7. AMOR.
Jeremías 15
19 Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.
De inmediato me comienzo a preocupar.
Siento que sus condiciones me van a salir bien caras.
Nada más eso de ser cercanos ya no me está gustando para nada.
El solo hecho de recordar como tuve que ponerme del lado de él y dejar a Mario, hace que me pese la conciencia.
—¿Que quieres ahora? —pregunto alerta.
—es algo sencillo —habla con despreocupación.
Siento que lo sencillo para él, para mí es demasiado complicado.
—ya te advierto que si tiene que ver algo que me meta en problemas, no pienso tole...
—yaaa —dice en medio de risas —no es nada grave, es algo de lo más breve, creo que peor que estar comprometidos no puede ser —rie más.
—¿Que es? —pregunto seria.
Deja de reírse, pero las comisuras de sus labios se anchan en una sonrisa que no me gusta nada.
Es la misma sonrisa del señor Fary cuando está tramando algo, como una maldad.
—ayudame a ensayar un guión —me dice como si nada.
Suelto un suspiro de alivio.
Pero inmediatamente me vuelvo a preocupar.
«¿Que clase de guión será?».
Por su sonrisa puedo ver que no es nada bueno.
—olvidese —hablo decidida.
—okey, —levanta una ceja —olvidese de que me voy a negar a ir a esa tienda.
Aprieto los puños indignada.
«Dios mio».
«¿Que voy hacer?».
—¿De que trata el guión? —pregunto a regaña dientes.
—uumm —sonrie con suficiencia. —aquí está. —me entrega unas hojas. —solo tienes que leer lo que dice.
Miro la primera hoja y leo el primero guión es voz alta.
—no puedo seguir así —digo mirando la hoja.
—así no —me dice —tienes que mirarme a los ojos y decirlo.
Ruedo los ojos y lo miro
«No puedo creer que vaya hacer esto».
—no puedo seguir así —le digo.
—así tampoco —contesta.
—¿Entonces como? —lo miro con impaciencia.
Él suspira.
—tienes que ponerle emoción, sentimiento, meterte en el papel de la protagonista, si lees la escena te darás cuenta de que se trata del principio de una ruptura.
Leo el principio de la hoja acerca de lo que trata y efectivamente es de eso.
Me da vergüenza ver que estoy ayudando a Fabricio en esto.
«Que todo sea por no ir a esa tienda».
—esta bien —le digo —volvamos a empezar.
—okey.
Me imagino siendo ella.
Una chica cansada de tantos errores de parte de su novio.
Una chica que piensa que lo mejor es terminar.
Pongo mi mejor cara de tristeza.
Incluso me acordé de la embarrada de Mario y eso hizo que aquella tristeza fuera real.
—no puedo seguir así —hablo mirándole a los ojos.
Siento como un nudo se forma en mi garganta al recordar cuando Sol me confesó que el hijo que esperaba era de Mario.
Él me mira consternado y puedo ver cómo la angustia se apodera de su ser.
«Definitivamente Fabricio es muy buen actor».
Pareciera como si realmente mis palabras le estuvieran afectando.
Pero yo sé que es imposible.
Porque solo es una actuación.
—¿Por qué? —me pregunta casi que con su voz quebrada.
—lo nuestro tiene que terminar —hablo decidida luego de leer el siguiente guión.
—¡No! —sus ojos se cristalizan mientras pasa los dedos por su cabello desesperado —¡No puedes hacerme esto! —una lágrima rueda por su mejilla.
«¡Oh por Dios!».
Según tengo entendido a los actores les echan gotas para que lloren, pero por lo visto Fabricio no las necesita.
Estuve a punto de salirme del papel reírme y decirle:
¿Es enserio?.
Pero decidí no decir nada.
No sea que lo usé como excusa y termine llendo a la tienda.
—¡Claro que puedo! —yo también alzó la voz —¡Además es lo mejor!.
Él se sienta en la cama y se tapa su rostro con ambas manos.
—¿Cómo puedes pensar que es lo mejor? —pregunta sin atreverse a mirarme —¿Cómo puedes destruirme de esa manera?, ¿Acaso no sabes que eres todo para mí?.
Por poco y sus palabras me afectan, sonaron tan real.
Leo el guión que me toca.
—no insistas Arthur —lo llamo por el nombre del personaje.
Comienzo a caminar hacia la puerta porque ahí dice que la protagonista se va.
Pero antes de que pise afuera, Fabricio me detiene del brazo y me hace girar sobre mis pies acercándome demasiado a él.
—¡¿Que haces?! —pregunto empujándolo lejos de mi.
Él cae de espaldas a la cama.
—¿No leíste lo que sigue? —me pregunta.
Miro el guión y sinceramente no lo puedo creer.
«Se besan».
Es lo que dice ese asqueroso papel.
—¡Se acabó! —esta vez lo digo enserio, no como parte del guión y salgo de ahí mientras escucho la risa de él.
«Yo he visto gente de lo peor y a él».
Siempre está ahí aprovechando la oportunidad.
Que tal dónde yo me dejara llevar por sus encantos.
Posiblemente hace mucho hubiera terminado debajo de sus cobijas.
Él solo pensarlo me hace estremecer.
«Guardame Señor de tal cosa».
Una hora después.
—¿Que te parece este? —pregunta la señora Emine señalando un hermoso vestido de novia.
«Si mi papá estuviera aquí, seguro me mataría».
—no lo sé —respondo porque ya le he dicho a la mayoría que no me gustan.
—a mi me encanta —mete la cucharada Fabricio dejando de lado su teléfono —¿Por qué no te lo mides?.
Hago mi mayor esfuerzo por no tomar ese vestido y darle con el.
Él es de lo peor.
Me hizo ensayar ese guión para nada, porque al final terminó cediendo a venir.
La excusa que sacó fue que yo no había terminado la escena.
Cómo lo he dicho antes.
Es todo un degenerado.
¿Como va a pretender que yo le dé un beso?.
¿Es que acaso se enloqueció?.
No tiraría todo mi servicio a Dios por la borda tan sólo por algo así tan desdichado y pasajero.
—no pienso medírmelo —respondo a su pregunta tratando de controlar la ira que siento.
De verdad que Fabricio saca lo peor de mi.
—oh vamos amor —se acerca a mí.
Eso hace que me dé más rabia.
¡¡Me acaba de decir amor!!.
«¿Con que derecho?».
—¿Como me dijiste? —pregunto a punto de darle una cachetada.
Tengo tanto enojo que ni siquiera me interesa que el señor Fary este aquí haciendo presencia, además yo le dije que se quedara en casa y no hizo caso.
—amor —repite con suficiencia.
Levantó mi mano decidida a darle su merecido pero él la detiene en el aire y me acerca más a él haciendo que su perfume me inunde más.
Aparte de eso me pongo super nerviosa ya que nunca he tenido a alguien tan cerca.
Quiero apartarlo de mi pero él pone su otra mano en mi cintura haciendo que sea imposible y que mis mejillas se pongan más rojas.
—Fabricio no —digo casi en un ruego mientras él señor Fary y la señora Emine disfrutan la escena como si se tratara de una novela.
—no te conviene pegarme, —me susurra al oído —mira a tu alrededor.
Se aparta de mi y es donde finalmente puedo respirar.
Aún así su perfume invadió toda mi ropa.
Hago lo que él me dice y puedo ver que afuera hay una cantidad de chicas que quieren tumbar las puertas mientras que los escoltas hacen lo posible por mantenerlas a ralla.
Por si eso no fuera poco, las chicas de la lujosa tienda no cesan de mirar a Fabricio con deseo y a mí con envidia.
Si le llegó a pegar eso sería un escándalo mundial.
Miró hacia otro lugar para que no me vayan a tomar fotos.
La angustia se apodera de mi al ver que mi testimonio está en juego.
Donde llegue a quedar en una foto, posiblemente sus fans me maten por celos y sino lo hacen ellas, mi padre lo hará.
—entonces amor —vuelve a decir Fabricio saboreando lo último que dijo —¿Te vas a medir el vestido, o quieres que siga siendo más cariñoso?.
Tomo el vestido con dificultad.
Me da tanto enojo tener que ceder a sus caprichos.
Pero no quiero que vaya hacer una escena rara aquí y me termine arruinando la vida por completo.
—me lo mediré, —respondo mientras lo fulminó con la mirada —pero no me vuelvas a decir amor.
Él sonríe satisfecho mientras que una joven de la tienda me ayuda a llevar el vestido.
—no prometo nada —dice a mis espaldas.
«Lo quiero colgar».
Entramos al probador y con ayuda de la joven me pongo el vestido, luego me miro en el espejo.
Me veo...
Hermosa.
Tuve que tomarme unos cuantos segundos para calmarme al ver la imagen que me daba el espejo.
—dejame sola —le pido a la chica.
—entendido —responde.
Los ojos se me cristalizan al ver esa imagen.
Este vestido se parece mucho al que mis padres me habían comprado para la boda con Mario, solo que era un poco más sencillo.
Apenas empiezo a recordar cómo mi padre lo arruino al saber que yo había "fornicado" con Mario, hace que comience a llorar.
«¿Por qué tuvo que pasarme eso a mí?».
«¿Por qué no puedo ser feliz con la persona que amo?».
La puerta del probador se abre dejándome ver a un Fabricio que apenas nota que estoy llorando aparenta estar preocupado.
—¿Que pasa? —me pregunta. —si es porque nos vamos a casar...
—no na... —lo interrumpo pero inmediatamente me callo.
Lo siento, pero está es mi oportunidad de escapar de aquí.
—¡¿Como no voy a estar triste si me están obligando hacer algo que yo no quiero?! —le digo molesta —¡Lo peor de todo es que a ti parece no molestarte y estás complacido con la idea, eres un egoísta!.
Fabricio me mira con culpa.
Lo malo es que no sé si funcionó mi pataleta o si solamente él está actuando.
—yo...lo siento —dice después de unos segundos —no pensé que te iba afectar, solo le estoy llevando la idea a mis padres, nada más —se excusa.
—¿Enserio pensaste eso? —le digo mientras me seco las lágrimas.
—iré hablar con mis padres —contesta y se va.
Suspiro aliviada.
No pensé que un recuerdo me fuera ayudar tanto en este momento.
«Perdoname Dios, pero Fabricio no me dejó de otra».
Comienzo a intentar quitarme aquel vestido cuando de pronto mi teléfono empieza a timbrar.
Apenas veo la pantalla no dudo ni un segundo en tomarlo.
Es Erick.
—hola —contesto feliz.
Él es el único que me cambia el ánimo y me hace feliz, lo contrario de Fabricio.
—Luna —me dice con dificultad.
En ese momento me doy cuenta de que no está bien.
Algo muy malo tiene que estarle pasando para que su tono de voz se oiga tan afectado.
—¿Que pasa? —le pregunto con angustia.
Él hecho de que Erick este mal, hace que me duela mucho el corazón.
—¿Pu...puedes venir? —me pregunta llorando.
—por supuesto —respondo —solo enviame la ubicación.
Él lo hacé.
Miro la ubicación y arrugó el ceño.
—trataré de estar ahí lo más pronto posible —le digo —pero...¿Por qué estás ahí?.
El pitido del tono anunciando que me ha cortado la llamada es lo único que me queda como respuesta.
Abro la puerta y le hago señas a la joven para que me ayude a quitar esto.
Ella entra rápidamente y hace su trabajo.
—¿Sabes por dónde está la salida trasera? —le pregunto al ver que la puerta principal está congestionada por los fans de Fabricio y periodistas.
—por supuesto —responde ella inocentemente señalandome hacia donde esta.
—gracias —le dedico mi mejor sonrisa.
Gracias a Dios los señores Mendez no me vieron porque están en la otra cesión de vestidos hablando con Fabricio.
....
Llego al aeropuerto y busco rápidamente con la mirada a mi amigo, pero no lo veo.
«Dios, ¿Será que se fue?».
Le envío un mensaje.
Yo:¿Dónde estás?.
Al instante me parece visto.
Suspiro aliviada al ver que comenzó a escribir.
Erick: estoy en la parte de los baños.
Camino rápidamente hacia allá y efectivamente ahí está.
Corro hacia él y lo abrazo con fuerza, él también hace lo mismo.
Nos quedamos así durante unos segundos en tanto que Erick se trata de calmar.
No lo escucho llorar, pero sé que está derramando lágrimas en silencio.
—¿Que es lo que pasa? —le pregunto cuando finalmente nos dejamos de abrazar.
Su rostro luce destrozado.
—me voy a marchar.
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