El día del baile llego 3
¡No puede ser!
¡Esto es uno de mis sueños!
¡Esos Ojos!.... Es.... Esos Ojos.... ¡El elfo de mis sueños!
─¡¡¿Irianel?!! ─ se escucha por todo el salón.
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¡No puede ser!
¡Es imposible!
Es el.... Es el... pero.... Pero....
Siento como mi corazón se detiene por un momento y como mi cuerpo se contrae ante su mirada.... ¡No puede ser!
¡Esto es un sueño!
¡Esto no es real!
Muevo la cabeza intentando despertar. El corazón me aporrea el pecho a un ritmo frenético, mi respiración se acelera y mi pulso se ha agita. Oh. Verlo delante de mí me ha dejado totalmente desconcertada. Por alguna razón me arden las mejillas ante su firme mirada escrutadora..
¡Me está mirando!
Me está.... Oh, no, no.
¡Viene hacia aquí!
Cálmate, Niniel.
De repente mis piernas parecen no aguantar mi peso. Lo miro y me arrepiento casi de inmediato. ¡Qué guapo es!
¡Basta! ¡Intenta calmarte, Niniel!
Miro hacia atrás y veo que Legolas sigue a mi lado.
─ Estas bien Niniel?─ me pregunta Legolas.
¡Por Eru! Claro que no estoy bien, que no me está viendo.
Niego con la cabeza.
─Legolas, sácame de aquí, ¡Por Favor!
─Niniel.
─ ¡Por favor, Legolas!
El asiente y me toma del brazo. Nos giramos y comenzamos a salir del salón. La multitud me observa con asombro y mis pasos son cada vez más torpes. Pero ¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué demonios estoy saliendo despavorida?
─ ¡NO!....NO... NO TE LA LLEVES LEGOLAS.
Ya no puedo contener mi respiración, el corazón empieza a latir a mil por horas. Ese sentimiento de incertidumbre me contrae la razón.
─No... es el... es esa voz. La voz de esa habitación. ¡No puede ser!
Las lágrimas empiezan a caer
¿Qué ha sido todo esto? ¿Es un sueño? ¿Es real? ¿Es él?
Legolas me toma del brazo y yo lo sigo completamente perdida, me conduce hacia un amplio y hermoso salón donde puedo tratar de recuperar el aliento, la razón. Pero....¿Esto es real?
─Niniel, ¡Dime algo!
─Le... Legolas... ¿Quién es él?
─El es...Es mi padre.
¿Qué? No lo puedo creer, ese elfo que aparece en mis sueños es.... Es Thranduil. ¡Es imposible! Como es que lo he visto en mis sueños si es la primera vez que lo conocía.
─ ¡Lo siento mucho, Niniel!─ logra pronunciar─ no era mi intención que esta noche fuera así, yo solo... yo solo quería... Suelta un suspiro. En fin, el es mi padre
Niniel─ me dice en un tono de voz preocupante.
─Legolas yo...
Ladeo la cabeza. ¿Qué es lo que pasa aquí? Me pregunto en mi mente. ¡No comprendo nada!
─Legolas ¿Que es lo que pasa aquí?, siento que hay algo que me están ocultando y exijo que en este preciso momento me lo aclares─ le tiro de golpe.
El abre los ojos como platos y comienza a moverse de lado a lado. ¡Oh, mi Eru! ¡Legolas está nervioso! Me murmuro en mi mente y eso hace que mis nervios estallen en mil pedazos.
─Legolas, ¿Dime que es lo que pasa aquí?
El silencio inunda la habitación y la incertidumbre hace que mi cabeza comience a dar vueltas y vueltas.
─Bien, como no has sido capaz de contestarme, me marcho Legolas.
De pronto suena un golpe en la puerta que me sobresalta.
¿Será él? ¿Sera Thranduil?
─ ¡LEGOLAS!─dice de golpe.
¡Oh, mi Eru! Es el.... Es el....
Legolas abre los ojos como platos y clava su mirada en mí, mientras yo solo trago grueso.
─ABRE LA MALDITA PUERTA LEGOLAS.
Observo en cámara lenta como los colores del rostro de Legolas desaparecen.
¡Vaya!
─Legolas, por el amor a Varda, abre la puerta... O te juro que la derrumbare con mis propias manos... ¡Por favor! Susurra y logro escuchar como detrás de la puerta el elfo se derrumba a llorar.
─ ¡Por favor Legolas, déjame entrar!
