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Incertidumbre

−Él es tu padre pequeña...

−Él es Ulmo.

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¿Qué?

¡Eru! ¿Qué ha dicho? ¿Qué has dicho Irmo? Es... ¡Imposible!... ¡No puede ser! ¡Es mentira! No, no, no... ¡No puede ser el!

Suspiro despacio, cerrando los ojos, para evitar que más lágrimas salgan de mí.

Siento un enorme desasosiego que bloquea mi garganta y mi mente. El piso bajo mis pies se abre de par en par y siento que me consume en la penumbra. El cuerpo me tiembla y las piernas no aguantan mi propio peso. Siento una extraña sensación de vacío relativo que me consume en el dolor...

¡Ulmo! Nada más y nada menos que Ulmo.

¡Por Eru!

Un Valar. El Valar al que le he tenido respeto y devoción durante toda mi vida es nada más y nada menos que...

Esto no me lo esperaba, esto... duele. ¡Duele mucho!

¿Por qué el?

Yo no puedo emitir palabra. Se me rompe en corazón en mil pedazos al saber la verdad. Es el... ¡Él fue quien me abandono a mi suerte!... ¡Fue el que me desecho en medio del río! Fue él.

Doy un par de pasos hacia la pared y recuesto mi cabeza en ella. Esto es una pesadilla, esto no puede ser cierto, no. ¡No puede ser cierto! No...

Irmo se coloca a mi lado; enarca una sonrisa que se nota es falsa y noto que ha palidecido luego que sus ojos me miran con más detenimiento.

Ambos nos miramos, extrañados. Hay un deje de dolor en su mirar que me hace saber que está dudando de hablar.

¡No digas nada! ¡No quiero saber! ¡No!

−Pequeña....

En el ambiente se ha incrustado una enorme sensación de estrés: "De verdad no sé qué es lo que hago mal que todo empeora cuando más me esfuerzo por saber quién soy, que soy y que..."

−Niniel no digas eso....

−Basta Irmo− niego con la cabeza antes de que continúe−mi vida siempre ha sido de este modo; mentiras, secretos estoy harta... ¡Harta!− digo con el vacío inundando mis entrañas y giro de golpe.

Irmo me mira, pero no dice nada.

Retrocedo unos pasos, intentando con firmeza alejarme de él, de su mirada, de su dolor. Un hueco se instala en mi estómago y todo el lugar comienza a darme vueltas y vueltas. Me dejo caer en la cama cuando he retrocedido hasta ella, de inmediato me cubro con las manos el rostro y suspiro.

¡No debo llorar! ¡No voy a llorar! Digo para mí misma mientras las mismas están a la vuelta de la esquina.

El dolor en mi pecho es tan grande que no me deja respirar. Cruzo mis manos atrás de la nuca, observando el techo, mientras las lágrimas una a una resbalan por mis mejillas sin dudar. Irmo me mira y deja caer su cuerpo en la cama.

−Ariena− susurra Irmo con lágrimas en los ojos−Ese era el nombre de tu madre Niniel.

¿Qué?

Él sonríe y mira hacia mi lado.

Un aire frío, fresco y triste de cuela entre la habitación. Me abrazo a mí misma, al mismo tiempo que me lamento en silencio, se me ahogan las palabras en la garganta y los recuerdos del pasado se empeñan en volver.

¡Ariena! Ese es su nombre...

¿Cuantas noches llore en secreto por no saber quién era, de dónde venía? ¿Cuantas noches no me pregunte porque me habían abandonado a mi suerte? Y ahora que se sus nombres yo....

−Era una joven muy lista y buena− dice Irmo sin dejar de mirarme− Era hermosa; la más hermosa elfa que había visto en mi larga vida− inquiere este, yo me limito a escucharlo. No quiero que Irmo note mi melancolía, pero creo que simplemente me es imposible.

Oculto la sensación que me invade y suspiro para no gritar. En su rostro hay dolor, melancolía, tortura; es como si le costara demasiado recordarla, mantiene los ojos cerrados y una lágrima roja baja de su rostro.

¿Es eso lo que creo que es?... ¡Sangre!

"Una lágrima del alma... una lágrima de sangre"

Irmo aspira con fuerza y me mira nuevamente. Sus ojos están rojos, vacíos, sin vida; está sufriendo....

−Ella era una de mis sacerdotisas− dice este y su voz resuena en mi cabeza.

¿Era?... ¿Qué fue de ella?

¡Vaya! ¿Una sacerdotisa? Me pregunto mientras la curiosidad se apodera de mí. Una parte de mí no desea que continúe su relato, ya que lo pasado es pasado, pero la otra parte de mi desea conocer la verdad de mi vida. Duele, quema, pero es mejor salir de eso y saberlo todo ya.

−Era inteligente, dulce, simpática; la criatura más hermosa jamás creada por Eru...

En un instante Irmo rompe en llanto vivo y eso me desconcierta.

¿Qué pasa?

Muevo mis dedos sin saber qué hacer. Está sufriendo, está llorando, esta...

Irmo levanta su mirada y me mira fijamente.

− Yo− lo veo parpadear, lamer sus labios, mientras la tristeza y el dolor lo embriagan sin dudar.

¡Está sufriendo!... pero ¿Porque?

−Yo la amaba Niniel− dice este, mientras me llevo las manos a la boca y reprimo un sollozo.

¿Qué?

Suspiro despacio, cerrando los ojos para evitar su mirada. No me esperaba esta confección. ¡Oh, no! Eso es muy difícil de asimilar.

¡La amaba! ¡La amaba! ¡No lo puedo creer! No lo... me siento desconcertada y fuera de lugar en este momento. No sé qué decir, pero que...

−Mi amor hacia ella era prohibido− dice Irmo limpiándose las lágrimas con las manos−Ella nunca lo supo, siempre me lo calle− susurra con un hilo de voz, mientras se levanta y se coloca justo en la ventana.

¡Oh!

− Una noche de luna llena, Ariena conoció a tu padre y quedo completamente enamorada de él−confiesa con dolor y un suspiro sale de sus labios− y el de ella.

¡Vaya! Esto es...

Me paso las manos por el rostro, limpiando las lágrimas que han caído por su confesión. ¡Esto es algo que no me esperaba! ¡Es tan difícil de creer y asimilar!

−En muchas ocasiones se profesaron su amor y ella quedo...

¡Oh, Eru! ¡Aquí viene la parte más difícil de todas!

Suspiro agitadamente sintiendo mi corazón aporrear mi pecho sin medidas. Mi torrente sanguíneo se ha disparado a punto de un infarto. La verdad no sé si estoy lista mentalmente para escuchar lo que viene...

Suspiro y niego.

−Irmo, yo no...− susurro entre dientes pero este me detiene.

−Tienes que saber la historia..

¡Respira! ¡Respira Niniel! Me digo para mí misma, sintiendo mi garganta arder desde mi interior. Irmo me mira y vuelve su mirada a la nada. Se pierde nuevamente en la penumbra de dolor y yo... yo solo respiro. Solo eso. ¡Respiro!

−Ariena era mi sacerdotisa− grita colérico mientras los vidrios de la ventana estallan en su rostro.

Por acto reflejo me muevo inquieta, asustada y confundida. Me ha asustado enormemente Irmo y eso me entristece aún más.

− Ella falto a su promesa de castidad y fue por eso que ella...

¡Eru! Me llevo las manos al pecho de tan solo imaginarlo. No, no, no...

− ¿La mataste?− la pregunta sale de mis labios sin poder contenerla.

No, no, no... ¡No pudo! No, no, no. El no pudo... ¡No!

Irmo no responde, no se mueve, no respira. Su silencio es mi detonante.

¡Di algo! ¡Dilo!... ¡Demonios!

−Di algo Irmo, Por favor− grito sin ser consiente que lo hago− El nudo en mi garganta es tan grande que me asfixio y me cuesta respirar− ¿Tú la mataste Irmo?

−No− susurra entre sollozos y me mira con dolor− Ella murió por tenerte.

¿Qué?

Y el mundo bajo mis pies me devora.

¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡No! Niego repitiendo sus palabras en mi mente... "¡Ella murió por tenerte!"... "¡Murió por tenerte!"

Las lágrimas se me escurren sin poderlas contener. ¡No! Yo fui la culpable de todo, yo fui quien la....

¡Yo mate a mi Nana!...

−¿Por qué murió Irmo?− pregunto entre sollozos.

¡Lo sabía! ¡Sabía que esta confesión me iba a doler...!

La lluvia comienza a caer y los truenos retumban por todo el bosque. Sé que es así, porque lo veo atreves de la ventana. Irmo no se mueve ni un apiste y el llanto me gana.

Soy solo llanto y sollozos ahogados en este momento. Siempre pensé que me había abandonado y el hecho de saber la verdad... suspiro. El hecho de saber la verdad me cala completamente el alma.

−Porque eres una reencarnación pequeña− dice este sin moverse−utilizaste hasta la última fuerza de vitalidad de tu madre y por eso ella...

¡Oh, no! ¡No! Grito llevándome las manos al rostro.

¡No! ¡No puede ser! Niego tratando de desmentir sus palabras.

−Ella murió por mi culpa− digo entre sollozos, mientras lo miro sin dudar. Los ojos de Irmo me miran cautelosos y me desplomo en el vacío...

−Ella te amaba y te esperaba como no te lo imaginas pequeña...

−¿Por qué Irmo?− grito sin sentido−¿Por qué tuvo que morir?− cuestiono sin entenderlo− No pudieron hacer algo por ella.

Niega con la cabeza y yo me hundo en el vacío.

−Fue su castigo pequeña− dice Irmo caminando hacia mí y eso me parte en mil pedazos.

¿Qué?

¿Cómo pudieron castigarla por amar? ¿Cómo?

¡Oh, No! ¡Fue por mi culpa! ¡Perdóname! ¡Perdóname por favor! ¡Perdóname Nana!

− Yo hubiera dado mi alma porque no hubiera sido así− dice este y suspira− pero no pude hacer nada, solo verla morir....

¿Qué? ¿La vio morir?

¡Esto no es real! Maldita sea... ¡Esto es demasiado!.... ¡No más Irmo!... ¡No más!

−Por eso te he cuidado con mi vida durante tanto tiempo, por ella, por Ariena− solloza y sonríe amargamente.

¡Es tan triste! Tuvo que ver morir a su amor, a su...un momento... ¿Y él? Pienso sin poder evitarlo. Él también tuvo que ver morir a su amada. A su...

Un fuerte estruendo sacude la tierra y me giro nerviosa en busca de una explicación. Irmo no dice nada, no se mueve, solo mira a través de lo que hace un momento fue una ventana.

¿Qué tanto es lo que mira?

Me lleno los pulmones de aire y agarro todas mis fuerzas para seguir y preguntar:

− ¿Y el?− pregunto sin poder susurrar su nombre.

Irmo me mira sin pestañar, mientras sus palabras hacen hueco en lo más profundo de mí ser.

−Él se cerró en su mundo hondo y frío y te...

Mis ojos duelen, arden, pican en este momento. Siento como poco a poco cae ante mi cuerpo un cubo a agua fría que me congela la razón... ¡Claro! ¡Es más que obvio Niniel!

−Me culpo de todo− admito levantando mi rostro y mirando hacia la nada.

Irmo asiente y esa fue la detonante de la verdad de mi vida. Esa es toda la verdad. Por fin se la verdad. Siento que una parte importante de mi vida ha concluido y que esto es el final de mi capitulo. Yo...

Suspiro y llevo mis manos al rostro.

¡Ariena!... ese es su nombre. ¡Ariena!

−Yo soy la culpable de todo− confieso permitiéndome sacar este dolor.

−Pequeña yo...

−Vete Irmo− digo agitando la cabeza− ¡Déjame sola por favor!

Este palidece, se encoge hombros y no dice nada. ¿Qué más podría decir? ¿Qué podría decir para no hacerme sentir culpable?... ¡Nada!

El me mira y no dice nada... Suspira y ante mis ojos Irmo se desvanece.

Es fue todo...

−No es así hija mía...

Siento mi pecho acelerarse y giro en dirección a esa voz. Ahí está el, ante mis ojos. Es el...

Ulmo...








































Hola mis lindas Lectoras!!! Este en si es un capítulo especial y corto ya que Niniel necesitaba saber muchas cosas que desconocía de su vida. El próximo capítulo que si es un poco largo veremos a... Lástima no les puedo decir. Espero que le haya gustado. Mil gracias a todas por leer, votar y comentar.

Un fuerte abrazo.

Katy

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