33
Escuchaba el infernal ruido de la alarma, pero estaba acostado boca arriba mirando el techo sin intención de levantarse. Antes, podía despertar y estar en pie antes de que la alarma sonara, con una sonrisa, lleno de entusiasmo, pero ahora era diferente, estaba tan cansado, tan deprimido, que el esfuerzo que hacía de levantarse de la cama le absorbía mucha energía.
Apagó la alarma y se puso de pie, estaba frío, el ambiente era más frío que de costumbre, fue al baño y encendió la regadera, mientras tomaba un baño rápido, comenzó a llorar, dolía. Mucho. Después de haber terminado una relación tormentosa, dónde había sufrido un infierno, no estaba preparado para enamorarse de nuevo, pero Min JungKook tenía la destreza de hacerlo caer, era dulce, divertido y asombroso, siempre lo admiró, no era ciego, le gustaba físicamente, y cuando empezaron a salir, a sobrepasar la intimidad sus ilusiones crecieron como espuma, pero así como crecieron, fue desapareciendo.
Sabía que no lo amaba, sabía que no significaba gran cosa para él. Estaba bien con eso, hasta que se enamoró, llegando a un punto dónde no podía retroceder, estaba claro que JungKook no lo iba a elegir, sin embargo, no pensó que la caída fuese tan rápido. No podía compararse a Taehyung, él estaba sobre cualquiera de las espectativas, tan perfecto, hermoso y talentoso, a su lado no era nada, y no podía evitar estar molesto, porque estaba seguro que Kim Taehyung no amaba a Jeon JungKook.
No estaba en su naturaleza pensar mal de las personas, ser cruel o vengativo, y no era como si tuviera la energía para hacerlo, estaba tan decaído que apenas y podía comer.
Salió de su casa, tomó el autobús y llegó a la empresa temprano, a esas horas su jefe apenas estaba llegando, por lo que no se molestó en ir más rápido, fue a la cafetería por el café del señor Min y subió al ascensor, tenía ligeras nauseas, que podían ser producto de la mala alimentación que había tenido. Dejó sus cosas en su escritorio, y fue a la oficina de JungKook a dejarle unas carpetas y el café.
Abrió la puerta y miró al frente, los sonidos de besos y jadeos le hicieron abrir los ojos en demasia, ahí estaba él, en su silla besando el cuerpo semidesnudo de Taehyung sentado en su regazo. Boqueo, ellos le miraron, sorprendidos.
—Lo lamento—dijo haciendo una reverencia y saliendo.
Cerró la puerta y dejo las cosas en su escritorio, quería llorar, y no sólo eso, salió corriendo al baño, se metió al primer cubículo y vómito lo inexistente en su estómago. Estaba llorando, recargando en la puerta, con un asco que recorría su esófago, verlos fue muy duro, demasiado, un golpe que le lanzó al suelo sin piedad, lloró hasta que sus ojos quedaron adoloridos, salió del cubículo, rogando que no hubiera nadie, se lavó las manos, el rostro y la boca.
—Hola—dijo Taehyung entrando al baño—. JungKook te estaba buscando. La reunión inicia pronto.
—Sí, enseguida voy.
—¿Estás bien? —dijo mirándolo a través del espejo mientras lavaba sus manos.
Su cabello estaba hecho un lío, sus labios rojos y ojos brillantes. Yeosang asintió, dando una sonrisa falsa.
—Lamento la interrupción señor, el señor Min nunca llega tan temprano.
—No te preocupes—sonrió Taehyung—. Me siento avergonzado.
—No se preocupe señor, yo jamás diré nada.
—Claro, lo sé, nos vemos Yeosang.
—Adiós señor—hizo una reverencia.
Cuando lo vio salir mordió con fuerza su labio inferior. No podía, estaba seguro de que no podría soportar todo por mucho tiempo, estaba enfermando. Se arregló y salió, volviendo a su lugar de trabajo, tomando el café y las carpetas y volviendo a la oficina de JungKook. Quien ya estaba en la silla, completamente arreglado y pulcro.
—Lamento mucho lo sucedido señor, no volverá a suceder.
—Yeosang, lo lamento yo...
—La junta es en veinte minutos señor, aquí está su café y las carpetas que tiene que revisar de los contactos del centro comercial.