Esta llorando... el rey está llorando. ¡No puede ser! ¿Porque está llorando? Será acaso por mi... ladeo la cabeza, claro que no... "como va a llorar por ti" susurro en mi mente.
─Legolas─ le digo en tono bajito.
El solo me mira, mientras las lagrimas comienzan a bajar por su rostro.
¡No!... No Legolas, tú no llores, tu... tu no...
Ladeo la cabeza.
Ver a Legolas llorar hace que mi corazón se derrumbe, es como si una parte de mi se partiera en mil pedazos. Es como si mi alma quisiera sentir su dolor. Pero... ¿Por qué? Me acerco rápidamente hasta él y sin pensarlo dos veces me tiro en sus brazos y lo abrazo... lo abrazo de una manera que aun lo logro comprender... es como si quisiera que el sintiera que estoy con él, como el abrazo que le daría una madre... como los abrazos que mi nana me daba cada vez que me sentía sola.
─ Shhh, Legolas, no llores por favor, aquí estoy yo─ le susurro─ aquí estoy yo.
─ Nan... y se derrumba a llorar.
¡Oh, no!
De golpe se abren las puertas, cosa que hace que me sobresalte pero eso no impide que suelte de mis brazos a mi pequeño elfito... un momento... mi pequeño.
El hermoso elfo aparece detrás de nosotros con el rostro cubierto de lágrimas. Situación que también me carcome el corazón. ¡No lloren!... suelto de mis brazos a Legolas y me coloco justo detrás de él. No sé porque, pero siento que estando al lado de Legolas nada malo me podría pasar, es más; juraría que Legolas sería capaz de dar su vida por la mía... y yo también.
─ ¡Legolas!─ dice en entre sollozos.
─Ada... Yo...
─Shhh.
¡Madre mía! Trago grueso.
El hermoso elfo me mira, mientras comienza a caminar en dirección a mí. ¡Mi Eru!
El corazón se me dispara y todo comienza a darme vueltas.
─Es imposible... yo.... Yo....
─Irianel─ me susurra entre sollozos.
Ese nombre, ese nombre ¿Dónde he escuchado ese nombre? me murmuro una y otra vez. ¿Dónde?
EL elfo se vuelve hacia mí y me mira.
¡Oh, mi Eru! es tan hermoso.
—Su majestad─ le digo mientras hago una reverencia.
─ ¡NO... NO... tu no! ─ me dice él entre sollozos, mientras se acerca lentamente a mí.
─Ada─ murmura Legolas─ déjame hablar contigo por un momento─dice este.
─Pero....pero... Titubea este
─Ada, ¡Por favor!
─No Legolas, No me pidas eso, no la voy a dejar ir, ella es mi... ella es mi... se desploma ente sus rodillas. ¡No! Está sufriendo. Haz algo Legolas, no soporto verlo así.
Los ojos se me llenan de lágrimas y comienzan a descender por mis mejillas, no soporto verlo así... ¡Me duele! ¡Me destroza! Pero ¿Qué hago? Compasión, vacío, dolor, desesperación, todo eso inunda mi corazón, y siento una angustia asfixiante.
"Legolas haz algo" murmuro en mi mente, mientras las lagrimas no cesan de caer.
No me logro contener y me dejo caer frente a él, en la misma posición observando con dolor como sus lagrimas caen una tras una y como me mira con devoción.
─Irianel, Irianel, mi Irianel─ dice murmuro entre sollozos.
─Thranduil─ le susurro.
Este abre los ojos como platos. Trago grueso.
¡Oh mi Dios, que he dicho! he llamado al rey por su nombre. ¡No lo puedo creer!
¡Soy una igualada! Me reprendo en la mente. Como me tomaba esa atribución, yo no soy nada, yo no soy nadie... yo no soy nadie.
─ ¡Por Favor!... Dilo otra vez─ me dice entre sollozos.
¿Qué digo?
¡No le entiendo! ¿Qué quiere que diga?
El parece entender mi desconcierto y clava sus ojos zafiros en mí.
¡Vaya!
"Son mucho más hermosos que en mis sueños" me digo para mi misma.
─Di mi nombre─ me susurra en un tono suplicante.
¡Oh, no!
Estoy sufriendo al verlo así, me duele, me quema, me arde, me carcome verlo así... pero lo peor es que no sé porque... ¿Por qué?
¿Porque siento que lo conozco y no solo en mis sueños? ¿Por qué me mira así?
Suspiro.
─Ada, necesitamos hablar, hay muchas cosas que te tengo que decir... ¡Por favor!
El rey niega con la cabeza.
─No, no y no Legolas, si esto es un sueño no pienso despertar, no voy a poder resistir abrir los ojos y no volver a verla... no Legolas, yo la necesito, la necesito más que al aire que respiro, ella es...
─ "Mi sueño hecho realidad"─ decimos los dos al unisonó.
¡Vaya!
El rey fija su vista en mis ojos y yo clavo mi mirada en sus hermosos zafiros. Es tan familiar, tan agradable, tan deslumbrante. Sus ojos me dan tanta paz, tanto consuelo. Es como si mi vida dependiera de ellos. No lo sé. Díganme loca.
¡Pero esos ojos me conocen!
Legolas se acerca a su padre con el fin de ayudarle a ponerse en pie y este lo acepta, luego de eso el rey fija su vista en mí y me dedica una hermosa, tierna y confusa mirada. ¡Oh mi Eru! aun así con lagrimas.
"Este hombre es realmente hermoso, es tan... tan... varonil"
Ladeo mi cabeza. ¡Cálmate! Y ¡Deja de pensar en tonteras Niniel!
El me mira fijamente, no se mueve, no respira. Es como si no quisiera parpadear, como si tuviera miedo a hacerlo y ya no verme más... ¿Por qué?
Legolas me ofrece una de sus manos y me ayuda a colocarme nuevamente en pie. Bajo rápidamente mi mirada al vestido, para comprobar que aun sigue intacto. Obvio no lo quiero estropear, es el vestido de mis sueños y nunca en mi vida tendré de nuevo una prenda tan hermosa, tan fina y tan delicada como esta.
─ Niniel─ susurra Legolas, sacándome de mis pensamientos.
─¿Dime?
─ ¡Podrías salir un momento, necesito hablar con mi Ada por favor!
Yo asiento y me giro rápidamente.
─No Legolas, yo necesito hablar con ella─ exclama el rey.
Trago grueso.
¿Qué hice ahora? Me pregunto en mi mente.
─ ¡Por favor Ada!
─Está bien─ dice este, mientras me mira con asombro, con su rostro pálido, con lágrimas que no cesan de caer. Se acerca poco a poco a mí y se tira a mis brazos. ¡Oh! Me toma de la cintura y hunde su cabeza en mi pelo. Pero...
¿Qué ocurre? Es tan...
─ Solo no permitas que se vaya, Legolas─ susurra con voz baja, mientras sigue aun en mis brazos.
¡Vaya!
Esto es tan... no logro comprender nada, su contacto es tan familiar. Su olor, su pelo, sus manos. Pero... suspiro.
─ ¡Niniel!─ me dice Legolas.
Dirijo mi mirada a su rostro, aun con su padre entre mis brazos.
─Ve y disfruta del baile, yo estaré contigo en unos momentos.
Yo asiento y trato de zafarme del brazo tan musculoso del hermoso Thranduil, pero este no se mueve, es más; cada vez me pega más a su pecho. ¡Madre mía! Y me sostiene entre sus brazos.
─Irianel, mi Irianel─ me susurra al oído, mientras inhala el aroma de mi pelo.
¡No sé porque lo hace, pero me encanta! Me digo en la mente.
─Eres tu... eres tu... ¡Oh, mi Eru!
─ ¡Ada!
Thranduil frunce el ceño y me suelta a regaña dientes.
Salgo del salón como alma que lleva el demonio y llego hasta un amplio y hermoso pasillo donde la brisa fresca rosa mi cara.
¿Qué ha sido todo eso? Si esto es un sueño ha sido tan real. ¡Vaya!
Me giro rápidamente y entro al salón del baile con la finalidad de ver a Tauriel o a Arien para poder estar con alguien conocido. Las busco con la mirada pero no las localizo. ¡Demonios! Y aquí estoy yo... si yo... con el corazón a punto de infarto, con cosas que no logro comprender, con un desasosiego que me está carcomiendo los nervios y sola en un salón repleto de elfos que me miran como si fuera un fantasma.
─ ¿Mi señora Niniel?
Me giro rápidamente. ¡Oh!
No lo podía creer, ahí estaba el hermoso elfo de la noche anterior. ¡Vaya!
─¡Hola Vladimir! , ¿Como estas?
─He estado muy bien mi hermosa dama, pero ahora que la veo puedo entender porque la noche esta perfecta.
¡Oh!
─Así...y ¿Porque si se puede saber?
