiera pensar, ¿Y si llamaba para recuperarlo? ¿Y si Jungkook seguía amándolo? No le tomó ni dos segundos correr hacía la llamada ¿Cómo podía luchar contra eso? Se sentía mal, de repente comenzó a sentir que estar en ese lugar era un error.

Las nausea llegaron para coronar esa mañana como una de las peores, se hincó rápidamente en el retrete, abrió la tapa y comenzó a vomitar, era algo que había estado haciendo últimamente y lo que más odiaba, estaba vomitando de forma atroz, su garganta ardía, no dejaba de llorar, era horrible.

—¿Yeosang? ¿Estás bien?

No respondió, Jungkook intentó abrir la puerta, pero esta estaba cerrada, cuando terminó, se levantó jalando la palanca y se encaminó al lavabo para lavar su rostro y su boca, estaba pálido, lo que quería hacer era recostarse. Tomó aire y abrió la puerta, Jungkook intentó tocarlo, pero se alejó, caminó mareado a la cama y se acostó cerrando los ojos, respirando inestable, aun llorando.

—¿Estás bien cariño? —Jungkook se sentó a su lado y acarició su cabello, lo que le hizo sollozar más—. ¿Quieres que llame al doctor?

Negó, se sentía tan patético, Jungkook bajó la mano a su estómago, acariciando tenuemente, se acercó a su rostro y besó su mejilla, su cabello mojado cayó sobre su rostro, se separó y se sentó en la cama, alejado de él, abrazando sus piernas.

—¿Qué ocurre?

—No sé.

—¿Hice algo mal?

—Sí.

Jungkook se quedó mirándolo unos momentos antes de suspirar. —Es por la llamada—no era una pregunta, sino una afirmación que no pudo refutar—. No es lo que piensas, Taehyung y Hoseok tienen problemas y necesitaban mi ayuda.

Yeosang cerró los ojos. —Lo siento.

—No, no te disculpes—subió a la cama y se sentó frente a él, acomodó una mano en su rodilla y la otra en su mentón—. Creo que soy un imbécil, no lo creo, realmente lo soy, Taehyung y yo hemos sido amigos desde siempre, tiene la costumbre de acercarse a mí o llamarme cuando tiene problemas, no puedo dejar de ayudarlo.

—Lo sé—hizo una mueca—. Pero, corriste hacía el teléfono, Jungkook, quiero que seas sincero contigo mismo ¿De verdad piensas que lo has olvidado? No lo has hecho.

—¿Por qué no me crees? —bufó.

—No lo sé, será porque literalmente me usaste para olvidarlo y cuando regresó a ti me botaste como nada. ¿Crees que estoy exagerando?

Jungkook se alejó y se levantó, caminó por la habitación, hasta que regresó para mirarlo. —Sé que nunca voy a compensar lo que hice, que siempre será una brecha entre los dos, pero no significa que no te amo. A quien amo es a ti.

—No te creo—susurró dolido—. Fue un error que haya venido aquí.

—¿Te quieres ir?

—Sí.

—¿Y qué va a pasar entre nosotros? —tragó en seco—. Llevas a mi hijo.

—Jamás sería capaz de alejarte del bebé Jungkook, puedes verlo y estar en su vida, si eso quieres.

—¿De verdad estás haciendo esto?

—Ponte en mí lugar.

Jungkook negó. —Taehyung y yo terminamos, no, no lo amo, simplemente le tengo cariño por los años de amistad que tuvimos, me preocupé porque las cosas en la familia no están bien por la decisión de Hoseok, pensé que les había sucedido algo por eso mi prisa para contestar.

—Eso lo sé, y créeme que me siento terrible, porque yo no soy una persona rencorosa o posesiva, pero, me siento inseguro, pienso que será así siempre, tú corriendo a sus brazos, tengo miedo que me vuelvas a lastimar.

—No lo haré, porque te amo, y ahora nosotros tenemos algo mucho más valioso o importante.

—No quiero que te quedes conmigo por el bebé, eso no está bien.

—¿Realmente crees que todo esto lo hago por el bebé? Te recuerdo que no sabía del bebé cuando te invite a venir aquí.

Yeosang bajó la mirada. —Creo que esto fue muy rápido.

—No me vas a creer—suspiró con tristeza—. ¿Quieres irte de verdad?

—Sí.

—Bien, hazlo entonces.

