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13

La tarde era agradable, aunque dudaba que en esa casa algo pudiera desagradarle, habían llegado aquella mañana, al principio Yoongi le mostró lo que estaba alrededor, era una casa de campo de tres pisos, enorme, esa es la palabra que la definiría a la perfección, era amplia, con muebles relucientes, blancos y pulcros, el piso de madera clara, algunos cuadros de marco dorado y figuras de cerámica en las repisas de la chimenea, jarrones pintados a mano, mesas de cristal y una cocina completamente equipada, además de un comedor para quince personas, le explicó que esa casa la había construido su padre, para pasar las vacaciones de verano alejados del bullicio de la cuidad.

En la segunda planta estaban las habitaciones, eran ocho, cada una con su popio baño, a la que llevaron sus maletas, pertenecía a Yoongi, la decoración era sobría, había dos puertas de cristal que daban a un balcón, con una cama enorme de sábanas grises y almohadas rojas, había algunos discos bajo una televisación plasma. Las demás habitaciones estaban bajo llave. El tercer piso había un espacio de juegos.

La primera planta también tenía cosas interesantes como un estudio donde Yoongi se había encerrado al recibir una llamada y una biblioteca, donde Jimin estaba mirando, le gustaba leer, su padre compraba libros para él y le escuchaba leer en voz alta después del té, antes de dormir, era algo que ambos compartían, eso y escuchar los viejos discos de su padre en los días de lluvia.

Salió llevando en sus manos un libro, Sueño de una noche de verano, de William Shakespeare. Una comedia romántica, donde dos parejas terminan enamorados de las personas equivocadas por culpa de las hadas, ese tipo de relatos era los que disfrutaba, donde no había malos finales, donde todo se solucionaba como por arte de magia, quería pensar que la vida podía ser de esa manera. Él también soñaba con enamorarse y vivir en un cuento de hadas, pero a diferencia de lo que soñaba, su corazón se encontraba dubitativo, entre la realidad y lo que sentía, no podía ignorar los sentimientos que florecían en su interior por Yoongi, quien dejó claro que no sabía realmente qué era lo que sentía por él.

Podía aceptarlo, pero debía mantener su distancia, porque su corazón no era de piedra. Vagaba por la casa mirando lo que había alrededor, así hasta llegar al patio trasero, ahí había una piscina, se preguntaba lo interesante que sería nadar en una, si tan solo él pudiese nadar, había un granero, una caballeriza, Yoongi le había dicho que le gustaba montar a caballo, un jardín de flores de colores, todas diferentes, compartiendo la única característica de ser plantas de sol, pero lo que llamó realmente su atención fue una jaula de gran tamaño que estaba cerca de la puerta trasera, ahí dentro habían pajaritos de colores, azules, amarillos, verdes, blancos, de colores brillantes y hermosos. En otra había pájaros más pequeños, amarillos que cataban precioso.

—Buenas tardes señor—dijo una mujer que estaba por entrar a la casa. Yoongi lo había presentado a ellos, eran la familia que cuidaba de la casa, personas de confianza del padre de Yoongi, la mujer de unos treinta tantos años se llamaba Mia, su esposo Dan y sus dos hijos mayores, June y Kangin, tenían una niña también llamada Gina, no parecían ser coreanos, pero eso no lo aseguraba, y no iba a preguntar.

—Buenas tardes—hizo una reverencia con la cabeza—. Lamento si la he interrumpido.

—Oh no joven—dijo ella sorprendida con la amabilidad del chico—. ¿Gusta que le sirvamos el té?

Jimin la miró confundido, pero asintió. —Oh, está bien.

—¿Dónde le gustaría tomarlo?

—¿Se puede aquí? —dijo señalando la mesa de jardín, que estaba a unos pasos bajo la sombra de aquella gran sombrilla amarilla.

—Claro que sí, si gusta yo se lo llevaré.

—Muchas gracias—dijo con una pequeña venia, antes de encaminarse a la mesa blanca, se sentó en la silla mirando alrededor, hace mucho que necesitaba algo de aire fresco, todo ahí era agradable, le recordaba a su hogar, sólo que este era menos lujoso, tan sólo una pequeña y acogedora casa, una a la que regresaría muy pronto.

Abrió el libro y comenzó a leer, con una ligera sonrisa, perdido en la calma del momento, tanto así, que no se dio cuenta de que alguien se acercaba, con las manos guardadas en sus pantaloncillos negros, con una mirada curiosa, Yoongi se acercó después de una plática no muy grata con un cliente, miró a Jimin, su cabello castaño claro brillaba por la luz del exterior, le pareció lindo como sus labios se movían de forma casi imperceptible mientras leía.

Flor de color púrpura, herida por la flecha de Cupido, penetra en el globo de sus ojos. Cuando llegue su enamorada hazla resplandecer con el esplendor de una luz viva y pura, como irradia la Venus del firmamento. Si tú, al despertar, joven enamorado, te ves alumbrado con su hermosura, pídele la recompensa.

La voz dulce de Yoongi hizo que Jimin levantara la mirada, le observó por unos segundos con la boca abierta. —¿Lo has leído? —preguntó finalmente, aún impresionado con su discurso.

—Lo he hecho, cuando estábamos aquí pasando las vacaciones, mi padre no nos permitía hacer otra cosa que no fuese disfrutar del campo o leer, nada de televisión durante el día, claro que eso cambio cuando la rebeldía de la adolescencia nos atrapo.

—Tienes una excelente memoria, ya quisiera yo tener una así—dijo con una cálida sonrisa.

Yoongi tomó asiento frente a él. —Mi memoria es buena, sobre todo, con las cosas que me importan o gustan, ese libro era mío, una colección de clásicos que mi abuela me heredó.

—Oh, lo lamento—dijo cerrando el libro—. No pensé eso al tomarlo.

—No te preocupes—rio negando—. Seguro que tú le darás un uso mejor, puedes quedártelo.

—No podría—negó mortificado con la idea de tomar algo con gran significado emocional.

—No es nada Jimin, es sólo un libro—se encogió de hombros—. Los recuerdos en torno a ese libro están aquí—dijo señalando su sien—. Nunca he sido aprensivo con las cosas o las personas, sólo de momentos. Guardo en mi memoria momentos memorables, como este, estando aquí, con este clima y contigo, hoy pareces brillar. ¿Te sientes mejor?

Jimin aún se encontraba pasmado por sus palabras, era como si Yoongi siempre supiera qué decir y en qué momento hacerlo, asintió delicadamente. —Hoy es un buen día, me gusta aquí.

—Ciertamente, me trae buenos recuerdos—suspiró—. De hecho, por allá—señaló unos plantíos—. Hay un viñedo, a mi familia le gusta cosechar su propio vino, aunque ese es el negocio de Jungkook, igual no creo que le moleste que robemos una botella para la cena de esta noche.

—Oh, espero que no le moleste—mordió la punta de su pulgar pensativo.

—No lo hará—rio por lo bajo—. Yo mismo prepararé la cena.

—¿Sabes cocinar? —preguntó con una ceja alzada.

—Sí, lo sé, algún día te contaré la razón.

Cuando Yoongi hablaba del futuro, había algo en el pecho de Jimin que se inflamaba, una posibilidad, a medida que pasaba el tiempo con él, no sentía la soledad a la que estaría inmerso a partir de ese momento, le daba miedo la ilusión de un mañana, uno que no pasaría fácilmente. Mia interrumpió el momento llevando el té de Jimin, cuando lo puso sobre la mesa, lo hizo con un cuidado preciso, miró entonces a Yoongi.

—Señor Min ¿Desea algo de café?

—Claro Mia—dijo con un frío asentimiento, ese era el comportamiento que le había visto tener con las demás personas, se preguntaba por qué con él no era de la misma manera, aunque ciertamente no lo prefería de esa manera.

—Veo que hay muchas cosas aquí, ¿Ellos se encargan de todo? —preguntó cuando la mujer se alejó.

—Sí, mis padres les tienen confianza, son emigrantes, han estado al lado de mi familia por décadas, ella los deja vivir aquí mientras ellos mantienen en orden la casa y los caballos, los trabajadores de Jungkook son quienes se encargan de los viñedos, él viene más seguido y se encarga de decir que es lo que se necesita—se encogió de hombros—. Quiero pensar que es una buena vida la que están viviendo.

—Es muy amable lo que tu familia hace—dijo con una ligera sonrisa.

—Claro Jimin, pero nada es gratis en la vida, se les paga por su trabajo, en realidad no es caridad, sólo un proceso normal de bienes y servicios.

Jimin asintió confuso. —A veces hablas muy formal, soy ignorante, me es difícil llevarte el ritmo.

—No es que seas ignorante a propósito, sólo te falta vivir y aprender, pero está bien, aprender todos los días es lo ideal ¿Has pensado en eso de encontrar una universidad?

—Realmente no sé en qué sería bueno—sonrió ladino—. Supongo que me falta buscar, no sé conocer de qué tratan las diferentes carreras en la cuidad, pero posiblemente regrese a mi casa una temporada.

—Bueno, esa es tu decisión—asintió con seriedad—. Lo que decidas hacer con tu vida está bien, pero la juventud acaba y el tiempo avanza, podrías tener un excelente futuro si así lo deseas, no seas conformista, una vida de campesino no va a ayudarte, siempre busca mejorar.

Jimin le miró fijamente. —No lo había pensado de esa manera, supongo que soy menos ambicioso de lo que pensaba, pero lo pensaré muy fuerte.

—¿Alguna vez dejas de brillar? Pareces demasiado inocente ¿Eres real? —preguntó con los ojos entrecerrados—. Cada que habló contigo me parecer irreal, ¿Cómo eres realmente?

—No sé realmente a qué te refieres ¿Cómo tengo que ser? —preguntó con el ceño fruncido debido a su confusión.

—Nada—susurró, Mia le trajo el café, ambos se quedaron en silencio, pensando en las palabras del otro.

La tarde transcurrió con esa misma tranquilidad, Yoongi le había mostrado las cabellerizas, en donde había cuatro caballos y un potrillo, eran hermosos, este le prometió que al día siguiente podían montar, no estaba seguro de poder hacerlo, pero la sonrisa de Yoongi le dio calma. Cuando la tarde cayó, anunciando el inicio de la noche, ambos entraron a la casa, Mia se despidió dejando todo listo en la cocina, ellos no molestarían, eso es lo que había dicho Yoongi, aunque no supo cómo interpretar sus palabras.

—¿Necesitas que te ayude? Aunque debo advertirte que no soy bueno cocinando—dijo en tono de disculpa.

—Puedes hacerme compañía mientras picas esas verduras, no es necesario que lo hagas perfectamente, como sean servirán—le indico con una mano el banco que estaba en la encimera, él se acercó a los cortes de salmón, comenzando a marinarlos—. ¿Hay un estilo musical que prefieras?

—Disfruto cualquier—se encogió de hombros—. Pero este día quisiera escuchar Jazz.

Yoongi le miró con una media sonrisa. —Mi abuelo adoraba el Jazz y el rock clásico. Bueno, será como nuestro querido Jimin quiera.

Se separó para ir a su celular, buscó hasta que puso una canción, no supo cómo, pero Lionel Hampton se escuchó en toda la cocina, Jimin sonrió al reconocer I dont mean a thing.

—Es una buena canción para cocinar—reconoció con una sonrisa iluminada.

—Supongo que sabes cómo bailarla—dijo Yoongi con una ceja alzada, vio como Jimin asintió apenado—. Algún día te llevaré a un club de jazz que está en Nueva York.

—¿Nueva York? Eso es....claro que no pasará.

Yoongi le miró con una ceja alzada. —No me retes Jimin. Me gusta esta música, pero es tan anticuada que nadie reamente la aprecia, ni ha querido acompañarme y bailar mientras bebo. ¿No crees que sería una buena aventura?

Ahí estaba otra promesa, una que no sabía si sería cumplida, pero Jimin asintió. —Sería encantador. Me gustaría.

—Tu eres encantador—negó al momento de sonreír—. Como un pequeño colibrí que explora el mundo por primera vez. Demasiado inocente.

Las mejillas de Jimin se colorearon de rosa, bajó la mirada comenzando a cortar las verduras, ambos se envolvieron en el sentimiento alegre de aquellas canciones, cocinando en un cómodo silencio. Jimin después de una hora supo que Yoongi era un maestro en la cocina, se movía alrededor con encanto, sabiendo con exactitud qué era lo que tenía que hacer, tomaba los ingredientes con seguridad, no mirando una receta, todo salía de su mente, eso le impresionó, el aroma era exquisito.

—Muy bien Jiminie, ayúdame a llevar las verduras, mientras sirvo los platos, la mesa tiene que estar lista.

Obedientemente, Jimin tomó el recipiente y se encaminó al comedor, cuando cruzó las puertas de vidrio miró al comedor, la mesa para dos estaba puesta, en medio de los platos de cerámica blanda, las copas de cristal, de encontraban tres velas sobre una base plateada, un vino descansaba en la mesa, coloco el recipiente que llevaba en las manos con sumo cuidado de no dañar nada de la decoración.

Estaba por volver con Yoongi, cuando lo vio entrando con dos platos en la mano. —Normalmente esto lo hace Mia, pero por hoy quise que tuviéramos un poco de privacidad, ya sabes, algo no tan formal. Por favor toma asiento ¿Es demasiado?

—Oh no, es hermoso—dijo con una enorme sonrisa—. Y eso huele delicioso.

—Es delicioso, un excelente cocinero—dijo poniendo el plato frente a él—. Bon appétit.

—Gracias—susurró encantado, el salmón salteado, con puré y pasta se veía y olía delicioso, se le hizo agua la boca.

Yoongi descorchó el vino tinto, sirviendo las copas. —Se supone que debe ser vino blanco, pero aquí entre nos, disfruto más el tinto, además es una buena forma de probar el nuevo vino que Jungkook piensa sacar al mercado.

—No sé nada de vinos—sonrió con disculpa—. Pero creeré si me dices que es delicioso.

—Entonces escucharas mi opinión honesta—asintió—. Por favor come, quiero que me digas que te parece.

Jimin corto un poco del salmón, lo llevo a su boca bajo la intensa mirada de Yoongi, quien esperaba expectante, cuando su boca probó aquellos sabores, soló un gemido de tota satisfacción, era delicioso.

—Esto es increíble—asintió con los ojos iluminados. Yoongi sonrió con suficiencia.

—Bien, creo que has inflado mi ego Jimin—rio por lo bajo—. Disfrutemos de la cena mientras escuchamos a Ella Fitzgerald.

Cenaron en completa tranquilidad, una parte de aquel momento se parecía a un momento donde dos conocidos compartían, Jimin sentía que se conocían de años, y no dejo de pensar en que realmente algo en la sonrisa de Yoongi le quitaba el aliento, estaba perdido, sus ojos eran amables, la forma en la que tomaba la copa y la llevaba a sus labios era perfecta. Todo en aquella noche parecía ser perfecto, completamente formidable y sintió miedo, porque no quería perderse de eso.





























Yoongi despertó en medio de la noche, debido a la lluvia que golpeaba la ventana, sus ojos intentaron acostumbrarse a la oscuridad de la habitación, cuando lo hizo gruñó, no le gustaba despertar en medio de la noche, se volvió incómodo, intentando volver a conciliar el sueño, pero al hacerlo un dato importante llamó su atención. Se sentó en la cama mirando alrededor, pero comprobó que estaba solo, Jimin no se encontraba ahí, se levantó vistiéndose de nuevo, la cena había culminado en una serie de besos y caricias que los llevaron a la intimidad, esa vez asegurándose de usar los condones que había llevado.

Salió de la habitación, caminando por el pasillo sin iluminación, aquella escena podría ser perfecta para una película de terror, pero él conocía tan bien aquella casa que no le importunó. Bajando las escaleras el sonido de la música le hizo fruncir el ceño. Fue entonces que apresuró el paso, no sabía la hora, pero estaba casi seguro que no debía pasar de las tres de la mañana.

Llegó a la primera planta, caminó por el pasillo, observando la luz que emanaba la chimenea, cuando estuvo cerca, se dio cuenta de que Jimin estaba sentado en la alfombra frente a esta, sus piernas estaban en su pecho y por el sonido, se dio cuenta que este estaba llorando, escuchando otro tipo de canciones, las reconoció, la escena que se presentó en su mente, fue la de su abuelo bailando con su abuela mientras le susurraba en el oído, había visto aquello cuando era niño, en la fiestas de navidad. Era el cantante favorito de su abuelo, entonces comprendió que Jimin no estaba tan bien como lo había dicho, se acercó sin hacer mucho ruido.

No llamó su atención, este tenía la cabeza enterrada en sus rodillas, él se sentó a su lado, siendo acogido por la calidez de la chimenea. No quiso interrumpirlo, pero acercó su mano, acariciando su cabello, tragando aquel nudo en su garganta, normalmente no sabía cómo reaccionar cuando alguien estaba llorando, le ponía ansioso.

When you'pre smiling, when you're smiling, the whole world, smiles with you...When you'pre laughing, when you're laughing, the sun, comes shining trough, but when you're crying, you bring on the rain, so stop your sighing, and be happy again, keep on smiling, and the whole world smiles with you...

Jimin levantó la mirada, le observó con los ojos llenos de lágrimas, los labios temblorosos y la nariz roja, a pesar de su lamentable estado, para Yooogi lució tierno, tomó sus mejillas e intento quitar aquellas lágrimas con sus pulgares, acariciando de manera tan delicada que Jimin comenzó a sollozar con el ceño fruncido.

—Oh no, no llores más—dijo con voz aterciopelada, ni siquiera él estaba seguro de dónde había salido todo eso—. Si lo haces seguirá lloviendo.

—No hagas esto—suplicó negando—. Por favor, sea lo que sea que estás haciendo termínalo de una vez.

Yoongi se detuvo por unos momentos. —Jimin...

—No hay nadie en este mundo que me ha amado, sólo mi padre, él me enseño todo lo que sé—sus labios temblaron—. Tal vez para ti sea una vida mediocre, pero es lo que soy, no sé nada, soy un ignorante y ahora me encuentro tan perdido. Así que por favor para.

—¿Qué es lo que quieres que pare? —miró sus ojos de una forma confusa, pero cálida, Jimin estaba despertando en él sensaciones que no había experimentado en mucho tiempo.

—No finjas que te gusto, no hagas cosas lindas por mí, no me hagas la cena o me hagas el amor, no cuando puedo...

—¿Puedes qué? —cuestionó cuando se quedó callado.

Jimin le miró desesperado, relamió sus labios, sus ojos buscaban en el otro, como un grito de auxilio. —Harás que llegue a amarte, pero tú no podrás amarme a mí.

Yoongi se quedó quieto, sintiendo como Jimin temblaba bajo sus manos. Vio en sus ojos la desesperanza, pero al mismo tiempo un brillo, uno que le hizo sonreír ladino, porque lo tenía ahí, completamente a sus pies, dispuesto, alguien que lo idealizaba, que lo amaba, que estaba tan enamorado como para desmoronarse en sus manos ¿Así era cómo se sentía ser amado? Yoongi sintió que podía tener todo el poder sobre él, que podía poseer aquel puro corazón, Jimin era todo lo que no coincidía en su mundo de falsedad y frialdad, él era lluvia en medio de la sequía, sol entre la oscuridad y belleza entre la monstruosidad,

¿Podía hacerlo? Eliminar por completo aquella inocencia, ser para él lo que nadie había sido en su vida, tomarlo, como a él lo habían tomado, llevarlo al cielo, como a él lo habían llevado, porque ciertamente Yoongi estaba enamorado, pero no de él, no sentía más que ternura por aquel brillante ser y pasión, quería tomarlo en ese momento saboreando sus lágrimas. Siento él lo único en su vida, necesitaba eso, un refugio y Jimin podría serlo, porque era todo lo que él no conocía y no tenía.

—¿Quién dice que no puedo enamorarme de ti? —preguntó con el entrecejo fruncido—. ¿Quiénes somos nosotros para decidir sobre el sentir del otro? Si eres hermoso ¿Por qué no podría atraerme tu belleza? Y qué me dices de tu corazón ¿No podría buscar un lugar para descansar?

—Harás que te amé y me vas a romper el corazón—susurró con dolo—. No quiero sufrir, tengo tanto miedo de hacerlo. Tanto miedo de estar solo.

—No te dejaré solo—susurró entre sus labios—. Dime que confías en mí y yo te tomaré como mío.

—¿Y si no logras amarme? —negó—. ¿Qué haré yo con este amor?

—Jimin, no pienses, sólo entrégate—dijo con una media sonrisa—. Yo cuidaré de tu corazón, sólo sígueme.

—Yoongi, por favor, no me lastimes, te lo suplico—sollozo.

—No lo haré—susurró antes de besar sus labios, saboreando lo salado de sus lágrimas. Tomando todo de él. Yoongi jugaba, mientras que Jimin se enamoraba.







Espero que les haya gustado, el Yoongi se puso romántico

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