El hermoso elfo esboza una sonrisa.
─Es porque contamos con la presencia de Varda en persona, el día de hoy mi señora usted deslumbra con su esplendor, permítame decirle que usted es la mujer más bella que he visto en mis pocos años─ me susurra.
Su comentario hace que me sonroje y que me ponga nerviosa.
Yo no estoy acostumbrada a este tipo de comentarios, es más; nunca he estado en contacto tan cercano con un elfo, y eso hace que el verme en estas situaciones sean... pues algo nuevo para mí.
Trago grueso.
─Gracias Vladimir, eres muy amable tus palabras me alagan─ es lo único que consigo decir.
─No hay porque darlas mis señora─ me dice, mientras veo como me come con la mirada.
¡Oh! "La próxima vez voy a decirle a las elfas que no se luzcan tanto con la elaboración del vestido"
─Mi señora, me permitiría acompañarla en esta velada─ dice sacándome de mis pensamientos.
─ ¡Oh, Vladimir! discúlpame pero es que ando en compañía de Legolas, así que no puedo aceptar tu ofrecimiento.
Vladimir abre los ojos como platos. Creo que esta asimilando mis palabras.
¡Pues sí! Y ¡Aunque no lo creas Legolas es mi pareja en el baile! Le digo a él en mi mente, mientras esbozo la primera sonrisa de la noche.
"Cosa que ha sido difícil la noche de hoy"
─Oh, pero que afortunado es el Príncipe Legolas─ dice mientras me sonríe.
Yo solo esbozo una sonrisa.
─ Y el Príncipe Legolas, ¿Dónde está?
¡Demonio! Buena pregunta.
─Ehhh, esta con su padre en el salón, creo que tenían algo que conversar.
─Mmm ya, bueno, si yo fuera él, no me hubiera separado ni un segundo de ti, no hubiera permitido que ningún elfo de baile te estuviera comiendo con la mirada─ me tira de golpe.
¡Oh, mi Eru!
Trago grueso.
¿Legolas donde estas? Lo llamo en mi interior. No sé como comportarme con elfos que se ven atraídos por mí, y la verdad es que en este momento agradecería que apareciera ya sea Tauriel, Arien o Legolas. Suspiro.
¡Auxilio!
Las horas han pasado y toda la velada la he pasado rechazando todas las invitaciones a bailar. Bufeo. Con la escusa de que mi paraje es Legolas. Pues sí, es el, pero ¿Dónde demonios estaba?
Durante todo este tiempo sola no he visualizado, ni a Tauriel, ni a Arien, esto es frustrante y algo molesto. Pues, es la primera vez que vengo a un baile, aparte ando puesto un vestido que ni en el mejor de mis sueños imagine algún día tener, para estar aquí sentada completamente sola, viendo como todos bailan, ríen y disfrutan. ¡Demonios!
─Al parecer, el príncipe Legolas, se ha olvidado de ti.
Me giro rápidamente y ahí está el nuevamente.
Lo miro por un momento y frunció el ceño. Ese comentario no me ha agradado, aunque la verdad es que tiene toda la razón.
─Creo que si─ le contesto.
De repente como por arte de magia comienza a sonar una hermosa melodía muy lenta, de esas melodías románticas, mágicas, dignas de cuentos de hadas.
¡Es muy hermosa!
─Mi señora, me permitiría este baile─ me dice Vladimir.
Suspiro.
Bueno, la verdad es que yo vine a un baile para bailar, no para estar sentada como estúpida, así que.... "No Niniel" me susurra mi subconsciente. Hago caso omiso de mis pensamientos y tomo del brazo de Vladimir.
─Sera un placer.
El hermoso elfo me conduce con orgullo por en medio del salón y veo como todos nos miran y siguen con la mirada. ¿Qué tengo? ¡Esto es muy molesto!
La música sigue sonando. Él hace una pequeña reverencia y yo se la copio. Cuando está a punto de tomarme de la mano, una mano me sostiene de la muñeca, mientras la otra rodea mi cintura.
¡Oh, mi Eru!
Es el... es....
Quedo completamente muda. Solo logro escuchar:
─Si le pones una mano encima, te mueres....
Hola a todos muchas gracias por leer, espero que este capitulo les haya gustado... pues si lo se es corto... pero lo he hecho con tanto amor. el capitulo que viene el rey y Niniel, podrán hablar y platicar completamente solos. estaré actualizando pronto... y Vladimir se meterá en problemas con Thranduil eso si se los aseguro.
besos
katy
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