Jungkook se encaminó a la puerta y salió de la habitación, Yeosang lloró como nunca, porque quería quedarse, darle el beneficio de la duda, creer que lo amaba, pero al mismo tiempo estaba aterrado de caer de nuevo y de salir lastimado. No sabía qué hacer.

Ese día fue terrible, no hubo momento en que no llorara, no podía salir de la habitación, no sabía si Jungkook seguía ahí o se había ido a atender sus negocios, había pocas cosas que guardar en la maleta porque aún no había desempacado. Guardó sus cosas y buscó vuelos, mordió su labio inferior, había uno que salía en tres horas, lo compró, con eso se quedaría sin dinero, se recostó en la cama y esperó unos minutos, después llamaría a un taxi o pediría a alguien que lo llevara al aeropuerto, ¿Debería despedirse? No sabía.

Eran las ocho de la noche, sentía nauseas por no haber comido nada, alguien le había llevado el almuerzo, pero él no pudo comer, no dejaba de llorar, ¿Estaba haciendo lo correcto? Nunca había sido bueno manejando sus emociones, ni mucho menos con la presión, había sufrido mucho, tenía heridas que no sanaban, miedos que lo imposibilitaban, desde el abandono, al dolor, amar a la persona equivocada y sentirse insuficiente. No podía luchar con todos sus demonios. Pero nada dolía tanto como amar a Jungkook, porque lo amaba como nunca antes había amado, porque para él era la mejor persona y ahora estaba por perderlo todo.

La puerta fue tocada y él tuvo que levantarse, pensaba que le llevarían más comida, no tenía hambre, pero podía aprovechar, para pedir que alguien lo llevara al aeropuerto. Una mujer de aspecto maduro le sonrió cuando abrió.

—El señor Min quiere verlo.

Mordió su labio inferior, suponía que Jungkook había regresado, era un buen momento para despedirse, aunque la realidad era que internamente deseaba algo para quedarse.

—Gracias—dijo saliendo por completo.

Ella lo condujo escaleras abajo, esa casa era preciosa, le gustaba la decoración tradicional y el aspecto vintage que le daba, llegaron al primer piso, no había nadie alrededor, ella siguió caminando, a la parte trasera de la casa, salieron a un jardín, había muchas plantas y árboles, además de flores, todo estaba iluminado por luces amarillas, caminaron un poco más, hasta que divisó a Jungkook.

Estaba parado al lado de una mesa adornada con velas, se veía fresco en una camisa blanca con los dos primeros botones abiertos, un pantalón de vestir negro y su característica sonrisa.

—Ven—dijo alargando la mano, Yeosang negó temeroso—. Sí, ven.

Se acercó, tomando su mano, todo se veía tan hermoso, sonrió apenado. —¿Qué es esto?

—Pasé toda la tarde preparándolo, todo lo hice yo—separó una silla para que se sentara—. Vamos a cenar y a hablar.

—Yo...

—Ninguno de los dos ha comido nada, por favor.

—Está bien.

Una joven trajo los dos platos, los cuales puso frente a ellos. Se veía delicioso, era un corte de carne que tenía una salsa especial y pasta con parmesano.

—Este es el vino en el que he estado trabajando ¿Puedes beber un sorbo?

—Un poco.

Jungkook sirvió ambas copas, le entregó la suya, espero a que lo probara, el sabor era delicioso, pero de inmediato sufrió una arcada, cubrió su boca y negó poniendo la copa en la mesa.

—Creo que a tu hijo no le gustó.

—Lo dejaremos para después, tiene previsto salir el próximo año. Come, tuve antojo de esto, mientras lo hacía sufrí para no comerlo en el momento.

Yeosang probó la comida, era deliciosa, asintió con una sonrisa cálida. —Esto si le gustó a tu hijo.

—Excelente.

Ambos comieron, había ligera música para ambientar, lo cual era bueno, porque entre ellos aún existía la incomodidad por la pelea de la mañana, pero ninguno quiso traer el tema a colación mientras comían.

—No sabía que cocinabas tan bien.

—Me independice joven y me gusta comer bien—se encogió de hombros—. Hay muchas cosas que no sabemos del otro.

—Sí.

—No quiero que te vayas, no debes irte—lo miró fijamente—. La sola idea de que te vayas me pone mal, no quiero que subas a ese avión pensando que no te amo, y que esta distancia se haga mayor, quiero que te quedes y me dejes demostrarte que te amo y que lucharé contra lo que sea por estar a tu lado.

—Compré un boleto de avión, se supone que debería estar camino al aeropuerto, pero aquí estoy. Es más difícil hacerlo que decirlo.

—¿Y sabes por qué es difícil? Porque ambos sabemos que no es el camino correcto.

—¿Y cuál es el camino correcto?

—Este—dijo con seriedad—. En donde te amo y tú me amas y estamos felices celebrando que tendremos un hijo juntos.

—Jungkook...

—Déjame terminar—suspiró—. Mi familia es la peor, son fríos, calculadores, y realmente egoístas, así crecí, pero, siempre deseé más, por eso pensé que estaba enamorado de Taehyung, porque fue el primero que me trató bien, que me hizo sentir que valía la pena y me impulso a cumplir mi sueño, pero, después de estar a tu lado, de compartir parte de mi contigo, me doy cuenta que nunca será lo mismo. Porque a ti te amo. Antes buscaba quien me diera amor, pero contigo, quiero darte todo el amor del mundo, darte todo de mí, lo bueno y lo malo, quiero una familia, por eso lo siento, pero no dejaré que te vayas. No sí sé que me amas como yo.

Una ligera lágrima recorrió su mejilla, relamió sus labios y sonrió con melancolía. —Tengo miedo, mucho.

—Estaremos bien—se levantó y se acercó, tomando su mano para ayudarle a levantarse también—. Mi bebé quiere que también me sienta cerca de ustedes, por eso tengo síntomas, porque estamos destinados.

—¿Y si no funciona?

—Haremos que funcione—susurró cerca de su oreja—. Soy alguien muy terco, y no dejaré ir a alguien como tú.

—Yo no soy nada.

—Lo eres, sólo que no puedes darte cuenta de lo que vales, eres precioso, tu corazón es tan puro, obviamente no te merezco, pero quiero hacerlo.

Yeosang lo abrazó con fuerza, escondiendo la cabeza en su cuello, su aroma era delicioso, tan hogareño, y conocido, lo amaba y no quería alejarse.

—Te amo—susurró contra su piel.

—Te amo Yeosang y no miento, perdón por no haberme dado cuenta antes.

—Hubiese sido más sencillo.

—Hay algo que quiero hacer, y me voy a arriesgar—dijo separándose de él, tomó aire nervioso, se hinco frente a él y sacó del pantalón una cajita color vino, la abrió mostrando un hermoso anillo de oro blanco con un diamante cuadrado y grande—. Sé que es pronto, pero no quiero esperar ni un minuto más para comenzar mi vida contigo, te amo, eres todo lo que siempre esperé, quiero ver tus ojos todos los días, cada mañana, que nuestro hijo o hija sepan que te amo y que crezcan felices de tenernos, quiero todo contigo Kang Yeosang, te casarías conmigo.

Yeosang se quedó helado, sentía tantas cosas en ese momento, la emoción recorría todo su pecho, no podía hacerlo, irse y separarse de Jungkook dolía mucho más que todo lo demás. Boqueo, las lágrimas no dejaban de salir, terminó sonriendo, y asintió.

—Sí—susurró.

Jungkook sonrió en grande, sacando el anillo y deslizándolo delicadamente en su dedo, se levantó, besó su mano y después tomó sus mejillas para darle un beso, intenso, por las emociones que compartían, dulce y lleno de entrega. Era el comienzo de algo nuevo y también, de la guerra contra su familia.






















Yoongi elevó una ceja leyendo el mensaje de Jungkook y la fotografía, se acercó a Jimin quien estaba haciendo tarea en la sala, puso en el cuaderno el celular, este lo vio, y sus ojos se abrieron en demasía, miró a Yoongi confundido.

—¿Comprometido? ¿Con quién?

—El que era su asistente.

—¿Yeosang? Oh dios, que buena noticia. Debe estar muy feliz, le mandaré un mensaje. ¿Cuándo se casan?

—Pues—rio—. ¿Estás libre en una semana para viajar a Italia a una boda?

—Suena interesante—rio negando—. Ustedes sí que hacen las cosas diferentes.

—Lo hacemos, Jimin no le digas a nadie de esto, mucho menos a Jin.

—¿Por qué no? ¿Ellos no irán?

—No, te contaré después, sólo no lo hagas, por favor.

Jimin asintió, no entendía mucho, pero tampoco preguntó más, en vez de eso sacó su celular para mandarle un mensaje de felicitaciones a Yeosang. Yoongi suspiró mirando por la ventana, Jungkook estaba rompiendo las reglas y eso lo hacía el más valiente de los dos ¿Algún día podría hacer lo mismo?


❤️💙

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