-I-
- Marcella, ¿has visitado ya al ángel? ¿Cómo está hoy?
- Como siempre, ha desayunado bien y ha estado con el rehabilitador. Ya ha pasado lo peor. Ahora iré para cambiarle los vendajes.
- Ayer volvió a tener pesadillas, despertó agitado, pero lo curioso es que ni en sueños habla...
- Pobre criatura, con lo que ha tenido que vivir no me extraña que no diga nada. El trauma debió de ser horrible... Solo tiene tres añitos, ¿te imaginas?
- Sí, lo sé; me parte el corazón cada vez que entro y le veo ahí solito, mirando la pared en silencio, sin nadie que venga a visitarle... Su familia los tiene muy bien puestos para decir claramente que no piensa hacerse cargo.
- Es un santo. No se ha quejado ni una sola vez.
- Cierto, no ha abierto la boca en tres meses...
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