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¿Que?

¡Adiós Thranduil!

Y con esa frase todo se esfuma....




Camino en medio de los pasillos por lo que parecen horas y horas sin llegar a ninguna parte, sin poder saber hacia dónde voy y a qué lugar me dirijo. Lo único que si se; es que tengo que irme de aquí. Tengo que alejarme de Thranduil, del bosque, de todo, menos de mi hijo. ¡Oh, Legolas! Yo necesito un poco de paz, yo necesito...

Una brisa fresca y cálida rodea mi cuerpo y me detengo en seco. ¿Qué fue eso?

¡Irmo!..¿Dónde estás?

Me apoyo junto a la pared y un dolor desgarrador me parte el alma en dos. Es todo... ¡Todo acabo! Las lágrimas empiezan a rodar por mis mejillas sin poder contenerlas y es ahí donde me derrumbo. ¡Eso fue todo Niniel! Me digo para mí misma, mientras me seco el rostro con los dedos. ¡Adiós Thranduil! ¡Adiós mi amor! Sufrimiento, dolor, desilusión, son tantos sentimientos encontrado que no me dejan respirar con facilidad. Tantos sentimientos mezclados que me arrancan la vida y el aliento poco a poco.

Ay... ¡Demonios! ...

¡Esto duele demasiado! suspiro y levanto la mirada al cielo. ¿Qué hago Varda? Pregunto sin tener respuesta. ¿Por qué tiene que ser tan difícil? ¿Qué hago? Susurro para mis adentros, mientras la soledad y la tristeza se adueñan de mi alma...

−No llores más pequeña− la mano de Irmo aprieta mi hombro y su voz trae un poco de consuelo a mi afligido corazón.

−Ay, Irmo− digo con el alma desgarrada mientras me tiro al abrazo que necesito. ¡Eru esto es tan difícil para mí! Sin tan solo nada de esto hubiera pasado, sin tan solo todo fuera una pesadilla. Sin tan solo todo fuera mentira...

−Tranquila pequeña, aquí estoy− me acaricia el cabello y esa muestra de afecto me desgarra aún más− No estés triste pequeña, aquí estoy yo, junto a ti− susurra mientras me acuna y me mese entre sus brazos.

−Ay Irmo. Solo...− Me aferro a sus brazos y miro de reojo a las estrellas. Hoy parecen un poco tristes, tristes al igual que yo.

− Claro que lo están – comenta encogiéndose de hombros, mirando hacia las estrellas.

¿Qué?

Cierro los ojos y las lágrimas del alma se disparan fácilmente.

Estoy tan triste y desgarrada por dentro, que siento que mi pecho va a reventar y estallar en cualquier momento. Siento un nudo tan grande en mi garganta que me asfixia y me aprisiona el alma sin poderlo evitar. No me muevo, no respiro; como si eso ayudara en algo. No soy capaz de decir, ni hacer otra cosa que no sea llorar...

Irmo me mira y me dedica una cálida sonrisa que me congela en el momento.

¿Qué haría sin ti?

La oscuridad de la noche nos cobija y nos baña el silencio. Todo es calma, tranquilidad y vacío. Un vacío tan grande que me mata por completo. No sé qué decir o hacer. Solo me detengo entendiendo muy bien sus palabras y agradeciendo una vez más la compañía de Irmo

¡No sé qué haría sin ti! Son tantas cosas que quisiera decir, es tanto que debo de agradecer pero las palabras no salen de mi boca, es mas no sé si al momento de irme del bosque lo volveré a ver.

¡Madre mía! Pero... ¿Si no lo vuelvo a ver? Y si...

−No digas nada pequeña...

Lo miro sorprendida y el solo se encoge de hombros.

−Donde quiera que vayas, yo estaré junto a ti.

Un ligero suspiro se escapa de mis labios al escuchar esas palabras. ¡Oh Gracias al cielo!

−Me seguirías Irmo− pregunto para confirmar sus palabras y este asiente sin pensarlo dos veces.

−He estado junto a ti toda la vida pequeña− comenta mientras se levanta de golpe y se gira ocultándome su rostro.

¿Enserio?

Esas palabras no me alivian, porque en medio de tanto dolor y sufrimiento sé que hay algo que él también me está ocultando. Pero ¿Qué es? Aunque sin duda alguna; él es como mi protector, mi sombra, pero... ¿Por qué? A mi mente viene un sinfín de posibilidades y me detengo en seco de tan solo imaginar que él sea...

Me llevo una mano al pecho de tan solo imaginarlo. ¡Madre mía! ¿Será posible que el...?

−¿Pasa algo pequeña?− miro a Irmo atentamente sin poder dejar de pensar en esa posibilidad. Chasquea la lengua y se apoya justo en la pared mientras un aire melancólico lo abruma. Nunca se lo que podría decir, y en este momento tengo miedo de lo que pueda decir. ¡Ay Eru!

No había pensado en esa posibilidad y si él fuera... No puedo evitar míralo extrañada y este me mira de reojo.

Resoplo pegándome a la pared mientas los pensamientos me abruman la cabeza. Nunca antes pensé en esa posibilidad, pero viéndolo bien eso sería...

−Pequeña...

Las palabras de Irmo me traen de nuevo a la realidad y yo suspiro. Sus ojos se cristalizan y me detengo en seco de tan solo pensarlo.

Sera acaso que el... las palabras no salen de mi boca. ¡Sera posible! Él es...

¡Eru!

−Irmo, ¿Tu eres mi padre?− pregunto de golpe sin dejar de mirarle. Irmo me mira fijamente con ese aspecto elegante que lo caracteriza y sus ojos se clavan con los míos.

¡Eru! Desde que llegue a este lugar toda mi vida ha cambiado. Todo en mi vida han sido secretos y secretos y siento que si no fuera elfa terminaría en loca.

−Niniel – murmura con un hilo de voz− Bueno... ¿Qué te digo?− me mira misterioso y aprieta ligeramente sus manos a la pared.

−Pues deberías empezar por decirme la verdad− lo miro sin poder parpadear y la sangre me ha abandonado una vez más. El dolor y la tristeza me han abandonado en este momento y ahora solo quiero saber su respuesta. ¡Oh, no!

Temo a mucho a su respuesta. Si dice que sí... ¿Qué voy a hacer? y si dice que no...

Las piernas me tiemblan y mis manos se encuentran frías por la incertidumbre. Estoy tan nerviosa y tan ansiosa a la vez... ¡Irmo, di algo!

−Irmo, respóndeme− digo tratando de escapar de la mirada inquisitiva que el mantiene en mí. Estoy tan cansada...

−Yo soy tu padre− las palabras de Irmo resuenan fuertes y claras por en medio de los pasillos. Mientras un fuerte estruendo se escucha llegar.

¡Eru!

−ELLA ES MI HIJA IRMO, MI HIJA...

Y el cansancio y la impresión me juegan una mala pasada. Todo da vueltas y vueltas y a los lejos puedo ver lo que parece unos ojos azules como el mismo mar.

−Eres mi hija...












Despierto sintiendo un aroma conocido junto a mí y eso me conforta. Oh. Sonrió dejando escapar un suspiro mientras Legolas se acurruca junto a mí en medio de la enorme cama. Mi hijo, mi hermoso y tierno hijo. "Mi hijo" Me gustan mucho esas palabras... Si bien es cierto que no es un pequeño e indefenso niño. Que es todo un gran y apuesto elfo, para mí es como si el tiempo se hubiera congelado en el espacio. Legolas se acuesta en mi pecho y a mi mente llega el recuerdo de la primera vez que lo tuve en mis brazos.


−Vamos mi señora solo un poco más, puje, puje.

−No puedo Arien, ya no puedo más...

−Vamos mi señora, usted puede, usted puede.

−Ayyyy... Mmmmmmmmmmmmmmm. ¿DONDE DEMONIOS ESTA THRANDUIL....?

−Viene de camino mi reina, ya casi estará aquí.

−ERUUUUUUU....

−Vamos mi señora, respire, respire.

−Otra contracción.... ¡Eru!

−Ya viene mi señora, ya se le ve la cabecita, solo un poco más, solo un poco más...

−Mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm...

Y el llanto más angelical inundo la habitación...

−Mi señora, es un hermoso varón, es un niño mi señora.

¡Oh!

−Quiero verlo, quiero verlo Arien...

Y en el momento en que Arien lo pone en mi pecho todo rastro de dolor desaparece. Es tan bello, tan frágil, tan chiquito y tan mío... ¡No lo puedo creer! Después de tanto tiempo ya está en mis brazos. Soy tan feliz... ¡Gracias Eru!

Mi pequeño angelito se acurruca en mi pecho y me mira con un ojito abierto y el otro cerrado y yo... ¡Es tan bello! ¡Eres tan perfecto y hermoso como tu Ada!

Suspira. Un pequeño bostezo sale de sus labios y mi pequeño se rinde a las manos de Irmo. Las lágrimas no dejan de bajar por mis mejillas. ¡Soy tan Feliz! Este sentimiento de felicidad y plenitud no se compara con nada en esta tierra. Con nada...

−Nana...

A lo lejos escucho un susurro que me es familiar y es ahí donde caigo de nuevo a la realidad. ¡Legolas!

Sonrió dejando caer una de mis manos en su cabello, mientras con la otra lo abrazo a mi pecho. El por su lado parece no tener intención de apartarse de mi lado, así que lo acurruco más a mis brazos mientras sonrió. ¡Oh, mi pequeño!

−Nana, ¿estás bien?− pregunta mi adorado saltamontes, mientras juega con un mechón de mi cabello.

− Claro cariño, estoy bien− No tengo argumento para negarlo en este momento−¿Por qué la pregunta mi vida?

Palmea mis manos y me mira, moviendo la cabeza para poder mirarlo mejor.

−Es que me asusté mucho al ver que mi Ada te traía en sus brazos, inconsciente, pálida, fría, yo...

Se queda dudando sus palabras y vuelve a esconder su cara en mi pecho... Sí que me conoce bien. Deposito un beso en su cabeza, mientras lo escucho suspirar. ¡Mi hoja verde!

−No podría soportar volver a perderte nana− dice tomándome por sorpresa y sus palabras me desarman sin piedad.

Yo... Mi corazón se congela en el momento y no soy capaz de articular palabra, ni sonido alguno. ¿Cómo le digo que me marcho del bosque? ¿Cómo le explico que debemos marcharnos? Pero... ¿Cómo? Como pretendo sepáralo de su padre, si desde siempre han sido ellos, han sido solo ellos desde que yo morí.

−No me pienso ir de tu lado mi vida, pero no puedo... las palabras no salen de boca.

¡Irmo, ayúdame! Esto es tan difícil... un momento... ¡Irmo!.... madre mía....

"Yo soy tu padre" ¡tu padre!, ¡tu padre!.... las palabras de Irmo se repiten como eco en mi mente.

Suspiro dejando salir la tensión de mi alma al recordar sus palabras. ¡¿Será que lo soñé?! O ¡¿Será que...?! Y esa voz... ¿Esa voz yo la he escuchado? Es la voz de la habitación...

−Nana.

Legolas se levanta de mi pecho y me mira fijamente a los ojos. En ese aspecto se parece tanto a su padre. ¡Oh Thranduil! Ambos suelen mostrarse así, como si pudieran leer la mente.

−Veras mi vida, yo... yo he tomado la decisión de irme de bosque y técnicamente...

− ¡No Nana! −Dice poniéndose de pie rápidamente haciéndome sentir pequeña.

¡Genial! Me levanto con la agilidad de una pantera, mientras evaluó su reacción. ¡Yo y mi boca! ¿Por qué tiene que ser tan difícil todo en mi vida? Ahora es mi hijo el que sufre por mi culpa... ¡Soy una tonta! Yo y mi tacto maternal...

−¡Por favor mi vida!− no es que quiera separarme de ti. Eres mi vida entera y si hago esto es por ti, por tu felicidad, porque no puedo permitir que no seas feliz...

−Tampoco yo Nana.

Mi corazón se parte a la mitad con sus palabras, no me mira, no se mueve, no respira. ¿Qué hago? ¡Esto es tan difícil!

−Lo sé, pero tú eres mi prioridad, siempre serás tú. ¿Entiendes mi vida?

Niega con la cabeza y se gira en busca de oxígeno, o de alguna señal divina. En este aspecto se parece tanto a mí. Niega sin decir palabra alguna y vuelve su mirada a mí. El corazón me aporrea el pecho y el desespero me asecha sin dudar. ¿Quién soy yo para poner a mi hijo en esta situación?

−Legolas, Sabes que te adoro y jamás me perdonaría causarte sufrimiento pero...

−No digas nada nana− me interrumpe de golpe− Donde sea que vayas, yo iré contigo− dice sin titubear.

Suspiro, obviando su comentario y sonrió. Me acerco junto a él y lo abrazo sintiéndome tan feliz y triste a la vez.

−Legolas, ¿Estás seguro de tu decisión?− Pregunto sosteniéndolo por detrás de su espalda, mientras me deleite con su aroma. ¡Huele a mi bebe!

−No lo pongas en duda Nana− asegura y sus palabras son de adoración...

La puerta de la habitación se abre de par en par y detrás de ella aparece un bella elfa de ojos zafiro con una tímida sonrisa. ¡Vaya! Y ¿Quién es ella? Me pregunto para mí misma.

−Disculpen la intromisión Legolas, pero tu padre me ha mandado a ver cómo sigue la reina− dice con una voz dulce y frágil, mientras me sonríe.

¡Es muy hermosa en verdad!... ¿Quién es?

−Gracias Lady Arwen− contesta Legolas haciéndole un pequeño ademan y esta sonríe.

¡Genial! ¿De qué me perdí aquí? Así que ella es la famosa elfa de la discordia. Es hermosa, muy hermosa. Y tiene esa aura cálida, dulce, frágil y elegante. Sin duda perfecta... Ya entiendo porque Thranduil la desea como esposa de mi hijo.

−Mi señora− dice está haciendo la bendita reverencia que tanto me molesta, mientras yo me tomo el tiempos de observarla− Soy Arwen de Rivendel.

−Mucho gusto Lady Arwen, soy Niniel de...

¡Oh! ¿Qué le digo?... ¡Vaya! Este pues...

−Ella es mi madre, mi hermosa y adora Nana− sale Legolas a mi rescate con las palabras llenas de adoración. ¡Oh, Legolas! Eso me desarma y me llena el alma. Soy su madre, su hermosa y adorada madre.

−Es un placer su majestad− dice y pongo los ojos en blanco. Otra que me aturde con esa reverencia. Y eso en verdad me molesta mucho.

Gruño en protesta. ¿Qué debo de hacer para que lo dejen de hacer?

−El placer es todo mío, lady Arwen− digo mirándola con cautela al denotar un deje de tristeza y melancolía en su mirada.

¡Está sufriendo! Esa mirada la conozco bien...tres corazones sufriendo en medio de tanta tormenta de emociones. Es melancolía, es por amor. Y no creo que sea por Legolas. ¡Vaya! Esto es interesante.

− ¿Arwen, mi padre esta con Lord Elrond?− pregunta mi hijo sacándome del escrutinio láser que le estoy haciendo a la pobre elfa de ojos ausentes.

Esta asiente y aparta su vista de la mía, mientras camina en dirección a la puerta. Se va... pero ¿Por qué?

−Si esta en las mazmorras con mi padre− dice y sale de la habitación.

¿Qué? Si cierto... ¡Vladimir! Como pude olvidarme de él. Me olvide por completo de él. ¡Eru! Me llevo una mano al pecho de solo imaginar. ¿Y si Thranduil lo termino de matar?

Me llevo las manos a las mejillas, sintiendo el pánico apoderase de mi cuerpo una vez más. Solo espero que no lo haya terminado de matar. Legolas se gira y me mira fijamente. Una ligera arruga cruza su frente y es ahí donde lo comprendo...

¡Genial!

−Que agradezca Vladimir que fue mi padre el que lo encaro− dice mientras aprieta las manos en forma de puños− Porque yo lo hubiera matado sin impórtame nada Nana, Nada.

¡Ay, no!

Suspiro, supongo que dice la verdad. Abro la boca para pronunciar palabras, pero la cierro sin poder decir nada. ¿Qué puedo decir?

−Voy a ir con mi padre antes que lo termine de...

−Shhh, no lo digas Legolas− digo leyendo su expresión. Este asiente y me abraza entre sus brazos. Niego con la cabeza para tratar de desmentir sus palabras. No. Mi hijo no es así, el no.

−Te sientes mejor Nana− dice acunándome en el van, ven de sus brazos.

¡Oh, sí! En este momento sí. Quizás debería mentirle. Pero me detengo al ver al elfo de ojos zafiros que me abraza. No. Él no es como su padre. Sonrió y suspiro.

−Estoy bien cariño, no te preocupes por esta vieja tosca− digo y parece divertirle mis palabras.

− ¡Te adoro Nana! ¡Eres las más bella vieja tosca que conozco!− susurra y me roba una sonrisa.

− ¡No me digas vieja!− Ríe, dejando de lado su seriedad. Y eso me gusta.

−Me voy Nana− dice dándome un último beso y separándose a regañadientes de mi− vendré a verte más tarde− dice caminando en dirección a la puerta, donde se detiene y gira para verme una vez más. Sus ojos se cristalizan y me miran fijamente.

¿Qué pasa?

− ¿Pasa algo mi vida?− pregunto alarmada.

−Donde quiera que vayas Nana, yo iré contigo− y sale desapareciendo con esas palabras resonando por todo el lugar.

"Yo iré contigo"...

¿A dónde iras Niniel? Me cuestiona mi subconsciente. ¡Vaya!... Este pues...

¡No lo sé!

¡Podría volver a mi antigua casa! O tal vez... podría volver a empezar de cero quizás en Lorien o en...

− ¿Así que en verdad te vas?− pregunta una voz fuerte y algo conocida. Bueno, más bien diría muy conocida para ser más exactos. Esa voz fuerte y agradable me cautiva. ¿Quién es? ¿Por qué siento que la conozco?

− ¿Quién eres?− pregunto con la intriga y la incertidumbre creciendo dentro de mí.

Un suspiro se escucha junto a mí, mientras una corriente de frescura y calidez inunda la alcoba por completo. ¿Qué es esto?

−Eres igual de impaciente que tu madre− dice la voz a la lejos, mientras sus palabras dan vueltas y vueltas en mi mente.

¡No! Claro que no. Mi madre no era así. ¡Ella era un alma pura y frágil! No. La voz está equivocada...

−Me refiero a tu verdadera madre Niniel− sus palabras me congelan y me perturban...

−De ese tema no se habla y mucho menos con alguien que no sé quién es...

−No deseas saber su nombre− susurra la voz en medio de la nada.

¿Qué?... ¡Claro que no!

−¿Cómo se atreve? ¿Quién eres?− vuelvo a preguntar.

−Sabes muy bien quien soy Niniel...

Frunzo el ceño sin entender sus palabras. ¿Quién es? Y ¿Qué demonios quiere de mí?

−No lo sé y no me interesa saberlo. Lárgate, esfúmate, desintégrate− grito de golpe molesta por su osadía. En este momento una extraña sensación de ira me nubla la mente. Tanto que no supe en que momento...

¿Qué paso aquí? ¡Eru! Este... ¿Cómo paso esto?

Toda la habitación está cubierta de agua, pero esto es imposible...

¡Agua!... ¿Cómo llego hasta aquí? ¡No! La habitación no está cubierta de agua... ¡Soy yo! Pero... ¿Qué paso aquí? ¿Qué pasa?

"¡Irmo donde estas!" te necesito...

De mis manos descienden pequeñas corrientes de agua que no logro contener...

¿Qué hago? ¿Cómo llego esto hasta aquí?

−Niniel− susurra Irmo a mis espaldas.

¡Ay, Irmo!

−¿Como paso esto Irmo?− pregunto asustada− ¿Como se quita esto?− digo señalándole mis manos que son una corriente pequeña de agua.

Este me mira y fija su mirada justo sobre mí.

¡Estoy tan asustada! ¿Qué se supone que es esto?

−Irmo ayúdame, yo no sé cómo...

Este asiente y mira fijamente.

− ¡Basta!, déjala ya− susurra a lo alto.

El agua desaparece como arte de magia, mientras mi torrente sanguíneo se agita por la impresión y el susto. ¿Qué fue eso? ¿Fui yo? ¡No! ¡Imposible...¡Estoy soñando! ¡Estoy soñando!

Irmo niega desmintiendo mis pensamientos.

¿Qué? ¡No es un sueño!

−No pequeña...No es sueño− dice Irmo colocándose justo frente a mí.

¡Oh!

− ¿Yo hice eso?− la pregunta sale de mi boca, mientras las piernas me tiemblan y tambalean.

Este asiente y se encoge de hombros.

¡Vaya!

− ¿Por qué hice eso?− Estoy tan abrumada que no encuentro explicación. Yo... bueno... este...

−Siempre lo ha hecho pequeña, desde pequeña, cada vez que te molestas o enfadas haces lo mismo.

¿Qué? No, no, no. Claro que no. Es mentira. Porque eso jamás lo olvidaría yo...

Miro fijamente a Irmo que no parece vacilar. No, no, no... yo no lo olvidaría. Yo no...

−Eras muy pequeña y siempre que ocurría terminabas dormida entre mis brazos− Inquiere sin dejar de mirarme.

¡Vaya!

−Tienes poderes dormidos pequeña, poderes que salen cada vez que estas molesta, o enfadada, poderes que te han sido heredados...

Me esfuerzo por mostrarme tranquila, pero todo esto es más que complicado. Vaya. Suspiro y giro en busca del aire que le hace falta a mis pulmones. Pero aún hay algo que me inquieta. Y es saber ¿Quién era él? ¿Qué quiere? ¿Qué busca?

La esquina de su boca se curva ligeramente, al tiempo que me da un pequeño apretón de manos. ¡Eru!

−Él es tu padre pequeña

−Él es Ulmo.






























Hola mis amadas y bellas lectoras. He vuelto. Primero que nada quiero discúlpame por tenerlas tan, pero tan, pero tan olvidadas, pero es que he estado full, pero full de trabajo. Espero que este capítulo les haya gustado. Y por fin... es Ulmo...el padre de Niniel es Ulmo. Esperemos ver su reacción en el próximo capítulo nenas. Les mando un beso grande y como siempre mil gracias por votar, comentar y por sus bellos mensajes. Todas valen lo que pesan en oro.

Con amor...Katy

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