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10. UNA SOLUCIÓN.

Job 35

13 Ciertamente Dios no oirá la vanidad,
Ni la mirará el Omnipotente.









Narra Fabricio:





Me dolía.

No puedo describir que se siente como tal, solo sé que duele.

Me duele ver a Luna vulnerable e indefensa.

Cuando ella se pone así de sentimental, no lo soporto.

Prefiero verla enojada, indignada, pero no así de triste como se encuentra ahora.

Si fuera por mi, haría todo lo que estuviera a mi alcance por verla feliz.



Muevo la cabeza tratando de sacar aquellos pensamientos tan cursis de mi mente.

No entiendo que ha pasado, pero en estos días me he estado sintiendo muy raro.

Incluso yo mismo me asombro de mi.

Ahora tengo la necesidad de proteger a Luna, ocupa la mayoría de mis pensamientos.

Es todo un caos.

Siento que está chica está poniendo mi mundo patas arriba.


Doy un suspiro y cierro mis ojos sin dejar de abrazarla.

Me duele verla así.

Pero por otro lado me siento un poco feliz.

Me siento feliz de que ella no me esté rechazando.

No sé si es porque estoy acostumbrado a que las chicas vayan detrás de mi, pero me duele mucho cuando ella es distante conmigo.

Por ejemplo hoy en el jardín.

Ella tenía frío, yo le ofrecí mi chaqueta y la rechazó.

Aquí entre nos soy muy celoso con la ropa, yo no se la ofrezco a nadie, siento que la pueden pudrir o algo similar.

Para mí la ropa es sagrada.

No importa si es mujer u hombre, yo no le prestó mi ropa.

Pero con Luna fue diferente.

Sin darme cuenta ya le había dado la chaqueta.

Pero ella la rechazó, fue como si le diera asco, solo le faltó tirarla al suelo.



Ahora la pobre está destrozada por lo de Erick y no sé cómo consolarla.

De verdad que no pensé que le fuera afectar tanto.

En mi caso es cierto que él es mi amigo, pero no es para que llore su partida.

Por cierto ni siquiera pude dar mi discurso de despedida porque llegaron esas brujas arruinarlo todo.



Quito esos pensamientos de mi mente y decido concentrarme en el momento.

Luna no para de llorar y como dije antes no tengo una idea de como consolarla ya que yo nunca he hecho esto.

—ya, tranquila —digo dando palmaditas en su espalda.

Creo que eso es lo que hacen con los bebés cuando lloran.

Es cierto que ella no es una bebé, pero si hago otra forma de consolación posiblemente me odie.

Lo que menos quiero es que vaya a malinterpretarme, siempre me mira como si fuera lo peor.

—no te preocupes, él va a volver —sigo diciendo al ver que no se calma.

—él dijo que no volvería —se lamenta.

—pero yo sé que va a volver, —hablo seguro —¿No ves que aquí está el amor de su vida?, es imposible que no vuelva.


Finalmente deja de llorar.

Parece que mis palabras han funcionado.

Sonrío feliz.


Ella me aparta.

—gra...—se calla de golpe y me mira molesta mientras se seca las lágrimas —eres un oportunista.

—¿Que? —la miro confundido.

—siempre te aprovechas de la situación.

Me indigno.

«¿Por qué siempre cree eso?».


—yo no me estaba aprovechando —me defiendo.


Duele que siempre ella crea que soy de lo peor.

Tampoco es que sea un santo.

Pero enserio que con ella soy diferente.

Al principio solo quería divertirme lo reconozco, pero ahora no sé que está pasando.

Solo aspiró que no sea amor, porque ahí si estoy fregado.


Además yo no sé que es sentir eso.



—si claro, —rueda los ojos —no estoy de humor para pelear contigo, así que por favor vete —me mira con cansancio.

—okey —me pongo de pie y me marchó de la habitación.

Ni siquiera sé cómo explicar lo que siento en este momento.

Bajo las escaleras, paso por la sala con la idea de irme hasta que escucho susurros.


Llegó al comedor en dónde están mis padres.

Los terribles apenas me ven sonríen como si nada.

—hola hijo —saluda mamá.

—¿Que piensas hacer? —pregunta papá.

—nada —respondo con indiferencia.

—eres una vergüenza para mí, —contesta —no te haces cargo de la empresa y tampoco te casas.

—lo siento pero no voy a obligar a Luna.

Mi padre de inmediato se manda la mano al corazón.

—¿No crees que ya es demasiado? —le pregunto. —¿Por qué no más bien te buscas otra táctica?, esa del corazón ya pasó de moda.

—es la que mejor se me da —responde.

Luego sin mediar más palabras me lanza el salero.

Lo atrapo en el aire.

—¡Esto es demasiado! —me quejo —los voy a denunciar por maltrato físico.

—cariño —dice mamá preocupada al ver que mi papá palideció.

—quiero cascarlo —mi papá se pone de pie.

—calmate cariño —mi madre lo intenta sentar.

—debimos de haberlo castigado cuando era pequeño —comenta.

Río sarcástico.

—pero como si nunca tuvieron tiempo para mí. —les digo antes de salir.


Gracias a Dios no me replicaron porque estaba dispuesto a contestarles.



....




Finalmente llego al piso de mi departamento.


¿Ya les dije que compré un departamento inmenso?.

Para ser más precisos un piso completo.

Esto y mucho más se puede hacer con dinero.

Pero claro.

Ustedes nunca sabrán de esto.


Porque no tienen...dinero.

O al menos no la suficiente para darse está clase de gustos.


Apenas cierro la puerta, una soledad inunda mi ser.


Perdón por lo que dije antes.

Creo que retiro lo dicho.

Siento un vacío terrible en mi corazón.

A pesar de que tengo todo el dinero del mundo para comprar lo que se me de la gana.

Siento que no es suficiente.

Yo...

Yo me siento infeliz.


Aparte de eso me siento solo.

Totalmente solo.

Es...

Es demasiado agobiante.

Aquí lo único que hay es soledad.

Ya no están mis fans gritando.

Tampoco están mis papás para que me regañen.

Ni mucho menos Caroling.


Todo es soledad.

Completa soledad.


Decido despojarme de la ropa para darme un baño y así despejar mi mente.

No quiero ponerme nostálgico a estas horas de la vida.




...



Salgo a la sala con un buso blanco y una pantaloneta color negro mientras me seco el cabello con el secador automático que funciona con un tomacorriente recargable.



—salgo por la calle y todas me miran, —canto y al mismo tiempo bailo —dicen que no quieren ser mis amigas, ahora lo único que quieren es ser mías...


Me dejó caer de espaldas en el cómodo sofá y me quedo en silencio al ver que ya no disfruto cantar la canción como antes.


Pongo el secador de pelo en el suelo y echo mano a mi movíl.

Apenas le prendo el internet, comienzan a llegar cantidad de notificaciones.


Mi manager me comienza a llamar.


—¿Que quieres? —pregunto con aburrimiento al tomar la llamada.

Ni siquiera sé para que le contesto.

Tal vez porque es el único que me recuerda en este  momento.

—¡Estás loco! —me grita.


—¿Y ahora que? —le pregunto —¿No me digas que estás con el mes?.


—¿Cuántas veces tengo que decirte que a los hombres no les da el periodo? —pregunta de vuelta molesto.

—entonces controla tu cambio de humor o por lo menos avisa que estás bravo para no contestar —le digo.

—¿Ya viste el escándalo que has causado? —pregunta molesto.

—apenas lo estoy viendo —respondo mirando las notificaciones.

—¿Que diablos hacías en una tienda de vestidos para novia? —me reclama —¿Quieres que tus fans te maten?.

—no lo harán —digo riendo.

A veces a mi manager le gusta exagerar.

—¿Que vamos hacer con este escándalo? —pregunta —todos los medios de comunicación están haciendo especulaciones, sino se hace una rueda de prensa pronto, estamos arruinados.


—¿Estamos? —pregunto divertido. —tu estás arruinado —le aclaro —así que más te vale solucionar el problema, ese es tu trabajo.


Antes de que replique algo, le corto la llamada para que se parta la cabeza pensando en que hacer porque ni loco salgo a dar una rueda de prensa explicando mi vida personal.

¡Por el amor de Dios!.

Yo también merezco vivir como todos los seres humanos.





Silencio las notificaciones de todas mis redes sociales exceptuando el contacto de Luna por Whatsapp.

Una sonrisa se forma en mis labios y le comienzo a escribir.


Yo:hola😏.

Aparece como recibido pero no lo lee, lo más terrible es que está en línea.

Yo:holaaaa.

Insisto.

No puedo creer que este haciendo esto.

Siempre es a mi a quién ruegan.


Yo: respondeeeee.

Le escribo nuevamente al ver que no responde.



Siguen llegando los mensajes pero nada.

Sé que seguramente está viendo la forma de bloquearme.

Afortunadamente mi número no es cualquier número, por tanto no se puede bloquear, ni silenciar, nada.


A diferencia de yo que si puedo controlar quien me llama y quién no.


Yo:sino me respondes no dejaré de insistir.

Vuelvo a escribir.


Yo:hola 🤭🤗.

Yo: todavía sigo aquí.

Nada que responde.

Yo:lo que es de mi no te libras 😁.

Yo:solo tienes que responder si quieres que me calle😏.


Sonrío más al imaginarme la rabia que ha de estar sintiendo.

Se ve más hermosa cuando se pone brava.

Eso le da un tips de adorable.



El teléfono vibra en mis manos anunciando que si respondió.



—¡¡Respondió, respondió!!. —me levanto del mueble y grito emocionado.


Luego me arrepiento de ser tan cursi y vuelvo a estar serio.

Me acuesto nuevamente en el sofá manteniendo la calma y paz mental.

Pero después medito en que nadie se va a dar cuenta.


Me pongo de pie en el mueble y empiezo a saltar.

—¡¡Respondió!!, ¡¡Respondió!!, ¡¡Respondió!! —muevo todo mi cuerpo con un nuevo baile que me inventé.


De repente pise mal y me fuí al suelo.

El tiestazo que me di fue terrible.

Siento todos mis huesitos adoloridos, como si me hubieran castigado, no entiendo porque se me da tan bien caerme, afortunadamente eso solo ocurre cuando estoy solo.

Buenos mal no fue en la cabeza.

Pero si en mi costado.


—ay, ay, —me quejo mientras me levanto —respondió.

Tomo el teléfono nuevamente todo adolorido y miro el mensaje.


Jamás en mi vida había estado tan contento.

Supongo que me ha escrito diciendo que no moleste.

Pero aún así, el solo hecho de que me halla respondido me hace súper feliz.

Luna:😒.

«¿Eso es todo?».

«Ni siquiera se molestó en escribir una sola letra».

Lo único que hizo fue mandarme un emoji.

Como si yo fuera cualquier cosa.

«¿Acaso no se da cuenta de lo afortunada que es?».

Definitivamente Dios le da pan al que no tiene dientes.

Decido escribirle de vuelta.


Yo:dulces sueños princesa.

No responde nada.

Pero si lo mira.


—¡¡Lo vio, lo vio!! —intento ponerme de pie para saltar, pero el dolor no me deja. —ay.

Me pongo ambas manos en la cintura y como si estuviera embarazado me levanto lentamente y me voy caminando hacia la habitación.


Apenas llego me acuesto lentamente.


«Creo que necesito un spa».



Me quedo mirando el techo y una sonrisa ilumina mi rostro a pesar de estar adolorido.

Creo que ya encontré la solución para no vivir más solo.









Fin de la narración.







Día siguiente.






—¡Que emocionante! —escucho a una empleada hablar fuera de mi puerta.

—yo no diría eso —habla otra.


Ellas siguen hablando pero yo no les presto atención, prefiero seguir concentrada en mi sueño.


Ayer por estar llorando la partida de Erick, me quedé despierta hasta por la mañana.



Me abrazó a la almohada que por cierto está empapada de la loción de Fabricio y sigo durmiendo.



Horas después.


El ruido de una música insoportable me hace levantar de la cama.


Me preguntó, ¿Desde cuando al señor Fary le gusta la música a todo volumen?.



Entro a la ducha.



Minutos después.



Luego de peinarme marco el número de Erick para saber si ya llegó a su destino.


—este número no está en uso. —contesta la computadora.



Decido llamar al hermano Jak pero este no responde.



Optó por enviar un mensaje.


Yo:hola Jak, ¿Que ha pasado con Erick?.


Al instante Jak me manda un pantallazo del grupo de WhatsApp de los J5 el cual dice: J4 abandonó el grupo.


Jak: Erick a decidido alejarse de todo.



Me pongo más triste de lo que estaba.

Yo:me puedes mandar su nuevo número.


Jak:no hay un nuevo número, él ha decidido alejarse de todo.


Yo:al menos dime hacia donde viajó.

Me seco una lágrima que rueda por mi mejilla.

De verdad que la partida de este chico ha sido demasiado para mí.


Jak deja en visto mi mensaje.

Eso significa que no me va a dar ninguna información.


«¿Por qué?».



Suelto el peine y me dispongo a salir de la habitación.

Mi teléfono anuncia la llegada de un WhatsApp, lo abro rápidamente para ver la respuesta de Jak, pero no es Jak.



Mario:hola Luna, Dios te bendiga.

Suspiro antes de responder.


Yo:hola.


En mi pantalla aparece una llamada suya, contesto.


—hola Mario —abro la puerta.

—hola —responde feliz —¿Como estás?.

—bien, —respondo un poco dudosa mientras veo a las chicas del servicio corriendo para todos lados. —eso creo.


Parece como si hubiera ocurrido algo, las veo todas afanadas.


—¿Que pasa? —le pregunto a una de ellas.


Ella se detiene y me mira.


—¿No lo sabe? —pregunta.

De inmediato me comienzo asustar.

«¿Acaso le paso algo al señor Fary?».

Niego con la cabeza.


—el joven Méndez se vuelve a vivir con sus papás.






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