Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo VII: Advertencia (Parte II)

Capítulo VII: Advertencia (Parte II)

Aquel incidente en el "Estadio Warren" no había sido más que la "Punta del Iceberg". Los casos de personas con esa extraña enfermedad seguían subiendo y las Salas de Urgencia en los hospitales se fueron llenando hasta no dar más. Era como si de una Pandemia se tratara, todos presentaban los mismos síntomas y no parecían remitirse ante ninguna de las enfermedades conocidas por los especialistas. Sumado a ello, había una histeria por las calles, donde algunos juraban haber visto a personas en un avanzado de descomposición, caminando de manera torpe y hasta incluso describió a dos que se estaban, literalmente y confirmándolo con sus propias palabras, de que se "estaban comiendo así mismas". Horroroso, sí, vomitivo y aberrante pero eso era lo que había dicho. Algunos en la Comisaría lo tomaron por loco, uno llegó hasta recetarle unas pastillas para la esquizofrenia, lo que llevó a que el testigo se fuera de allí, insultándolos, entre dientes, mientras que los otros no paraban de lanzar sonoras carcajadas.

No todos en el "R.P.D" pensaban lo mismo y para Kevin Ryman, aquel día era uno más en su trabajo. Tenían la denuncia de un robo producido en las proximidades del complejo gubernamental, en donde se encontraba la entrada con el "Reloj de Sol" con sus "Piedras Preciosas".

- Al parecer alguien, aprovechando la oscuridad y la calma, consiguió robarse unas de las citadas que conforman el círculo del "Reloj".- Leyó el castaño su reporte ante el Teniente Branagh.

- Hmmm, extraño de que nadie haya denunciado esto antes.- Sostuvo el moreno con dudas.

- Tal vez no lo veían con mucho interés pero, ojo, también puedo estar equivocado. Esas Piedras son muy valiosas.- Advirtió su amigo y el otro se puso de pie.

- Ya envíe a una patrulla para que investigue acerca de esto. Ahora vamos a...- Decía Marvin cuando, de repente, la puerta de la Sala Principal se abrió y todo quedó sumido en silencio.

Frente a ellos, con sus manos que parecían ejecutar una serie de movimientos espasmódicos, su piel en un estado grisáceo y con unas extrañas manchas en su cuerpo, unas pústulas y heridas rojas por la sangre coagulada, apareció un muchacho quien mantenía la cabeza gacha. Una de las policías se acercó para verlo pero al hacerlo, éste reaccionó de manera violenta, extendiendo sus manos hacia ella para atraparla pero ésta fue más rápida, pegando un salto hacia atrás. El Oficial Ford vio todo y corrió al lugar, desenfundando su arma, al igual que los otros allí reunidos.

- ¡Manos arriba o dispararemos!.- Lanzó su grito de que depusiera su actitud hostil. El extraño lanzó un gruñido lastimero al aire, uno que se perdió en la habitación y se puso a avanzar, torpemente, hacia ellos.- ¡ALTO! ¡SEÑOR, TIENE TRES SEGUNDOS O ABRIREMOS FUEGO!.- Exclamó y Marvin con Kevin llegaron a la escena, topándose con aquel sujeto, el cual seguía caminando.

- ¡SEÑOR, ES UNA ORDEN, DETÉNGASE!.- Añadió Aaron con su Pistola 48 Beretta en sus manos.- ¡¿Qué hacemos, David?!.- Preguntó al ver de que el enemigo no captaba sus palabras.

El Oficial sentía la garganta seca por la tensión, el sudor le perlaba la frente, sus labios también se encontraban en la misma situación. Pasó su lengua para humedecerlos y vio de que ya no habían más opciones. El enemigo iba hacia ellos.

- ¡DISPAREN! ¡AHORA! ¡TIREN A MATAR!.- Bramó Ford y con ello le tiraron con una impresionante lluvia de balas. Cada proyectil perforaba su carne, destrozaba los huesos pero el sujeto seguía caminando hasta que el citado consiguió darle un tiro en la cabeza, justo en medio de la frente y con ello, un "crac" que provino desde el interior, sus funciones dejaron de responder y el cuerpo se desplomó contra el suelo, en una sanguinolenta mancha roja-negra y viscosa.

Cuando terminó el tiroteo, muchos de los otros agentes y empleados del edificio vieron la escena, desde sus otras estaciones, incluso el Jefe Irons apareció, en la parte alta y miró desde allí la escena. Era espantoso, sumado de que parecía que emanaba un hedor a podrido, causando de que uno de los civiles que pasaba por allí vomitara ante la repugnancia que tenían consigo.

- Traigan al Forense y al Personal de Limpieza. Notifiquen a los familiares. Revísenlo.- Ordenó Kevin y comenzó con su labor, agachándose para ver si tenía documentos. Revisó la campera del caído.- Hmmmm.

- ¿Hallaste algo?.- Se acercó Rita para ver a su amigo.

- Sí, aquí está. Se llama, John F. Baker.- Respondió el castaño, tomando su credencial de identidad pero, en el fondo del abrigo, notó algo más, por lo que fue extendiendo su mano hasta que sacó un objeto brillante que cabía en la palma.- ¿Qué? ¿Cómo...?.- Se preguntó y en sus manos sostenía una de las Piedras Preciosas del "Reloj de Sol" que estaba desaparecida.

Había muchas preguntas acerca de por qué estaba aquel objeto de valor en los bolsillos del abatido. Kevin estaba por hacer una nueva interrogante cuando los teléfonos comenzaron a sonar, uno por uno, en las Oficinas, en donde los ciudadanos estaban llamando, alertando de la presencia de extraños que rondaban por sus casas y otros que intentaban entrar. Dos Oficiales trajeron consigo a alguien que no paraba de forcejear, a pesar de que tenía las manos esposadas y estaba por quebrar la cadena.

