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16. Eufórica

https://youtu.be/ZkW-K5RQdzo

- ¡Gatita! ¡No me lo puedo creer! ¿Montas una pelea y no me invitas? ¡Creía que lo nuestro iba bien!

La aludida, que había desviado un momento los ojos hacia el dueño de aquella voz, enseguida volvió a centrarse en sus atacantes.

- No sé qué haces aquí todavía, pero me pillas un poco liada ahora mismo... Ya te pegaré a ti otro día, si no te importa -ironizó, sin perder de vista a aquellas cuatro bestias.

El caballero de Cáncer se recostó en la puerta del cuarto de baño, del cual había salido, soltó una carcajada y se acercó parsimoniosamente, estirando un hombro y el otro a continuación:

- A decir verdad, llevo un rato observando vuestra fiestecita... ¿Cinco contra una? ¿En serio? Debéis de ser los más flojos de vuestro clan, si han tenido que mandaros a todos para secuestrar a una sola persona... ¿Habéis visto el estilazo de la dama desactivando al bueno de Konstantin? – se colocó la mano junto a la boca y habló en tono confidencial- Se me ha puesto dura y todo...

- ¿Quién eres tú? -interrogó el jefe, con aire amenazante, observando a aquel chico de cabello despeinado y afeitado deficiente que se comportaba como si pudiese tumbarlos a todos con un dedo.

- ¡Oh, créeme, no quieres saberlo! ¿Os parece bien que juegue en el equipo de la dama? Por aquello de equilibrar fuerzas... -propuso, apartando a codazos a dos orangutanes para situarse junto a Kyrene, a quien se le escapó, a su pesar, una sonrisa. 

Maldito Deathmask, tan oportuno siempre... Ahora quedaría en deuda con él... Pero la batalla estaba ganada.

- Esto será breve, gatita. No esperes disfrutar más de dos minutos con estos cuatro enclenques...

- Cada uno se suicida como quiere, supongo -observó el jefe-. ¡Compartirás su destino!

A un gesto suyo, los cuatro se precipitaron sobre ellos, dando comienzo a la contienda.

- ¡Me pido a estos dos! ¡Venid con papá, chiquitines! -gritó alegremente Deathmask.

El caballero atizó una patada en el pecho al primero, proyectándole varios metros hacia atrás, y lanzó al segundo una serie de puñetazos en el abdomen hasta hacerle caer al suelo. Riendo sin parar, le descargó dos puntapiés que le rompieron sendas costillas y le dio por despachado, mientras el primero se incorporaba a duras penas y regresaba por su siguiente ración de golpes.

Kyrene, por su parte, jugaba con la ventaja de haber mostrado solo un cuchillo, pero el jefe y la mujer se repartieron ambos flancos para intentar inmovilizarla. Él la agarró por detrás, impidiéndole utilizar los brazos, al tiempo que la otra se acercaba por delante, dispuesta a golpearla. Ella esperó con paciencia al momento exacto y, entonces, usando como apoyo el cuerpo del que la sujetaba, elevó ambas piernas, pateando la entrepierna y el estómago de su atacante, que se encogió de dolor y retrocedió entre gritos.

Deathmask se giró para felicitarla, con un criminal sujeto por el flequillo:

- ¡Esta es mi gatita! ¿Por qué no hacemos estas cosas más a menudo?

Ella le ignoró, concentrada en idear la forma de zafarse del patán que la asía por detrás. Su maniobra anterior la había librado temporalmente de la mujer, pero no había conseguido desequilibrarle a él, que ahora pretendía levantarla en volandas para sacarla del local. Mientras el caballero dejaba fuera de juego a su segundo mafioso estrellándole la cabeza contra la barra una y otra vez entre sádicas risotadas, ella, con un grito agudo, clavó el afilado tacón de su bota en la espinilla del que la sujetaba, ahuecó la espalda y se agachó hasta soltarse del agarre, antes de volverse para lanzarle un codazo directo a los genitales.

- ¡Ramera! ¡No te será tan fácil! -el líder le propinó un puñetazo en el brazo para desestabilizarla y arremetió contra ella, en un intento de agarrarla por el cuello, al tiempo que la mujer volvía a acercarse.

- ¡Piénsalo dos veces!

Con una expresión salvaje en el rostro, Kyrene sacó su segundo cuchillo y enarboló ambos. Amenazadora, les apuntaba directamente, sin un atisbo de piedad en la mirada. Los dos agresores se detuvieron en seco al verla, regalándole sin proponérselo un mínimo margen que ella invirtió en golpear el esternón de la mujer con el mango del arma y propinarle un cabezazo tan contundente que le fracturó el tabique nasal. Deathmask, que acababa de deshacerse de sus matones, se sacudió las manos y sonrió al escuchar el desagradable sonido del hueso quebrándose, admirado ante la soltura de la chica.

- ¡Hija del demonio! -aturdida, su oponente se llevó los dedos a la nariz, proporcionando a Kyrene el ángulo ideal para hundirle un cuchillo de lado a lado en el antebrazo.

El jefe, que se había acercado para tratar de desarmarla, recibió de lleno en la cara el llamativo chorro de sangre que manaba de la arteria cubital de su compañera. De reojo, Kyrene le miró limpiarse mientras dejaba a la mujer inconsciente de un segundo cabezazo y la soltaba contra el suelo como un saco vacío.

- Acércate, fanfarrón -siseó-, solo quedamos tú y yo...

- ¡Voy a darte tal paliza que no servirás ni para hamburguesas, niñata! -repuso él.

- Gatita, ¿necesitas ayuda? -Deathmask, risueño, intentaba ordenar un poco su cabello. Era evidente que se estaba divirtiendo.

- Gracias, Death, pero este me pertenece.

- Espera, ¿Death? ¿Tú eres Deathmask...? -el jefe del grupo se giró hacia él, con un repentino ramalazo de pánico en los ojos.

- En cuerpo y alma... O lo que queda de ella -respondió él, haciendo una inclinación socarrona.

- ¡Céntrate, cerdo! ¡Esto es entre nosotros dos! -le reconvino Kyrene, desafiante.

El jefe no se lo hizo repetir: tomó impulso, con el puño preparado, pero ella se escabulló encorvándose y quedó a su espalda, en la posición perfecta para hundirle ambas cuchillas de lado a lado a la altura de los riñones.

- ¡Ja! ¿Quieres más?

Deathmask la observaba encantado, sentado sobre una mesa:

- ¡Gatita, me alucinas! -exclamó, balanceando los pies como un niño al presenciar un espectáculo circense.

- ¿Pero te quieres callar?

El intruso empleó en su favor la ligera distracción de Kyrene: se giró, profirió un alarido sobrecogedor y la atrapó por el pelo, tirando sin medida, pero ella, con la cara crispada de dolor, le lanzó tres patadas al sangrante costado y aprovechó el momento en que se plegó sobre sí mismo para para sujetarle por la nuca y golpearle la cara con la rodilla, acertándole en un ojo. El hombre cayó al suelo y ella, resoplando, le pateó hasta hacerle perder el conocimiento.

- Vaya, nunca te había visto en acción con los cuchillos... ¡Tienes talento, pequeña! -admitió Deathmask, aplaudiendo.

Su comentario hizo arquear una ceja a alguien que no había sido invitado al evento: fuera, oculta entre las sombras del callejón para evitar ser detectada, una siniestra figura, cubierta por una armadura cuyo oscuro metal destellaba débilmente al reflejar la tenue luz de las farolas, les observaba a través de una de las ventanas, sin perder un solo detalle del altercado que acababa de tener lugar en el local.

- Ah, Deathmask... Ahí está tu vulnerabilidad... Voy a vengarme de ti de una vez por todas... -prometió la silueta, en un susurro, al tiempo que, con una mueca lúgubre que pretendía ser una sonrisa, se ajustaba el casco y se envolvía en su capa negra para sumergirse en la noche.

Kyrene, todavía jadeante, contempló el panorama de cuerpos inconscientes tendidos a su alrededor; meneando la cabeza con incredulidad, se volvió hacia Deathmask y dejó las armas en una mesa cercana. Sus ojos refulgían con un brillo extraño. Estalló en una gran carcajada y se agarró el vientre, incapaz de parar de reír. Se sentía feliz, llena de energía, lista para cualquier cosa. Cuando consiguió calmarse un poco, se acercó hasta situarse entre sus rodillas, con la pelvis muy cerca de la de él, y le apoyó ambas manos en las piernas, dirigiéndole una intensa mirada.

- Death, ¿has visto eso? ¡Les hemos vencido... juntos!

Él la rodeó con los brazos, estrechándola con dulzura y disfrutando del calor de su menudo cuerpo. Tenerla tan cerca era una sensación extraña, por lo inusual, pero muy agradable. Aspiró el aroma de su pelo -sándalo y una suave nota de naranja- y sonrió. Aquella pelea en ningún momento había sido un reto para él, sino un mero pasatiempo, pero los dos eran conscientes de que, de no haber participado, el desenlace habría sido de todo punto diferente.

- Sí, gatita, eso es lo que ha pasado.

- Todo ha sido por ti... Si no llegas a estar, me habrían llevado con ellos. Te estoy muy agradecida... -susurró, rozándole el oído con los labios y acariciándole los cuádriceps.

- Es mi trabajo, no tiene importancia -repuso él, con una ceja alzada, receloso ante su actitud súbitamente cariñosa.

- Has sido tan... Me ha encantado verte así... Ayudándome... -se separó un poco y le pasó las uñas por el pecho mientras exhalaba un evocador suspiro- No sabía que eras tan... fuerte...

- Bueno, de hecho no he usado ni una décima parte de mi fuerza... ni ninguna técnica especial... Habría sido un desperdicio con estos patanes. 

- ¡Pero has estado magnífico!

- No ha sido nada, Kyrene, relájate.

- Buena idea... ¿qué tal si nos relajamos juntos? -sugirió, enlazándole el cuello con los brazos.

Ahora, sus bocas estaban separadas apenas por un par de centímetros. La chica cerró los ojos y pegó su torso al de Deathmask, que se mantenía imperturbable.

- Hagámoslo aquí... ¡ahora! -propuso ella en un murmullo, con la respiración acelerada.

- No, Kyrene, así no -la rechazó, sujetándola por las muñecas para alejarla y levantándose de la mesa con un bufido.

Ella le miró, confusa y molesta.

- ¿Qué? ¿Llevas meses tonteando conmigo y ahora me dices que no? ¿Qué pasa?

Haciendo caso omiso, él se paseó por el local para asegurarse de que todos aquellos impresentables continuaban fuera de juego, pero ella no estaba dispuesta a rendirse: de un pequeño salto, se colgó de sus hombros, enroscándole las piernas en la cadera y ofreciéndole sus labios.

- Vamos, Death, no seas así... Estoy súper caliente... ¿Es que no te apetece que lo hagamos?

Deathmask tragó saliva: la tentación era prácticamente irresistible, pero tenía motivos más que sólidos para rehusar esa anhelada propuesta. Con un esfuerzo que se le antojó propio de un dios, le sostuvo la cara entre las manos y la forzó a mirarle:

- Kyrene, sabes que me muero por acostarme contigo. Pero no de esta manera.

- ¿Es por estos tíos? Subamos a mi dormitorio, entonces...

- No, no es eso: es que esta no eres tú. ¡Mírate! ¡Estás eufórica...!

- ¿Qué? ¡Qué tontería! Death, te deseo, necesito... esto... -se aferró más al chico, rozándole la entrepierna sobre el vaquero. Él apretó los dientes durante unos segundos, hasta que reunió la fuerza de voluntad suficiente para detenerla sujetándola por los muslos.

- Es comprensible, gatita: hemos peleado juntos y ahora el cuerpo te pide más adrenalina. Necesitas celebrarlo, tienes un subidón que no sabes ni lo que dices... Estás encima de un tipo guapo como yo, no te culpo por querer hacértelo conmigo, pero no puedo aprovecharme de esta circunstancia. Mañana te arrepentirías, créeme. Esto del sexo tras un combate no es buena idea.

- ¿Qué? ¿Me estás diciendo que estoy desquiciada o algo así? -inquirió ella, con el ceño fruncido.

- Exactamente, pequeña: has hecho un cortocircuito -la asió con firmeza por las caderas y entró en el almacén para subir la escalera hacia el dormitorio, con ella colgada como un koala e intentando besarle sin darse por vencida-. Descansa un rato y mañana hablaremos.

- Death, espera... -suplicó cuando la depositó sobre la cama, agarrándole por el cuello de la camiseta y soltando frase tras frase como una ametralladora- Uno rapidito, anda... ¡No tengo sueño! ¡Vamos a tomar algo! ¿Vemos la peli? ¡Tengo palomitas! ¡Te preparo un cóctel! ¿Quién es el muermo ahora?

- ¡Que no! ¡Y "no" es "no"! Voy a hacer limpieza abajo. Duerme -le quitó las botas, le besó la frente y salió, cerrando la puerta.

Qué difícil era hacer lo correcto, se dijo a sí mismo, mientras llevaba los cuerpos de aquellos neandertales al punto de entrega concertado con la policía. Ahora tendría que poner lo sucedido en conocimiento del Patriarca y volver a la taberna para arreglar aquella maldita puerta. Definitivamente, la vida era mucho más fácil cuando era un crápula y un traidor que solo se preocupaba por sí mismo... Cuando no estaba colado por Kyrene. 


Deathmask está aplicando con Kyrene con una ¿estudiada? combinación de indirectas-directas y comportamientos decentes. ¿Funcionará su estrategia? ¿Se le pasará a Kyrene el subidón? ¿Podrá mirarle a la cara después? 

Os dejo un avance del próximo capítulo, titulado "Tiempo fuera del mundo":

"¿Por qué estaba nerviosa? ¡Era Death, por favor! Ni que aquello fuese una cita, o algo así... Con un resoplido, arrojó al suelo el tercer conjunto que se probaba. No entendía por qué narices no le gustaba nada de lo que se ponía ni por qué necesitaba de pronto sentirse atractiva ante él. Bueno, sí que lo entendía, pero le fastidiaba admitirlo."

Gracias por seguir la historia. 

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