El vino de JungKook estaba ascendiendo, ahora podía encontrarse en los centros comerciales más grandes del país y de Estados Unidos. Pronto, llegaría a todo el mundo, eso era algo por lo que tenía que estar feliz, pero JungKook se sentía mal, esa mañana Taehyung ofreció a llevarlo al trabajo, aceptó, porque su auto de trabajo estaba en servicio, no pensó que se quedaría, no creyó que lo besaría de esa forma y mucho menos que Yeosang llegaría, se sentía avergonzado. Podía ver sus ojos tristes y se sentía un imbécil.
—Perfecto, yo...Yeosang ¿Estás bien?
—Sí señor.
—Bien. Quería pedirte un favor, haz una reservación para dos, está noche al restaurante italiano.
Asintió. —¿Algo más?
—Nada más.
JungKook le invitaría a cenar, quería hablar con él, era más una necesidad, lo deseaba cerca, volver a verlo reír, a escuchar su plática, su corazón latía con fuerza cada que estaba cerca de ese chico, lo quería y hasta ese momento es que se daba cuenta de cuánto.
El día laboral fue normal, lo único que cambiaba era su estado de ánimo decaído y las náuseas que sentía, no había comido nada, no estaba bien de salud y se sentía vacío. A la hora de la salida, tomó sus cosas y los pendientes que tenía para el día siguiente, fue a la oficina de JungKook quien se preparaba pasa salir.
—Señor Min, no olvide que su reservación es en media hora. ¿Quiere que llame para que la atrase?
—No, está bien, muero de hambre, vamos.
—Claro.
Ambos salieron de la oficina y subieron al ascensor, Yeosang estaba nervioso, el perfume de JungKook le hacía tener ganas de llorar, recordaba las mañanas que se había despertado con ese aroma en su cuerpo, el ascensor se abrió en la primera planta, estaba por salir, pero JungKook lo tomó del brazo y se lo impidió, hayas que las puertas se cerraron, no lo soltó de la muñeca, siguió sosteniendolo hasta que llegaron al estacionamiento subterráneo.
—Vamos.
—¿A dónde?
—A cenar.
Negó confundido. —Pensé que la reservación era para...
—Taehyung trabaja hasta muy tarde, ven, no has comido y yo tampoco. Celebremos los contratos en el extranjero.
—No creo que sea buena idea.
JungKook paró en su auto, el que habían llevado esa tarde, le miró con una media sonrisa.
—Debemos hablar. Por favor.
—Está bien.
Trataba de mentirse, diciéndose que estaba bien, que aún podían hablar cómo jefe y empleado, pero la realidad es que necesitaba un poco más de tiempo con él, que quería su atención tan sólo un momento. Estar en el auto a solas con él, sin pronunciar una palabra era una tortura, aguantó las ganas de decirle algo de lo que podría arrepentirse. Estaba mareado, abrumado por todas las emociones que sentía en ese momento.
JungKook apretaba el volante, para evitar tocarlo, le estaba tomando una gran fuerza de voluntad no ir directo a su departamento y amarlo. No sabía lo que pasaba en su cabeza, Taehyung era lo que más amaba, siempre había soñado con estar a su lado, con verlo sonreír, besarlo, y estar en su cama, por mucho lo espero y ahora que estaba sucediendo, no se sentía pleno, algo faltaba, una emoción que sólo había sentido con Yeosang.
Llegaron al restaurante, bajaron y JungKook en todo momento lideró el camino, les guiaron a un apartado privado, y se sentaron, no hablaban, era incómodo siquiera estar en el mismo lugar donde anteriormente habían estado, era una situación distinta y la lejanía era notoria. Pero no porque quisieran, ambos estaban haciendo un esfuerzo por mantener el límite.
—¿Tienes hambre?
—No mucha.
—Has perdido peso—dijo JungKook sin evitar sentirse preocupado y culpable—. No debes dejar de comer, es importante que estés bien.
—Estoy bien.
Lo miró con una mueca. —Vamos a cenar, quiero que comas.
—Bien.
Pidieron lo que más les apeteció del menú, la mesera les había llevado una copa de vino que JungKook pidió con anterioridad.
—No debes beber si estás manejando, es peligroso.
—Sólo es una copa, recuerda que tengo más tolerancia al alcohol que tú.
—De igual forma, puede tener problemas con la policía.
JungKook rio. —Un amigo cercano de papá es jefe de policía, realmente nunca hemos tenido problemas y no te preocupes, puedo manejar sin problema.
—A veces olvido quien es.
—No me hables de usted.
—Es mayor y es mi jefe, tengo que hablarle con respeto.
—Hablame de tu, por favor, me incómoda que te dirijas a mi de esta manera.
—No creo que pueda. Lo siento, suficiente es con estar aquí.
—¿Tan malo es estar conmigo? —preguntó con un nudo en la garganta.
—Malo no, doloroso si. Perdón, no quería hablar de eso.
JungKook suspiró, bebió un poco de su copa y asintió.
—Jamás quise lastimarte, no fue mi intención, pero sé que eso no basta para remediar lo sucedido, eres especial, mucho, me gustas, eres una persona excepcional, no hay muchos como tú, estoy seguro que vas a encontrar a alguien que te pueda dar el lugar que mereces.
—No tienes que decir nada, lo entiendo, y no estoy molesto contigo, comprendo que él significa mucho para ti.
—Taehyung y yo nos conocemos desde niños, hemos vivido muchas cosas juntos, siempre estuve enamorado de él, pero él no de mi, sin embargo, quiero intentarlo.
—Si ustedes quieren, estoy seguro de que van a tener una buena relación.
—¿Por qué sigues siendo tan amable a pesar de todo? Esto lo hace más difícil, deberías gritarme y hacerme sentir mal.
—¿Ganaría algo con eso? —negó—. No ganaría nada, cuando quieres a alguien deseas que sea feliz aunque no sea contigo.
—Yeosang...
Fueron interrumpidos con la llegada de la comida, ambos se quedaron en silencio mientras servían los platos, cuando la mesera se fue, miraron la comida, pero ninguno de los dos tenía hambre.
—Come, no has comido nada. Anda.
Asintió con un nudo en la garganta, ambos comieron en silencio, JungKook no dejaba de verlo, sus ojos brillantes, y su rostro pálido, Yeosang por su parte trató de comer a pesar de las náuseas. Todo estaba mal entre ellos.
—¿Quieres algo más?
—No.
Al terminar de comer, una comida que tenía un sabor amargo debido a la situación, se levantaron y salieron, JungKook pagó la comida y ambos se encaminaron al estacionamientos, subieron en silencio y puso marcha a su casa. Quería decir más, quería acercarse y abrazarlo, pero no podía. Cuando llegaron al edificio de Yeosang, espero que esté bajara.
—Gracias por la comida. Nos vemos mañana.
Iba a bajar, necesitaba alejarse, pero JungKook lo tomó de la mano y lo volvió hacia él.
—Dime que lo deje, dime qué este contigo.
Sus ojos se abrieron en demasia al escucharlo, sonaba desesperado.
—No haré eso.
—¿Por qué no?
—Porque te quiero.
Se iba a ir, cuando tomó sus mejillas y le beso, fue un beso duro, triste y mortificado, se separó de inmediato, le miró con dolor y no evito que las lágrimas recorrieran sus mejillas.
—¿Por qué eres cruel conmigo? No juegues así con las personas.
JungKook lo soltó. —Lo lamento.
—Está bien, nos vemos mañana señor Min.
Salió del auto casi corriendo, estaba mareado, no dejaba de llorar, no se volvió a verlo, subió a su piso y al llegar a su departamento se metió en su habitación y lloro como nunca antes lo había hecho. Estaba siendo tan insoportable, no podía más, no era justo para él.
Fue en ese momento que tomó la decisión.
Taehyung ni siquiera sabía por qué estaba ahí, por qué había aceptado, espero que la puerta de abriera, para verlo. Hoseok lucía cansado, reprochando su vida, ver a Taehyung le hizo sonreír, se acercó para abrazarlo, estrechando su cuerpo entre sus brazos, aspirando su aroma que era ya tan familiar y dulce.
Entraron al departamento, Taehyung se separó con un nudo en la garganta.
—Debes parar, deja de llamarme por favor.
—No puedo, me cuesta el alma hacerlo.
—Es injusto, para mí. Además, estoy con JungKook ahora.
—Lo sé, lo odio, pero no tengo derecho a evitarlo.
Su respuesta le dolió, le hizo sentir tan miserable y enojado.
—Podrías.
—Tae...
—¿Por qué no puedes elegirnos? Si sabes que nos amamos, que con ella nunca vas a ser feliz ¿Por qué no puedes elegirme a mí?
—Mi familia depende de esto.
—¡¿Hasta cuándo vas a dejar que te usen?! No les debes nada y lo sabes. Es tu vida Hoseok, no la de ellos.
Hoseok se acercó a abrazarlo, lo necesitaba tanto. Que dolía un infierno.
—No quiero hacerte pasar por eso, si te elijo, no vamos a ser felices, ellos no lo dejarán.
—Por favor, te lo suplico, lucha por nosotros, te lo imploro, duele demasiado.
—Debes ser feliz, conmigo no lo serás, te prometo que yo jamás lo seré, porque mi corazón y mi alma son tuyos, siempre.
—¿Vas a estar bien si acepto casarme con JungKook? Y si tenemos hijos ¿Lo vas a aceptar?
—Odio esto—sollozo, dejando que las gruesas lágrimas recorrieran sus mejillas—. No puedo aceptarlo, no quiero aceptarlo, quiero estar contigo, casarme contigo, tener una familia sólo contigo.
—Entonces hazlo, lucha, por favor.
—Duerme conmigo, sin hacer el amor, sólo duerme a mi lado, un última vez.
—Después de esta noche ya no quedará nada.
—Será el mejor recuerdo de mi vida. Porque te amo, te amo demasiado.
—Me haces sufrir tanto—sollozo agarrando con fuerza su playera—. Mucho, me duele mucho.
—Ya lo sé, también me duele. Ven, vamos a dormir.
Lo separó para mirarlo con una sonrisa triste. Acercó su boca y lo besó con labios temblorosos, no podía alejarse, pero tampoco podía ir en contra de su familia, en menos de dos meses estaría casado y todo sería diferente.
Yeosang tomó con fuerza la hoja antes de entrar a la oficina de JungKook, este le sonrió al verlo, estaban tensos, debido a lo sucedido la noche anterior, se acercó al escritorio y le tendió la hoja.
—Es mi carta de renuncia.
—¿Qué? —el nudo en su garganta le impedía decir más.
—Pense que podía, pero la realidad es que no puedo, lo siento, quise ser profesional.
—No te vayas, yo...te prometo que no volveré a cruzar la línea, te aumentaré el sueldo, lo que sea, pero no te vayas.
—Ya lo he decidido, ya no puedo estar un día más aquí, dijiste que querías que fuera honesto, bueno, estoy enamorado de ti, te amo, mucho, y es horrible verte con otra persona, lo odio y me está enfermando, no duermo, no como, no puedo dejar de llorar ni de pensar en ti, es por eso, que lo mejor que puedo hacer es alejarme de lo que me hace daño.
JungKook apretó la mandíbula, se sentía horrible, porque también deseaba decirle que lo amaba, pero no podía.
—¿Estás seguro?
—Lo estoy—le sonrió—. Te respeto mucho, y no quiero llegar a odiarte, me iré con este sentimiento y los buenos recuerdos, yo espero que seas muy feliz, es lo más que quiero.
—Bien, firmaré—dijo tomando su carta—. Yo mismo haré tu carta de recomendación, puedes venir por ella y recogerla en recursos humanos mañana, puedo hacer unas llamadas y conseguirte un nuevo empleo.
—No es necesario, con la carta es más que suficiente.
Espero que JungKook firmara, una firma que le costó mucho. Le tendió de nuevo la carta y le miró con tristeza. Yeosang alargó la mano, JungKook se levantó para tomarla, su tacto cálido ardía sobre su piel.
—Fue un placer haber trabajado con usted señor Min.
—El placer fue todo mío Kang Yeosang.
Se alejó sonriendo por última vez, antes de salir de la oficina y tomar la caja con sus cosas que estaba sobre el escritorio, JungKook quiso seguirlo, pero se quedó ahí parado.
Salió de la empresa, bajo la intensa mirada de todos, se sentó en la parada de autobuses y lloro como un niño desconsolado, sólo Dios sabía lo difícil que fue tomar esa decisión, miró al frente, estaba un auto rojo, Taehyung le miró, ambos fijaron la vista en el otro, Yeosang desvió la mirada, no podía compararse con él. Ya no.
Pobre Yeosang, pero bueno 💜
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