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09

Cuando Yoongi llegó esa mañana a la empresa, sufría de un dolor intenso de cabeza, no por el alcohol, sino por estar pensando en las cosas que posiblemente Jimin le habría dicho a su abuelo, cosas que definitivamente podían arruinar todo lo que su familia estaba logrando. Se sentía un completo imbécil, por seguir sus instintos había tomado a Jimin, sin siquiera saber si este estaba de acuerdo, no lo había obligado, sin embargo, no veía realmente bien el hecho de haberse aprovechado de la ebriedad del otro.

Tenía mucho que pensar, no ayudaba saber que Jimin se iría, necesitaba verlo, un momento a solas para convencerlo de que mantuviera su encuentro en secreto. Jungkook le había avisado que Taehyung se llevó a Jimin a casa, para su hermano, el chico lucía como cualquiera que hubiese tenido una mala noche de exceso, pero no parecía demasiado afectado, eso le tranquilizo un poco, pero aún no dejaba su preocupación de lado.

—Buenos días señor Min—dijo su secretaria poniéndose de pie.

—Mina—saludó con un asentimiento de cabeza—. ¿Sabes si mi padre ha llegado a la empresa?

La chica asintió. —Llegó hace una hora, de hecho, su abuelo está aquí.

Yoongi levantó la ceja, volviéndose para mirar a la mujer. —¿Mi abuelo? ¿Estaba solo?

Su corazón latía con fuerza, en su mente crecía la posibilidad de que su abuelo se encontrara ahí para hablarle a su padre sobre lo sucedido con Jimin, creería que era extremista, sin embargo, evaluando la manera en la que su abuelo cuidaba de Jimin, no lo descartaba ni por un segundo.

—Vino acompañado de un joven y el secretario Lee, se encuentran en la sala de reuniones.

Yoongi asintió, se dio la vuelta y tomando una bocanada de aire, caminó por el pasillo que le llevaría a la sala de reuniones. Aunque su semblante mantenía la seriedad que le caracterizaba, internamente se encontraba preocupado, apretó la mandíbula, tratando de pensar en alguna explicación, rogaba al cielo que Jimin no haya sido lo suficientemente desgraciado para acusarlo.

Ladeo la cabeza al encontrarse con aquellos ojos castaños, Jimin no había entrado a la sala de reuniones, lo cual hacía todo aún más sospechoso, se mantenía sentado en una silla afuera, sus manos sostenían una revista, la cual dejó de leer en cuanto sus ojos se encontraron.

Parecía apenado, por lo que desvió la mirada hacia abajo, Yoongi se acomodó el saco negro y soltó lentamente el aire, se acercó a Jimin mirando alrededor, sólo para darse cuenta que convenientemente estaban solos. No le dijo nada, al llegar a su lado tomó su mano derecha y lo levantó rápidamente, Jimin no le miró, era sumiso ante su toque, sonrió ladino, llevándoselo de ahí, recorriendo el pasillo hasta llegar a su oficina, su secretaria le miró con una ceja alzada, la cual ignoró por completo. Una vez dentro, cerró la puerta, se mantuvo de espaldas a esta mientras le observaba, Jimin mordía con fuerza su labio inferior y juntaba sus manos de forma tensa.

—Te fuiste—dijo con voz ronca.

—Lo siento—susurró.

Yoongi sonrió, porque con aquella respuesta se daba cuenta de que Jimin no parecía haber dicho algo acerca de su encuentro. Se acercó a él, con su mano levantó su mentón haciendo que sus ojos se encontraran.

—Cuando desperté y no te vi me asusté ¿Estás bien? —preguntó con fingida preocupación.

—Lo siento—repitió con un suspiro—. Pero, no sabía qué hacer, no quería que las cosas se pusieran incomodas.

—Entiendo—asintió, ladeando la cabeza se acercó a él, tomándolo de la cintura, de manera que sus cuerpos se juntaran.

Yoongi no iba a negar que ver a Jimin de esa manera le gustó, alguien que se deshacía en sus manos, sus labios le invitaban a probarlos de nuevo, pero guardó la compostura.

—¿Te arrepentiste de lo que pasó?

Jimin le miró con los ojos muy abiertos, sorprendido por aquella preguntan tan directa, tragó en seco antes de negar. —No...yo...no quería que pensaras mal y...

—Pero Jimin, me gustas, las personas que se gustan y se atraen a veces quieren estar juntas de manera más íntima, no tiene nada de malo—le dijo en su oído—. Pero no huyas ¿Está bien?

—Está bien—su cuerpo temblaba, causando una gran impresión en Yoongi—. Yoongi, ¿Podríamos guardar esto en secreto? Digo...por el momento.

Yoongi rio por lo bajo y asintió, antes de llevar una mano a su mejilla y acercarlo para besarlo, sus labios eran dulces, como si acabara de comer una paleta, los saboreo suspirando, podía sentir el cuerpo entero de Jimin reaccionar a su tacto, eso le agradaba, causar hasta la más mínima sensación de placer en alguien más.

Ya no lo volvería a ver, este regresaría al lugar donde pertenecía, no habría problema alguno, por lo que podía divertirse el tiempo que restaba, caminó lentamente, llevándolo al escritorio, donde hizo que se recargara, pasó sus besos húmedos por sus labios hasta su mandíbula, donde mordisqueo un poco, Jimin jadeo tomando su cabello con fuerza, con las manos en su cadera pequeña, hizo que se sentara en el escritorio, posicionándose entre sus piernas.

Siguió besando su cuello, mordiendo parte de su hombro, le gustaba el sabor de su piel, su aroma a jabón de lavanda, era esquicito, regresó a sus labios, los cuales devoró con lujuria, porque le gustaba ese chiquillo idiota.

Estaba preparado para desnudarlo y tomarlo nuevamente, pero los toques en la puerta le interrumpieron por completo, con una maldición se alejó de Jimin, quien bajo del escritorio, acomodando su ropa y cabello.

—Adelante Mina—dijo recobrando el aliento.

La mujer entró, su semblante era preocupante, sus ojos estaban muy abiertos y se encontraba pálida. —Señor Min, su abuelo, se ha puesto mal.

Jimin abrió los ojos y antes de que Yoongi pudiese decir algo, este salió corriendo de la oficina, Yoongi le siguió de cerca, cuando llegaron a la sala de reuniones, pudo ver a su padre mirar al secretario Lee intentar reanimar a su abuelo, quien permanecía en la silla de ruedas inconsciente.

—¿Qué sucedió? —preguntó no encontrando la respuesta.

—La ambulancia ya viene—dijo un hombre en traje azul, que Yoongi reconoció como el abogado de su padre.

Jimin se hinco en frente de su abuelo, intentando hacer que despierte, mientras sus ojos se llevaban de lágrimas.


















—¿Qué? —preguntó con una mueca—. Mierda, voy para allá.

Hoseok se levantó de la cama, buscando su ropa que estaba regada alrededor, lo hacía tan rápido que extraño a su acompañante.

—¿Sucede algo? —preguntó sentándose en la cama con cara de confusión—. ¿Es ella? ¿No puede elegir unos zapatos?

—No empieces, el abuelo está en el hospital, al parecer es grave—dijo con una mueca poniéndose los pantaloncillos—. Tengo que ir al hospital.

—Te acompaño.

—No—dijo de forma determinante—. Ahí estarán todos, pueden sospechar, te aviso que pasa.

Tomó su chaqueta y salió de aquella lujosa habitación, los ojos castaños miraron como se alejaba con un sentimiento de rechazo, el mismo que sentía cada que estaba a su lado.

—Eres un tonto Taehyung—se dijo a sí mismo con una mueca. 

Holaaa, espero que les haya gustado, gracias por leer 💜

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