- ¡Ya, quédese, tranquilo!.- Bramó uno de los policías, mientras que lo intentaban sentar pero seguía oponiendo resistencia.

- ¿Qué le pasa?.- Se acercó Ryman.

- No lo sabemos. Nos llamaron a Peter y a mí para ir a una inspección en un domicilio y cuando llegamos encontramos a este loco...- La mujer hizo una pausa.- Estaba comiéndose el cuerpo del dueño. Era todo un baño de sangre. Imposible de describir.- Daba aquellos detalles escabrosos.- Lo detuvimos pero desde que salimos de allí, no para de moverse y hacer esos extraños movimientos.- Apuntó y, para sorpresa de ellos, el tipo tenía las mismas manchas y pústulas como las del que abatieron.

Los miembros de la "División Forense" se estaban llevando el cuerpo y el Personal de Limpieza quitaba las manchas de sangre. Los teléfonos no paraban de sonar y las operadoras trataban de calmar a los civiles asustados pero, en muchos casos, oían como estos suplicaban por piedad y luego las comunicaciones quedaban cortadas, oyéndose la estática.

- ¡Ok, todo el Mundo a sus puestos!.- Ordenó Kevin, dándose una palmada a sus manos y de ahí ponían rumbo hacia las calles.- Iré a ver qué ocurre. ¿Pueden con esto?.- Preguntó a Marvin.

- Tranquilo, todo estará bajo control pero, si esto sigue descontrolándose, tendremos que abrir refugios en la Comisaría y otros lugares. Ya el Jefe Irons nos ha dicho de que levantemos barricadas en los alrededores del edificio.

- ¿En serio? ¿Crees que esto se descontrole?.- Quiso saber el castaño pero su amigo moreno no podía darle una respuesta justa.

- ¡Oficial Ryman!.- Le llamó Elliot.-

- Ve con ellos, todo estará bien, ¿sí?.- Le sugirió Marvin y con ello se despidieron.

Mark miraba por la ventana de uno de los pisos, del "Hotel Apple Inn", el movimiento de patrullas y ambulancias, los cuales formaban una auténtica "caravana" en las calles. Un extraño sentimiento le fue invadiendo por dentro. El ulular de las sirenas le traía recuerdos a cuando él había combatido en Vietnam, sobre todo cuando en Enero de 1968 se produjo la "Ofensiva del Tet" por parte de las Fuerzas Armadas del Vietcong y las milicias Comunistas, en medio de los festejos por el "Año Nuevo Lunar", con los fuegos artificiales y la diversión que se respiraba por las calles, todo cambió rotundamente hasta convertirse en un campo de batalla.

- "Primero lo del "Estadio Warren", luego ese edificio y ahora toda la ciudad. Nunca creí que algo así fuera a pasar y más en suelo norteamericano. Es algo que no entiendo, ¿será acaso una especie de "secuela" de lo ocurrido en las Montañas Arklay?".- Pensaba aquel Veterano de Guerra, mientras que iba viendo las habitaciones vacías.- "Muchos huéspedes se han ido esta mañana y solo han quedado unos muy pocos. Bob no responde, espero que esté bien. La otra noche, en el "J's Bar", parecía como si estuviera aturdido, mareado".- En aquel momento, al abrir la puerta de otra habitación, el moreno notó de que todo estaba en calma hasta que, de golpe, otra de las citadas cedió por completo, haciendo volar sus restos por todas partes.

El sobresalto que se pegó pero, gracias a sus años de experiencia militar, éste reaccionó rápido y desenfundó su Pistola Beretta, apuntándole al atacante: Ésta era una mujer rubia pero con manchas de sangre en su ropa y lo más espantoso era que su cuello estaba cercenado. Había perdido mucha sangre pero se mantenía en pie.

- ¡Señorita, atrás, es una orden!.- Bramó el Guardia de Seguridad pero no hubo respuesta, solo su avance torpe y esos gruñidos.- ¡ATRÁS O DISPARO!.

La mujer seguía allí, caminando. Viendo de que su vida estaba en peligro, tiró del gatillo y un único tiro le dio en la cabeza, haciendo volar sangre y materia gris hacia una de las ventanas que daban hacia el patio Central. La oponente se desplomó, sin vida y con ello fue a revisar su cuarto.

Entró y allí notó que habían manchas de sangre por todas partes. Los muebles tirados y por el piso junto a un montón de papeles, así como también el cuerpo sin vida de un hombre, el cual estaba boca abajo y una extraña marca en su cuello.

- ¿Qué estará pasando?.- Quiso saber pero vio de que no era el momento, ya que alguien lo estaba llamando desde su radio portátil.-

- "Mark, Mark, ¿me recibes?".- Preguntó el Jefe del "Cuerpo de Seguridad".

- Te recibo, Oscar. Estoy en la Habitación 24. Tenemos a dos muertos aquí.- Le informó a éste.

- "¿Qué? ¿Cómo?. Espera, ya voy para allá. Mientras me dirijo hacia allí, evacua a los huéspedes. Esto se está saliendo de control. Hay disturbios y saqueos por las calles. La Policía está en camino y parece ser que llamarán al Ejército si esto empeora".- Le encargó esa misión.

- Recibido. Cambio y fuera.- Concluyó y se puso a sacar a los pocos huéspedes que estaban allí para conducirlos hacia la planta baja.

En el camino de la evacuación, Mark fue llamando a las puertas, una por una hasta que los huéspedes dejaran sus habitaciones para trasladarse hacia el punto asignado y así ser evacuados. Vio que la Policía había llegado y montó un "Puesto de Control" para aquellos que serían sacados fuera de la ciudad. Avanzó con cuidado, no sabía qué clase de horrores podía toparse, nuevamente, por esos pisos y le daba muy mala espina repetir ese mismo procedimiento con esa mujer a la que tuvo que matar.

- Mark.- Oyó la voz de un amigo suyo.

- Bill.- Le saludó.- Dime, ¿qué pasa?.

El hombre de cabello rubio respiró hondo y se secó el sudor de la frente. Estaba empapado por ese líquido y no paraba de venir más, debido, en parte, a su exceso de peso y luego al tema de la tensión que se vivía en el exterior.

- Esto es una mierda, amigo. Los saqueos y disturbios no paran, la Policía está hasta las manos y los hospitales siguen llenándose de heridos, gente que es atacada por extraños seres. He preguntado a distintos colegas nuestros y nada, todos dicen de que la "Corporación Umbrella" está investigando el asunto pero no han aportado casi nada, ni siquiera una teoría.- Sostuvo el pobre hombre, mientras que se quitaba su campera de Guardia de Seguridad para refrescarse.- Ufff, esto es demasiado para mí.

- Tranquilo.- Le habló el moreno.- Considera esto tu primera vez. Además, nos aportará experiencia para casos así en el Futuro. Quizás es algún levantamiento popular, algún grupo descontento.-

- Mientras no sean Comunistas. Esos dinosaurios deberían dejarse de joder. Ya cayó el "Muro de Berlín".- Bromeó Bill pero se le notó un serio al respecto.

- No, no creo que sean los Rojos.- Usó ese término militar para referirse a los que profesaban dicha idea política.- Yo creo que esto es un malestar general, tal vez para generar problemas. Vaya uno a saber pero nuestra prioridad es evacuar a la gente de aquí.

- Sí, tienes razón en ello, amigo.- Señaló Bill tras volverse a poner de pie.- ¿En qué Habitación dijiste que encontraste ese cuerpo?.

- La número 24.- Le dio un papelito con aquello grabado en su superficie.

- Gracias. Ya voy para allá. Susan y Earl deben de estar preguntándose por mí.- Le agradeció y partió para su destino.- Y Mark.

- Dime.- Se giró el Veterano de Guerra.

- Cuídate, ¿sí?.- Le dejó ese aviso, cosa que lo tomó por sorpresa pero tuvo que acceder a ello.

- Lo tendré. Descuida, en unos días todo regresará a la normalidad.- Prometió éste y continuó con su labor.

Una vez que Bill se alejó, el moreno continuó con su trabajo pero no podía mentirle. Había algo que no cuadraba en todo ese asunto y temía de que aquello fuera a empeorar. Se acercó hasta una de las ventanas que daban a las calles para ver cómo estaban las cosas: Lo que vio terminó por llevarlo al mes de Enero de 1968 en Vietnam, cuando las huestes Comunistas irrumpieron en Saigón y otras Ciudades de vital importancia, sobre todo la Capital Imperial, Hue, en la citada ofensiva militar que, a pesar de haber sido un fracaso para el enemigo, el rastro de destrucción y muerte fue más trágico para aquellos que combatieron y volvieron con traumas en su corazón y mente. Allí, en el exterior, notó columnas de humo que se alzaban por los Cielos, de distintos colores, del gris al negro, pequeñas o densas, que provenían desde los edificios, gritos, las sirenas que no paraban de ulular sobre las calles, disturbios, saqueos, negocios que eran atacados por grupos de malvivientes que solo pensaban en ellos. La Policía que empleaba la fuerza bruta para contenerlos pero era de poco tiempo, así como también los accidentes de auto, las patrullas que se detenían y empezaban a oírse disparos, gritos y llantos de desesperación cuando unas extrañas criaturas, eran humanas, pero con un raro comportamiento, atacaban a los civiles y los policías procedían a dispararles con sus armas de fuego.

Todos esos recuerdos lo llevaban al Pasado, a Vietnam. Miró su Pistola Beretta en la funda, su único medio para sobrevivir a ese Infierno, tal y como hizo allí, en el Sureste Asiático. No quería volver a experimentar ni recordar aquellos traumantes episodios de la guerra pero, al no haber otra opción, él se preparó. Mantuvo su arma y la munición en la pistolera y con ello se preparó para ir al exterior, una vez terminada su labor como Guardia Seguridad.

- "Equipo U.B.C.S informando, ¿cuál es su situación?".- Se oía la voz de uno de los miembros del "Ala Militar Privada" de "Umbrella", los cuales habían sido llamados y éstos eran los primeros en arribar.

- "Mando, presenciamos una gran actividad de civiles y policías en el Centro de la Ciudad".- Informó uno de los Comandantes, cuyo acento era de Rusia.

- "Recibo, "Grupo Alfa", mantengan la posición".- Le ordenó otro de los líderes.

Alyssa no podía creer lo que estaba viviendo en esos momentos. En las calles de la urbe presenciaba una atroz carnicería, donde, al parecer, los cuerpos de los caídos se levantaban y atacaban a los vivos. La muchacha estuvo por ser atrapada por uno de ellos pero, gracias a su Taiser que guardaba consigo, lo encendió y le dio un buen shock eléctrico a la criatura, la cual se desplomó, sin vida, contra el piso.

- ¡Salgan de aquí, es una zona peligrosa!.- Les exhortaba un policía cuando notaron que un camión con el logo de "Umbrella" se detenía y de ahí descendían una buena cantidad de hombres y mujeres armados, los cuales, liderados por un sujeto albino, ordenaba en abrir fuego contra los atacantes.

- Será mejor que se cubran los oídos, en especial para usted, agente.- Le sugirió con un tono que iba del ácido al burlón.- ¡Abran fuego, ahora!.- Ordenó y con ello vino la descarga de fusilería contra un nutrido grupo de criaturas, las cuales fueron alcanzadas y cayeron muertas contra el pavimento. El que debía ser su Comandante sonrió y caminó hasta una de ellas, mientras que Alyssa seguía filmando.

Aquel sujeto no era tonto, mientras que verificaba el cuerpo, le hizo una seña a uno de sus colegas para que apartaran a la rubia.

- ¡Oigan, ¿qué hacen?! ¡Soy periodista!.- Exclamaba ella y defendía a su camarógrafo.

- Esto es asunto privado de "Umbrella". Así que mantengan la distancia.- Le espetó el Comandante albino.- Si tiene alguna queja, preséntela en la Central. Ahora déjennos hacer nuestro trabajo.-

- ¡Le haré pagar por esto!.- Juró la rubia pero eso le daba risa.

- Suficiente, sáquenla de aquí e incineren los cuerpos. Estableceremos nuestro "Puesto de Mando" aquí, una vez asegurado el Centro.- Ordenó y Alyssa fue escoltada por dos hombres de "Umbrella", sin embargo, ella consiguió ocultar la cinta con todo lo grabado por su colega.

- ¡A la orden, Comandante Ginovaef!.- Respondieron sus subalternos y de ahí fue trayendo bidones de gasolina para cremar a los recién abatidos.

- No dejen ningún cuerpo sin quemar, no vamos a desperdiciar espacio en los Cementerios. También vayan asegurando esos lugares. Si ven de que algún muerto salió de su tumba, lo dinamitan por completo. No me importa lo que digan sus familiares.- Envío esas misivas, quedando algunos helados pero notaron la mirada fría de su Líder.- ¿Quedó claro o van a empezar con una pelea de novios?.- Preguntó, mirándolos por el rabillo del ojo.

- ¡No, Mi Comandante!.- Exclamaron los Soldados y éste se volteó.

- Bien. Muy bien. Ahora, a trabajar. Carlos, ponte en contacto con el Teniente Mikhail y que se reúna con nosotros en el "Sector 14".- Impartió esa orden a un muchacho proveniente de América del Sur, el cual asintió, silenciosamente.

Tras haber dejado a su amigo en la Enfermería para que lo trataran, Jim había sentido de que algo no estaba yendo del todo bien en la ciudad. Al terminar su turno, mucha violencia y caos por las calles. El ambiente que le rodeaba, esa sensación de incomodidad lo llevaba a que tomara su "Moneda de la Suerte" y la lanzara al aire, pidiendo una buena racha. Al caer y taparla con una de sus manos, éste se llevó una grata sorpresa, una que no esperaba.

La misma había dado al otro lado, "ceca", por lo que no era un buen augurio.

- No, no, no, por favor, Diosa Fortuna, no abandones a este buen samaritano.- Pidió y la volvió a lanzar. De nuevo el mismo resultado.- Ufff, ok, primero Rick y ahora la ciudad. Si esto es así, entonces voy a tener que alguien que se cuide la espalda hasta que se calmen las cosas. Solo evitaré cualquier tipo de problemas, altercados, pleitos y demás.- Sostuvo y se fue caminando de allí hasta que el hambre lo llevó ante las puertas del "J's Bar".- Hmmm, siendo franco, me gustaría comer algo, una hamburguesa con unas papas fritas me vendrían bien. Me lo merezco.- Dijo y entró al establecimiento.

Allí dentro no parecía estar pasando nada raro, la gente continuaba viniendo y tomando algo para matar el rato, así que se sentó en una mesa libre y sacó un crucigrama con un lápiz que llevaba consigo, poniéndose a resolver los casilleros hasta que llegara el pedido.

Pronto, el bar se fue quedando vacío hasta que quedaban él, un hombre de cabello negro, la camarera y el barman. Estaba disfrutando de su comida cuando, de golpe, la puerta se abrió y allí pudo ver a un hombre bastante sucio, harapiento, con los cabellos y la barba cubiertos por una extraña mezcla de líquidos y también su ropa toda desaliñada. El amigo de la chica rubia estaba tomando unos platos para llevarlos a lavar cuando notó la llegada de ese misterioso sujeto.

- Qué tipo más raro.- Murmuró y eso llegó hasta los oídos de Jim.

- Eh, amigo, todavía falta para Halloween. Pero buen disfraz.- Lanzó una bromita hacia ese tipo. El barman se fue acercando y quedó cara a cara con el recién llegado. Éste, de un modo repentino, se le tiró encima, lanzándole una dentellada contra el cuello, llevando a que volara la sangre. La camarera tomó un palo que había por allí y comenzó a golpear al atacante, separándolo de su amigo, quien, usando todas sus fuerzas, lo empujó a las calles.

- ¡LARGO DE AQUÍ!.- Exclamó y cayó contra el piso, herido y sangrando a más no poder. La chica fue en su auxilio.

- ¡Will, resiste, todo va a estar bien!.- Pedía la joven, quien intentaba curar sus heridas pero era en vano.- ¡¿Alguien de aquí es médico?!.-

El hombre de traje se levantó y corrió hasta ella, tomando un maletín consigo. Llegó y de ahí se arrodilló para examinar al paciente.

- Usted...- Lo reconoció Cindy.- Es el hombre de la parada.

- Así es: Doctor George Hamilton, un placer. Aunque me hubiera gustado de que no fuera en este caos.- Dijo con educación y pasó, inmediatamente a su deber.- Santo Dios, es...es terrible.

- ¿Qué tiene?.- Preguntó la rubia.

- Ese mordisco le ha dañado la vena yugular. Nada puedo hacer para esto. Una vez que es cercenada, la misma empieza a perder mucha sangre.- Contó el hombre.

- ¡Oigan!.- Señaló Jim, aterrado, viendo como otros sujetos aparecían golpeando las ventanas y la puerta del local.- ¡A la mierda, a la mierda!.- Gritó y de ahí corrió hasta unos muebles, los cuales empujó para formar una barricada, al igual que unos barriles que bloquearon la entrada.

- Cindy...- Oyó la voz de su amigo, quien estaba usando todas sus fuerzas.-

- Will, aquí estoy.- Le habló ella con un tono cálido y él le tomó de las manos.

- Debes irte, sal de aquí y vayan a un lugar seguro...Yo...Ya estoy muerto.- Le dejó ese mensaje para que sobreviviera.

- No digas eso, no te dejaré. Te vendrás con nosotros.- Pidió la joven, tomándolo con suavidad.- ¿Will? ¿Will?. Will, ¿me oyes?. ¡Will! ¡Will!.- Le llamaba pero éste ya había fallecido por sus heridas. Tanto George como Jim sintieron pena por ella, verla llorar sobre el cuerpo sin vida de su amigo y colega del trabajo era muy doloroso.

Su duelo quedó interrumpido cuando las criaturas volvieron a arremeter contra la puerta.

- No soportará mucho tiempo. Tenemos que irnos, ¿conoces algún punto de salida?.- Preguntó George a ella.- Cindy, mírame, sé que es duro perder a alguien de tu círculo social pero, por ahora, no es el momento, hay que salir de aquí, ya mismo. Así que te lo repito: ¿Conoces algún lugar donde podamos escapar?.

- Arriba, en la azotea, hay un pequeño punto de unión entre el bar y el edificio de apartamentos. Will siempre tuvo problemas con unos chicos de allí arriba.- Relató la rubia, secándose las lágrimas.

- Bien, guíanos hasta allí.- Pidió George.- Descuida, nos cubriremos las espaldas el uno con el otro.

- Sí, pero, no me usen de anzuelo, ¿de acuerdo?. Que eso ya lo vi en muchas películas donde el negro siempre se muere al final.- Pidió Jim, poniendo un poco de humor a la situación.

Los postigos y goznes de la puerta no resistían, a pesar de que se había levantado una barricada con muebles y unos barriles. Los zombies, tres de ellos, iban ejerciendo presión con sus golpes torpes pero letales. Cindy corrió hasta una de las extremidades de la barra de bebidas y tomó una llave, abriendo una puerta con ella, rumbo hacia la planta del edificio.

- ¡De prisa!.- Pidió la rubia y justo en ese momento la puerta cedió. Ésta voló hacia atrás, igual que en una explosión y los tres zombies intentaban entrar. Uno de ellos se recostó contra la barricada y empezó a impulsarse hacia el interior, consiguiendo que sus colegas le "copiaran" su movida. Ella vio al que había herido a su amigo pero al momento de ir hacia adentro, para las escaleras, notó un gruñido lastimero y allí estaba Will, sumándose, como uno más dentro de ese "Ejército de la Muerte".

- ¡Cindy!.- Le llamó George y consiguiendo sacarla de sus pensamientos, la muchacha corrió y cerró la puerta con llave.

- Esto nos dará tiempo. De prisa, tenemos que bloquear la entrada de la "Sala de Descanso", así podremos llegar hasta la azotea, no sin antes armarnos con lo que haya. Cualquier objeto, incluso si encontramos botellas, periódicos y un mechero podríamos armar unos buenos cócteles molotov.- Sugirió pero ambos hombres la notaban muy agitada, respiraba hondo y su pecho subía y bajaba como si hubiera corrido una maratón. George fue hasta ella y le tomó el pulso.

- Tranquila. Respira, ¿sí?, respira hondo.- Le animaba el médico, mientras que la pobre rompía en llanto al ver a su amigo reanimarse y con intenciones homicidas. Ya no era el Will que conocía, sino un monstruo sediento de sangre que solo pensaba en matar y aumentar el número de "Soldados" para las huestes de los No-Muertos.- Todo estará bien, solo mantén la calma. Sé que es un rudo golpe pero, como tú misma dijiste, debemos sobrevivir en este momento.

Ella asintió y se secó las lágrimas.

- Síganme, por aquí.- Pidió y de ahí empezaron a sentir los gruñidos de los zombies, quienes deambulaban por el bar.-

Fueron subiendo las escaleras, ésta tenía ventanas que daban a las calles y podían oírse gritos de personas que intentaban huir, aunque fuera en la distancia misma. Jim ladeó su cabeza, pensaba en sus amigos, ¿acaso estaría bien Rick y los demás? ¿Los habrían evacuado?. Un ligero golpe contra la puerta de abajo lo sacó de sus pensamientos, mientras que continuaban con el ascenso hasta la planta alta. Consiguieron llegar hasta su destino, un pequeño pasillo, al final de las escaleras y una entrada hacia la "Sala de Descanso". Los golpes comenzaba a sentirse en la puerta de abajo, pocos pero irían aumentando, igual que un ariete durante la Edad Media al llevarse a cabo un asedio.

Dentro de ese lugar, habían un par de botellas con aquel líquido inflamable y mientras que revisaban para ver si hallaban periódicos, Cindy se dirigió hacia la Oficina de Jack, el encargado del bar. Ella recordaba de que éste había recibido una Pistola 48 MM, por parte de Robert Kendo, el propietario de la armería homónima, ante los allanamientos de morada causados por los jóvenes del edificio de apartamentos.

- George, ¿no?.- Preguntó Jim al médico.

- Sí, ¿qué necesitas, Jim?.- Se acercó éste, viendo que había encontrado una remachadora y unas cuantas tablas de madera.

- Dame una mano, pienso cerrarles el paso a esos podridos.- Dijo y ambos pusieron manos a la obra.

- ¿En dónde está? ¿Dónde está esa arma?.- Quería saber Cindy, la cual estaba revisando cada palmo de la Oficina de Jack. Para su suerte, logró encontrarla, en uno de los cajones con unas pocas municiones.- Lo siento, Jefe, pero debo hacerlo.- Sostuvo, mientras que la llevaba consigo, sacando el seguro, por si acaso.

- ¡Perfecto!.- Exclamó Jim, viendo que era una buena resistencia ante el avance enemigo.- Je, debería dedicarme a la Carpintería, como hobby.- Alegó y se río de sí mismo.

- "Con una Pistola como ésta no nos bastará por mucho tiempo. Necesitamos defendernos con lo que haya aquí".- Analizó Cindy la situación y de ahí fue a la "Sala de las Taquillas (o Casilleros)", en donde sacó su pequeño estuche donde guardaba sus hierbas medicinales, además de tomar un pequeño libro de recetas. De ahí fue revisando el lugar, mientras que oía los gritos desgarradores, desde las ventanas que daban a las calles, de aquellos que intentaban huir y eran masacrados por esos monstruos que deambulaban.

No les dio importancia y de ahí encontró una tubería de acero y dos bates de baseball.

- Oiga, Doctor, ¿cómo va? ¿Encontró botellas con alcohol?.- Se acercó Jim a George, quien tenía unos periódicos consigo junto a un mechero que encontró sobre la mesa de café.

- No, pero con éstos.- Señaló a los periódicos.- Puedo fabricar unos buenos cócteles molotov. Solo nos quedan las botellas.- Enfatizó éste y de ahí vieron llegar a Cindy, la cual cerraba la puerta y veía que Jim había puesto unos muebles para reforzar las tablas de madera que bloqueaban el paso de los zombies, quienes aún no llegaban.

- Esto es lo que encontré en la Oficina de Jack, mi Jefe.- Mostró ella la Pistola.- Y esto será para defendernos, no es mucho pero...- Miró hacia abajo pero George le puso su mano en los hombros.

- Descuida, es un buen material. Esto nos permitirá abrirnos paso pero con la Pistola, tenla tú. Si encontramos a algún policía, puede que nos enseñe a disparar.- Alegó éste con calma.

- Sí, es verdad, pero lo primero será ver qué hacemos, una vez que salimos de aquí, hacia dónde dirigirnos. Yo tengo a mis amigos en el Subterráneo. Solo espero que hayan podido irse de allí.- Pidió Jim con respecto a algún plan con el cual contar.

- Había estado pensando de ir al "R.P.D", la Central de la Policía. Allí pueden estar llevando a los supervivientes.- Sugirió Cindy.- O el Hospital. Doctor, ¿es seguro?.-

Sin embargo, al hacer esa pregunta, el rostro de George se volvió sombrío.

- Me temo que, aún en mi posición como médico, evitaría ir allí: Tanto el "Hospital de Raccoon City" como los otros se vieron desbordados por la gran cantidad de personas con esta extraña enfermedad y hasta colapsaron las zonas de "Cuidados Intensivos", así que no podemos fiarnos de que lo sean. Yo evitaría a toda costa esos lugares y de ahí dirigirnos al "R.P.D".- Respaldó la idea de Cindy.

- Suena bien para mí. No quisiera ir de noche a uno de esos lugares. Me dan un poco de miedo.- Señaló Jim y se río.- Es broma, es broma. No se enoje, Doctor.- Dijo y le dio un pequeño codazo al peli negro, quien asintió en silencio pero tranquilo.

- De acuerdo, entonces nos vamos para el "R.P.D". Andando.- Pidió Cindy y tras abrir otra puerta, allí pudieron ver una escalera que los llevaría hacia el siguiente nivel del edificio.

- "¡EQUIPO 5 INFORMANDO: DISPAROS CERCA DEL "HOSPITAL DE RACCOON CITY"!.- Alertó un miembro del "U.B.C.S", mientras que se veían imágenes de las cámaras de Seguridad que daban hacia la puerta de entrada del edificio y en el cual salían esas criaturas, además de que los defensores les disparaban pero éstos venía en masa.-

- "¡GRUPO GAMMA, HAN DESTRUIDO NUESTRAS DEFENSAS CERCA DEL ZOOLÓGICO, NO PODEMOS CONTENERLOS! ¡POR TODAS PARTES...NECESITAMOS EXTRACCIÓN!".- Ordenaba uno de los Comandantes y las bajas no se hicieron esperar, convirtiéndose los desafortunados que no tuvieron tiempo a huir, en convertirse en la "cena" de esos monstruos.

La escalera terminó en la "Bodega de Vinos". Una vez dentro, Cindy cerró la puerta con llave y George colocó un par de barriles junto a otros objetos pesados para que no pudieran cruzar los enemigos. Allí podía verse, en el fondo, un montacargas y con la escalerilla levantada y una persiana metálica en el mismo estado. Además de que tomaron las botellas necesarias para formar las bombas molotov con el fin de abrirse camino.

- ¿Cuánto falta?.- Preguntó Jim.

- Nada, solo nos queda cruzar esa otra escalera y ya estaremos en la azotea. De ahí...- Le respondió Cindy pero, de golpe, la joven alzó la mano en el aire, pidiendo silencio.

Nadie dijo ni una palabra. A pesar de que sonaba muy lejano, con claridad pudieron descubrir de que los zombies ya estaban subiendo por la escalera que daba al bar y llegarían hasta la barricada con las tablas de madera y muebles.

- Salgamos de aquí. Ahora.- Ordenó George y tras tomar las botellas necesarias, subieron hacia la última planta.

Los recibió una noche templada, de Otoño pero con el Verano todavía resistiéndose a irse de allí. El aire era tranquilo y refrescante pero, desgraciadamente, lo que se estaba viviendo allí abajo era otra cosa. Cindy, George y Jim pudieron contemplar la destrucción que se abría camino por las calles de Raccoon. Columnas de humo y fuego, un olor entremezclado con los materiales inflamables y algo más repugnante: Carne humana quemada. Aquella "fragancia" penetraba por las fosas nasales, causando arcadas y ganas de vomitar pero tuvieron que contenerse. Fueron avanzando hasta dar con el enorme cartel de neón brillante que decía "J's Bar" y que hacía un ruido titilante, además de un camino que unía tanto ese lugar con el edificio de apartamentos en el otro lado.

- Miren, tiene un candado.- Apuntó George hacia ese lugar.

- Sí, Will me dijo que tuvo que soldarlo muy bien para evitar de que no se colaran unos chicos que viven allí, ya que armaban fiestas y solo dejaban destrucción.- Relató la rubia con un pesar por la pérdida de su amigo. Miró la Pistola que llevaba consigo, en uno de los bolsillos de su falda y la sacó. Sostuvo la misma entre sus manos y de ahí apuntó, tratando de que no temblara el pulso.

- Respira hondo y cierra los ojos. Así te será más fácil.- Le aconsejó George y tras asentir con la cabeza, ella siguió los "pasos a seguir" y tiró del gatillo. La bala dio en el blanco, el candado junto a la cadena cayeron contra el piso y de ahí cedió la valla metálica.

- ¡Sí!.- Exclamó la joven.

En el callejón, al frente del bar, una patrulla se había detenido y atrás estaban otras que formaban una especie de "Línea". Un Oficial de cabello rubio con su gorra de plato, camisa celeste, pantalones y zapatos, con un megáfono en mano, se dirigió hacia la gente.

- "Atención, ciudadanos de "Raccoon City": Debido a los disturbios, cerraremos esta zona dentro de unos minutos. Podemos preservar su seguridad al acudir a este "Punto de Control", de lo contrario no podremos hacerlo".- Dejó aquel mensaje y éste llegó hasta los que estaban en el edificio.

- Nos van a sacar. Andando.- Ordenó Cindy y tras subirse a la pasarela metálica, avanzaron por allí hasta alcanzar un pequeño borde que los separaba de los apartamentos.

La primera en saltar fue la camarera rubia, al ser más ligera. Tomó distancia y al pegar un salto, llegó sin ningún problema hasta la azotea de ese lugar citado. El siguiente fue Jim y luego vino George, el cual casi se resbalaba pero lograron sujetarlo a tiempo.

De ahí abrieron una puerta que los llevó al interior del edificio de apartamentos y con ello tomaron el ascensor. Su interior estaba repleto de cadáveres, los cuales no tardarían en levantarse.

- ¡Aquí!.- Señaló George el camino hacia la puerta y de ahí pudieron salir al exterior.

El "Hotel Apple Inn" había sido convertido en un sitio seguro para aquellos que quisieran refugiarse. La evacuación de los huéspedes había sido exitosa pero las calles era un verdadero campo de batalla. Mark iba con cuidado, verificando de que nadie intentara causarles problemas. De golpe, una serie de disparos provinieron desde la parte que daba al bar y éste corrió para auxiliarlos.

Llegó y notó como un grupo de policías abrían fuego contra esas criaturas, la gente huía, entre gritos y corridas, hacia la seguridad, algunos tropezaron, lastimándose el tobillo pero se movían igual. Uno de los agentes, un hombre joven y rubio, liquidaba a todo enemigo que caminara en su camino y con una precisión nunca antes visto.

- ¡Kevin, de prisa, que hay limpiar este callejón de esos malditos!.- Le ordenó el rubio.- Saca las escopetas y que comience la lluvia de balas.-

- ¡Enseguida, Raymond!.- Acató el muchacho la llamada del deber y fue hasta una de las patrullas, tomando las armas, sin ver de que alguien avanzaba hasta llegar a su espalda.

Un tiro resonó en el aire y cuando se volteó, una de esas criaturas, una mujer que debía tener unos 19 años, cayó con un agujero en medio de la cabeza. El policía notó a su "Salvador", siendo aquel enorme moreno calvo.

- Nunca le des la espalda a tu enemigo. Eso nos lo enseñaron en el campo de batalla.- Caminó aquel Guardia de Seguridad.

- Te debo una. Muchas grandote, grandote.- Le agradeció.

- Los vi y oí combatir contra esas cosas, ¿necesitan una mano?.- Preguntó tras acercarse.

- Toda la que podamos: Hay que asegurar los callejones. Ten.- Le hizo entrega de una escopeta.- Te servirá y lo mismo esto.- Finalizó y tras darle unos cartuchos, ambos fueron hacia la línea de tiro.

- ¡Oficial!.- Oyó Raymond Douglas la voz de Cindy, quien vino junto a George y Jim.

- Me asustaron. Pero es bueno saber de que están vivos.- Señaló con su tono serio, mientras que sacaba un nuevo cartucho de municiones para su Pistola Beretta.- Toda la ciudad es un campo de batalla.- Mientras que recargaba su arma, se dio la vuelta y apuntó hacia el Sur.- Necesitamos toda la ayuda posible para frenar esto. Empiecen con empujar el coche patrulla para formar una barricada con los otros, ¡rápido!. Yo los cubriré.

Los policías que cubrían la parte trasera se replegaron hacia donde estaban Raymond y los supervivientes. Armado con la escopeta que Kevin le trajo, el policía y los otros abrieron fuego contra una horda de zombies que marchaban hacia donde estaban, consiguiendo cerrar esa parte para que no cruzaran.

- ¡Ryman!.- Llamó el rubio al castaño.

- ¿Qué necesita, Suboficial Douglas?.- Se acercó éste para hablar con el citado.

- Nosotros sacaremos a todos los civiles de esta zona. Tú llévate a este grupo para el "R.P.D", sé que lo podrás hacer.- Le dejó ese recado y sin decir nada más, asintió, tomando el mando y de ahí preparaba su arma.

Sería una noche muy larga para ellos.

- ¡Mierda!.- Exclamó Yoko, quien se hallaba huyendo de la "Universidad de Raccoon City" al ver a sus compañeros de clase y maestros convertidos en esas criaturas sedientas de sangre. Armada con un hacha contra incendios, la joven se abría camino, teniendo que matar a los que anteriormente fueron Humanos, para poder sobrevivir. Con un feroz y certero golpe, enterró la punta del arma contra el rostro de su amigo, el cual se desplomó bajo una fuente de su propio líquido vital rojo, mientras que ella tenía lágrimas en sus ojos. Por donde ella avanzara, solo encontraba la misma situación, un "cuadro" donde se reflejaba la muerte y destrucción causada por esas criaturas.

Consiguió llegar hasta la salida y cerrar la puerta para que no pudieran escapar las criaturas, pero al hacerlo, no vio que alguien iba hacia ella, lista para atacar. En ese momento, cuando perecería sin darse cuenta, una navaja se enterró en la cabeza del atacante, el cual cayó contra el piso, sobresaltando a la muchacha.

- Je, parece ser que hoy nos volvemos encontrar y debo saltarte.- Dijo aquel plomero con tono sarcástico en su voz.

- ¿David?.- Preguntó la chica, intentando recuperar el aliento.

- No, soy un Ángel que vino a protegerte. Ah y también soy Arnold Schwarzenegger.- Bromeó, de forma ácida, mientras que recuperaba su navaja de bolsillo.

- "Qué tipo más frío. Pero bueno, no importa, ahora es mejor que sigamos juntos. Esto se está poniendo muy feo".- Pensó para sus adentros, mirando al plomero, quien le señalaba el camino.-

- ¿Tienes algún sitio al cual poder refugiarnos?.- Preguntó éste.

- No, pero necesito hacer una cosa antes: Debo ir hasta la imprenta del "Raccoon Today", es urgente.- Respondió y éste chasqueó la lengua.

- De acuerdo, Princesa, ven conmigo.- Sostuvo y tras lanzar ese comentario burdo, ambos comenzaron a dejar atrás la Universidad.

En las calles aledañas a la citada institución, podían apreciarse vehículos abandonados, chocados o volcados, incluso algunos se habían incendiado y despedían columnas de humo por los aires junto a un fuerte olor a gasolina, la cual estaba derramada, en algunas partes. Otros estaban estrellados contra las luminarias y postes de teléfono, hallándose partidos por la mitad y soltando chispas. David oteó el horizonte y más al fondo pudo divisar el Centro de la Ciudad en llamas.

- Dios y pensar que mi abuelo me contaba historias de cómo eran los bombardeos de la "Luftwaffe" contra Inglaterra por la noche pero esto lo supera en todo.- Lanzó un silbido, el cual se perdió en la zona y de ahí respiraba hondo.- Oye, Yoko, ¿no?.

- Sí.- Respondió ella a la pregunta por su nombre.

- Dime una cosa, ¿qué en la editorial del periódico?.- Deseó saber éste, mientras que continuaban caminando y se internaban en las calles que llevaban al Centro.

- Tengo un conocido que ha estado trabajando allí y estos días, con todo lo acontecido en los hospitales, dijo que tenía algo que pasarme a mí. Sin embargo, perdí el contacto con él. No sé si escapó o no, pero si me lo dejó en su Oficina, entonces debo ir a por él.- Le explicó aquello. El plomero guardo silencio, mientras que mantenía su navaja de bolsillo en las manos.- Oye, ahora es mi turno.

- Adelante.- Le concedió esa oportunidad de hacerle cualquier pregunta.

- ¿Por qué volviste a hacerlo?.- Lanzó su interrogante, llevando a que el otro alzara una ceja.

- No podía dejarte allí, además, tú fuiste de gran ayuda cuando testificaste a mi favor cuando maté a ese tipo que te quiso atacar.- Le hizo recordar aquello.- Ahora no es tiempo para preguntas sobre sentimientos. Ahora estamos inmersos en la "Ley de la Selva", solo más fuertes y aptos podrán sobrevivir.

Para ella, ese comentario la dejó un tanto insatisfecha pero, por el otro, las palabras del plomero eran ciertas acerca de que tenían que ir con mucho cuidado. Las calles ya no eran seguras y por donde pasaran, solo habían cuerpos sin vida, tanto de zombies, víctimas y aquellos que los combatieron. Muchos estaban con un tiro en la cabeza, aún sujetando sus armas, debiendo escoger entre suicidarse o convertirse en uno de ellos, por lo que la primera opción no estaba "mal vista". Su sangre empapaba paredes y el suelo, las aceras y las calles. Una triste escena en el cual las guerras, sean contra cualquiera, dejan ese tipo de "resultados".

- Espera.- Pidió David y fue hasta uno de los policías caídos. Allí inspeccionó el sitio y vio que aún sostenía su arma pero, al momento de revisar el cartucho, éste se hallaba vacío y con los casquillos por doquier.- Mierda. No tiene balas.

- Éste tampoco. Debieron de haber combatido hasta el final o eligieron suicidarse.- Añadió Yoko tras examinar a los caídos.- Hay muchos de esos infectados muertos por aquí. Debió de ser un combate sin igual.

- Puede ser. Lo que me llama la atención son los helicópteros de "Umbrella". ¿Acaso van a decir algo esos malditos?.- Miró el plomero hacia los Cielos, justo cuando pasaba uno de aquellos aparatos aéreos.

- Lo dudo mucho. Ellos deben de haber traído a esos Mercenarios para "limpiar" la Ciudad de cualquier rastro.- Teorizó la nipona.- Ven, sigamos, aquí estamos perdiendo el tiempo.- Pidió y reanudaron la marcha.

Nuevo capítulo y con ello se inicia la destrucción de Raccoon City. Poco a poco, las hordas de No-Muertos invaden sus calles, alimentándose de aquellos que no pudieron huir y engrosando las filas de los "Ejércitos de la Muerte". ¿Llegarán a encontrarse los supervivientes? ¿Qué otros horrores habrán de encontrarse?. Eso lo veremos en el próximo capítulo, amigos.

Mando saludos y agradecimientos para MontrealSoldier.

Cuídense, amigos y hasta la próxima.

Buen comienzo de semana, Camaradas.].

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro