Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

4. EN MIS TIEMPOS.

Génesis 31

44 Ven, pues, ahora, y hagamos pacto tú y yo, y sea por testimonio entre nosotros dos.







Me alejo rápidamente de ahí y voy en busca de Fabricio.

Toca que hacer algo rápido.

Antes de que mi foto y la foto de Fabricio aparezca en las noticias anunciando nuestro futuro matrimonio.




Regreso al jardín pero ya no hay rastro de él.


—¿Donde está Fabricio? —le pregunto al hermano Evaristo.

—el joven Fabricio se fue —responde sin dejar de podar un arbusto.



«¡Oh por Dios!».

«Esto no me puede estar pasando a mí».


Parece que a Fabricio le da igual lo que sus padres hagan.





....






Me paseo por la mansión con la esperanza de que Fabricio aparezca de la nada como está acostumbrado hacer.

Ahora más que nunca necesito hablar con él.

Solo aspiro que no se halla enfadado por lo de arratos.

Aunque lo más seguro es que si.


Pienso en llamarlo pero recuerdo que no tengo su número de teléfono.

La otra opción sería pedírselo a cualquiera de los J5 pero no quiero que se hagan ideas raras en la cabeza.



—¡Luna! —escucho la voz de la señora Emine a lo lejos.

Volteo a ver y está parada en la puerta de la mansión.

—hasta que finalmente te encuentro, ven.


Camino hacia ella sintiendo que cada paso que doy es como echarme la soga al cuello.


—cuenteme señora Emine —hago como sino supiera nada.


—Fary te necesita.


Me dirijo hacia las escaleras acompañada de ella.

«Ojalá no vaya hablar de la boda y todo estará bien».

«Ojalá».


Lo peor de todo es que la señora Emine lo apoya.


Entro a la habitación y el señor Fary me mira con una sonrisa de oreja a oreja.

Ahora que lo pienso el se parece mucho a su hijo, hasta en los gestos, supongo que en joven fue idéntico a él.

«¿Como es que no me di de cuenta antes?».


—ven mi muchachita —dice haciendo un espacio en la cama.

Me acerco a él con toda la desconfianza del mundo, pero fingiendo que estoy tranquila.

—¿Que desea señor Fary? —digo al estar cerca de su cama.

—sientate —me dice —yo no muerdo.

Escucho la risa de la señora Emine a mis espaldas.

Tomo asiento en un pequeño mueble que hay.


—cuenteme —le digo con una agradable sonrisa.

Considerando el estado en el que está hay que tratarlo con su avena y su pitillo.


—mira esto —me ofrece una tablet.

Apenas la tomo veo en la pantalla los vestidos de novia.


—escoge el que más te guste —me dice.

—si deseas podemos ir a verlos en físico —habla la señora Emine.

«Habla de matrimonio como si nada».

«Como si el matrimonio fuera cualquier cosa».

«¿Como van a creer que yo me voy a casar con su hijo caprichoso?».

Él solo hecho de imaginarme una vida al lado de él, hace que tenga escalofríos.


—no les parece que es muy rápido —opino.

—pues a mí no me parece —contesta el señor Fary.

—a mi tampoco —lo apoya la señora Emine.

Definitivamente son tal para cual.

—pero es que...

—pero es que nada —se comienza alterar el señor Fary. —ustedes irrespetaron la casa así que tienen que ser responsables, en mis tiempos siempre se casaban.

—pero en sus tiempos —hablo bajito.

—¡¿Estás diciendo que...?!.

—tranquilecese señor Fary —lo interrumpo poniendo una mano sobre su hombro.

—¿Va a buscar el vestido si o no? —pregunta.


Trago grueso mientras forzó una sonrisa.


—por supuesto señor Fary.


Al ritmo que van me van a terminar casando sin mi consentimiento.





....



Salí de la habitación del señor Fary asfixiada.

Finalmente les saque excusa, a todos los vestidos les puse un pero y se acordó que iríamos a visitar las tiendas de vestidos de novia acompañada de Fabricio.





Entro a la habitación de Fabricio y tomo mi suéter para irme.

Apenas abro la puerta me encuentro con la señora Emine.

—¿Para donde vas? —pregunta.

—voy para el culto —respondo —tambien pienso ver a mis padres.


—lleva el Lamborghini para que no llegues muy tarde, o la moto. —me dice.

Considero un poco la idea.

Pero al recordar quién es el dueño, se me pasa.

—nooo, gracias —contesto.

—si es por mí hijo no te preocupes, él no dice nada —habla amablemente.

Definitivamente no conoce la joyita de hijo que tiene.

—prefiero tomar un taxi.

—entonces le diré a mi chofer de confianza que te lleve, no es seguro andar en auto con desconocidos.

Yo asiento como respuesta.

—hasta luego señora Emine —me despido.

—ven aquí —abre sus brazos.

Me acerco y me da un cálido abrazo.

—ya no me llames señora Emine, dime suegra.

Me aparto de ella y la miro seria.

—usted bien sabe que entre su hijo y yo no hay nada. —le digo.

Ella me mira con indiferencia.

—aclarale eso a mí esposo —dice antes de entrar de nuevo a la habitación matrimonial.


Me mandó las manos a la cabeza con desesperación.


«¡¿Por qué tiene que pasarme esto a mi?!»




...




—muchas gracias —le digo al chófer de la señora Emine antes de bajar del auto.



Entro rápidamente al templo el cual está prácticamente vacío, excepto por algunos ujieres que han llegado.


Les dedico una sonrisa y busco rápidamente una toallita para limpiar los instrumentos.


Me paro frente al lavamanos y comienzo a mojar la toallita mientras pienso en el lío que estoy metida.



«Dios, haz algo por favor».


Entro nuevamente al templo y comienzo a limpiar los instrumentos, lo hago lo más rápido posible antes de que llegue el hermano Jak.


Siempre quise ser parte de su grupo de alabanza por la forma estricta que él tiene de tratar y finalmente lo he logrado para la gloria de Dios.


A mí mente viene el momento en que comencé a golpear a Fabricio, también cuando le dí aquella cachetada y ni hablar cuando se cayó encima de mi.


«Perdoname Dios, no era mi intención pegarle, es solo...».

«Lo que pasa fue que me deje llevar».

Apenas termino de limpiar los instrumentos veo al hermano Jak entrar por las puertas del templo con la seriedad que a él siempre lo caracteriza.

A mí mente llega la idea de pedirle ayuda con sus tíos.


Pero si lo hago tendré que contarle todo desde el principio y me muero de la vergüenza.

«¿Cómo le digo que dormí con su odioso primo?».

«O más bien que compartimos cama».

El solo pensarlo hace que se me caliente la cara de la vergüenza.


—Dios la bendiga hermana Caroling —saluda con total seriedad.

—amen —respondo.

«Creo que mejor ya no le digo».

«Ojalá a J3 no se le de por abrir la boca».

Se para frente al piano y mira su muñeca.


—59, 58, 56, 57 —comienza a contar en voz baja.

Al instante empezaron a llegar los hermanos que intregran la alabanza, rápidamente se ubicaron en sus puestos mientras oraban en voz baja.

La hermana Emily también llegó y luego de dedicarme una agradable sonrisa se ubico al lado de su esposo.


—4, 3, 2, 1, 0 —termina de contar Jak, luego nos mira a todos seriamente —comencemos.




Jak tocó las teclas del piano, cuando entro el hijo del pastor por una de las puertas laterales y camino hacia la alabanza.

Yo lo miraba atenta mientras escuchaba la melodía.

Finalmente llego hasta nosostros y se quedó mirándonos.

El hermano Jak también lo miro fijamente, después de eso hizo un gesto por sonreír el cual más bien pareció una mueca y se fue.


—¿Que fue todo eso? —habla el baterista un chico de ojos verdes que por cierto es bastante divertido creo que se llama Franco.

—estamos ensayando —lo corta Jak.





...





Él culto paso demasiado rápido, cuando me dí cuenta ya era la hora de despedirnos.


A lo lejos visualice a Fabricio el cual como de costumbre se hallaba rodeado de fans.



Creo que la mayor parte de jovencitas que vienen a la iglesia, lo hacen por él.

Camino hacia allá con la esperanza de hablar con él.

A ver si de pronto se le ocurre una gran idea para detener todo esto del matrimonio que sus padres están planeando para nosostros.


—hija —se acerca mamá y me abraza —¿Cómo estás?.

—hola mamá —la saludo —estoy bien.

Mi padre también se acerca y me abraza.

—¿Vendrás a casa? —me pregunta.

—eso quiero, pero me comprometí firmemente a cuidar del señor Fary —respondo.

—esta bien —contesta él —ellos te dieron la mano cuando nosostros te dejamos, es lo justo que se adueñen de nuestra niña.

Sonrío.

«Si supieran que no es solo eso».

«Hasta me quieren casar».


—Dios los bendiga —habla una voz familiar.

Mi corazón se comienza acelerar.

Me giro y me encuentro con la mirada intensa del hermano Mario.

—amén —respondo con una media sonrisa.


Mis padres no responden al saludo, cosas que me hace dar pena, pero él hermano Mario hace como sino le afectara.

—¿Podemos hablar? —me pregunta con su agradable sonrisa, aquella que me enamoró.

—por supuesto que s...

—me temo que eso no se va a poder —habla mi padre molesto.


—¿Por qué? —pregunto un tanto indignada.

—¿Lo haz olvidado? —pregunta —tu te tienes que ir a cuidar del señor Fary.

—si pero...

—pero nada, —me corta —a los enfermos no toca hacerlos esperar.

Se acerca y me abraza nuevamente.

—Dios te bendiga —me despide —¿Necesitas que te lleve o trajiste el Lamborghini?.

—la señora Emine me mandó con el chófer.

—supongo que ha de ser alguien confiable —comenta, —ve con él, no lo hagas esperar.


Asiento.

Me despido de mi madre también y le dedico una mirada de disculpa al hermano Mario.


Salgo del templo directo al parqueadero.


Efectivamente el chófer de la señora Emine ya está aquí.

Es un chico aparentemente agradable y muy profesional.

Ya lo había visto antes pero no lo había tratado.


—vamonos —le digo.


Él deja de mirar su teléfono y fija su mirada en mi.

—me regalas unos minutos, —pone cara tierna —es que estoy hablando con mi novia de algo importante.

—de acuerdo.

Me recuesto en la puerta del auto, me cruzo de brazos y me quedo a esperar.


Veo a los hermanos entrar por sus vehículos y entre todos ellos veo al hermano Mario.

Una sonrisa se asoma en mis labios.


—pensé que ya te habías ido —comenta.

—ya casi.

—entonces, ¿Podemos hablar? —pregunta esperanzado.

—claro —respondo.

Aunque me da un poco de desconfianza que mi papá llegue por el auto y me regañe.


—es que yo quería decirte que...

En ese momento escuchamos un ruido extraño.

Ambos volteamos a ver.


Hay una moto en el suelo.

—¿Esa no es tu moto? —Pregunto.


—si, —responde corriendo hacia ella.

Yo lo sigo y nos encontramos con un reguero de gasolina.

Parece que alguien de aposta le sacó la manguera que conduce el combustible al motor.

Ambos la levantamos rápidamente.


—pero que...—comenta el hermano Mario molesto mientras mira alrededor.

Yo también hago lo mismo y en una esquina no muy lejana nos encontramos con el hijo del pastor.

Ahí está mirándonos con una sonrisa ladeada.

Inmediatamente pensé que fue él.

A decir verdad se veía bien sospechoso, pero no dije nada.

—fuiste tu —le dice Mario acercándose a él.

Él solo se limita a mirarlo.

—responde —le exige Mario.

—Mario —lo llamo.

Pero él no responde.

Está ensañado con ese joven.

—necesito que me repongas la gasolina para poder irme —le sigue hablando.


Camino hasta él y sin darme cuenta lo he tomado del brazo.

—dejalo —le digo —es el hijo del pastor, aparte de eso es mudo y no sé si también sordo.

—¿Mudo? —repite —pero eso no le da derecho de hacer lo que hizo.


—¿Que está pasando aquí? —habla una voz bastante familiar a nuestras espaldas.


Me giro lentamente para ver a un Fabricio el cual está vez no está sonriendo.

Al contrario se mira enfadado.

Su mirada va hacia el brazo de Mario el cual yo estoy sujetando.

Inmediatamente lo suelto.

—no me digas que te estás metiendo con un chico mudo —le dice molesto.


—el me averió la moto —responde Mario —ademas a ti no te incube esto —le dice.

Fabricio le dedica una mirada de fastidio.

—por supuesto que es de mi incumbencia, —contesta —él es mi amigo.


Se acerca y choca puños con él.

—hola Kai —lo saluda.



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro