Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 14

Meri

Bueno, pues ya está todo listo.
Mis pitufos ya están preparados para ir al cine y yo también he terminado de arreglarme.
Me aseguro de llevar todo, y una vez listos nos vamos hacia el cine.
Salir con los niños es agradable, tiene también sus ventajas.
Con la excusa de los niños, los adultos podemos ser niños por unos instantes.
Para qué negarlo, me encantan mucho las películas de Disney, hasta lloro y todo.

Al llegar al cine elegimos la película, compro las entradas y pasamos directos al puesto de las palomitas.

—Tía Meri, ¿nos compras unas palomitas?

— Claro que sí hermoso. ¿Daniel tú qué quieres?

— Yo unos chocolates, una bolsa de patatas fritas, unas gomilonas y un refresco.

— Muy bien, apáñate con el cubo de palomitas y el refresco. — Me voy hacia el mostrador para comprar las palomitas, siento que alguien tapa mis ojos con la mano.

— ¿Quién soy? — Una voz chillona consigue enfadarme.

— Eres... ¿el coco? — Respondo quitándome las manos de encima viendo la cara de Yulia divertida.
Me quedo mirándola sorprendida.

— ¿Y tú qué haces aquí rica mía? — Es que verla tan delgada, y con esa cara de niña buena y su comportamiento tan infantil, me entran ganas de comprarle una piruleta como a los gemelos.

— Que casualidad, también hemos venido yo y Giovanni a ver la misma película — Yulia se voltea para llamar a Giovanni. De verdad, soy malísima disimulando.
Por ello cuando veo a mi jefe en el cine para entrar a ver una peli de Disney con Yulia me da por reír.

— Buenas noches Merinda. — Su voz es sería al igual que su rostro. Yo intento dejar de reír.

— Buenas noches señor Ferretti. Qué, haciendo de canguro también. — No puedo remediarlo y acabo riéndome de nuevo.

— Muy graciosa. Al menos yo vengo acompañado, no como tú que viene sola ha ver una película para niños.

— Se equivoca. Vengo acompañada de dos buenos chicos. Yo nunca vengo sola al cine. — Como me gusta picar al galán de mi jefe.
La verdad, ahora que me fijo, su atuendo le va muy bien y lo hace aún más sexy.
Será posible, ¿Cómo lo hará para estar siempre tan impecable y tan bueno?

— Tía Meri, vamos que la gente empieza a pasar. — Pablo agarra mi mano tirando de mí.

— Oye Pablo, ¿Dónde está tú fotocopia? — Pregunto mirando para todos lados empezando a preocuparme.

— Tía Meri, está aquí hablando con esa mujer. — Miro dirección a dónde me señala Pablo. Daniel está hablando con Yulia. En ese momento los ojos claros de mi jefe se posan mí.

— Tranquilo no te pongas celoso, es solo un niño. — Mientras agarro a Daniel para pasar dentro de la sala, Yulia propone pasar todos juntos.
Pongo mis ojos en blanco suplicando paciencia.
Yo he venido con un dos niños, no para formar una guardería.

— A Merinda no le importa que pasemos juntos. — Capullo, si no fuera porque eres mi jefe y tengo que pagar las facturas ya te hubiera dado una patada en el culo.

— Me parece perfecto. Venga niños la tía Meri os llevará después a comer una hamburguesa. — No sé porqué he tenido que hablar anticipadamente.
Los niños aplauden llenos de júbilo, creo que acabado de encontrar la manera de deshacerme de este par de dos.

Pasamos a la sala, buscamos un lugar adecuado donde sentamos todos juntos para ver la película.
Tomo asiento entre los gemelos evitando rozarme con el par de besucones que se me han pegado.

La película comienza, hablo con los niños referente a la película, después de todo está muy bien.
Terminada la película, salimos para ir a cenar, y para no variar la pareja de besucones se empeñan en darme la noche.
No es poco que tengo que disimular para que los niños no vean como intercambian saliva, que también quieren venir a cenar con nosotros.

Karma, necesito que me socorras antes de que me dé por cometer un pecado capital.

Llegamos al restaurante, al parecer a Yulia no le agrada el lugar.

— Yulia, como comprenderás esto es un restaurante para familias. Si quieres puedes ir con los niños a jugar a la piscina de bolas.

— Giovanni, no me gusta este lugar, quiero irme a otro restaurante. — Con sus brazos cruzados y cara de enfado Yulia habla con Giovanni quejándose.

— Eso, eso, vete a hotel que hay estaréis más cómodos. A la hermosa vete a pegar el perro a otro lado.

— Yulia, no veo nada de malo que nos quedemos a cenar aquí. Además, me encanta la compañía de Merinda y sus sobrinos. — Este tío me agobia.
Po' no me entra ganas de soltarle un guantazo con toda la mano abierta haber si se le baja la arrogancia de golpe.

— Escucha a tú amiga Giovanni. La chica tiene ganas de retozar.  Acaso no ves la cara de enfado que tiene. Venga cielo, llévatela en serio, que la noche es muy larga y mañana hay que madrugar. — Agradezco que los niños no entiendan el italiano, porque menuda conversación traemos.

— Tengo hambre, quiero quedarme a cenar, si ella no le gusta el restaurante  que se vaya a otro lugar.

— De verdad que poco caballero eres.

— Lo soy, pero también tengo paciencia y ella la está consumiendo entera con su comportamiento poco comprensivo.

— Okey. Yo entre parejas no me meto. Voy a pedir la cena.

Hago cola para pedir los menús, mientras tanto hablo con los niños mirando el panel para ver qué van a tomar.
Yulia sigue enfadada y no quiere comer nada, Giovanni se pone a mi lado y me dice el menú que va comer.
Hacemos los pedidos, Giovanni nos invita y yo como soy muy tacaña acepto encantada que nos invite a cenar.
Aún así, le digo que le compre algo ha Yulia, siento pena por ella.

Después de todo, he conseguido que Yulia coma y sonría quitando ese mal rollo que había minutos antes, ahora sí se puede decir que comemos todos bromeando.

— Tía Meri, podemos ir a jugar. — Me pregunta Daniel.

— Sí, pero un ratito, después tenemos que ir a casa. — Los niños se marchan para jugar dejándome sola con la pareja besucona.

— ¿Nos pedimos unos cafés? — Pregunto para poder alejarme un poco,  me siento un poco oprimida entre ellos.

— Sí, yo quiero un descafeinado. — Yulia es la primera en hablar. Desvío mis ojos hacia Giovanni preguntándole.

— Y tú Giovanni, ¿qué vas a tomar?

— Lo mismo que tú Meri. — Sus mirada es burlada, su rostro ha cambiado poniéndose más relajado. Tanto, que hasta miedo me da de la forma tan lasciva que tiene de observarme.

Me levanto como una escopeta para buscar los cafés y al poder ser tranquilizarme por la manera tan inesperada de la cual siento mis piernas como alambres, mi estómago bailan abejas y hasta torpe me siento.
Agarro la bandeja de los cafés y vuelvo de nuevo a la mesa.

Le siervo el descafeinado a Yulia que no para de darle besitos a Giovanni, a él le hago entrega de un café con leche y yo me bebo mi refresco.

— Pensaba que ibas a pedirte un café. — Sus malditos ojos claros siguen contemplando me burlones. Sus labios se estiran mostrándome una sonrisa bonita y divertida.
Entiendo que no está nada bien pensar en guarradas delante de Yulia.
No puedo evitar fantasear con esa boca localizando mis puntos secretos para llevarme al orgasmo.

— No tomo café, me sube la tensión. — Le suelto mordiendo por dentro un trozo de carne del moflete disimulando que nada de lo que venga de él me afecta.

— Vaya no lo sabía. La tensión es mala, debe cuidarse. — Siento que hay algo de química entre el y yo.
Su boca puede expresar distinto a lo que puedo llegar a leer en sus ojos.
Enserio, ¿Giovanni trata de flirtear conmigo a pesar de estar con Yulia?

Menudo capullo está hecho. Sonrío agradeciendo el detalle de preocuparse por mí salud. Para bajarme la temperatura, voy en busca de los gemelos.
Le digo que ya es tarde y debemos de irnos a casa.

— Gracias por todo, nosotros nos vamos a casa. — Me despido de ellos, al parecer Yulia quiere que me quede de carabina diciéndome que vayamos a divertimos.

— Lo siento Yulia, debo irme ya. Los niños tienen que dormir y tú deberías de hacer lo mismo.

— No, quiero llegar hasta el final con Giovanni. — La miro por la manera tan patética y la poca dignidad que muestra al querer terminar la noche en la cama con él.
Puedo llegar a entenderla, incluso yo pensaría igual si no tuviera a los gemelos agarrados de la mano.
La decisión siempre es nuestra, el ridículo vendrá después junto al arrepentimiento y las lágrimas.
Yo a su edad también cometía las mismas estupideces. Lo único que no dada con chicos sexys y con un buen fajo de billetes en sus carteras.

He conocido chicos, me han gustado todos y jamás me he enamorado.
Cuando lo he hecho, todo me ha sido regresado a modo bumerán.
Eso me hace de madurar, recapacitar y ver las cosas desde otra espectativa.
Nadie se muere de amor, alguien habrá por ahí quién me quiera y sepa darme lo que tanto anhelo.
Mientras tanto, sigo siendo yo misma, mostrando mi belleza, nada de maquillaje, simplemente yo misma.

La pareja de besucones se levantan también y nos acompañan hasta el aparcamiento.
Desde la distancia se puede escuchar música y ver fuegos artificiales.
Todos nos quedamos mirando al cielo, abrazo a Daniel, le da miedo.

— No te preocupes cielo, ya todo ha pasado. Dame un besico y verás como tus miedos desaparecen. — Abrazo a Daniel dándole un beso de esos que suenan en sus mejillas empezando a bromear con él y con Pablo.

Acto seguido nos montamos en el auto y nos vamos hacia casa. Quiero saber de primera fila como le ha ido la cena a Dania.

De pronto el coche se para. Arranco varias veces y nada. El motor parece que está cansado.
Un auto para al lado del mío.

— Meri, ¿Te puedo ayudar? — Giovanni se baja mirando el auto.

— Sí, muy amable, es que el auto no quiere arrancar.

— A ver, déjame que lo revise. Abre el capó.  — Hago lo que me pide. Giovanni revisa el coche, le pone las pinzas por si fuera la batería, pero el maldito coche no quiere arrancar.

— ¿Aún tienes seguro del auto? — Me pregunta mirando los papeles del coche.

— Claro.   Habrá que llamar ala grúa.

— Ahora llamo. Mientras subir a mi auto, yo mismo les llevo a su casa.

— Giovanni me da mucha vergüenza. Llamaré a un taxi, no pasa nada.

— Vergüenza, ¿de qué? Estoy tratando de auxiliarte.

— Te lo agradezco. Pero me siento mal porque te he fastidiado la noche.

— Si es por eso no tienes porqué preocuparte. Tampoco iba a tener sexo con Yulia. Ella es mi amiga.

— No sé a qué le llamas tú amigas. Porque yo tengo amigos y no me meto con ellos en la cama. La amistad es una cosa y el derecho a roce es otra.

— ¿Y tú, quieres ser mi amiga?— La pregunta me pilla por sorpresa. Tanto que respondo lo primero que se me ocurre.

— Amigos sin derecho a roce.

— Yo si quiero tener más que roce contigo, me gustas mucho Meri. — Impactada abro los ojos sin poder creerme lo que acabo de escuchar.
Miro hacia Yulia, la cual no se está enterando de nada debido a que está jugando con el móvil.

Agradezco la interrupción de la grúa.
Giovanni se encarga de todo, yo solo de traducir.
Acto seguido, un taxi nos recoge y por fin nos vamos ha casa.

Los niños están agotados, se nota porque no han tardado ni cinco minutos en quedarse dormidos.
Yo hago algo de hora para esperar a Dania, quiero saber cómo le ha ido en la cita con Nahuel.
Enciendo la tele, no hay nada interesante por lo que decido apagarla y ponerme a leer un rato.
Miro en la estantería y me encuentro con un borrador de un libro.
Se trata de la última novela de Jared.
Comienzo a leerla, es preciosa la manera de escribir Jared y como describía con tanta delicadeza el romance. Sus palabras te hacen de pensar atrapandote para seguir leyendo. Sin duda, Jared tenía talento.
Un momento, un párrafo llama mi atención.
Jared describe al personaje muy arrepentido después de haberse alejado de su amada, arrepentido por haberla lastimado regresa después de algunos años convertido en otro en hombre y cuál seguirá buscando la manera de volver a conquistarla mediante versos escritos desde el anonimato.
Dejo aún lado el borrador pensando en lo que acabo de leer.
Miro una foto de Jared y Dania juntos.
De pronto una idea se me cruza por la mente algo descabellada.
¿Y si en verdad Jared hubiera desaparecido a propósito para regresar e intentar convencer a Dania que la ama y así ella lo perdone?
¡Ay, no! Esto no es un juego. No creo que Jared fuera capaz de hacer algo así.

Escucho la puerta cerrarse, de inmediato salgo para ver a Dania. Por su aspecto podría decir que no ha sido una noche maravillosa.

— Dania, ¿ha pasado algo malo para que vengas con esa cara de amargura?

— Pasar, pasar...no ha pasado nada. No puedo soportarlo más Meri. Intento ser fuerte, pensando en las cosas que voy dejando atrás, miedos, gente, recuerdos. Algunas cosas deben de ser así porque yo misma lo he decido y otras porque así lo quiso la vida. Y sin embargo, intento mirar más allá de todo, y al mirarme al espejo espero poder sentirme completa y segura de mí misma. Porque así es como debería ser, valorar todo el esfuerzo que pongo en mi día a día para poder superarme y dejar atrás aquellas nubes llenas de recuerdos los cuales hacen que me derrumbe.

— Escúchame Dania. La vida es un 10% de lo que nos ocurre, y un 90% de como reaccionemos a ello. Y no lo digo yo. Lo dijo Charles Swindoll.
Yo sí te digo que cuando algo malo te ocurra tienes tres opciones:
Dejar que los hechos ten marquen,  dejar que los problemas te destruyan o dejar que tú sabiduría y fortaleza te haga de ser mejor persona queriendo luchar por demostrarte a tí misma que puedes lograr todos tus objetivos.

— Meri...Nahuel me ha intentado besar y ni siquiera he podido recibir ese beso con cariño.
Qué hago Meri. Dime algo amiga porque yo en estos momentos veo mi mundo caer sobre mis pies. — Dania vuelve a llorar amargamente en mi hombro.

La he visto muchas veces así, desahogarse entre sollozos y levantarse para seguir luchando venciendo cada obstáculo que le pone la vida.
Sin embargo, el amor la está destruyendo lentamente.
Ya no es la misma, su sonrisa desapareció, el brillo en su mirada desvaneció, ya no luce hermosa.
Es como un fantasma vestido de traje de los domingos.
Dania ha tocado fondo, su llanto es cada vez mayor y mi desesperación por querer ayudarla disminuye al no saber qué hacer para sacarla del pozo en el que se ha ido ahogando por el sufrimiento.
Intento mostrarle mi solidaridad, quiero desesperadamente auxiliarla convenciéndola de que todo saldrá bien animándola para aliviar su lamento.

La acompaño hasta su habitación, me quedo con ella un rato hasta que se queda dormida.
En ese momento su móvil suena. Se trata de Nahuel.
Respondo a la llamada, por el tono de voz de Nahuel se nota que está preocupado. Tanto,  como que está metido en el coche aparcado enfrente de casa.

Salgo hacia la calle para poder hablar con él, espero que sea él quien me cuente qué ha ocurrido exactamente para que Dania venga en un mar de lágrimas.

Nahuel se apoya en su auto cruzando sus talones metiéndose las manos en los bolsillos empieza contándome lo sucedido en la cena.

— Meri, me preocupa Dania. Entiendo su empeño por querer encontrar al padre de sus hijos la está destruyendo. Quiero ayudarla, pero no sé como hacerlo.
En la cena iba todo perfectamente, estábamos hablando de nuestras vidas, de negocios hasta que...sin darme cuenta dejándome llevar por un impulso he querido besarla.
Su rechazo ha sido inmediato, causándome dolor. No sé si estoy actuando bien, si le estoy causando más sufrimiento. Me siento mal Meri por verla llorar y no saber cómo aliviar su dolor.

— El dolor que siente Dania se cerrará en el momento que sepa algo sobre Jared. Mientras tanto, no va levantar cabeza. Mi consejo es que la apoyes y no la presiones con pretendes enamorarla. Primero sé su amigo y después Dios dirá.

— Seguiré tú consejo aunque para mí pesar, suponga no poder tocarla, al menos deseo aliviar su dolor ofreciéndole mi amistad intentando reparar su corazón herido.

— Nada es fácil Nahuel. En ocasiones la vida no es justa para nadie. Mientras que unos pobrecitos como yo intentamos luchar diariamente por tener una vida mejor, otros derrochan dinero basándose en su poder.
Qué te voy ha contar, si he tenido que entrevistar algunas celebridades, políticos y hacer reportajes sobre los ciudadanos que buscan en otros países una vida que no les permiten tener en su propio país.
Lamentablemente, el mundo no estará nunca bien repartido.

— Opino cómo tú Meri. Yo conozco bastantes casos de familias que tienen algún pariente enfermo, y no les dan apoyo económico para un tratamiento. Deben de conformarse con lo que le ofrecen sufriendo al lado de sus parientes.

— Sé que tú fundación trata de eso. De ayudar a las familias que tienen algún pariente con alguna enfermedad rara o no pueden pagar una operación cuando sufren quemaduras de tercer grado.

— Esa es mi lucha diaria. Ayudar al más necesitado.

— Mañana es la entrevista, ¿Irás?

— Sí, allí estaré. Ahora debo marcharme, por favor Meri avísame si me necesitáis.

— Tranquilo yo te aviso de inmediato. Gracias por todo Nahuel. — Él asiente con la cabeza y se marcha.

Me quedo de pie mirando como desaparece pensando en mí amiga.
Admito como al principio juzgué mal a Nahuel, y ahora contra más lo trato mejor me cae.
Se ve que quiere a Dania, esta noche me lo ha demostrado. ¿Pero cómo se habrá enamorado de ella sabiendo lo que le ocurre?
Aquí hay gato encerrado y como me llamo Merinda Camparo pienso averiguarlo.
No sé qué voy a investigar, digo yo que alguna información sacaré del porqué la quiere aún sabiendo que ella ama ha otro hombre.
Quizás no sea celoso vete tú a saber.

Paso de nuevo a casa, voy directa a la habitación de los niños, duermen profundamente. Miro si está dormida Dania. Duerme como un tronco.
Bueno ya va llegando la hora que descanse yo un poco mañana me toca lidiar una batalla con armadura invisible para no revelar información que podría poner en peligro mi carrera.




Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro