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Parte 5

Lan Jingyi, de nacimiento Lan Huang, tenía 13 años cuando decidió abandonar la secta Lan. Su padre habia muerto cuando tenia 5 años. Su madre cuando tenia 8. Su abuela hace un año. Era huérfano y no tenía quien abogara por él, salvo el primo de su padre, Lan Xichen quien siempre le decía que era su heredero natural. Pero el líder Lan siempre estaba ocupado, y el viejo maestro Qiren era cruel con él. Siempre lo castigaba, Porque se reía mucho o sonreía mucho o era muy ruidoso, muy inquieto como el tal Wei Wuxian o porque era muy testarudo como el segundo jade. Lo cierto es que si, rompía muchas reglas, ¡Pero eran reglas estúpidas! No te rías sin razón, no sonrías demasiado, no corras, no esto, no aquello. Como siempre era castigado, los otros niños no querían juntarse con él porque era una peste, palabras del viejo Lan Qiren.

La muerte de su abuela habia sido el golpe final para su espíritu ya bastante entristecido. Tenía un núcleo fuerte para su edad, una espada que sabia volar bastante bien y un gugin que aun debía dominar. Era suficiente. Tomó una ficha de jade y se largó en medio de la noche con un poco de ropa y panecillos.

Se dio cuenta que calculó mal sus necesidades cuando ya habia pasado mucho desde las fronteras de la secta. Los panecillos se habían acabado y tenia hambre y sed. Habia volado mucho y muy rápido, estaba cansado y no tenia un sitio seguro para descansar, Ni siquiera sabia donde estaba y si descendía, podría encontrarse con demonios devora núcleos, no quería eso.

Pero cuando su nucleó se agotó, no le quedó otra que descender casi cayéndose de la espada y raspándose entre las ramas de los árboles. En algunas horas se haría de noche y estaba en medio de la nada, puro bosque hacia donde alcanzara la vista, por un lado, bambú tan cerrado que era impenetrable, por otro lado, árboles y árboles.

- "Bien Jingyi, la hiciste bien esta vez, tu culpa."- Se dijo a si mismo para escuchar al menos una voz amiga en la soledad.

Se apoyó contra un árbol y se quedó dormido casi al instante.

Lo despertó una corriente de aire gélido a su alrededor y el silbido del viento al pasar entre el bambú, era el anochecer o el amanecer, no podía saber. Pero algo más allá del viento frio le hizo poner la piel de gallina. El descanso le habia servido, pero aun su núcleo no estaba recuperado del todo. Aun no era seguro volver a volar.

Aun así, tomó su espada y se puso en posición defensiva con el árbol cubriendo su espalda, tratando de descubrir qué era lo que lo tenía tan inquieto.

Sintió pasar la sombra negra frente a él y escuchó la espeluznante risa. Un demonio devora núcleo, o dos.

Aun con la escasa luz del día pudo ver que quizás estaba rodeado y empezó a temblar, aquí se acababa su aventura, estaba muerto.

Los demonios se reunieron ante él, sin temor a la amenaza de su espada, regodeándose por el núcleo que comerían. Lan Jingyi cerró los ojos a su pesar, esperando el golpe y el dolor. Pero en vez de eso, una nota estridente de un disi paralizó todo a su alrededor y a continuación, un talismán golpeó su pecho. Tenia olor a sangre y lo hizo abrir los ojos. Los demonios olfatearon el talismán sobre su pecho y se fueron sin más. Jingyi toco el talismán y una voz suave cerca de él advirtió: -"No lo toques, arruinaras mi trabajo."-

Jingyi miró hacia la voz y vio dos hombres delgados y altos acercándose a él.

Uno de los hombres le era familiar. Se parecía mucho al líder de su secta, aunque tenía la expresión mas dura, los ojos mas claros y peligrosos. No vestía como un Lan. Su ropa era azul oscura, pero tenia una cinta Lan en su frente, con el sello de la familia principal. Sin embargo, aunque recordaba haberlo visto alguna vez, debía ser hace mucho tiempo, de seguro hace años. Incluso se sintió confundido por un instante. Recordaba al hombre, un hombre de una gran belleza y un andar suave y perfecto, como si se deslizara por el aire. Como no recordaba bien el rostro de su propio padre, la imagen se mezclaba y a veces, habia creído que ese hombre habia sido su padre muerto. ¿O lo era? Jingyi se quedó petrificado mirando al hombre que se acercaba. La voz del otro hombre intentó sacarlo de su parálisis sin resultado: -"Eres un niño Lan, estas muy lejos de casa:"-

Lan Jingyi aún seguía mirando al hermoso hombre que recordaba de su temprana infancia.

-"¡Lan Zhan, lo rompiste! Mira lo que hace tu belleza."-

-"Wei Ying."-

Ahora Lan Jingyi lo sabía, Lan Zhan era el hermano menor de su líder, que se habia marchado de la secta para convertirse en esposo del patriarca Yiling, el gran maestro del cultivo demoniaco, Wei Wuxian. Miró al otro hombre ahora con temor real, después de todo, este hombre era el líder de los ejércitos de la muerte y tantos otros relatos de terror. Y allí estaba ante él.

Lan Jingyi lo habia imaginado, enorme, feo, grande y posiblemente brutal, llevándose a la fuerza al segundo jade de Lan hacia su guarida. En cambio, tenia ante él a un hombre delgado, muy bello y con una amplia y soleada sonrisa, todo lo contrario de lo que se decía de él.

-"Tu eres..."- la voz de Jingyi tembló, aflautada por el cambio hormonal y el miedo.

-"Tranquilo pequeño, estas a salvo con estos dos hombres guapos."-

Las piernas de Jingyi flaquearon por la tensión y habría caído si Lan Wangji no lo hubiera sujetado con suavidad.

-"¿Cuál es tu nombre?"- Le preguntó el jade con voz suave.

-"Lan Huang de nacimiento. Jingyi de cortesía."-

-" A Huang..." Murmuró el jade.

-"Oh, ¿es un familiar?"

-"Es hijo de mi primo."-

-"Vaya, con razón es un niño muy guapo, la legendaria belleza de Lan. Pero eso no explica que haces tan lejos de Gusu pequeño Jingyi."-

El niño los miró con un puchero y se quitó la cinta de la frente de un tirón, luego los miró desafiante y envalentonado: -"Ya no pertenezco a la secta Lan, seré un cultivador pícaro o encontraré un lugar donde vivir, pero Lan nunca más."-

Lan Wangji lo ayudó a sentarse en el suelo y ambos hombres se sentaron frente a él.

Lan Wangji habló-"Explícate."-

-"No hay nada que explicar. Soy huérfano y me odian, porque me parezco a él y a ti en mi forma de ser, porque rompo las reglas cada vez que respiro. El maestro Qiren me a castigado tantas veces que bien podría ser leproso, nadie se me acerca. Nadie me habla. Solo el líder lo hace, pero el líder rara vez tiene tiempo para recordar que existo. Prefiero la muerte antes que seguir viviendo de esa manera. Nada me ata ya a Lan."-

Wei Ying y Lan Wangji se miraron, en otro tiempo, habrían convencido al niño de regresar, ahora sabían bien lo que el niño podía esperar si regresaba después de escapar, mas castigos para doblegar o romper su espíritu.

Wei Ying sacó dos bollos al vapor aun tibios de una de sus mangas y un recipiente de bambú con agua fresca y se los ofreció. Jingyi agradeció y comió y bebió aliviando el hambre y la sed. Luego, Wei Ying se encogió de hombros y dijo: -"Ya que ya no eres un Lan, y siendo sobrino de mi esposo, por lo tanto, sobrino mío, tendremos que llevarte con nosotros , que remedio. No te quites jamás el talismán, te protege contra los demonios come núcleos y algunos otros, si cambias de opinión, siempre podrás volver a Lan, pero si vuelves a Lan jamás podrás volver a nosotros, es una regla. ¿De acuerdo?"-

Jingyi asintió esperanzado y feliz. Cualquier cosa era mejor que quedarse solo en ese bosque, aunque tuviera el talismán.

Jingyi se encariñó con los hijos de Wei Ying en el acto. Primero porque eran amables con él y fueron solidarios apenas llegó. El lugar que él suponía feo y oscuro, después de todo se llamaban túmulos funerarios, era en realidad un lugar hermoso y tranquilo. La gente era amable y se veía feliz. El lugar era prospero y tan bello que no tenia nada que envidiarle a Lan.

Jingyi jamás querría irse.

Lan Xichen, cuando se enteró, tres dias después, de que el niño faltaba, salió a buscarlo. Nunca lo encontró.

Con los años, Wei Ying y Lan Wangji se dieron cuenta que los Yao y cadáveres feroces casi habían desaparecido. Aun habia gouls cada tanto en los ríos y lagos, a veces fantasmas y espíritus enojados, pero realmente, la actividad de energía resentida habia disminuido demasiado. Lo cual probaba, que la mayoría de estos seres peligrosos eran generados intencionalmente por las sectas para poder justificarse como necesarias. Ahora que estaban cautivos y ya no podían salir a cazar, no tenía sentida crear Yaos ni otras calamidades. Wei Ying estaba satisfecho de la decisión que habia tomado.

Baoshan Sanren trataba a Wei Ying como al nieto que era, cuando los niños cumplieron 15 años, ella los llevó a su secta para darles otro entrenamiento.

Así fueron Los tres hijos de la pareja y Wei Jingyi, todos completarían su formación con la inmortal.

Las sectas, sin embargo, no perdían la esperanza que el patriarca los ayudara con los demonios. Fueron invitados durante años por las sectas para visitar o participar de eventos. Nunca fueron a ninguna.

Jiang Cheng nunca más volvió a ver a su hermano. Wei Ying ya no soportaba ningún destrato de nadie, por pequeño que fuera. No se enojó con Jiang Cheng, simplemente lo eludió en cada oportunidad.

Lan Xichen solo pudo ver a su hermano una vez más, donde Lan Wangji le dijo: - "Ya no queremos pertenecer al mundo de la cultivación, este es el adiós."-

Y luego simplemente, se fueron. Los túmulos quedaron ocultos y nadie pudo volver a encontrarlos.

Nunca más volvieron a ser vistos por los cultivadores. Eventualmente, las sectas se desintegrarían porque sus miembros empezarían a perder la capacidad de hacer núcleos dorados.

Eventualmente, los túmulos funerarios desaparecieron de la vista y del recuerdo de la gente. Ya no estaban allí, Yiling creció y se expandió y los túmulos nunca más fueron vistos, como si la montaña hubiera sido recortada al ras.

Pero... los túmulos seguían allí, donde la gente creía que habia un pantano desagradable o un basurero o simplemente una extensión de bosque, la ilusión dependía de los ojos de quien mirase. Y si intentaban entrar, simplemente se perdían y volvían al principio. Los patriarcas del lugar eran por supuesto inmortales, caminaban entre la gente del mundo sin ser vistos. Aun conservaban sus largos cabellos negros y sus rostros hermosos y juveniles, pero nadie los veía como realmente eran. Para la gente a su alrededor, eran dos hombres tan comunes que ni siquiera podían ser recordados después de ser vistos. pasarían cientos y cientos de años. Las ciudades se habían modernizado, la tecnología habia avanzado y el mundo de la cultivación era solo un cuento de niños, una leyenda folclórica.

Y allí estaba Wei Ying con Lan Zhan abrazándolo, esperando que A Yuan volviera de visitar a su tía Sanren, mientras comían fideos chinos en el pent-house de su propio edificio, construido en el borde de los túmulos funerarios. Ellos observaban las luces de la gran ciudad. Disfrutaban de la belleza de estar juntos, dentro de todo, y sin estar allí para nadie. El mundo sabía que ese edificio le pertenecía a una corporación muy rica, pero no sabía quiénes eran sus miembros. Ni siquiera la gente que vivía en el edificio sabía que ellos existían o como eran o quienes eran.

Wei Ying se dedicaba a escribir novelas y Lan Wangji hacia mercadeo en línea, compra aquí y vende allá. Solo para estar entretenido, no necesitaban el dinero, eran ricos. No necesitaban a la gente, no querían estar cerca de la gente. Solo se relacionaban con dos de sus tres hijos que eran inmortales y con Baoshan Sanren. Todos los demás habían muerto hace años. Habían comprado la secta Lan hace muchos años y la habían convertido en un santuario.

Muchos años después de que el ultimo Lan murió, Lan Wangji se permitió visitar el asentamiento de la antigua secta y comprarlo para mantener su belleza y estructura. Eventualmente, pasarían allí algunas épocas del año para descansar.

Aun conservaban algunos espíritus y demonios que se habían negado a descansar, Wei Ying habia fabricado un santuario para ellos en la cueva de los túmulos que estaba protegida de cualquier invasión no deseada. Aun volvía cada cierto tiempo a tocarles música suave y a escuchar sus quejas, aun los cuidaba, como ellos lo habían cuidado. 


Fin

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