Orgasmo forzado?
Horus abrió la puerta encontrando que no tenía seguro puesto. Para alguien que lo quería mantener lejos como que Tobias no estaba tomando medidas. El dios sonrió cerrando la puerta a su espalda. No era idiota, si Tobias era ciego de seguro había oído cuando había entrado. Ahora que se abstuviera a las consecuencias.
Lo había dejado bastante frustrado en su encuentro anterior. Ya demás estaba bastante molesto con el hecho de que lo habían mandado a dormir al sofá mientras los otros dos se estaban follando como puñeteros conejos.
Caminando descalzo se acercó a la cama y se sentó en el borde del otro lado del humano. Este le daba la espalda y estaba cubierto con una colcha hasta el cuello.
-¿Me vas a seguir ignorando?- le dijo Horus como si fueran las tres de la tarde, pero no recibió respuesta.
Alzó una ceja. Acaso eso era una invitación. La sonrisa de sus labios se hizo un más grande y se acostó en la cama a todo lo largo cruzando los brazos por detrás de la cabeza, sobre la cómoda almohada.
-Eres un tacaño ¿sabías?- espetó- teniendo una cama tan grande y cómoda y dejando a mi pasar trabajo en la sala-
El único sonido que llegó a sus oídos fue el de los débiles gemidos del otro lado de la pared, al menos ahí eran menos potente que en la sala. Si Tobias podía dormir con eso realmente era un tronco seco, porque hasta él estaba duro y ni siquiera lo había planificado.
-Oye Toby, no me ignores, sé bien que tú tampoco estás dormido, vamos habla conmigo- lo incitó pero aun nada.
Frunciendo el ceño se recargó sobre su codo y se puso de lado. Tocó el hombro de Tobias por encima de la tela y encontró que estaba temblando.
-¿Toby?- lo llamó girándolo hacia él encontrando que el rostro del humano estaba empapado en lágrimas mientras los ojos de este estaban en una total nebulosa diferente a su ceguera. Estaba teniendo una visión.
Y visión que fuera no era nada buena para ponerlo en ese estado. Horus lo sacudió con fuerza para sacarlo del trance. Nunca se esperó ver a Tobias así, tan vulnerable. No sollozaba pero las lágrimas no dejaban de caer de sus mejillas. Después de unas sacudidas los ojos que hasta el momento ni habían pestañeado se cerraron lentamente y el cuerpo del joven se quedó quieto y con la respiración estable.
Estaba dormido.
Horus se quedó confundido. ¿Pero qué demonios? Aun así no intentó despertarlo. Simplemente secó las lágrimas de su rostro con un nudo en su pecho. No entendía por qué le afectaban tanto.
-Oye pequeño sabueso, de veras eres una caja de sorpresa- y besó su frente, un gesto que hasta él mismo se sorprendió, pero que le gustó bastante.
La excitación de su cuerpo había cedido siendo reemplazada por la preocupación hacia Tobias, por lo que solo le quedaba dormir hasta que de seguro fuera pateado. Lo interesante sería ver quién de los tres de la casa lo hacía. Le gustaría ver el rostro del Oráculo una vez que descubriera con quién había dormido.
Tobias había tenido una visión. Una muy corta, muy escueta, pero muy potente. Aún su cuerpo se estremecía recordando el sonido de los latigazos cayendo sobre la espalda de alguien más que no era él pero que era el resultado de protegerlo. Desde que Horus había aparecido en su casa, todo era así, las visiones eran más seguidas y enfocadas a él. Estaba seguro que esa persona era él. Pero por qué era azotado, y por qué razón gritaba ante el sufrimiento del Dios. Su cabeza era un caos total.
Se removió ligeramente encontrando que su cuerpo no tenía la movilidad de siempre, más bien, algo lo rodeaba. Abrió los ojos y como siempre la oscuridad se cernía ante él pero ese olor era indiscutible.
-¿Horus, qué haces en mi cama?- su voz era pastosa, se sentía cansado ya adormecido y a la vez tan cómodo.
-Hmmm- un sonido gutural salió de la garganta de Horus que tenía los ojos cerrados y que se movió apretando a Tobias contra él y enterrando su rostro en la cabellera rubia- Un poco más-
Inesperadamente el humano se quedó quieto y sus párpados volvieron a cerrarse. El sueño era más fuerte que él y el calor que lo envolvía era una sensación extraña y agradable que lo envolvía en una deliciosa tranquilidad. Y esa fue la primera noche que Tobias ni soñó ni tuvo más visiones. Nunca había dormido tan plácidamente.
Algo rozaba su cuello. Algo húmedo y caliente. Y eso para no mencionar que había algo que se rozaba contra él de una forma…extraña. Tobias gruñó entre sueños y abrió la boca solo para que fuera sellada por algo suave y demandante a la vez. Sus ojos se abrieron de golpe.
-Shhh, no te alteres mucho Toby, ya falta poco-
La voz de Horus contra su oído le hizo atragantarse con un jadeo. Su cadera se sentía caliente y había una deliciosa sensación en su estómago ¿Qué era aquello? Fue entonces que se dio cuenta que la ropa inferior había desaparecido y una de sus piernas cruzaba por encima de la cintura del dios.
Al estar de lado, con su cabeza sobre el brazo de este, no era una posición muy cómoda, pero gracias al tamaño de Horus este podía hacer lo que le viniera en ganas.
-Imbécil, déjame- intentó empujarlo lejos de él sin mucha fuerza. Cuando Horus se refería a que faltaba poco no se imaginaba que se refería al orgasmo salvaje que estaba bajando por su cadera.
El pene de Horus se rozaba entre sus piernas contra la parte inferior de sus genitales y contra sus nalgas en una excitante fricción con un sonido húmedo, mientras el miembro de Tobias quedaba atrapado entre los abdómenes de ambos que era estimulado con cada embestida del Dios.
-Horus- volvió a protestar para que su boca fuera tapada con la del halcón…otra vez.
Tobias se estremeció y perdió totalmente la fuerza. Sus labios eran besados de esa forma. Era una sensación diferente a todo lo anterior. Quería morderlo, decirle que lo dejara, patearlo, alejarlo de él pero a la vez su cuerpo pedía más aquella deliciosa fricción que casi lo estaba volviendo loco.
-Lo estás disfrutando- Horus jadeó contra sus labios para después besar sus mejillas- La manilla no me está electrocutando así que no me digas que no es así-
-Muérete- Tobias gruñó con las mejillas todas rojas y escondió su rostro contra él pecho del dios que ya ni siquiera tenía ropa, estaba completamente desnudo-termina de una vez-
El pecho de Horus retumbó.
-No te molestes, solo estoy terminando lo que dejamos a medias en mi trabajo- gimió soltando liquido pre seminal anunciando que casi estaba a punto de correrse. La humedad corrió a lo largo del muslo del chico.
Quería burlarse un poco más de él, no espera que despertara tan pronto pero tenerlo así era aún más divertido y más emocionante. La excitación estaba llevándolo al límite más rápido que con cualquiera y ni siquiera se la había metido. Eso de seguro sería de locos. La suave piel contra la de él lo encendía.
-No vayas a gritar Toby, o no querrás que Darien y Anubis te vean as…AH- casi grito y tuvo que morderse los labios cuando un dolor lo recorrió desde su pectoral. Bajó la cabeza para ver los dientes de Tobias enterrados en su piel. Oh, mala jugada.
La mano de Horus aferró más fuerte la cadera de Tobias pegándolo más hacia él y aumentó el movimiento de su cadera provocando que la fricción contra su pene fuera más intensa. El cuerpo entre sus brazos tembló y un calor húmedo manchó l vientre de ambos.
El halcón sonrió complacido y solo bastó tres movimientos más para correrse contra las nalgas del chico y sus muslos, manchándolos de semen. Las abundantes gotas corrieron por la piel hsta manchar las sábanas. Típico de un dios como él, su poder había sido sellado pero sus capacidades reproductivas no por lo que su corrida excedía con creces la de un humano promedio. Tanto la sábana como las piernas de Tobias quedaron hechas un desastre.
Con una sonrisa Horus dejó caer la cabeza sobre la almohada jadeando. Se sentía tan bien que el sexo pasó a segundo plano en su mente. Estaba complacido.
Tobias se removió contra él después de soltar su piel y se fue sentado inestable en la cama. Su cabello estaba enmarañado y ocultaba su expresión. De su boca corrían dos líneas de sangre mientras de abdomen hacia abajo estaba manchado de semen por todos lados y el olor se extendía ya por toda la habitación.
-¿Te gustó Toby?- puso su rostro sobre su mano- Estoy seguro que fue el orgasmo más rico que hayas teni…- pero no terminó la frase.
Tobias alzó su pie y lo pateó con fuerza en el estómago botándolo de la cama. El cuerpo de Horus se golpeó con fuerza contra el piso y esta vez jadeó de dolor.
-Mierda- exclamó- ¿Qué demonios te pasa?-
Pero ya Tobias se había levantado de la cama tambaleándose y se encaminaba hacia el baño. Una vez dentro la tiró y puso el seguro. Se dejó resbalar por ella hasta quedar en el suelo y aunque no podía ver su estado sabía que era un desastre total y lo peor es que no había puesto la resistencia necesaria.
Todavía podía sentir el pene grande y caliente del dios rozándose contra sus sensibles partes, estimulándolas y el sabor metálico de la sangre contra su paladar. Suspiró y se pasó la mano por la cabeza. Quizás que Darien y Anubis hubieran decidido tener sexo esa noche del otro lado no había sido una buena idea.
Más bien, había sido la más terrible. Y ahora como salía de esa.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro