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Soy tu esposa






¿Qué está pasando?... Es una elfa insípida tratando de tocar a mi Thranduil... Siento como algo dentro de mí se contrae de manera violenta y como poco a poco la ira me consume poco a poco... ¡Oh, no!

─NO TE ATREVAS A TOCAR A MI ESPOSO...

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Thranduil levanta su rostro. ¡Parece perdido! En su mirada se refleja miedo, angustia, dolor... ¡Eru! camino en dirección a él, mientras la estúpida elfa me mira con los ojos abiertos. ¡La mato!... ¡Juro que la mato!

¡Cálmate Niniel! Me reprende mi yo interior.

─Mi señora─ saluda la elfa y me dedica una ligera sonrisa.

─Retírate en este preciso momento de la habitación de mi esposo─ le suelto de manera desafiante─ por arte de magia su estúpida sonrisa desaparece y gira en dirección a la puerta. ¡Irmo ayúdame di algo, porque juro que estoy a punto de matarla! Susurro en mi interior.

¡Respira Niniel! ¡Cálmate!

─ ¡Y óyeme muy bien! ─ paso junto a ella y espero a que levante su mirada─ No te atrevas a volver a ponerle una mano encima a mi rey porque no se de lo que soy capaz... ¿Me has entendido?─ le tiro de golpe, mientras la fulmino con la mirada. Esta solo asiente y sale rápidamente de la habitación.

¡Bien!

─Niniel─ pregunta Thranduil inquieto, mirándome alturadamente.



Todo mi cuerpo parece estar en llamas. La ira de ver a Thranduil con otra elfa me ha alterado sin pensar. En este momento no soy capaz de razonar. Lo único que quiero es... ¡Oh, Eru! Thranduil me mira fijamente y lucho por no perder de vista sus intensos ojos. Esos ojos que hacen que mi respiración se acelere y que mi cuerpo tiemble sin dudar. ¡Concéntrate Niniel! Abro la boca tratando de encontrar palabras que me ayuden a sacar esta ira de mí, pero las mismas no aparecen.

¡Demonios!

─¡Respira Niniel! ¡Cálmate Niniel! ─Me susurran al oído.

¡Oh, Irmo! Susurro para mí misma.

─ ¡No seas tan duro con él pequeña!, primero escucha lo que él tenga que decir─ vuelve a susurrar.

─Pero... pero...

─Shhh... Tienes el mismo temperamento que tu p...

─Niniel─ dice Thranduil con ternura.

¡Demonios! ¿Por qué me mira así? Yo con esa mirada no puedo... simplemente me puede más que mi ira. ¿Qué hago? ¿Y ahora?

Una brisa fresca se cola por la ventana, chocando dulcemente con mis rostro...

¡Solo abre tu mente! Susurra una voz familiar, que no es la de Irmo.

Ladeo la cabeza, para poder concentrarme en Thranduil que aun sigue en la misma posición, completamente callado.

¡Vamos, Niniel! Me digo para mí misma. ¡Concéntrate y respira!





─ ¿Qué hacia esa elfa en tu habitación? ─ Pregunto fingiendo tranquilidad. Aunque la verdad dudo mucho que me crea. Estoy tan enojada que lo desprendo por los poros...¡Demonios!

─No importa─ responde con incomodidad mirándome fijamente.

¿Qué? ¡Por el amor Varda!

─ ¿Qué no importa Thranduil? ─ Cuestiono molesta. Mi ira comienza a adueñarse de mi razón y el solo es capaz de decir eso... ¡Imposible!

─No hay mucho que decir, Niniel... Solo...

─ ¿Es tu amante?─ las palabras salen de mi boca. Este sufrimiento de imaginarlo en brazos de otra me carcome por dentro. Ira, dolor... ¡Celos!

¿Estás celosa Niniel? Me pregunta mi yo interior.

¿Celosa?

¡Claro que lo estoy! ¡Demonios! También estoy enojada. Ahora solo quiero salir de aquí y caminar un poco. Caminar y razonar. Todo ha sido tan rápido, tan difícil de creer que lo único que necesito es tiempo y espacio para poder ordenar mi mente, mi corazón, mi... suspiro.

─Sabes Thranduil, no importa, solo...

─ ¡Niniel!

─Yo necesito un poco de aire. Necesito poder despejar mi mente para poder entender tantas cosas....

─Niniel....

─ ¡Por favor!─ ahora es una súplica. Mi corazón está a punto de un infarto, mi cabeza da mil vueltas y vueltas. Y mi corazón...suspiro. ¡Eru! si no fuera una elfa juraría que enfermaría de gravedad por el nivel de estrés que mi mente posee. No puedo pensar con claridad... siento un nudo en mi garganta y no soy capaz de razonar. Giro en dirección a la puerta y sin pensarlo dos veces salgo con el alma hecha pedazos. ¿Que haces? ¿Por qué lo has hecho Niniel? ¡Regresa! ¡Necesitas hablar con él, que te explique! Me cuestiona mi yo interior... ¡Lo sé, lo sé! Pero necesito un poco de aire, necesito un poco de paz, necesito ver.... ¡Oh! ... necesito ver a mi hijo... a ¡Legolas!





Corro como alma en pena por en medio de los enormes y amplios pasillos, hasta que...Ahí esta... ¡Eru! trago grueso. El nudo que antes tenía en la garganta ahora oprime mi corazón. ¡No lo puedo creer! Yo soy su madre... yo... ¡Oh!

─¡Tranquila Niniel! Si sigues así vas a dejar a Legolas sin madre nuevamente─ lo oigo basilar.

¡Genial! Esbozo una sonrisa.

─¿Dónde estabas Irmo? ─ pregunto algo más relajada─ ¿Por qué no me ayudaste cuando estaba con Thranduil? ─ Cuestiono fingiendo malestar.

─¿Qué? Y ver lo enojada que estabas─ lo oigo sonreír─ jamás Niniel, tienes un temperamento fuerte─ se suelta a reír─ el mismo temperamento que tu A...

─¡IRMO!.....─ se escucha a lo lejos.

─Bueno mi querida Niniel, me temo que dejaremos esta plática para después... solo no seas tan dura con Thranduil; el pobre me da pesar─ y una suave fresca roza mi mejilla.

─Gracias Irmo...

¡Bien Niniel! Es ahora o nunca. Abro la puerta de la habitación de par en par y para mi sorpresa no esta aquí... ¿Qué? Pero... ¿Dónde está mi Legolas? Aun debe de tener reposo. Yo.... ¿Dónde estará?

Escucho a lo lejos voces. Giro rápidamente y ahí viene Arien. ¡Perfecto! Ella debe saber donde esta Legolas o por lo menos Tauriel.

─Arien─ la llamo.

─Buenos días mi señora, la estaba buscando. Fui a su habitación pero no la encontré─ dice mirándome fijamente─ ¿Qué hace aun en bata mi señora?─ dice mientras mira en todas las direcciones del castillo. ¿Qué haces Arien? Pregunto para mí misma─ No debería de andar en los pasillos así─ dice señalando mi bata.

¡Eru! no tengo tiempo para esto Arien. No me importa pasearme en bata por todo el castillo. Lo que necesito es encontrar a Legolas. A mi hojita verde. Me digo para mí misma.

─Arien─ digo con lágrimas en los ojos.

─Mi señora, ¿Qué tiene?─ pregunta alarmada.

Yo niego con la cabeza ya que no soy capaz de pronunciar palabras. ¡Demonios Niniel! ¡Respira! Y ¡Cálmate!

─Arien, ¿has visto a Legolas?─ pregunto en un hilo de voz─ ¿has visto a mi hijo?─ le suelto entre llanto. Esas palabras han calado dentro de mi corazón. Hace unos días era una elfa huérfana de padre y madre, ahora soy una elfa reencarnada cuyo esposo es nada más y nada menos que Thranduil Rey del Bosque Negro y también madre... ¡Madre mía! Soy madre... ¡No me lo creo!

─Mi seño... mi señora─ dice esta con lágrimas en los ojos. Completamente sorprendida.

Suspiro.

─Ya sé quien soy Arien─ digo entre sollozos─ tengo una idea vaga de recuerdos, aunque aún hay muchas cosas que no comprendo, pero... suspiro─ Ahora lo único que quiero es ver a Legolas, ver a mi hijo... ¿lo has visto?─ vuelvo a repetir.

Esta asiente a llanto desesperado. ¡Oh! Mi gran Arien. Me tiro a sus brazos y la envuelvo en un tierno y gran abrazo. Suspiro. ¡Oh, Arien! Gracias, gracias por cuidar todo este tiempo de mi, de Thranduil, de mi hijo. No tengo como poder agradecer todo el amor que me ha brindado. Digo para mí misma.

─Gracias Arien─ las palabras salen de mi boca, y las lagrimas resbalan una a una por mis mejillas.

─Por...

─Shhh, no digas nada Arien, solo... ¡Gracias!

Este abrazo es un abrazo sincero. Un abrazo dado con amor incondicional, una amor casi que maternal... ¡Eru! hay tantas cosas que quiero preguntar pero primero necesito ver a Legolas.

─Y bien Arien... ¿Dónde está mi hijo?─ esta esboza una gran sonrisa.

─El está en el jardín de entrenamientos mi señora─ susurra Arien entre sollozos.

¿Qué? Pero....

─ ¿Qué hace ahí Arien?, el aun... el...

Esta esboza una sonrisa y me mira con ternura.

─El es igual que terco que su padre mi señora─ su cara se ilumina al decir esas palabras.

¡Lo sé! Y dejo escapar una risa... Es su vivo retrato.

─Voy a ir a buscarlo─ digo apartándome de golpe.

Esta asiente y me mira con reproche. ¡Oh, no! Lo sé Arien. Pero no pienso perder más tiempo.

─Mi señora, antes debe...





Salgo a trompicones de esa habitación. Lo último que necesito es que Arien me reprenda por andar en bata. La verdad es que no me importa. Con tal de.... ¡Eru!... ahí está... abro mis ojos como platos. Pero... ¿Qué está haciendo? ¡No lo puedo creer! La sangre se detiene por lo que parece una eternidad. El elfo que hasta ayer estaba en cama, con fiebre y haciéndose el dormido ahora está luchando cuerpo a cuerpo con no solo uno, sino cuatro elfos a la vez. ¡Esto es inaudito! El no está... suspiro resignada al recordar las palabras de Arien en mi mente.... "Es igual de terco que su padre"

¡Madre mía! Me llevo una mano al pecho y otra al corazón. Una de las espadas ha pasado a solo unos cuantos centímetros de su pecho. Esto es demasiado para mi... ¡No puedo! Yo así no voy a tener nunca paz... Trago grueso.

¡Cálmate! Y ¡Recuerda Niniel que viniste a hacer! Mi subconsciente me trae de vuelta a la realidad. ¡Cierto! ¡Ulmo dame fuerza! Digo por inercia. Levanto mi vista nuevamente y verlo ahí me parte el corazón. No soy capaz de imaginar el dolor que todo este tiempo mi pequeño angelito ha tenido que sufrir al estar separado de mi... de su Nana... ¡Oh, Eru! el nudo que antes me asfixiaba ahora a desaparecido. Es tanto lo que tengo que decirle, es...

─ ¡Legolas!─ grito a todo pulmón y comienzo a correr en dirección él.

Legolas gira rápidamente al verme correr. Abre los ojos como platos y veo todo en cámara lenta. Deja caer su espada y se tira como pantera en dirección a mí, viene corriendo desesperado, alarmado, confundido, angustiado ¡Oh! Lo he asustado. ¡Eres un desastre Niniel! Me reprende mi yo interior, mientras sigo corriendo en dirección a él. Las lagrimas nublas mi vista y soy solo un mar de sensaciones. Estoy... Feliz, en este momento lo único que siento es felicidad. Mi corazón resopla de alegría al verlo correr a mi...¡Eru! es el vivo retrato de su padre y es mi ... hijo. ¡Gracias Eru!

─Na─ dice atrapándome en sus brazos, mientras se separa analizando mi rostro.

¡Pecadito! Lo he asustado.

─Legolas─ digo entre sollozos.

─¿Qué tienes? ¿Qué pasa? ¿Por qué corrías? ¿Estás bien?─ pregunta analizando mi rostro.─ lo he asustado en verdad. Trago grueso.

Yo solo asiento con la cabeza, porque una vez más las palabras no salen de mi boca.

─Gracias al cielo─ lo oigo suspirar, mientras me envuelve en un fuerte abrazo─ temía lo peor na─ y se queda en silencio. Como analizando sus palabras. ¡Oh, no! ¡Dilo Legolas! Ya lo sé... ¡Soy tu madre! Me digo para mí misma, sintiendo como mi pecho late de alegría.

─¡Dilo Legolas!─ lo aliento en voz baja.

─¿Que diga qué mi señora?─ cuestiona algo intrigado.

─Que eres mi hijo─ dejo salir de mis labios y lo acuno entre mi brazos. ¡Dios! Es mi hijo, mi pequeño hojita verde. Las lágrimas no cesan de caer por mis mejillas, pero esta vez es de felicidad. La felicidad más grande que una persona puede experimentar. Amor. Un amor incondicional que es capaz de rebasar fronteras, océanos, continentes, el amor de madre. El más grande de todos los amores.

─Nana─ se desploma en mis brazos y nos fundimos en uno solo─ Nana, cuanto te he esperado─ dice entre sollozos─ cuando te he necesitado, cuanto me has hecho falta Nana─ sus palabras se clavan en mi pecho y el dolor se apodera de mi... Mi hojita verde... suspiro.

─Aquí estoy mi amor, aquí estoy y esta vez no tengo pensado dejarte solo. ¡Me oíste! Nunca más Legolas─ digo en un hilo de voz.

El solo asiente mientras solloza entre mis brazos.

─Nana, mi Nana─ vuelve a repetir─ pensé que nunca más diría esas palabras─ musita con tristeza─ tantas veces las dije al viento esperando, esperando....

─Shhh, no sigas Legolas, aquí estoy. Solo abrázame mi vida, solo abrázame.

─Nana...















Mis pensamientos se ven interrumpidos al ver pasar a lo lejos a la elfa... ¡Demonios! ¡Thranduil! Tengo que hablar con el...yo... suspiro.

¡Vamos Niniel! Tú puedes...

─¿Pasa algo Nana?─ pregunta con voz tierna.

─ Ya es de noche, el día se me ha pasado tan rápido cariño─ digo acercándome para besar su mejilla. ¡No me lo creo todavía!

─La verdad si, hemos tenido tiempo de ponernos al día con tantos abrazos y besos que nos fueros negados Nana─ dice esbozando una sonrisa.

─Lo sé mi hojita, pero tenemos tiempo para eso, ahora voy a ir con tu padre─ suspiro─ ya tome suficiente aire para poder hablar con el─ digo girando en dirección a la puerta.

─Nana─ el no tiene la...

─Shhh, lo sé cariño, te adoro Legolas─ digo y salgo de su habitación.







Camino por los pasillos hasta llegar a su habitación. ¡Genial! Me aliso el vestido que llevo puesta. Si me viera Arien. Esbozo otra sonrisa.

¡Esta vez no es una bata Arien! Cuando había terminado de charlar con Legolas, este me llevo como costal de papas hasta mi habitación. ¡Claro! Este no me reprendió ya que soy su madre pero si me pidió que esto no volviera a pasar... ¡Oh, mi pequeño!

Cuando estoy a punto de llamar a la puerta esta se abre de par en par. ¡Thranduil! Levanto de golpe el rostro y observo sus hermosos ojos zafiros perderse en los míos.

─Niniel─ susurra sorprendido al verme.

─Necesitamos hablar Thranduil─ inquiero en voz baja.

─Lo haré, Niniel─ lo prometo─ ¡Adelante! ─ se gira invitándome a pasar.

Entro rápidamente y ahí está nuevamente esa corriente que solo él es capaz de provocar en mi. ¡Rayos!

¡Concéntrate Niniel!

Suspiro.

¡Bien!

─¿Cuándo tenias pensado decirme la verdad Thranduil?─ pregunto sin moverme. Mientras examino su rostro, su cuerpo, su pelo. ¡Eru! ¡No lo puedo creer!

─ ¿Qué te han dicho Niniel?─ pregunta avanzando con paso lento hacia mí.

─Eso no importa Thranduil, quiero escucharlo de tu boca...¡Dilo!─ digo sin mostrar miedo. Aunque por dentro soy un mar de nervios.

¡Concéntrate Niniel, tu puedes!

Thranduil se detiene en seco analizando mi rostro... ¡Genial! Ahora me está analizando.

La habitación esta en silencio, el viento sopla sin cesar, mi respiración se ha controlado pero mi rabia con esa elfa aun sigue presente... ¡Maldita sea! Este silencio me va a matar y estoy a punto de un colapso nervioso.

¡Di algo! Lo que sea, pero di algo.

─ ¿No dirás nada Thranduil?─ insisto. Este silencio me va a matar.

─Si─ responde caminando a paso firme hacia mí. Yo no soy capaz de reaccionar. Una vez más he quedado completamente estática viendo la elegancia de este hombre, su porte, su cuerpo, su hombría... Mis pensamientos están tomando otro rumbo. Thranduil me toma de la cintura pegándome hasta su cuerpo. ¡Eru! ese movimiento me tomo desprevenida, ¡No se supone que tenía que responder a mi pregunta!

─ ¿Contéstame?─ le ordeno desesperada.

El se encoje de hombros y suspira.

¡Oh!

─Tu...Tu eres...─ las palabras no salen de su boca y se tira a mis brazos a llorar.

¡No! ¡No llores Thranduil!...El elfo arrogante y frió que todos piensan, esta aferrado a mi brazos desahogando su afligido corazón. ¡Demonios! Verlo así, de esta manera me destroza, me quema... ¡Ya Niniel! No lo atormentes más... El es... él es tu esposo.

Trago grueso y suspiro.

─¡Lo sé, lo sé!... Soy tu esposa, ¿verdad?─ pregunto con timidez.

─Si─ responde acomodándose en mis brazos─ Eres mi esposa, mi alma, mi vida... ¡Eres mi razón de ser Niniel! No tienes una idea de lo difícil que ha sido para mí todo esto─ dice con gesto agotado.

─¿Y cuando tenias pensado decírmelo Thranduil?─ murmuro con lagrimas en los ojos.

─El mismo día que te vi Niniel, ese mismo día en que mi oscuridad perpetua cayó ante tu resplandor de estrella. Ese día quise tenerte, besarte, tocarte como hace siglos no había sido capaz de hacerlo─ no puedo evitar estremecerme. No puedo imaginar su sufrimiento durante todo este tiempo. ¡Dolor! Solo dolor...

─Pero tu esposa se llamaba Irianel, ¿no es así?─mi voz suena de manera asombrada.

El asiente separándose de mis brazos.

─ Eso es bastante complicado Niniel. Ni yo mismo puedo creerlo todavía─ murmura con lagrimas en los ojos─ pero estas aquí, conmigo─ lo escucho hablar mientras sus dedos se hunden en mi pelo.

─Quizás solo sea conci...

─ ¿No?─ cuestiona mirándome a los ojos. Su ojos se abren como platos y sus pupilas se dilatan─ Tu eres mi Esposa y créeme que de eso no tengo la menor duda Niniel. Tu cara, tu pelo, tus ojos, tu aliento, tu sonrisa, tu llanto─ Suspira─ Eres mi esposa─ asegura tomándome nuevamente en sus brazos.

¡Eru! ¿Cómo puedo siquiera dudarlo? ¡Claro que soy su esposa! Me digo para mí misma, mientras las lágrimas comienzan a caer. Es el elfo de mis sueños, de mis recuerdos... ¡Sí! ¡Yo soy su esposa! Esta es mi casa. No hay duda de eso─ me dejo atrapar por sus brazos que me trasmiten tanta paz y por un instante no supe de mi... En este instante solo importábamos él y yo ....¡Oh! mi corazón se acelera por un momento. En este instante soy un mar de sensaciones y recuerdos... ¡Legolas! Mi hijo...

¡No lo puedo creer! Todo este tiempo he estado con mi esposo y con mi hijo... ¡Claro! Ahora entiendo este amor tan desmedido que he sentido por Legolas, el deseo de protegerlo, la angustia en mi corazón al verlo sufrir de dolor... ¡Claro!

─Legolas es mi hijo─ susurro volviendo a la realidad, mientras una sonrisa de felicidad se dibujo en mis labios. Mi hijo, mi pequeño hojita verde.

El asiente mientras una sonrisa por fin aparece en su perfecta boca. ¡Es perfecto!

Sin previo aviso me tiro a sus labios de manera decidida. Sus labios responden a los míos, nuestras lenguas danzan al mismo compás y nuestros manos comienzan a aferrarse cada vez más a nuestros cuerpos... ¡Madre mía! Esto que siento en mi interior es fuego... un fuego que recorre cada hebra de mi piel. En este momento soy solo un mar de sensaciones que afloran al roce de nuestros cuerpos. Gimo desesperadamente al sentir su mano en mi trasero. ¡Oh, Eru! nuestras manos siguen el compás de nuestras bocas, mientras el deseo de rosar piel con piel aparece. En este instante siento que mi vestido estorba y Thranduil parece darse cuenta. De manera ágil desenreda el nudo de este mientras me mira de manera seductora. ¡Oh! Es deseo... un deseo desenfrenado se prende en su interior, el mismo deseo que envuelve mi entre pierna y que hace que... ¡Ay! Gimo a sentir su respiración en mi oído. Juega con mis sentidos, su respiración ha hecho que mi respiración se acelere y que mi corazón bombee de manera desenfrenada. Mete mi oreja a su boca de manera exquisita. La besa, la muerde la....gimo al sentir su pecho desnudo.

─ Niniel, déjame hacerte mía─ susurra de manera lenta y sensual cerca de mi oreja. Gimo de placer al sentir el roce de su aliento con mi piel... ¡Eru! esto es tan placentero, tan exquisito.

─Ya soy tuya Thranduil─ le contesto con mi voz entre cortada. Mis manos recorren su pecho. Mientras poco a poco bajan de manera torpe hasta su pantalón. ¡Madre mía! Mi respiración colapsa de golpe al sentir lo abultado de su pantalón. Es...es... las palabras no salen de mi boca. Es que imaginar a Thranduil completamente desnudo hace que mí más oscuros pensamientos estén a la vuelta de la esquina. ¡Nunca he visto a un hombre desnudo! Aun soy Virgen... ¿Qué se supone que debo de hacer?

─ ¿Qué pasa Niniel?─ pregunta mirándome a los ojos con un brillo de lujuria exquisito.

¿Qué hago? Trago grueso.

─Es que...

¡Demonios! Qué vergüenza...

─¿Qué pasa Niniel? ─ pregunta una vez más pero de manera alarmada─ sea lo que sea debes de confiar en mi... eres mi esposa recuerda.

¡Genial!

─Soy Virgen─ le susurro con un hilo de voz, mientras seguro el color está en mis mejillas...

¡Qué vergüenza!

Levanto un poco la mirada, mientras Thranduil me mira con sus ojos zafiro de manera más oscura que antes. Trago grueso. ¿Qué pasa? ¿Por qué me mira así? Rápidamente se tira a mi boca de manera desenfrenada mientras sus manos desabrochan rápidamente su pantalón... ¡Madre mía!

─Niniel─ susurra de forma desesperada─ Dime que puedo volver hacerlo, que quieres que yo; solo yo sea quien te haga mía, que tu primera vez vuelva a ser mía─ susurra, mientras va depositando besos en mi cuello.

¡Claro! Ya entiendo...Sus palabras son mi perdición.

Y es que no cabe duda que Thranduil está más que excitado al saber que será nuevamente el quien robe mi virginidad. Otra vez será el... mi Thranduil, mi rey, mi esposo.

─Si Thranduil... si quiero─ susurro. Al mismo tiempo que me tiro a su boca. Sus dedos dibujan círculos alrededor de mi piel. La excitación que mi cuerpo siente es tanta que he olvidado por completo la razón y la cordura.

Thranduil me toma de las caderas y yo enrollo mis piernas a la suya. De manera ágil comienza a caminar en medio de la habitación. Pero... un momento... la cama está ahí. Pero... ¿A dónde vamos?

─ ¿A dónde me llevas mi Rey?─ pregunto algo intrigada.

Este sonríe. Y en sus ojos se refleja una luz tan especial que hace que mi corazón se desboque de alegría.

─Ya lo veras─ gira una pequeña palanca que hay en su habitación y por arte de magia aparece un pasadizo secreto

¡Oh!

Entramos en medio de ese pasadizo y lo que mis ojos están viendo no lo pueden creer... ¡Es bellísimo! ¡Mágico! ¡Eru santísimo! Es.... llegamos hasta un hermosísimo jardín privado. El mismo tenía un pequeño riachuelo que le daba un toque de alegría y tranquilidad al jardín. Las palabras han abandonado por completo a mi boca. Estoy completamente embobada viendo todo a mí alrededor. Es... ¡Perfecto! Todo es tan bello, tan romántico, tan... abro los ojos al recordar este lugar... ¡No puede ser!...Lo recuerdo.... ¡Fue aquí!... me llevo una de mis manos a mi boca, mientras las lagrimas de felicidad recorren mis mejillas.

─ ¿Lo recuerda Niniel?─ pregunta con un suspiro.

Yo asiento con la cabeza mientras me dejo atrapar por este mar de sensaciones.

─¡Nuestro lugar especial! ─ Dijimos los dos al unísono, mientras nuestras miradas se perdían una a la otra.

─No sabes cuánto he esperado por esto Niniel─ dice mientras despacio comienza a bezar mis labios─ cuanto te deseo─ susurra a mi oído.

¡Eru! sus palabras son mi perdición.

Despacio comienzo a besar su cuello y bajo hasta su hombro. ¡Madre mía! Su olor es tan exquisito, tu tacto, su lengua... ¡Oh!

Thranduil lentamente avanza hasta colocarme encima de la gran y espaciosa cama. El me mira detenidamente desde el pie de la cama. Una sonrisa sensual aparece en sus labios y yo solo me dedico a contemplar su abdomen bien formado, su pecho, sus hombros su...

¡Oh Eru! Estoy temblando como una hoja. Y es que no puedo creer que por fin voy a hacerlo, y nada más y nada menos que con Thranduil, mi esposo en el pasado. Sus ojos brillan de manera hambrienta, mientras respiro entrecortadamente sin poder apartar mis ojos de él. Su pantalón ha desaparecido en cuestión de segundos. Y ahí está el, desnudo frente a mí, desnudo y tentándome a mirarle.

De manera ágil me incorporo sobre la cama hasta quedar a pocos centímetros de él. El vestido que aun llevo puesta pero abierto lo quito de manera torpe, mientras siento como poco a poco mi entrepierna comienza a mandar pequeños destellos de electricidad a mi parte más oculta. ¡Madre mía! Es... ¡Deseo! un candente deseo se apodera de mí. El mismo que hace que me tire a los brazos de mi rey. El corazón se me dispara y el frenesí recorre mi cuerpo. Todos los músculos de mi cuerpo se contraen del deseo que invade mi vientre...

-¿Tienes idea de lo mucho que te deseo, Niniel? -me susurra.

Se me corta la respiración. Y yo solo asiento mientras acaricio su piel.

-Te deseo Thranduil -añado mirándolo fijamente.

-Niniel... -me dice y se suspende sobre mí -. Eres perfecta.

─¡Oh!

Sus labios se funden con los míos y comienza la suave danza de nuestras bocas, de nuestras manos. Mi estomago es un mar de sensaciones que poco a poco se va apaciguando al sentir el roce de su piel. Sus manos se deslizan hasta mis senos los cuales se excitan con su contacto. Su boca devora la mía mientras mis manos bajan poco a poco hasta llegar a su miembro. ¡Madre mía! Una corriente interna arrasa con todo a su paso. Deseo, lujuria, calor, desenfreno son solo unos de los tantos sentimientos que nublan mi razón. Pero sobre todo amor; un amor tan verdadero que me corta la respiración, que traspasa el tiempo, los siglos, la vida. Un amor que ha perdurado más allá de la muerte y que sigue aun latente en su mirada y en la mía... ¡No puedo creer que la vida lo haya puesto nuevamente en mi camino! ¿Cómo paso? No lo sé... lo único que sé es que volví a la vida para volver a enamorarme de la misma persona. De mi esposo...

─Eres mia Niniel.

─Para siempre, amor mío.

Gimo antes el placer...































































Hola a todas, primero que nada quiero pedir una disculpa por tenerlas un poco abandonadas... ¡Lo sé! Es que he estado bastante liada con tantas cosas que si les contara. Jjjj. Pero en fin, espero que este capítulo amigas mías les guste. Quiero darles las gracias a todas las que votan, leen y comentan... sus apoyo es realmente importante para mi chicas... todas valen lo que pesan en oro. Infinitas gracias. Le prometo y les aviso de ante mano... el próximo capítulo tendremos la continuación de esa primera vez de nuestra querida Niniel. Así que nos vemos el próximo capítulo mis chicas... un fuerte abrazo-

Katy

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