Drake:

Regresé a mi forma humana e ingresé a la cabaña. No había podido regresar desde el escape de Vanessa. Mi egoísmo la orilló a desertar y convertirse en fugitiva. Sabía que había un grupo de rastreadores buscándola, pero mi abuelo me prohibió tener acceso a cualquiera otra información relacionada con ella. Y quizá eso era lo mejor.

—Luces horrible —fue el saludo del visitante que me esperaba.

Que Zigor estuviera en ese espacio, el cual por mucho tiempo fue un refugio de Vanessa y mío, se sintió incorrecto. Sin embargo, yo no podía salir de territorio Cephei y ese era el único rincón del bosque en el que nadie vendría a molestarme, ni siquiera Corinne.

—Y tú menos moribundo —repliqué. El brujo estaba de pie, mas yo sí preferí avanzar hasta la habitación y sentarme. Había sido otro día agotador.

El tono en su piel ya no era enfermizo y su cuerpo parecía haber recuperado un poco de masa muscular. Su postura también lucía más firme.

—La libertad me ha hecho bien. ¿Y tú? ¿Recuerdas que sigues siendo un ser vivo que necesita comer y dormir?

Suspiré. No necesitaba a alguien más cuestionando mi autocuidado. Tener menos apetito e insomnio ocasional no era tan grave, ni un precio tan alto.

—Estoy practicando para cuando me hagas inmortal —ironicé, todavía sin terminar de digerir el tema de nuestra reunión anterior—. Mejor vayamos a lo importante. Tampoco puedo quedarme aquí tanto tiempo.

—La próxima vez vas a tener que visitarme en mi nuevo bar. Pronto será demasiado arriesgado que salga del pueblo, hasta que acaben los preparativos —dijo. Zigor permaneció en el poblado donde fue sellado, como una forma más fácil de pasar desapercibido y poder controlar su entorno. Suponía que lo del bar era para no aburrirse—. Ya Thomas encontró el cofre. Aprovecharé este viaje para decidir el mejor lugar.

Asentí.

Pronto cruzaría otra línea más; una que implicaba la muerte de otros. Trataba de no pensar mucho en ello desde que lo acepté, no obstante, faltaba poco para que se materializara ese daño colateral. Malvado, pero necesario para obtener el poder que antes no sabía era posible codiciar. El cambio no llegaría quedándome en el mismo estado, sino adentrándome en niveles superiores que me harían imparable.

—¿Eso es todo? —pregunté cuando su silencio se prolongó y su mirada empezó a ser incómoda.

—Puede decirse que sí.

—Entonces no era necesario vernos aquí —refunfuñé. Me levanté—. Ya me explicaste lo del cofre y los siguientes pasos, así que supongo que no nos veremos por un tiempo.

Colocó su mano en mi hombro para evitar mi partida—. Me aseguraré de que te mantengas centrado, Drake. Solo tú puedes cumplir con lo que quieres y distraerte sería autosabotaje. Yo te dije lo que sucedería.

No hubo necesidad de que mencionara el nombre de Vanessa para saber que se refería a ella; y fue mejor que no se atreviera a pronunciarlo. No la quería asomándose en su mente peligrosa.

—Ella no ha dejado de ser la razón principal de por qué hago esto. Esté o no, así es —contesté—. Cuando sea el momento, volveré a tenerla a mi lado.

Retiró su mano—. Ella ha sido una distracción desde que entró en tu vida. Lo mejor es que se haya vuelto a ir. Piensa en todo lo que hemos avanzado desde que su primera ausencia.

—Lo que dices no me quita las ganas de ser egoísta y buscarla en cada rincón hasta encontrarla, pero no lo hago porque estoy centrado.

—Tengo que admitir que, de cada variable que soy capaz de predecir y manipular, tu unión con Vanessa va más allá. Ella siempre será tu más grande desventaja —concluyó.

Con anterioridad había considerado en varias oportunidades preguntarle sobre esa supuesta conexión del pasado con Vanessa, sin embargo, me preocupaba que aumentara su preocupación respecto a la influencia de ella en mí y en los planes. Zigor, pese a hacer mi aliado, no dejaba de tratarse de un ser oscuro y detrás de sus propias convicciones, las cuales no me había revelado.

No podía confiar del todo en él, a pesar de ser claro para mí que lo necesitaba. Desconocía qué tan profundo él era capaz de ver en mi interior, en mi corazón y pensamientos, por lo que cuidaba mis palabras a su alrededor.

Temía que viera a Vanessa como un problema del que debía encargarse.