Capitulo Extra
Esta parte es un pequeño trozo de lo que paso cuando Niniel lo dejo solo en la mazmorra.
Narra Thranduil
−No debí haber venido aquí− susurra con lágrimas en los ojos y se aleja a paso firme de mi lado.
¡No! ¡No!... ¡Maldita sea! ¡No! ¡Se aleja!... ella piensa...
Abro los ojos como platos mientras el desespero y la inquietud me inundan la razón.
¡No! Ella no puede simplemente marcharse.
¡No! Yo no... Ella no...
−Niniel...
Giro mi cuerpo en un maldito intento de que todo esto fuera una maldita pesadilla. Pero era inútil. ¡Maldición!
Todo era real, todo es real, la estoy perdiendo, o mejor dicho...
¡No! Ahogo un grito ahogado mientras un nudo se me incrusta en la garganta. ¡No lo puedo permitir! No puedo volver a perderla. ¡No puedo permitirlo!
¡No! Simplemente no puedo... yo la necesito, yo la...
Pude sentir claramente como el dolor y el desespero van recorriendo cada parte de mi cuerpo. Como la ira y rabia van dando tregua poco a poco a mi razón. Como cada poro de mi cuerpo se congela ante su ausencia. ¡No!... ¡No la puedo perder nuevamente! Yo simplemente no lo soportaría. Yo la necesito. Ella es mía, ella es...
Sin poder controlarlo a mi mente vuelven las malditas palabras de ese infeliz. Suspiro.
¡Vladimir!
Giro de manera violenta recordando y memorando cada palabra que el muy maldito se ha atrevido decirle a mi mujer.
Con rabia contenida doy un golpe a la pared, esperando que la misma me ayude a apaciguar un poco el fuego que en este preciso instante me consume. Pero no... ¡Demonios! ¡No lo consigo! Yo solo...
¡Maldición! ..... ¡Maldición! Grito con rabia contenida, pero esto no me ayuda. Esto solo incrementa mi ira. Solo deseo golpearlo, ahogarlo, asfixiarlo hasta que su vida se extinga en mis manos. Suspiro.
Hasta que su maldita existencia forme parte del ayer...
Pero no... ¿Qué podría hacer?
¡Si lo mato ella nunca me lo perdonaría! Y eso es algo que no podría soportar.
¡Demonios!
Entro a la maldita mazmorra y ahí yace el infeliz tirado como basura en medio de la nada. Completamente inconsciente. Solo seria de poner mis manos en su cuello y simplemente...
¡Piénsalo muy bien Thranduil! ¡No hagas cosas de la que te puedes arrepentir!
¿Qué fue eso?
Detengo de golpe mis pensamientos oscuros mientras intento encontrar una explicación.
¿Qué ha sido eso? ¿De quién ha sido esa voz? Pienso por un momento, mientras poco a poco mis manos van tomando la medida exacta de su cuello. Solo unos cuantos minutos, solo es cuestión de apretar, solo es cuestión de apretar hasta que su...
¡Si te atreves a dañarlo despídete de Niniel!
¡Niniel!... me detengo de golpe sintiendo como su pulso golpea con frenesí entre mis manos. Poco a poco su latido es más intenso y asfixiante que antes. Estoy a nada de acabar con mi objetivo definitivamente, estoy a nada de aniquilarlo por completo. Suspiro. Pero también estoy a nada de perderla.
¡Sea lo que sea, esa voz tiene razón Thranduil! Esta vez es mi conciencia la que habla, eso creo.
¡Si te atreves a dañarlo despídete de Niniel para siempre! Me susurra mi interior... ¡Para siempre!
¡Maldición!...
La voz tiene razón. La voz tiene...
Mi ira es tan grande en este momento que deseo acabar con su maldita vida, con su maldita existencia, con su maldito deseo por ella. Pero si lo hago la voy a perder, y eso no lo puedo permitir. Ella es mía, ¡Solo mía!
Yo...
Ahogo los malditos gritos que suben por mi garganta. Y salgo de ese lugar antes de cometer una locura. Antes de cometer...
¡DEMONIOS! grito colérico antes de recapacitar mis acciones. Esto es una locura. ¿Qué estoy haciendo? ¿Qué es lo que estás haciendo Thranduil? Debería de volver y acabarlo con mis manos de una vez por todas. ¡Ese maldito desea a tu mujer! Yo... debería volver y arrancarle los ojos lentamente.
¡Podría volver, Pero ella nunca me lo perdonaría, es más la posibilidad de que me dej...!
¡No!
La idea de imaginar que Niniel se vaya de mi lado me desgarra el alma por completo. ¡Niniel! ¡Mi amada Niniel!
¿Podría soportarlo? ¿Podría soportar estar sin su olor, sin sus besos, sin su cuerpo? Yo simplemente no...
¡No puedo! Es así de simple. ¡No puedo! Las palabras quedan atrapadas en mi boca sin poderlas pronunciar. Es simplemente imposible que yo pueda soportar perderla una vez más. ¡No puedo! ¡No puedo! Yo... La sola idea de perder a Niniel me provocaba un nudo en la garganta que me asfixia la razón, los malditos escalofríos recorren mi cuerpo de manera amenazante y mi torrente sanguíneo se agita con frenesí.
¡No lo soportaría! ¡No otra vez!
En estos años había encontrado en la soledad una manera de ayudarme a vivir si ella. No era extraño encontrarme a la intemperie, en medio del bosque, ajeno a todo lo que me recordara a ella... pero en este momento estaba lejos de disfrutar de esta soledad.
Por un momento me detuve a contemplar la oscuridad de la noche. El bosque, la nada. Hoy me resultaba simplemente insignificante. La necesito a ella. Su calor, su sonrisa...
¡Eru! ¡No la dejaré escapar!
Suspiro. Iré tras ella, siempre lo haré. Aunque se esconda en los confines de la fierra. ¡Oh Niniel! ¡No te voy a perder! Esta vez no.
¡Mi luz de Estrella! Debo de hablar con ella. ¡Debo buscarla!
Me preparo mentalmente para hacerle frente a toda su ira, a todo su dolor, a todo lo que ella quisiera decir. No la dejaría escapara. Esta vez yo...
¡Niniel!
El mundo se me cae a mil pedazos al encontrarla tendida en medio del pasillo.
¡Niniel!
¡No! ¡No! ¡No!... ¡Niniel! ¡Niniel!
Me arrojo hasta su cuerpo inerte y frió, mientras un maldito escalofrió me recorre el cuerpo.
−Niniel, mi amada, me escuchas− digo tratando de moverla, mientras busco alguna señal de herida.
Ella no dice nada, no se mueve, no... ¡Eru! Ella esta fría, inerte, tan fría y pálida como esa vez... como cuando la...
¡No! ¡No! ¡No!
−Niniel, por favor...− La tomo entre mis brazos y comienzo a temblar del dolor.
¡No!
Niniel no se mueve, esta fría, muy fría. Aquello me desquició la mente, no soportaría tener que perderla. Sentí en mi pecho un inmenso dolor que me parte la mente, la vida y mi propia alma la está partiendo en dos. La pierdo. ¡Maldita sea, la pierdo nuevamente! Yo...
¡Maldición!
El recorrido hasta el palacio me pareció eterno. Cruce la puerta principal y grite la orden que trajeran al sanador. Camine con Niniel en mis brazos y aún seguía fría, la noche estaba fresca, pero no era para que estuviera así de fría. Gire en dirección a las alcobas y ahí divise a Legolas.
Mi hijo palideció por completo al ver el cuerpo de su madre inerte, frió, casi en coma en mis brazos. Se acercó hasta mí corriendo y gritando por el sanador de la misma forma en que lo hice yo.
−Nana...
−Legolas ve por Arien y dile que venga enseguida− digo sin detenerme.
−¿Qué ha pasado Ada?− pregunta mi hijo con un tono de angustia
−No lo sé Legolas, la he encontrado en medio del pasillo así− contesto entrando rápidamente en su habitación
−Nana...
Coloco a Niniel en la cama y me cercioro de su respiración. Si respira. ¡Gracias Eru! Respira lentamente y su cuerpo parece entrar un poco en calor.
−Legolas ve por Arien enseguida− demando, mientras coloco una manta en su frió y pálido cuerpo.
¡Eru!
¿Qué pudo haber pasado? Ella no tiene indicios de herida, o de...
−Mi señor, he llegado lo más rápido que pude− dice el sanador entrando con Arien a la misma vez.
−Oh, mi señora− dice está tomando la manos de Niniel de manera sutil.
−¿Qué ha pasado mi señor?− pregunta el sanador, mientras remueve un poco de la vestimenta de mi reina.
¡Demonio! Esto es incómodo. No me gusta el hecho que otro elfo le ponga una mano encima. Pero esta vez... ¡Concéntrate Thranduil! La está ayudando, él la...
−No lo sé− contesto tragando grueso− solo la he encontrado de camino tirada en medio de los pasillos− digo mientras veo como revisa atentamente sus pupilas.
−Esta fría mi señor, muy fría− susurra Arien mientras comienza a colocar una manta mucho más gruesa de lo normal.
−Parece solo haber sido un desmayo mi señor, no tiene heridas y su ritmo cardíaco y presión son tranquilos y constantes− dice este mientras comienza abajar sus dedos hasta su vientre.
−¿Qué es lo que haces?− grito con los ojos como platos.
Este se detiene de golpe y me mira sin vacilar.
−Mi trabajo mi rey, debo revisar que la reina no se encuentre en cinta− dice a modo de repuesta− esa puede ser también una razón para su estado.
¿Qué? ¿En cinta? ¿Sería posible?
Ha Arien se le ilumina la sonrisa, mientras yo me quedo asimilando las palabras del sanador. Este me mira y no se mueve.
−¿Sera su majestad que pueda seguir revisando a la reina?− pregunta este mientras yo me quedo como estatua.
Algo muy dentro de mí desea conocer esa posibilidad, pero otra muy dentro de mí no podrá soportar que la toque en mi presencia.
−No− contesto firme y tajante− mi esposa no será revisa sin su consentimiento de esa manera, además existen elfas que pueden realizar esa labor aparte de usted, ¿o me equivoco?− pregunto dejando salir mi lado dominador.
−Como usted lo diga mi señor− dice este mientras coge uno de los tantos líquidos aquí presentes.
−Mi señor, porque no se va a descansar, yo me quedare aquí con la niña Niniel− dice Arien mientras me observa.
¿Qué? ¿Es enserio?
−No pienso irme a ninguna parte Arien, mientras Niniel siga inconsciente aquí estaré junto a ella.
La puerta de la habitación se abre y entra un Legolas todo angustiado.
−¿Qué tiene mi madre?− pregunta de golpe.
El sanador lo mira atentamente y comienza a retirar los miles de frascos aquí presentes.
−Mi señora está en perfectas condiciones, al parecer todo ha sido causa de un desmayo su majestad− dice este mientras comienza a darle indicaciones a Arien de que sabe qué cosa.
Legolas la contempla en silencio. No dice nada. Poco a poco se va acercando al borde de la cama y se acurruca junto con ella. Es la vista más hermosa que pudiera alguna vez contemplar. Dejo escapar un suspiro y contemplo a mi familia. Mi bella y dulce familia que esta junta una vez más, junta como tuvo que haber pasado hace años atrás, junta, junta por fin. Mi pequeña y hermosa familia...
Pero... ¿Sera posible? Y ¿si el sanador tuviera razón? ¿Y si ella estuviera en cinta? ¿Y sin tan solo dejara que el sanador me sacara de dudas de una vez por todas?
−Mi señor...
Escucho las palabras de Arien a lo lejos.
−¿Dime Arien?
−Mi señor, Lord Elrond necesita hablar con usted− dice está sacándome por completo de mi ensoñación.
¡Demonios! ¡Había olvidado por completo el tema de Vladimir!
−Dile que enseguida estaré con el−digo mientras me acerco a la cama y la veo descansar. Es tan hermosa, tan pura y tan bella. ¿Quién culparía a Vladimir de enamorase de una elfa así? ¿Quién?
sonrió para mis adentros mientras encuentro en mi yo interior la respuesta. Yo... solo yo lo haría. Yo lo haría hasta el cansancio. Solo que el maldito se fijó en la elfa equivocada.
−Te amo Niniel− depósito un casto beso en sus labios, y camino en dirección a la puerta. Me detengo de golpe consiente que el sanador aún se encuentra en la habitación de mi amada.
−¡Legolas!
−Si Ada− contesta este.
Esbozo una pequeña sonrisa porque soy consciente de lo que voy a decir.
−No permitas que nadie se atreva a revisar a tu madre de ninguna forma poco usual, me haz comprendido− clavo mi mirada en mi hijo que rápidamente ha captado mi indirecta.
−Antes de eso le clavo una daga en el pecho Ada− contesta este y su repuesta me tranquiliza.
¡Bien!... Ese es mi hijo.
Hola mis queridos lectores, espero que esta extra le haya gustado. Les aseguro que ya no estaré tan ausente como antes. Y les pido las disculpas del caso. Pero cuando no se tiene inspiración nada se puede hacer. Un beso enorme a todos y como siempre gracias por votar, leer y comentar.
Katy
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